Reino Unido
Jeremy Corbyn: “Soy muy escéptico respecto al embargo de armas anunciado por Keir Starmer”

El político británico, actual miembro independiente del Parlamento, ha formado parte de la coalición contra la guerra y es un firme defensor de los derechos de los palestinos.
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Jeremy Corbyn es miembro del Parlamento del Reino Unido desde junio de 1983. David F. Sabadell
23 oct 2024 05:16

El 8 de junio de 2017, Jeremy Corbyn (Chippenham, Inglaterra, 1949) se convirtió en el político laborista más votado de este siglo. 12,7 millones de personas confiaron en el entonces líder del partido. Un político que proponía cambios profundos en el sistema político británico, inmerso a izquierda y derecha en la ideología neoliberal desde los años 80, se había encaramado sobre los hombros de una corriente de cambio que recorría todo el Reino Unido. En aquella ocasión, Corbyn se quedó a dos puntos de la candidata conservadora, Theresa May. Dos años después, volvió a superar los diez millones de votos, pero perdió contra Boris Johnson. 

Mr. Islington, como se le llama en referencia al barrio londinense en el que vive y por el que sale elegido en el intrincado sistema electoral británico, fue después apeado del liderazgo del Partido Laborista, al que perteneció durante más de cuatro décadas. En las elecciones del pasado mes de julio, el proyecto de austeridad de los tories sucumbió definitivamente, Keir Starmer arrasó en número de diputados, aunque se quedó por debajo de los diez millones de votos. Por primera vez desde los años 80, Corbyn se presentó como independiente en su circunscripción. Atrás quedaban las puñaladas del establishment y un proceso de purga dentro de su partido, bajo el mandato de Starmer, del que habla en esta entrevista. El pasado sábado, el hombre de los doce millones de votos estuvo en la Uni de Otoño de Podemos. Habló de la paz y de los beneficios de quienes persiguen la guerra.

Ha participado en un libro, Monstrous Anger of the Guns (La monstruosa ira de las armas, Pluto Press, 2024). ¿Por qué es relevante resaltar el poder de la industria armamentística?
El libro ha sido escrito por un colectivo de personas, entre las que me incluyo. Otro de los autores es Andrew Feinstein, que fue miembro del parlamento en Sudáfrica por el Congreso Nacional Africano y tuvo una enorme disputa con Jacob Zuma cuando éste era presidente por la compra de equipo militar que Sudáfrica no necesitaba en absoluto. Esas compras iban acompañadas de enormes sobornos por parte de los fabricantes de los aviones en cuestión. Feinstein, que era muy cercano a Mandela, expuso todo esto y se enfrentó con Zuma. Luego decidió mudarse a Gran Bretaña y crear una organización llamada Shadow World Investigation, que investiga la corrupción del comercio de armas, no solo en Sudáfrica sino en todo el mundo. Su pieza en el libro tiene como objetivo mostrar cuánto dinero se gasta en armamento a lo largo del mundo, el poder que el lobby de la industria armamentística tiene en la corrupción y la cantidad de dinero y las ganancias que se obtienen con ella. También es una denuncia de la forma sistemática en que influye en la política exterior y cómo funcionan los grupos de presión de política exterior en Gran Bretaña y Estados Unidos. BAE Systems, Boeing, Raytheon [ahora RTX] y todos los demás financian varias organizaciones que supuestamente están promocionando debates sobre la diplomacia internacional, pero en la realidad promueven la idea de la guerra. 

¿Cuándo tomó conciencia de ese poder?
La primera vez que fui consciente fue a principios de la década de 1990. Cuando el Muro de Berlín cayó, terminó el Pacto de Varsovia y comenzó una época de relativo desarme. Se redujo el número de ojivas nucleares, se redujeron los principales presupuestos de defensa en el mundo. En esas fechas, nos invitaron a desayunos increíblemente caros en el Royal United Services Institute —aunque el desayuno resultó ser bastante mediocre, pero no importa. Trataron de explicarnos dónde iban a estar los peligros en el futuro, y justificar por qué se necesitaban esa pieza, esta otra pieza y la de más allá. Siempre he sido escéptico ante el poder de los grupos de presión para la democracia. Este libro está diseñado para exponer eso.

Es un asunto complejo, por el número de trabajadores en ese proceso.
Mucha gente en los Estados Unidos, en Gran Bretaña y en Europa trabaja en la industria armamentística. Fabrican los aviones, fabrican motores y misiles, fabrican bombas, etc. La gente que trabaja allí no es mala gente. Necesitan un trabajo. He pensado en esto bastante, y lo hemos abordado en manifiestos para las dos últimas elecciones generales. Quiero que seamos capaces de iniciar un proceso de conversión de este sector para escapar de la industria de las armas y, en su lugar, usar esas habilidades para otras cosas. No se puede hacer sin una enorme cantidad de inversión pública. Desde mi punto de vista, se deben garantizar todos los puestos de trabajo, garantizar la inversión para esa reconversión. Si no lo hacemos como mundo, ¿qué hacemos? Hay austeridad, economía y pobreza en España, Francia, Gran Bretaña y Alemania, en todas partes de Europa. Estamos volviendo a una economía de la austeridad. Lo único que está aumentando es el gasto en armas. El objetivo de la OTAN es que sea el 2,5% del PIB. Estamos organizando una serie de reuniones públicas en todo el Reino Unido. Nuestro objetivo es debatir también con esas personas que dirán: “Bueno, yo trabajo para una empresa que está consiguiendo contratos con el Ministerio de Defensa... ¿Cuál es tu respuesta para mí?”.

Starmer tiene que entender que todos esos políticos europeos que están dando este apoyo incondicional a Israel forman parte de una minoría muy reducida

Estamos en la mitad de un genocidio en Gaza, vemos cómo no se detiene la guerra en Ucrania. ¿Vivimos en la utopía de los vendedores de armas?
Lo que estamos observando en estos momentos en Gaza es el poder de la inteligencia artificial, el poder de los drones, el poder de los dispositivos de vigilancia. La destrucción de Gaza por bombas procedentes de aviones fabricados principalmente en Estados Unidos y Europa, particularmente Inglaterra. En Ucrania, lo que ven son las compañías armamentísticas que entran y le dicen a Ucrania “lo que necesitas es esto, esto y esto”. Los fabricantes de armas en Rusia le dicen a Putin que necesitan producir más. Lo imperativo para ambas partes es que aumente la producción. ¿Dónde está el lenguaje de la paz? ¿Dónde está el lenguaje de la justicia y dónde está el lenguaje de la búsqueda de un mundo más pacífico? El otro factor que se debe anotar es el nivel enorme de destrucción del medio ambiente que causa la guerra. Las emisiones de carbono provocadas por estas armas nunca se calculan en los compromisos ambientales. Hay que comenzar a hablar de ello. 

Keir Starmer ordenó recientemente un embargo parcial sobre la venta de armas a Israel. ¿Es suficiente? 
No. El argumento a favor del embargo se remonta a mucho tiempo atrás. He estado involucrado en la discusión de limitar los suministros a Israel durante muchos años, y he promovido discusiones al respecto desde hace al menos veinte años en el Comité de Control de Armas. Después del 8 de octubre del año pasado, desde la oposición, Starmer dio su apoyo incondicional a Israel. Él se ha alarmado del creciente apoyo a los palestinos y subestimó por completo la reacción del público antes de las pasadas elecciones. Los Laboristas han tenido 700.000 votos menos en 2024 que cinco años antes, cuando yo era líder del partido. Nosotros tuvimos más votos. Sin embargo, el sistema electoral le dio una mayoría enorme. 

No obstante, varios diputados pro Gaza fueron elegidos.
Logramos elegir a cinco voces independientes con respecto a Gaza. Starmer ha sido sometido a mucha presión en Gran Bretaña por su postura inicial. Y por eso, al final, dijo que limitaría el suministro de armas a Israel. Cuando hicieron esta declaración fueron muy generales al respecto. No especificaron de qué armas se trataba. Y suspendieron 30 licencias, pero hay más de 300 licencias que, de hecho, siguen vigentes. De nuevo, tengo que decir que soy muy escéptico acerca de lo que anunció Starmer porque, solo tres horas después, el secretario de Defensa hizo una declaración para decir que la suspensión de las licencias no afectará a Israel. Por eso, vamos a seguir manteniendo la presión. Por eso es por lo que estuve en la audiencia de la Corte Internacional de Justicia.

¿Cómo pueden evolucionar las cosas respecto a la implicación de Reino Unido?
La situación es difícil porque Starmer ha dicho que Occidente va a seguir apoyando a Israel. Israel está bombardeando el Líbano. En la actualidad, más de un millón de personas están siendo expulsadas de sus hogares en ese país. Existe la preocupación de que la base de la Real Fuerza Aérea (RAF) en Chipre —que es una base británica soberana, no forma parte de Chipre— se esté utilizando para vuelos de vigilancia y para la entrega de armas a Israel. Queremos saber si se usa para algo más. Porque no dejan de decir que cuando Israel está bajo la amenaza de Irán, Gran Bretaña estará dispuesta a defender a Israel. Se ha afirmado que ya ha habido operativos militares en Líbano. 

Mi mensaje para los políticos centristas, de la socialdemocracia, que creen que pueden cohabitar con la extrema derecha en la política es: lean la historia de Alemania en la década de 1920

¿Qué tipo de medidas políticas debe tomar Starmer? ¿Por qué no las toma?
Si tuviéramos un mapa del mundo en esta mesa frente a nosotros y pusiéramos una chincheta verde por cada país que apoya Palestina a lo largo del mundo y luego pusiéramos una chincheta azul en aquellos que han mostrado su apoyo a Israel, no veríamos muchas chinchetas azules, solo unas pocas. Pero estas son muy importantes, particularmente la de los Estados Unidos. Por lo tanto, necesitamos reforzar los argumentos, los argumentos públicos en los EE UU, así como en Europa, cosa que hemos estado haciendo. Starmer debe entender que él perdió muchos votantes musulmanes en las elecciones generales. Y si cree que en Gran Bretaña solo los musulmanes y los palestinos están preocupados por Gaza, está en un error. Debe estar al tanto de que todas las manifestaciones a favor de Palestina han sido masivas. Tanto como en España, como en Francia, como en todas partes, en estas manifestaciones ha habido judíos, cristianos, hindús, musulmanes... Por eso, tiene que entender que todos esos políticos europeos que están dando este apoyo incondicional a Israel forman parte de una minoría muy reducida. 

Durante el año pasado, hemos visto protestas masivas contra el genocidio en todo el mundo. Pero muchas personas están desesperadas por la impunidad con la que actúa Netanyahu. ¿Cuál es su mensaje para evitar que la gente pierda la esperanza? 
La esperanza es muy poderosa y muy importante. En Gaza, en Cisjordania, en un campo de refugiados, lo único en lo que puedes confiar es en tu propia determinación y en la solidaridad de la gente que está afuera. Muy a menudo tengo esa misma sensación que describes, voy a todas y cada una de las manifestaciones de apoyo en Gran Bretaña. Y creo que hemos dado lo mejor de nosotros mismos. Ocurren dos cosas. Una es que recibo llamadas de personas de Gaza, de Cisjordania, que me dan las gracias por la solidaridad. Y otra, que empiezo a escuchar a un número creciente de periodistas, políticos, etc., que comienzan a ser cada vez más críticos con lo que está sucediendo y con la forma en que Israel está actuando. Por lo tanto, esa movilización marca la diferencia. Pero es que si no lo hiciéramos, si no saliéramos y no marcháramos, si no hiciéramos ruido... ¿Qué clase de seres humanos seríamos? Sabemos que 40.000 personas han muerto en Gaza. Y eso lo han confirmado todas las agencias internacionales, no solo el Ministerio de Salud de Gaza. También sabemos muy bien por los informes que hemos recibido que hay miles de cuerpos bajo los escombros de los edificios destruidos. También sabemos que hay un hambre masiva, que afecta a niños y niñas. ¿Qué tipo de seres humanos seríamos si no hiciésemos nada para pararlo? Así que tenemos que seguir marchando y dar esperanza al pueblo palestino. Pero dar también dar esperanzas al conjunto del mundo de que se puede superar este terror.

Aquella campaña fue diseñada para hacerme daño a mí y al Partido Laborista. Personalmente, sé lo que soy, sé en lo que creo, sé lo que hago

En agosto pasado, Labour Against Antisemitism acusó a Starmer de agravar el antisemitismo al proponer el embargo parcial de armas. ¿Cómo se usa la etiqueta de antisemitismo para desacreditar a quienes defienden posiciones legítimas como esa?
El antisemitismo es un horror absoluto. El pueblo judío sufrió masacres a causa de la discriminación durante siglos. En España se produjo la expulsión de judíos en el siglo XVI. También se produjeron persecuciones en Rusia contra el pueblo judío. Muchos de esos judíos huyeron de Rusia y otros lugares. ¿Qué hicieron? Formar comunidades de clase trabajadora. En el siglo XIX y en el XX fueron absolutamente centrales en el movimiento socialista y obrero. Los nazis usaron el sentimiento antisemita y eso terminó con el Holocausto y la muerte de seis millones de personas de origen judío. Así que cada uno de nosotros tiene que ser consciente de la maldad que supone el antisemitismo. Pero acusar a alguien de antisemitismo porque critica al Estado de Israel y su ocupación de Palestina, —que ha tomado como objetivo víctimas civiles, escuelas, hospitales— es monstruoso. Cuando dijeron que la decisión de Starmer de suspender la exportación de un número reducido de armas era antisemita, no tuvo ningún sentido. En realidad, es completamente ineficaz. También estoy con el pueblo judío de Israel que se opone a la ocupación. Hace dos semanas estuve con mi gran amigo Ofer Cassif, que es miembro del Knesset [Parlamento israelí], que fue suspendido por el Knesset por oponerse a la ocupación. Así que todo esto no trata sobre antisemitismo, trata de la lucha contra la ocupación.

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En su etapa al frente del Partido Laborista sufrió esas acusaciones. 
No me han acusado de antisemitismo. Me han acusado de cosas monstruosas que supuestamente tenían lugar dentro del Partido Laborista. Yo puse en marcha un proceso para examinar esas acusaciones y, en un pequeño número de casos, esos miembros fueron apartados. Cuando salió el informe dije que el número de casos que realmente se denuncian en las investigaciones era muy reducido, que gran parte de aquello fue exageración política en mi contra, pero también dije que aunque hubiera solo un antisemita, eso es más antisemitismo de lo que podemos aceptar. Y sigo manteniendo esa postura.

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¿Cree que este ha sido un tema importante para que esté ahora fuera del Partido Laborista? 
Bueno, aquello fue diseñado para hacerme daño a mí y al Partido Laborista. Personalmente, sé lo que soy, sé en lo que creo, sé lo que hago. El Partido Laborista me suspendió como militante después de que se hicieran las acusaciones. Y, después de mi respuesta al informe de la comisión de Igualdad y Derechos Humanos del partido, se votó unánimemente a favor de mi reincorporación a los Laboristas en la Ejecutiva nacional. Starmer no quería eso, me suspendió del grupo parlamentario. Y luego, provocaron una resolución que dijo que no soy apto para ser miembro del Parlamento. He sido miembro del Parlamento durante 40 años. Más tarde, me excluyeron de la consideración para ser candidato del Partido Laborista. Apelé contra eso. Me dijeron que no había espacio para la apelación. Cuando se celebraron las elecciones, anuncié que me presentaría como independiente y 28 minutos después me expulsaron del Partido Laborista. Y aquí estoy. Mis puntos de vista no han cambiado. Mi política no ha cambiado. ¿Y sabes qué? Tengo más energía que nunca. 

La única manera de que la humanidad avance es que las personas reconozcan las necesidades de los demás y el derecho a la justicia de los demás

Ha participado en reuniones para encontrar soluciones al conflicto en Ucrania. ¿Cuáles son las soluciones que ve en este caso?
La invasión de Rusia es un error. No apoyo la estrategia o la política de Rusia en Ucrania. Quiero que la guerra termine. Los soldados reclutados obligatoriamente en Ucrania, los soldados reclutados en Rusia, se están matando unos a otros. Son jóvenes de clase trabajadora y se están matando unos a otros. Eso tiene que terminar. Si Ucrania y Rusia son capaces de negociar un sistema para la exportación de granos, de manera que el grano salga de Ucrania a través de Estambul y del Bósforo, y que el grano también se exporte desde los puertos rusos al resto del mundo, significa que también pueden dialogar. Pero tiene que haber un interlocutor. Europa occidental ni siquiera ha intentado serlo. La ONU ha fracasado debido al estancamiento del Consejo de Seguridad. Así que tiene que haber alguien más. El papa hizo un esfuerzo, la Unión Africana hizo un esfuerzo y los líderes latinoamericanos también hicieron un esfuerzo. Y creo que ya es hora de volver a intentar encontrar alguna vía diplomática para avanzar en un alto el fuego que lleve a la retirada de Rusia. Que Rusia, al menos, retroceda, y se intente conseguir algún tipo de acuerdo a largo plazo. Ucrania no va a desaparecer. Rusia no va a desaparecer. Estas cosas se pueden resolver si hay un acuerdo diplomático. La estrategia de los países occidentales de no considerar esa posibilidad y, simplemente, proporcionar más y más armas a Ucrania, no es el camino. 

Jeremy Corbyn - 1
Corbyn fue jefe de la oposición en Reino Unido desde septiembre de 2015 hasta abril de 2020. David F. Sabadell


Hoy en día, la población española se enfrenta a dos cuestiones, que son muy similares a las preocupaciones de la población británica. La primera es la migración. ¿Cuál cree que es el motivo de esta preocupación? ¿Cómo se puede evitar una respuesta de mano dura contra las personas migrantes? 
Acabo de llegar de Eslovenia, estuve en Liubliana para asistir a una reunión del Comité de Migración, Refugiados y Personas Desplazadas del Consejo de Europa. Allí tuvimos una larga discusión sobre la situación en el Egeo, en el Mediterráneo y en el Canal de la Mancha, entre Francia e Inglaterra. Los cálculos estiman que alrededor de 13.000 personas ya se ha ahogado en el Mediterráneo. Probablemente son más, esos son los casos documentados. Hay miles de cuerpos en distintos lugares que no han sido identificados, muchos de ellos enterrados en Túnez. También he estado en Calais, donde muchas personas migrantes están intentando cruzar a Inglaterra. He conocido a muchas de ellas. Suelen estar muy confundidas. Vienen principalmente de Afganistán, Iraq, Siria y Libia. ¿Cuáles son las constantes? Todos y cada uno de esos países han sufrido una guerra en los últimos 20 años. Hemos dejado Afganistán devastado y ahora hay un régimen que no respeta los derechos humanos. Gastamos miles de millones en Iraq, dejando atrás una enorme cantidad de devastación. Hemos bombardeado Siria, hemos bombardeado Libia. Muchas de las personas que vienen son en realidad víctimas de la guerra. Por lo tanto, Europa tiene que reconocerlo y asumir que sus iniciativas de política exterior tienen consecuencias y que la gente quiere venir a vivir a Europa porque es un lugar seguro.

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¿Cómo se transmite eso a las poblaciones europeas?
La preocupación respecto a los números de personas refugiadas es a menudo exagerada por parte de grandes periódicos. Son seres humanos y mañana, el año que viene, dentro de cinco-diez años, van a a ser nuestros vecinos, van a ser nuestros doctores, las personas que conduzcan los autobuses, nuestras ingenieras. Van a ser todo tipo de cosas. Y tenemos que reconocerlo y no dejarnos llevar por los demonios de los políticos de la extrema derecha, que usan el mismo lenguaje que Hitler utilizaba en los años 20 y 30 del siglo pasado contra los judíos en Alemania. La única manera de que la humanidad avance es que las personas reconozcan las necesidades de los demás y el derecho a la justicia de los demás. Y también reconocer las desigualdades económicas promovidas en el continente africano y en otros países, que han dejado a la gente con pocas posibilidades. En lugar de agitar discursos racistas, se debe promover la solidaridad y reconocer a gente que es víctima de exactamente las mismas fuerzas que recortan nuestros derechos a una vivienda, a educación y sanidad.

Hasta aproximadamente 2010, en mi circunscripción, en Londres, no teníamos bancos de alimentos. De hecho, la mayoría de la gente no sabía qué era un banco de alimentos

El segundo problema trata de la vivienda y el costo de la vida. ¿Por qué cree que estamos en medio de una situación de crisis? 
Represento a un barrio de rentas bajas de Londres en el Parlamento y tenemos una enorme crisis inmobiliaria que ha disparado la rentabilidad del sector privado de alquiler. Este está ganando enormes cantidades de dinero con alquileres muy altos. Hay grandes empresas que compran edificios de la misma manera que lo están haciendo en España. La codicia de los promotores inmobiliarios está dejando a las personas de estas comunidades sin casas. La manera de hacer frente a la crisis de la vivienda es, por una parte, construir más unidades de vivienda social a través de las autoridades locales, las cooperativas o el gobierno central. En segundo lugar, regular adecuadamente el mercado privado de alquiler. Y en tercer lugar, finalizar con la concepción de que la economía depende del aumento constante de los precios de las propiedades. En lugar de eso, una economía depende en realidad de lo que se produce y de lo que se invierte en la fabricación, la industria, la agricultura y en los servicios necesarios. Así que empecemos a pensar en lo que es necesario y no en lo que da dinero.

Atajar las causas de la desigualdad.
Si te fijas en Madrid, o te fijas en París, Berlín, Marsella o en cualquiera de las grandes ciudades de Europa, ¿qué ves? Niveles grotescos de desigualdad. No son correctos ni necesarios. Hasta aproximadamente 2010, en mi circunscripción, en Londres, no teníamos bancos de alimentos. De hecho, la mayoría de la gente no sabía qué era un banco de alimentos. En este área de Londres, en el último recuento, hemos contado 15 bancos de alimentos. Y a menudo se trata de personas con trabajo a los que pagan tan poco que solo pueden sobrevivir si obtienen comida de estos lugares. Tenemos que cambiar las cosas. 

En este momento, esta mezcla de crisis económica y social y la preocupación por la migración, ha aumentado el poder de la extrema derecha en su país, a pesar de que el sistema electoral no permitió medir la implantación real de la extrema derecha. ¿Cómo cree que se deben confrontar esos discursos?
Si nos sentáramos en esta habitación con políticos europeos —de los partidos conservadores, de los socialdemócratas, de los verdes, de los liberales y de los partidos de izquierda— y le preguntaras a todo el mundo: “¿Estás de acuerdo con la política de extrema derecha de Nigel Farage en Gran Bretaña, de Geert Wilders en Países Bajos, etc.?” Todo el mundo diría: “¡No, en absoluto. No, no, no, no. No estamos de acuerdo con ellos”. Ok, bien, siguiente pregunta: “Para tu supervivencia política. ¿Harías un trato con los partidos de extrema derecha para permanecer en el poder?” La respuesta sería: “Es muy difícil, pero lo haría si tuviera que hacerlo”. Salvo los políticos de izquierda que dirían “no, no jamás nos involucraremos con la extrema derecha”. Así que mi mensaje para los políticos centristas, de la socialdemocracia, que creen que pueden cohabitar con la extrema derecha en la política es: lean la historia de Alemania en la década de 1920. Lean la historia de quienes pensaron que podían tener algo que ver con los fascistas y lo que les pasó. Tenemos que unirnos contra ellos. Es por eso que el próximo sábado vamos a tener una gran manifestación en Londres contra la extrema derecha ¿Por qué? Porque un hombre que se hace llamar Tommy Robinson —su nombre real es Stephen Yaxley-Lennon, pero eso no suena muy bien aquí— está organizando una manifestación de extrema derecha. Nosotros estamos organizando la contra protesta. Creo que nos tenemos que enfrentar a ellos. Si uno tiene problemas con la atención médica, con las escuelas, ¿ese problema lo crean los refugiados o lo crean quienes están tratando de ganar dinero con nuestros servicios nacionales de salud y todas las demás cosas que pusimos en pie?

¿Cómo afecta a su barrio, Islington North? 
Vivo en una comunidad en la que se hablan alrededor de 70 idiomas. Tenemos mezquitas, tenemos sinagogas, tenemos templos, iglesias y cohabitan personas de todo el mundo. No existe ningún problema derivado de eso. La gente comprende las culturas de los demás. Pero cuando se lanzan mensajes como que el Islam es peligroso, hay que retroceder a la historia, a los medios de comunicación de finales del siglo XIX en Europa occidental, diciendo que el judaísmo es muy peligroso, para ver que se trata de una locura. Se supone que los seres humanos somos individuos inteligentes y racionales. Así que esto requiere un poco más de racionalidad e inteligencia y un poco más de humanidad. El sábado que viene voy a estar allí con personas de todos los ámbitos sociales, de todas las comunidades y de todos los idiomas. Vivo en una ciudad que es así y estoy orgulloso de ello.

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senenoa
23/10/2024 11:08

¿Escepticismo? No, no es un problema de escepticismo, es un problema de imposibilidad. Reino Unido, al igual que los EEUU y las grandes potencias de Occidente no van a dejar de vender armas a Israel. Nunca, salvo que la presión ciudadana se haga insoportable... y eso no tiene ninguna pinta de ocurrir.
El responsable primero y directo son los EEUU que, no lo olvidemos, son quienes más armas venden a Israel y obligan, sí, obligan, a sus aliados cautivos a hacer otro tanto. Colonialismo e intervencionismo internacional, lo que convierte a los EEUU en un estado dictatorial y fascista, lo vendan como lo vendan.

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3jackdaws
3jackdaws
23/10/2024 10:53

**bienestar** en el comentario anterior.

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3jackdaws
3jackdaws
23/10/2024 10:53

Corbyn tiene razón, es un problema de humanidad. A los fascistas, a los neoliberales, a los rentistas, a los fondos de inversión y a las Ayusos del mundo les falta lo mismo, les falta humanidad. Queremos políticos que tengan humanidad y una economía centrada en el binestar del ser humano. Lo contrario nos lleva a la desigualdad, el fascismo y la guerra.

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