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Bilbao
Bilbao, la fábula posmoderna (III): La estrategia frente al espejismo de Zorrotzaurre
Zorrotzaurre sigue siendo rehén de un modelo de hacer ciudad donde la lógica del mercado con la valorización financiera a corto plazo y captura de plusvalías se impone sobre cualquier otra perspectiva a largo alcance.
Ante el naufragio de la estrategia direccional de Abandoibarra, Zorrotzaurre es sin duda el último bastión, el gran espacio de oportunidad para sentar las bases de un nuevo modelo urbano para el siglo XXI. Y, en efecto, Zorrotzaurre está llamada a cumplir un rol estratégico en la nueva etapa que se inicia. La nueva estrategia definida por Bilbao Metropoli 30 a principios de esta década, se asienta sobre un conjunto de nuevos proyectos estratégicos, clasificándolos en proyectos de primer rango, proyectos complementarios y la promoción de determinados valores. Entre los proyectos de primer rango, que requerirían presupuestos importantes para su puesta en marcha destaca la creación de una “ciudad para la innovación y el conocimiento”, para la que se apunta Zorrotzaurre como uno de los emplazamientos idóneos. Otros proyectos incluyen: la celebración de una Exposición Universal como proyección internacional de Bilbao y catalizadora de multitud de iniciativas públicas y privadas; la regeneración urbanística del Casco Viejo bilbaíno para consolidarlo como espacio de encuentro ciudadano, apoyado en el ocio, el comercio y la cultura; y la limpieza y recuperación de la Ría y sus márgenes, para convertirla en el eje articulador de una sociedad abierta y multicultural, atractivo fundamental de Bilbao y símbolo del dinamismo socioeconómico de toda su área de influencia.
Urbanismo
El “Nuevo Bilbao” tras Abandoibarra
La regeneración urbana de Bilbao buscaba a través de arquitecturas emblemáticas, proyectos insignia y eventos globales, transformar la centralidad urbana en un factor atractivo de capitales internacionales, en particular de servicios superiores, pero el resultado ha quedado muy lejos de ese objetivo
Junto a estos “proyectos motores”, se sitúan también como de primer rango el establecimiento de una zona para la promoción de actividades de carácter altamente innovador; la conversión de Bilbao en un lugar de encuentro para plantear y debatir iniciativas innovadoras, y el “lifelong-learning” y el acceso al conocimiento avanzado. Como proyectos complementarios, con un coste más moderado pero una incidencia muy importante, se señalan la implantación de un programa avanzado de gestión empresarial de carácter internacional; contar con un sistema coordinado de planificación metropolitana; el compromiso con la calidad de los servicios públicos; la atención a los ornamentos, mobiliario urbano, limpieza y mantenimiento de la ciudad; integrar las zonas verdes de la zona metropolitana como parques y zonas de recreo; garantizar la seguridad de los ciudadanos; la extensión del conocimiento del inglés para facilitar la comunicación; y el desarrollo y difusión de la imagen corporativa de Bilbao.
En coordinación con la reflexión estratégica impulsada por Bilbao Metrópoli 30, en 2002 se presenta el Plan Estratégico del Ayuntamiento de Bilbao en el que se identifican las “Nuevas Áreas de Oportunidad” de la ciudad entre las que destaca Zorrotzaurre, para la que se definen unas líneas estratégicas que incluyen innovación, nueva economía y orientación residencial que se desarrollan en una serie de líneas de acción que comprende el desarrollo de una industria innovadora que incluiría entre otras la biotecnología, las tecnologías de la información y de la comunicación, el arte, territorio y regeneración urbana, un centro de investigación con presencia de la Universidad y un Instituto de desarrollo regional y urbanismo. Estas actuaciones se completan con iniciativas vinculadas a la rehabilitación y construcción de viviendas, el desarrollo de espacios libres y la creación de una zona comercial y deportiva.
El proyecto urbanístico de Zorrotzaurre, firmado por la arquitecta Zaha Hadid, privilegia la producción de casi 6.000 viviendas frente a otros componentes como los equipamientos y los usos productivos, lo que puede reeditar la propuesta fallida impulsada en Abandoibarra
Sin embargo, una vez más, el urbanismo y el modelo de financiación especulativa y cortoplacista, basada en el aprovechamiento urbanístico y captura de plusvalías como base de la viabilización financiera de la regeneración de Zorrotzaurre, hipoteca cualquier desarrollo más estratégico y socio-económico para esta zona. Por el contrario, el proyecto urbanístico para el desarrollo de Zorrotzaurre, firmado por la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, privilegia, una vez más, la producción de vivienda (casi 6.000) frente a otros componentes como los equipamientos y los usos productivos, que puede derivar en una reedición de la propuesta fallida de desarrollo de un nuevo centro direccional para Bilbao impulsada en Abandoibarra. La localización de diversos proyectos productivos vinculados al arte, la cultura, el ocio, o el comercio no garantizan, frente a la presión inmobiliaria (especialmente en un momento de repunte de la burbuja inmobiliaria), el sentido de “isla creativa” inicialmente planteado. Y es que el problema es que Zorrotzaurre sigue siendo rehén de un modelo de hacer ciudad donde la lógica del mercado y, específicamente, el imperativo de la valorización financiera a corto plazo y captura de plusvalías se impone sobre cualquier otra perspectiva o consideración estratégica de más largo alcance.
En este sentido, podemos decir que la Comisión Gestora de Zorrotzaurre es heredera directa (aunque no cronológicamente) de Bilbao Ría 2000 y, por tanto, continuadora del modelo de urbanismo oportunista y especulativo guiado por la maximización de los aprovechamientos urbanísticos, la rentabilidad financiera y la captura de plusvalías como puntales de la regeneración. Pero, además, este modelo tiene, en el caso de Zorrotzaurre, un conjunto de condicionantes estructurales que agravan su potencial especulativo: un peso importante de la propiedad privada del suelo que busca rentabilizar su inversión y una clara intencionalidad de no renunciar a esa misma revalorización del suelo derivada de la propia intervención en el caso de algunos agentes del sector público. Así las cosas, el naufragio de la estrategia direccional de Abandoibarra parece no haber servido de lección y la euforia y la retórica del éxito blinda herméticamente y cercena la posibilidad de un debate real.
Urbanismo
Bilbao, la fábula posmoderna (I)
El modelo de regeneración de Bilbao se articula en torno al planeamiento territorial urbano y metropolitano y las grandes operaciones urbanísticas, un modelo de ciudad que ha generado un centro renovado y dinámico, espacio privilegiado de las élites locales y de visitantes foráneos, y una periferia ajena al impulso regenerador
Frente a esta dinámica, solo cabe impulsar un proceso democrático de debate abierto y plural sobre el modelo de hacer ciudad, anteponiendo como objetivo prioritario un modelo de desarrollo urbano que de respuestas efectivas a los retos planteados por la crisis neoliberal, retos que exigen soluciones en el marco de una ciudad más justa y sostenible desde el punto de vista social, económico y ambiental. La regeneración de Zorrotzaurre representa una oportunidad estratégica para repensar la ciudad en su conjunto; una oportunidad para cambiar el rumbo y avanzar con propuestas valientes y capaces de enfrentar los retos gigantescos a los que se enfrenta, retos como la rearticulación de la base económica urbana y la reorganización radical del empleo, el cambio climático, el envejecimiento de la población, la creciente brecha social entre los barrios, etc.
En resumen, más allá del efecto Bilbao y del hermético discurso del éxito de la regeneración urbana, la reciente crisis económica y brutal recomposición de las condiciones económicas, sociales, políticas, reguladoras y territoriales, ha puesto de manifiesto los límites de un modelo de hacer ciudad a partir de operaciones emblemáticas a gran escala que actúan como motores de un urbanismo de la valorización en el que la identificación y aprovechamiento de oportunidades (urbanísticas) sirve para organizar un conjunto de ofertas urbanas dirigidas a mejorar la posición competitiva de la ciudad y generar nuevas oportunidades de negocio y rentabilización del espacio urbano; las arquitecturas espectaculares, los arquitectos estrella y los macroeventos internacionales cumplen, en este esquema, una función propagandística y de marketing urbano al servicio de la formación tanto de consensos internos como de una nueva imagen urbana cuyo objetivo es atraer inversiones y/o consumidores y relanzar una nueva fase de crecimiento económico. La crisis ha hecho emerger con toda su crudeza la cara oculta tras los éxitos y fortuna del “efecto Bilbao”: la regeneración a dos velocidades, la profundización de las desigualdades socio-espaciales, la gentrificación/elitización de las áreas de nueva centralidad y los bordes inmediatos, la tematización y turistización de amplias zonas de la ciudad, y, con la crisis, el deterioro de las condiciones de vida, el aumento de la pobreza, la precariedad y la vulnerabilidad de los barrios.
La crisis ha hecho emerger la cara oculta del “efecto Bilbao”: la regeneración a dos velocidades, con la gentrificación de las áreas de nueva centralidad, y el aumento de la pobreza y la vulnerabilidad de los barrios
En este marco, y en el incierto e inestable escenario post-crisis, Bilbao es, de nuevo, una ciudad en busca de estrategia. La herencia de estas dos décadas de metamorfosis radical debe ser la base sobre la que se cimente esa estrategia; partiendo de una valoración menos triunfalista y más ponderada sobre el modelo de desarrollo urbano que tenemos y que queremos y que aborde sin rodeos los retos monumentales que la ciudad enfrenta en las próximas décadas: la cohesión y la justicia social y territorial, la refuncionalización de la base económica urbana y del empleo, y la sostenibilidad ambiental. Responder a estos retos exige una reorientación radical de las políticas urbanas actuales; exige reactualizar el modelo de hacer ciudad actual. Las claves de la nueva estrategia urbana deben fundamentarse en el derecho a la ciudad y la justicia social en lugar de estar secuestrada por la primacía de la reduccionista lógica del mercado, de la rentabilidad y la viabilidad financiera. Es preciso salir del estrecho margen del debate que impone un urbanismo neoliberal especulador y falsamente emprendedor, apuntalado frente al riesgo por un sector público subsirviente y fascinado por la retórica del mercado y la valorización. Es preciso salir de los límites e imperativos de un capitalismo rearmado y en ofensiva sin cuartel que aborta el debate y pretende encapsular la participación en esquemas higienizados e inofensivos para los poderes políticos y económicos establecidos. Si la crisis ha supuesto un freno a la especulación inmobiliaria, al urbanismo del espectáculo y el derroche, y apela ahora a la austeridad, la creatividad social y la participación, tal vez es posible capturar esta oportunidad.