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Migración
En pausa frente al Mediterráneo: cientos de personas migrantes esperan en un hotel de la Costa del Sol
El Morche es una pedanía de Torrox atravesada de este a oeste por una carretera que la conecta con otros pueblos. A lo largo de ella, sus apenas 2.500 habitantes han creado lo necesario para convertirse en uno más de los atractivos destinos de la Costa del Sol. El Morche es “un sitio tranquilo, muy familiar”, aseguran los morchericos. “Aquí, durante todo el año estamos solo nosotros y ya en verano viene la gente de vacaciones”. Esto ha sido así hasta diciembre de 2023, cuando empezó a recibir nuevos habitantes, 641 hasta la fecha.
En la carretera N-340 hacia Almería, el Hotel Urban Beach Torrox Costa, casi al límite del municipio, acordó con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (en concreto con la Secretaría de Estado de Migraciones) convertirse en un centro de acogida temporal de personas migrantes. “Con el aumento del flujo de llegadas a las Islas Canarias, a finales de octubre de 2023, la Secretaría declaró una situación de emergencia y se abrieron dispositivos extraordinarios en todo el país, entre ellos el hotel de Torrox”, explica Samuel Linares, coordinador provincial de la Cruz Roja, la organización que gestiona el centro de acogida en el que se ha convertido el hotel.
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El Morche es un municipio más de entre los que se han abierto otros centros: Andalucía es la comunidad que ofrecía más plazas de atención humanitaria en noviembre de 2023, 9.874 en total. El último caso que ha originado discordia es el posible centro en Churriana (Málaga), cuyos vecinos ya han mostrado rechazo a su apertura. Estos espacios se suman a los cuatro Centros de Acogida de Refugiados (CAR) y a los cuatro Centros de Recepción, Atención y Derivación (CREADE), que sirven para cubrir las necesidades básicas de las personas inmigrantes mientras se acogen al derecho de protección internacional y esperan la concesión del estado como refugiados o apátridas.
Destensar el sistema de recepción para garantizar el asilo
“La mayoría de estas personas viene a España desde Gambia y Senegal”, explica Samuel Linares. Llegan a través de la Ruta Canaria, el peligroso camino a través del océano Atlántico desde la costa occidental africana que ha aumentado el flujo exponencialmente a partir de 2021 debido al incremento de la violencia hacia las personas migrantes en el norte de África. Como si los más de 37.000 habitantes de Tudela (Navarra) cruzasen el océano en un año, así fue la Ruta Canaria en 2023.
Ya en España, las personas migrantes comienzan el proceso para recibir protección internacional. Primero, manifiestan la voluntad de ser receptores en la Policía y formalizan su solicitud a través de una entrevista en una segunda cita. Entonces, la Oficina de Asilo y Refugio estudia los casos y emite una respuesta que, en caso de ser negativa, puede ser recurrida con asistencia legal.
“Cuando llegué estaba muy cansado, no podía ponerme en pie después de estar días sin comer ni beber nada”
A través de la Ruta Canaria también emigraron Moussa Koulibaly, Youssef Sangare y Seifedine Elheri, procedentes de Mali y Marruecos, ahora alojados en el Urban Beach. “Cuando llegué estaba muy cansado, no podía ponerme en pie después de estar días sin comer ni beber nada. Aun así, estaba muy feliz. La Cruz Roja me rescató y me llevó al hospital. No sabía nada de lo que tenía que hacer, pero los voluntarios me informaron”, explica tímido Youssef.
Los tres fueron trasladados desde las Canarias hasta Málaga y desde allí hasta El Morche, donde esperan a que su caso sea estudiado. Aunque el centro se habilitó “en apenas 48 horas”, según Linares. Moussa confirma que en el hotel tienen todo lo que necesitan y que están muy agradecidos a la Cruz Roja: “Soy voluntario en el comedor del hotel. Así ayudo a la ONG en agradecimiento a todo lo que están haciendo por nosotros”.
Por el momento y hasta que no pasen seis meses desde la entrevista con la Policía, los solicitantes de asilo no pueden trabajar. Pese a que Cruz Roja intenta facilitar a las personas alojadas en el recurso oportunidades laborales, el tiempo transcurre a contrarreloj: la acumulación de solicitudes sin tramitar en la Policía aumenta la duración total del proceso, mientras que la ayuda de la organización solo cubre tres meses aproximadamente. “La gran mejora no debe estar en el sistema de emergencia, sino en el sistema de asilo, para que la gente pueda acceder a él más rápidamente a través del Ministerio de Interior”, explica Francisco Cansino, coordinador de CEAR Málaga.
A Moussa se le nota la preocupación en sus ojos veteados con el color del mar y de la tierra: “Necesito trabajar para ayudar a mi familia, que está en mi país. Aquí no tengo nada. En El Morche paseamos mucho por la playa, nos sentamos frente al mar en los bancos, hacemos deporte, jugamos al fútbol, estamos en el hotel... la vida es muy tranquila, pero no hay trabajo”.
Al contrario de lo sucedido en casos anteriores como el de Armilla (Granada), los morchericos no han intentado impedir la habilitación del hotel para acoger personas migrantes
Seis meses de convivencia tranquila
“Los centros de acogida temporal se instalan donde se puede, pero yo no lo hubiera ubicado aquí. El fenómeno migratorio también va acompañado de miedo y tensiones, y tiene que haber mucha paz social para que no sea fácilmente reprochable”, valora el responsable de la Cruz Roja en relación a las declaraciones racistas de un miembro del Ayuntamiento de Torrox hacia la llegada de inmigrantes. Para el coordinador de CEAR, la migración conlleva “un trabajo bidireccional, por parte del que viene y por nuestra parte, para que cada uno pueda vivir como desee, siempre que se respeten los derechos humanos, la igualdad y solidaridad”.
Sin embargo, los vecinos de El Morche están habituados a la llegada de inmigrantes y la convivencia con otras nacionalidades, al ser Torrox el municipio donde se concentra la segunda mayor comunidad de alemanes de España. El alcalde, Óscar Medina, asegura que allí conviven “más de 150 nacionalidades” y que los habitantes de El Morche “los han acogido muy bien, ya que están acostumbrados y son gente muy integradora”. Al contrario de lo sucedido en casos anteriores como el de Armilla (Granada), los morchericos no han intentado impedir la habilitación del hotel.
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“Con nosotras la relación es muy buena. Nos entendemos por señas o entre ellos hacen de traductores los unos a los otros. Se ayudan mucho”, explica Inmaculada Ruiz, dueña de un pequeño supermercado del municipio. Sofía Cid, propietaria del Estanco Sofi, recuerda que la reacción de los vecinos fue dispar. “A algunos no les importó, pero otros estaban preocupados y me decían que había que tener cuidado. Yo les decía que cuidado hay que tener siempre, con los blancos y con los negros”. “Cuando el miedo y las barreras se reducen, todo es más sencillo. Son chavales que huyen como lo haríamos cualquiera de nosotros y creo que se han ganado el cariño de los vecinos. En El Morche tenemos una buenísima práctica”, valora Linares.
Aunque la acogida y la convivencia sea pacífica y tranquila entre los nuevos vecinos y los antiguos, no se puede decir que en la localidad haya integración. El Ayuntamiento de Torrox confirma que no disponen de ningún dispositivo para cumplir con esta necesidad, más allá de la coordinación con la Guardia Civil en caso de que ocurra algún problema.
Causa de los anhelos de Moussa, la falta de empleo es el mayor inconveniente que han percibido los morchericos en sus nuevos vecinos. Desde Cruz Roja aseguran que esto sería posible con la colaboración vecinal, pues ya ocurrió en Almáchar (Málaga), cuando en 2021 se abrió un centro para acoger a los refugiados ucranianos “que está dando muy buenos resultados”. “Gracias a la solidaridad de los vecinos y al Ayuntamiento, estamos trabajando todo el proceso inclusivo y muchos han encontrado trabajo en el propio municipio”, explica el coordinador provincial.
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Necesidad económica frente a ayuda humanitaria
Según la alcaldía de Torrox, el municipio multiplica por cuatro su población en verano, por lo que insiste en la necesidad de tener disponibles todas las plazas hoteleras. Proponen “de manera constructiva” que “en los meses de verano se trasladen a lugares de la España vaciada o que se queda vacía en los meses de verano. Es más efectivo”. Los locales consideran que el cierre del hotel al turismo no supondrá un problema en el verano. “Los clientes que tengo en esa fecha son propietarios que tienen sus propios pisos o casas. Los inmigrantes no afectan al turismo porque ellos estén en el hotel”, valora José Villena, dueño del Supermercado José. En cualquier caso, la decisión corre a cargo de la Secretaría de Estado de Migraciones.
La situación de emergencia migratoria está declarada hasta julio, según Cruz Roja, pero puede variar dada la naturaleza de la migración. “Cuando termine la emergencia, abandonaremos el dispositivo”, explica Linares. Ya ocurrió en la última quincena de agosto 2023, cuando el Urban Beach cerró debido a la bajada del flujo migratorio en Canarias.
Moussa, Seifedine y Youssef saben que su paso por El Morche es temporal. La falta de una red de apoyo y oportunidades laborales impera en el deseo de marcharse frente a la comodidad de la pedanía. “El Morche es muy bonito, pero no quiero quedarme aquí porque no hay trabajo. Tengo amigos en Málaga y quiero ir allí cuando pueda. Quiero ser peluquero, tengo el diploma”, confiesa ilusionado y con una sonrisa Seifedine Elheri. Mientras el Estado resuelve su caso personal, la maquinilla y afeitadora de Elheri son sustituidas por largos paseos, partidos de fútbol y charlas en la puerta de un hotel malagueño en el que el sueño de una vida próspera y segura de 641 personas permanece dormido, “muy tranquilo”.