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Partidos políticos
El Gobierno de coalición, ante la misión (casi) imposible de sacar los presupuestos
Cuenta la crónica parlamentaria de la época que en el otoño de 2022, que cuando Ione Belarra mantenía un fuerte pulso con Félix Bolaños para alcanzar un acuerdo por los presupuestos 2023, los que aún están activos, el dilema principal giraba en torno a la ley de Vivienda. Y de repente, todo se desatascó.
La por entonces ministra y negociadora por Unidas Podemos tenía enfrente a una de las personas de mayor confianza de Pedro Sánchez. En la mesa había un escollo imposible de sortear: el Partido Socialista nunca iba a aceptar la regulación de los precios de los alquileres. Tras una llamada con el presidente del Gobierno, a los 30 minutos, Bolaños estaba redactando con Belarra el acuerdo entre los socios para llevarlo luego al trámite parlamentario. Con el proyecto de ley de Vivienda incluido, claro.
El Sánchez del PSOE ya es un viejo conocido para muchos y por eso, y por muchas otras cosas más, obtener presupuestos nuevos para 2025 será una odisea
Lo que sucedió es que la líder de la formación morada advertía a Bolaños que UP no iba a aceptar aprobar unos nuevos presupuestos si no se cumplía con la promesa electoral de una regulación sobre vivienda. “Es que ante la negativa, Sánchez prefirió en ese momento tener PGE. Por eso quien le da tiempo al PSOE y acepta su marco, es porque no tuvo que convivir con ellos en un Consejo de Ministros”, reflexiona una fuente del alto secretariado de Podemos.
Lo saben también Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. Del rechazo a los indultos, a aprobarlos. De negarse a la amnistía, a defenderla hasta las últimas consecuencias. De vetar las lenguas cooficiales en la Cámara, a permitirlo. Todo, hijo de un parto doloroso y extenuante llamado negociación. El Sánchez del PSOE ya es un viejo conocido para muchos y por eso, y por muchas otras cosas más, obtener presupuestos nuevos para 2025 será una odisea.
València
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Marcha y contramarcha
La coyuntura no es la más fácil. Los equilibrios políticos que hacen falta para aprobar leyes importantes, especialmente de calado económico, son muy complejos. Se añade a la dificultad el difícil momento que la izquierda española atraviesa por las denuncias conocidas contra el exdiputado Íñigo Errejón, una de las caras más visibles hasta ahora de la mayoría de investidura.
Este escándalo, que crecía en bucle cada día, se ha visto nublado ante la enorme tragedia humanitaria que representa la DANA que ha devastado València. Pero nada parece indicar que en los próximos días, cuando las inundaciones y temporal cedan, no reflote. Sea como fuere, el grupo plurinacional Sumar no pasa por su mejor momento ni de lejos.
El pasado miércoles por la tarde hubo una sorpresa: el PSOE (y más precisamente la ministra de Hacienda, María Jesús Montero) alcanzó un acuerdo con Junts y con el PNV sobre los impuestos especiales a las compañías energética y los bancos. Según filtró Ferraz, el partido de Puigdemont pidió excluir a las primeras y aceptó el gravamen a los segundos. El PNV ha dicho luego que no coincidía con esto pero que la propuesta que se le hizo llegar ya beneficiaba a las energéticas.
Fiscalidad
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Además, y sugestivamente en un día en el que todo el foco mediático y de la conversación pública estaba puesto en el desastre en València, el Gobierno aceptó “concertar”, eufemismo para decir que esos impuestos serán considerados de las Haciendas forales de Euskadi y Navarra, los impuestos y anunció que aprobaría otros para cubrir el agujero fiscal que quedaría por el nuevo regalo a las energéticas (el parche sería un disparo al bolsillo de la clase media y baja, ya que se subirán los impuestos al tabaco, y a hidrocarburos), además de gravar más las rentas del capital en el IRPF.
Sumar, todavía noqueado por los sucesos de la semana pasada, ha expresado su malestar por esto, por contenido y formas. Una alta fuente del grupo ha dicho a El Salto que esto fue acordado “a espaldas” de ellos, que se enteraron “por la prensa” y que esto pone otra piedra en el camino a los PGE.
Fuentes del bloque de investidura señalan que las conversaciones por los presupuestos van encarriladas y que, salvo por lo ocurrido este miércoles, se está respetando el acuerdo PSOE-Sumar
“Esto fue una jugada importante del PSOE con un rollo bastante perverso. Estamos hablando de muchos miles de millones de euros, y si bien no son los presupuestos, es la entrada al debate. Toda la negociación está en un mismo paquete. Si era optimista hace unos días, ahora lo soy un poco menos”, ha expresado un influyente diputado.
El estilo que imprime Sánchez a la negociación con sus socios sigue intacto, pase lo que pase: cuando el portavoz de economía de Sumar, Carlos Martín Urriza, llamó por teléfono a algunos colegas diputados socialistas para reclamar por el acuerdo con la derecha vasca y catalana, los legisladores del PSOE le respondieron que se había también enterado de todo por los medios. Moncloa cuando quiere sabe moverse con sigilo.
Desde Sumar han asegurado a El Salto que todavía no saben cómo reaccionarán en el hemiciclo frente a esto. Sus votos son imprescindibles, salvo que el PP quiera hacer un aporte a las grandes corporaciones energéticas. La semana que viene no habrá pleno y por ahora resta analizar los números con frialdad. Es improbable que ERC y EH Bildu no pidan algo contundente a cambio de aprobar una medida de este tipo.
Fuentes del bloque de investidura señalan que las conversaciones por los presupuestos van encarriladas y que, salvo por lo ocurrido este miércoles, se está respetando el acuerdo PSOE-Sumar. Habían acordado que primero se pactaría un documento y en base a él se iría a buscar los apoyos de los otros grupos. Pero negociaciones informales las hay.
Podemos encarece el apoyo a los presupuestos
La situación de Sumar es delicada también porque Podemos ha decidido encarecer mucho sus apoyos. “Vamos a saco, por eso hicimos la consulta, para que lo entiendan”, dicen en la cúpula morada. Fuentes del partido han respondido que todavía no ha habido “ninguna” llamada del Gobierno para negociar los PGE, y que cuando llamen están abiertos a conversar pero las condiciones son las que son: romper relaciones con Israel y bajar por ley 40% los alquileres, según lo consultado a los militantes.
Presupuestos Generales del Estado
Presupuestos 2025 Romper con Israel y bajar el alquiler el 40%: las condiciones de Podemos para apoyar los presupuestos
Desde Hacienda opinan que Podemos se equivoca. “Meter lo de Israel en esto no tiene nada que ver y lo de los alquileres no puede ser, no es constitucional”, dicen desde el equipo de Montero. En Sumar lamentan que los morados tengan un “planteamiento infantil maximalista” y creen que, en cierta forma, varios dirigentes de Podemos desean que gobierne la derecha. También a su entender creen que los morados carecen de asesores económicos de fuste, desde la pérdida de Nacho Álvarez de sus filas.
Que Podemos quiere recuperar iniciativa y discurso no cabe duda. Que lo tiene que hacer a costa de señalar las carencias o déficits que según ellos tiene Sumar y el PSOE, tiene lógica. Los morados dicen que ya no son Gobierno y disfrutan eso: “Quien tiene que currarse los presupuestos no somos nosotros”, apuntan.
La aritmética parlamentaria indica lo siguiente: sin Podemos puede haber cuentas generales del Estado. Si todos los diputados de la Cámara, (incluyendo a Junts y al solista Ábalos) votan a favor, hay mayoría por la mínima (175), incluso teniendo en contra los votos de PP, Vox, UPN y Podemos. Pero nadie podría abstenerse. Recuerdos de hemeroteca: lo mismo ocurrió con los presupuestos votados en 2017, los de Montoro. En aquel entonces, Rajoy logró solo 175 apoyos. Las cuentas indican que Junts no podría abstenerse, por lo que el camino más fácil quizás para Sánchez sea tocar la puerta de Waterloo.
El apoyo soberanista
Sánchez está obligado a llegar a un acuerdo con ERC y Junts. Con los primeros lo venía teniendo más fácil pero el talante cooperativo tendría los días contados. Todo parece indicar que del congreso partidario que tendrán en un mes, la vertiente que saldrá fortalecida para liderar a Esquerra busca mayor confrontación con el PSOE.
De hecho, fuentes de ERC han confirmado a El Salto que el Gobierno ha llamado a los diputados para negociar los presupuestos. “Le hemos dicho gentilmente que no, que hasta diciembre nada y luego veremos. Las prioridades pueden cambiar con la nueva dirección”, comentaba una fuente influyente en la relación del partido con Madrid.
Básicamente, ERC ahora espera que las bases voten a las cuatro listas (aunque muchos creen que acabarán siendo solamente tres) para redefinir el rumbo estratégico. Si ninguna logra la mitad mas uno de los votos, hay una segunda vuelta dos semanas después, que se gana por mayoría simple. Las dos listas con más posibilidades son la del sector de Marta Rovira, que apoya la diputada y exconsellera Teresa Jordà, bajo el nombre de Nova Esquerra Nacional; y la otra es del sector de Oriol Junqueras, más colaboracionista con los socialistas, llamada Militancia Decidim. No quedan dudas de quién prefiere Sánchez que gane.
Por parte de Junts, su congreso realizado el fin de semana pasado muestra ambivalencias. Puigdemont ha hecho un llamado a recobrar la “centralidad” (que no es el centro) y ha apoyado a Pilar Calvo para presidenta del Consell Nacional, considerada por varios colegas españoles como “dialogante, razonable y abierta”, en contrapunto con el estilo de Míriam Nogueras.
Las primeras declaraciones al día siguiente del acuerdo por la banca y las energéticas por parte de Junts es que lo pactado no tiene que ver con los presupuestos. “Vamos carpeta a carpeta”, ha dicho Nogueras desde Barcelona.
Fuentes de Junts han confirmado a El Salto que las negociaciones por los PGE están teniendo lugar, aunque desde el espacio posconvergent quieren guardar máxima discreción. “Siempre hemos estado dispuestos, y todo lo que se pueda negociar es mejor. Pero estos partidos mayoritarios que han hecho toda la vida lo que quieren no se acostumbran a este multipardismo que existe ahora y que les obliga a negociar”, reflexiona un legislador del grupo.
La idea que barrunta en el sector más alineado con Puigdemont, como publicó El Salto hace un mes y medio, es ir a por Sánchez en aproximadamente un año y tener una alianza táctica con el PP y Vox con ese fin. No es una decisión, sino una idea, que filtran también para quizás cotizar al alza sus votos.
En Ferraz, liderados por un obsesivo de la dinámica baloncesto y que no se rinde nunca, saben que para el 2025 todavía falta mucho y que deben ir paso a paso: Junts puede votar los PGE a fines de enero (fecha estimada en Moncloa y el grupo parlamentario, según dijeron a El Salto recientemente) y meses después intentar derrocar a Sánchez. No son pasos antagónicos. La misión casi imposible es lo inmediato.