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Sevilla
Regina 4 no está vacío
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En la azotea de Regina 4, en el centro de Sevilla, sentada en una silla usada de plástico blanco, Carlota se está haciendo un cigarro. Tiene los ojos y la voz cansada. Hace 2 meses le llegó una carta de parte del abogado de los propietarios del edificio. En ella, la comunidad de bienes Hermanos Conca Acosta trasladan su deseo de no renovar su contrato de arrendamiento y le dan hasta el 1 de enero de 2028 para vaciar su casa, que pasará a no ser su casa y a no ser propiedad de Hermanos Conca Acosta. Todos los vecinos han recibido una carta similar. Vivienda “libre y vacua” para tal fecha y ninguna explicación.
“Creo que este modelo económico y turístico va a continuar, porque es un modelo que funciona, tanto en cuanto que da dinero. Eso significa que lo que a mí y a mi pareja nos queda es buscar fuera”, explica Carlota, una vecina
Describe la gestión del edificio como un desastre. “Estuvimos dos meses con la puerta sin arreglar. Al final se metieron a robar en el trastero de la azotea y tuvo que venir la policía.” En otra ocasión, cuenta que hubo una fuga en las cañerías del edificio, provocando la inundación de la pizzería contigua. “Esto pasó cuando se supone que las habían arreglado ya”, explica. Se trata de un patrón de abandono que corroboran otros vecinos del edificio, particularmente en los últimos años. Moho, problemas en la instalación eléctrica y, en definitiva, una falta de reparaciones generalizada que ha sido reforzada por el silencio de parte de la Cámara de la Propiedad de Sevilla, gestores del edificio, y Hermanos Conca Acosta, dueños del edificio. Un silencio que solo se ha incrementado desde la llegada de la carta. “Hemos mandado cientos de correos y siguen sin contestarnos”, cuenta Carlota.
Mari Ángeles y su marido tienen una hija de dos años. Llevan cerca de cinco años en Regina nº4. Ya están buscando piso. “Sé que hay algunos vecinos que querían quedarse hasta que se fuese Carlota, aunque sus contratos terminaran antes”, cuenta Mari Ángeles, “pero nosotros no podemos permitirnos eso con la pequeña.” Los vecinos que habían pensado en intentar quedarse estaban ahora buscando alternativas. El entusiasmo por la idea había ido decayendo. “Tenemos que encontrar un cole nuevo para la niña, que tiene sus amiguitos aquí ya. Empadronarla, encontrarle una guardería nueva, su futuro colegio… no podemos permitirnos meternos en problemas.”
Un barrio para el turismo
Carlota va señalando edificios durante la conversación. “Ese grande de ahí es entero de apartamentos turísticos”, señala hacia un edificio blanco descomunal. Tiene una señal “AT” azul en la puerta y, al parecer, una piscina en la azotea. “Ahora mismo no se escucha pero puedes oír la piscina desde aquí”, comenta. “Este otro de aquí atrás es un Airbnb”, apunta con el pulgar hacia atrás. La azotea del edificio contiguo a Regina nº4 que describe Carlota está decorada con planchas de madera caoba oscura, muebles impersonales y una sombrilla de un gris neutro.
La cuchillería de la calle Regina se fundó en 1930. Rosi y Eliseo llevan la tienda desde hace once años. Recibieron el traspaso en 2014, de parte de los anteriores dueños, que regentaron la tienda algo más de ochenta años. La cuchillería está bajo un ajetreo constante. Durante la entrevista, múltiples clientes se pasan para hacer o recoger pedidos. Rosi los atiende a la vez que presta atención a la entrevista con la soltura que solo da la experiencia de los años. Han oído acerca del mal mantenimiento de Regina nº4, aunque ellos no han experimentado molestias similares. Debido a un “error mecanográfico” los dueños del edificio exigen ahora a Rosi y Eliseo que desalojen su tienda para el 30 de junio. “Debido a un error mecanográfico dicen”, lee con sorna Eliseo. Levanta los ojos de la carta y su cara se retuerce en una mueca de casi diversión. “¡Debido a un error mecanográfico! Por supuesto nos hemos metido en abogados.”

El cambio de fecha, aseguran ambos, no es legal, dado que es obligatorio avisar con al menos tres meses de antelación. Sin embargo, comentan que el desalojo en sí está bastante blindado a nivel judicial, pero aspiran a que, por lo menos, se les conceda una extensión debido al corto plazo de tiempo entre el aviso y la fecha de desalojo propuesta. Rosi señala con la mano a la tienda. Cuchillos y otros instrumentos de tamaños y materiales diversos están expuestos en las vitrinas. Sacacorchos, afiladores y otros instrumentos más específicos. En la pared hay un diagrama con los distintos materiales de un buen cuchillo. En el mostrador, curiosidades más pequeñas y numerosas, expuestas junto a su caja. “Como tú entenderás, esto no puede desalojarse en un mes”, dice.
Manuel es el dueño del local de loterías a la izquierda de la cuchillería. Compró el contrato del anterior dueño en 2018, dejándole 7 años de contrato. “Quieren que me vaya a finales de junio, pero eso es imposible”, cuenta. “Me hacen falta al menos 6 meses para comunicárselo a la oficina central de loterías y poder hacer el traslado.” Manuel ha intentado contactar con los abogados, pero todavía no ha recibido respuesta. “Me han dicho los de la cámara que hable con los nuevos dueños, pero no me han dicho quienes son, solo que son muy tranquilos y van a tardar en contestarme.” Asegura que no ha fallado en pagar un solo mes el alquiler y añade que no le importaría pagar más a los nuevos dueños si eso significase poder quedarse.
Algunos vecinos han oído hablar de en qué se convertirá Regina nº4. Los vecinos rumorean que, tras su venta, el edificio pasará a ser una residencia de estudiantes. No obstante, algunos vecinos dudan de esta teoría. Una vecina del edificio, que ha preferido permanecer anónima, comenta “Creo que pretenden convertirlos en pisos turísticos. No entiendo si no por qué iban a echar también a los negocios.” Manuel, Rosi y Eliseo especulan de forma parecida pero, al final, la preocupación de todo el bloque es el desalojo. Está claro que, sea lo que sea que venga después, Regina nº4 será distinto a lo que es ahora.”
“Claramente tendré que buscar fuera del centro. Esto es insostenible. Aquí no se puede buscar. Los alquileres están altísimos”, dice Carlota. “Creo que este modelo económico y turístico va a continuar, porque es un modelo que funciona, tanto en cuanto que da dinero. Eso significa que lo que a mí y a mi pareja nos queda es buscar fuera”, continúa con resignación. “¿Qué más da? Si el dueño del edificio va a ganar más dinero así, ¿por qué iba a preocuparse por los vecinos?”
Sonia tiene 50 años, lleva cinco años viviendo con sus dos hijos de 9 años en el cuarto piso de Regina nº4. Es bailaora de flamenco, trabaja en los tablaos del centro de la ciudad. A principios de octubre de este año, deberá abandonar su casa. Ya ha comenzado la mudanza. “El centro está imposible. Hay poco y lo poco que hay es carísimo”, cuenta. “Ahora que tengo dos niños pequeños, no puedo meterme otra vez en alquiler.” Comenta que “los de la Cámara” no han tratado bien a los vecinos. Asegura que se ha pasado meses con moho dentro de su casa, con una ventana rota que no cerraba y con la Cámara sin contestar a los correos de los vecinos. “Me vi obligada a casi amenazarlos con que si mis hijos se ponían malos, tomaría medidas.” Aun así, le habría encantado quedarse. Sus hijos están empadronados y van al colegio en Sevilla. “No cambia solo mi vida. Ahora tengo que llevarlos a otro pueblo, cuando tienen a sus amigos aquí, y empezar de cero.” Sonia trabaja en tablaos flamencos del centro de la ciudad. Ahora, al tener que mudarse al antiguo piso de sus padres, vivirá a casi media hora en coche de su puesto de trabajo. “Tengo toda mi vida hecha aquí. El trabajo, el cole, todo. Ha sido como una montaña rusa, me han zarandeado…”
Sevilla
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En frente del local de loterías que lleva Manuel, un cartel azul reza “AT”. Un local automatizado para guardar maletas está a su izquierda. Detrás, cerca de la pizzería, la azotea del Airbnb está vacía. Pesa sobre sus sombrillas grises un silencio igual al de las formaciones rocosas de un desierto. Bajo ella también se cobijarán peregrinos. Pasajeros. El agua de la piscina de ese edificio tan lejano y tan inmenso no alcanzará la azotea de Regina nº4. Pero sí su ruido. En 2024, un estudio de investigadores del Instituto Andaluz de Investigación e Innovación en Turismo de la Universidad de Granada, Málaga y Sevilla (IATUR) encontró una correlación entre el precio del alquiler y la concentración de vivienda de uso turístico. Según el informe, el precio aumenta un 33% cuando las VUT alcanzan el 10% del suelo de la ciudad. Entre 2016 y 2023, el número de VUT en Sevilla se ha visto incrementado por un 964%, alcanzando las 8370 VUT, con más de 40.000 plazas en total. Sin duda, a día de hoy, serán aún más. Incluso si Regina nº4 se convierte en viviendas estudiantiles, el desalojo de los vecinos y la imposibilidad de encontrar un alquiler aceptable en el centro, están enmarcados en un modelo urbanístico basado en el turismo.
Pascual Miguel Chulia, abogado de Hermanos Conca Acosta, no entiende qué interés tienen estos hechos para el periódico. “Los dueños, mientras respeten los plazos estipulados, tienen derecho a hacer lo que están haciendo.” No recuerda que la carta a Rosi y Eliseo haya sido enviada sin el plazo reglamentario de tres meses. “No me consta que eso haya sido así.” Tampoco, asegura, ha recibido ninguna noticia acerca del abandono del edificio. “Esos asuntos los lleva el gestor de Hermanos Conca Acosta en Sevilla.” Se refiere a la Cámara de la Propiedad, que asegura encargarse solo de los contratos de arrendamiento. La Cámara señala a los dueños como responsables de las reformas. Chulia señala a la cámara como responsable de la gestión. Refiere desconocer las intenciones de los futuros compradores. “No es parte del contrato. Lo que hagan es asunto suyo.”