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Palestina
La persecución contra colectivos que denuncian el genocidio llega a la Audiencia Nacional
Ayer a las 10 de la mañana dos personas eran llamadas a declarar por el genocidio en Gaza. Pero no era por perpetrarlo o permitirlo, si no por denunciarlo, las activistas Jaldía Abubakra y Miriam Ojeda, integrantes del colectivo Samidou, tenían cita ante la Audiencia Nacional en el marco de una denuncia del partido de ultraderecha Vox, que las acusa de enaltecimiento del terrorismo. Llegaban arropadas por la Comunidad Palestina de Madrid, algunos diputados de izquierda o Amnistía Internacional.
🇵🇸 Todo nuestro apoyo y solidaridad a las compañeras Miriam y Jaldía, activistas propalestinas encausadas por luchar contra la colonización, el genocidio y terrorismo israelí.
— 🔻 Defendemos Palestina. Plataforma Antirrepresiva (@antirrepre_pal) October 29, 2024
Seguiremos luchando por los derechos inalienables del pueblo palestino ✊🏾#FreePalestine pic.twitter.com/ZdIUvI1Dv6
Esta última organización alertaba en un comunicado publicado ayer a propósito de la investigación abierta contra las dos activistas que “en los últimos meses, se han producido alarmantes intentos de autoridades de toda Europa de silenciar a quienes denuncian el asesinato por Israel de decenas de miles de personas palestinas en Gaza, se atreven a criticar los crímenes y violaciones de derechos que cometen las fuerzas israelíes o ponen de relieve el riesgo de genocidio”. En el mismo texto, la organización internacional defendía que “ninguna de las declaraciones por las que son investigadas estas dos activistas pueden considerase incitación al odio o incitación directa a la violencia”, comunicando su preocupación por el amplio uso de tipo “enaltecimiento del terrorismo” en el Código Penal español.
La propia Abubkra, afirmaba el lunes en conversación con El Salto, antes de su declaración, estar tranquila con respecto a la querella: “No creo que pueda progresar”, explicaba telefónicamente. Para esta activista, que forma parte de Red de solidaridad con los presos palestinos (Samidoun), pero también del movimiento de mujeres Al Karama, y es impulsora del Movimiento Ruta Revolucionaria Alternativa Masar Badil, el objetivo real de este tipo de querellas es “desviar la atención de lo que está ocurriendo e intentar centrarnos a nosotras en nuestra defensa”, sin embargo, lejos de eso, reitera su intención de seguir denunciando los crímenes israelíes contra al pueblo palestino. Además no están solas, recordaba, y mencionaba a la “gente de nuestro colectivo, de la solidaridad, que nos acompaña, nos acuerpa y nos apoya”.
Fue hace meses cuando Vox presentó una querella que señalaba a las activistas que, junto al cirujano palestino Ghassan Abu Sitta —médico que ha sufrido persecución en países como Alemania por denunciar las atrocidades presenciadas en primera persona en los atacados hospitales de Gaza—participaron en un acto el pasado 3 de junio. Bajo el nombre “Defensa de Palestina y criminalización en Europa”, el evento era organizado por Podemos en el Congreso de los Diputados.
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Como recuerdan desde el propio Samidoun, el tipo de “enaltecimiento del terrorismo” compromete en muchos casos la libertad de expresión, y su uso tiene antecedentes escandalosos, como la encarcelación de los titiriteros en 2016. Pero la persecución de este colectivo internacional palestino trasciende el marco español, y es una constante en Occidente: de hecho, en un comunicado publicado el pasado domingo, la organización encuadra esta querella en la “escalada del clima represivo” contra las entidades palestinas, que afecta al colectivo internacionalmente: Hace solo dos semanas, Canadá y Estados Unidos declararon a Samidoun como organización terrorista, prohibiéndola. Seguían el ejemplo de Alemania, que prohibió la organización el año pasado. La persecución de Samidoun precede al último episodio del genocidio. En 2022, el Ministerio de Interior francés intentaba ilegalizar al colectivo de solidaridad Palestine Vaincra.
Para Abubakra, el hecho de que una querella así se dé en España es alarmante: “la situación en España no es la misma que en Alemania, Francia o Estados Unidos, pero por eso precisamente hay que parar, hay que seguir defendiendo la libertad de expresión, para que no lleguemos a este punto”, la activista teme la normalización internacional de estas políticas represivas. “Eso es un peligro no para nosotras, sino para todo el mundo, para toda la solidaridad y todo el activismo y todas las personas que están en la defensa de los derechos humanos”.
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“Está es la táctica del lobby sionista, intentar silenciar nuestra voz”, explica Abubakra a El Salto. “Nuestro discurso y nuestro relato, el relato del pueblo palestino a través de nosotras, está llegando a mucha gente y eso les molesta, por eso nos intentan callar”, sintetiza la activista. En el comunicado, Samidoun denuncia la alianza entre Israel y la derecha y extrema derecha occidental en el acoso de colectivos que denuncian el genocidio a través de la “intimidación”, la “censura” y la “burorrepresión”. “Es inaudito que la defensa del pueblo palestino te lleve a los tribunales mientras ciertos políticos y periodistas de este país banalizan y jalean el genocidio”, comentaba Jaldía Abubkra ante la cita a declarar.
Como el desafío es internacional, la respuesta también lo es: Abubakra recuerda que en el caso de Canadá se han coordinado para interpelar masivamente al ejecutivo canadiense y pedirle que rinda cuentas sobre su decisión. El diálogo entre los distintas organizaciones palestinas en la diáspora contó con un espacio importante a principios de octubre en Madrid, donde el movimiento Masar Badil celebró sus jornadas anuales. “Hubo una jornada donde hemos hablado del tema de la represión, que enfrentamos en todas partes para llevar una estrategia común entre toda la gente del movimiento”. Ya la celebración de las propias jornadas suscitó acusaciones contra la organización. Sin embargo, considera la activista, fue un éxito. “No vamos a dejar que nos intimiden, que es lo que pretenden, intimidar a las activistas: a nosotras mismas y a la gente que nos apoya”.
Activistas acusadas y un pistolero impune
Mientras que las activistas deben declarar por enaltecimiento del terrorismo en los mismos tiempos en los que se está perpetrando un genocidio, el hombre que sacó un arma de fuego frente a manifestantes pacíficos en la Universidad Complutense de Madrid no tendrá que declarar. El juez instructor de este caso hacía pública su decisión de archivarlo el pasado 25 de octubre. Para ello se valía de argumentaciones que los colectivos que estaban aquel día no acaban de entender. Y es que ni la confirmación policial de que el hombre portaba una pistola, ni la identificación de este ciudadano israelí que amenazó a estudiantes y activistas, ni la existencia de un vídeo mostrando el momento han sido suficiente para que el juez viera indicios de delito, lo que ha llevado al sobreseimiento temporal del caso.
El incidente sucedía antes del genocidio comenzado tras el 7 de octubre de 2023, el 8 de febrero del mismo año, que ya marcaba un récord en cuanto a los palestinos asesinados desde 2013, según recordaban los colectivos querellantes en un comunicado. La protesta, que se desarrolló en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid como respuesta a la participación de la embajadora israelí Rodica Radian Gordon, en unas conferencias convocada por la propia universidad, llegaba hasta las puertas del salón de actos donde se celebraba el encuentro cuando se topó con un hombre armado mostrando su pistola ante estudiantes y activistas y señalándoles. Si bien el vídeo en el que se difunde el momento en el que el hombre saca su arma se hizo viral, nadie intentó detener al hombre, quien finalmente sería identificado como parte del personal de seguridad de la embajada israelí, contando con pasaporte diplomático.
Quienes sí fueron detenidas y procesadas fueron dos de las activistas que participaron en las protestas, 36 personas fueron también multadas, en un contexto de activa represión contra quienes denunciaban la presencia en una institución pública de la embajadora de un estado que vulnera lo derechos humanos del pueblo palestino. Desde los colectivos que apoyan a las querellantes se ha comunicado que el pasado viernes el juez les informó de que la causa del sobreseimiento sería que “la perpetración del delito”, no habría aparecido “debidamente justificada”. Las activistas consideran que el sobreseimiento contribuye a la impunidad del estado de Israel, también fuera de sus fronteras, y anunciaron ya el viernes que recurrirían la sentencia.
“Es muy fuerte también la excusa que da el juzgado, que dice que quien empuñaba la pistola no tenía ánimo o intención de intimidar”, Abubkra se escandaliza una vez más por la facilidad de imponerse del sionismo: “pueden hacer lo que quieran, donde quieran y sin embargo cualquiera que hable, que critique su política, sus crímenes, es acusado”.
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Silenciamiento en las redes
Organizaciones como Samidoun no solo se han tenido que enfrentar a esta persecución, sino que ha visto atacada su posibilidad de difundir información sobre la situación en Gaza en particular y Palestina en general, a través del cierre de sus cuentas en las redes sociales, desde las canadienses, hasta aquellas en Euskal Herria. “Intentan impedir que hagamos lo que venimos haciendo desde hace mucho tiempo, que es seguir defendiendo la lucha del pueblo palestino, seguir haciendo llegar su voz”. No se trata de la única cuenta palestina prohibida, cuentas como Eyes on Palestina o Palestina Hoy están entre los perfiles que visibilizan el genocidio, que se han sido cerrados en varias ocasiones, o que enfrentan dificultades para sumar seguidores (es el caso de la segunda cuenta, a la que X no permitíaseguir, tras haber cerrado durante un tiempo el perfil).