We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Derecho a la ciudad
Cómo hacer una performance callejera en un mar de turistas
Málaga seguía su cotidianidad de sábado de mayo. Una despedida de soltero por aquí, una boda por allá. Los guiris desayunan en los balcones de su Airbnb, entran y salen de las boutiques, y hacen fotos a la puerta de un hammam turístico pensando que esa fachada forma parte de la arquitectura de la ciudad. La calle huele a borrachera, y sólo se escuchan lenguas extranjeras y el ruido de las mesas arrastrándose por el suelo de las terrazas que están apunto de abrir.
De repente, La Casa Invisible irrumpe en la escena. Un grupo de clowns entre los que se encuentra un zancudo, una batucada feminista que carga con sus tambores a la espalda, equipos de cámara y de sonido, maquetas y una marioneta gigante de un señor trajeado que tiene un coincidente parecido con Paco de la Torre, y gente transportando tubos cilíndricos y telas gigantes. Van hacia algún lugar. Algo va a pasar.
Este compuesto diverso comienza a desplegar un montaje escénico en la Plaza de la Constitución para dar inicio a lo que será la primera performance artística de la mañana. La gente empieza a congregarse en torno a este escenario preguntándose de qué se trata. A lo que una marea de flyers decide responder:
¡ESTÁS PRESENCIANDO UNA PERFORMANCE CALLEJERA!
Una performance es una acción artística viva, una experiencia visual y conceptual que invita a pensar el arte en formas nuevas y desobedientes, así como a romper las convenciones de las artes tradicionales. Esta performance lo que busca es romper la barrera espectacular entre público y creador*s. Así, se integra un cuerpo artístico móvil y heterogéneo en donde la danza, las artes escénicas y las experiencias sonoras y visuales se componen y dialogan en la calle y con la calle, de la misma forma que lo hacen en el cotidiano de La Casa Invisible, un espacio social y cultural situado en el centro de Málaga que hoy se reivindica y se defiende a través del arte ante las amenazas de desalojo del Ayuntamiento.
Ya está todo preparado para comenzar. En el centro, una maqueta de cartón que simula uno de los edificios de La Invisible rodeada por una decena de clowns. “Cómo presentar un proyecto de rehabilitación con una nariz de payaso”, da título a esta primera intervención, que resulta ser la clase de arquitectura más divertida del mundo.
Así, en un lenguaje con mismos niveles de pedagogía que de comedia, este improvisado público aprende que La Casa Invisible, un centro social y cultural de gestión ciudadana, tiene un proyecto de rehabilitación propio que pidió el propio Ayuntamiento como parte del proceso de negociaciones y acuerdos que han ido alcanzando a lo largo de estos años. Que este proyecto de rehabilitación, que es el único que hay actualmente sobre la mesa, cumple con los criterios de inclusividad, sostenibilidad, contención económica, intervención mínima y cumplimiento de la normativa. Y que además, al ser en tres fases, permitiría continuar con las actividades, “¡y no hay necesidad de desalojar!”.
Y “hacemos de tó, de tó, de tó”, a ritmo del clásico ACHILIPÚ, para presentar en forma de canción la gran cantidad de actividades que actualmente alberga La Casa Invisible. “Estudios, proyectos, exposiciones, ensayos, documentales, talleres y malabares… Y pa colmo resulta, que aquí no hay ningún jefe. Gestionamos nosotras, mejor de lo que parece… Hacemos de tó, de tó, de tó”.
Los aplausos finales dan el pistoletazo de salida hacia la próxima parada: el Ayuntamiento. A ritmo de batucada, esta bola de nieve cada vez se hace más grande ante la sumatoria de más y más deambulantes de la ciudad. Incluso un oso gigante cuya ocupación es hacerse fotos con los turistas a cambio de unas monedas, en esta ocasión decide unirse a la alegría y formar parte de la segunda performance callejera: “Cómo izar una pancarta monumental por bulerías”.
Málaga
Derecho a la ciudad El proyecto de arte útil “La Rehabilitación de La Casa Invisible” obtiene financiación europea
Así, esta corriente artística transita como puede las calles principales del Centro Histórico, entremezclándose de forma desentonada con un mar de turistas que desde las terrazas y las tiendas sacan sus dispositivos para grabar la escena; y bajo la mirada de los principales candidatos a las elecciones municipales que tendrán lugar en dos semanas, que parecen contemplar indiferentes con sus triviales sonrisas desde la cartelería que ya empieza a inundar las calles y las farolas de la ciudad.
En el camino, desde dos altavoces situados a la cola de esta colectividad se puede escuchar con un irónico tono publicitario: “Bienvenidos a Málaga, capital del Arbnb, de las despedidas de soltero y de los alquileres imposibles”, “Atención: se alquila sótano sin ventanas. Qué alegría, qué alboroto: otro piso piloto”, “Welcome to Málaga, más raciones de pescaíto que puestos de trabajo dignos, más pisos turísticos que alquileres accesibles para los malagueños. Pero aún así, disfrutad del solecito”. Los turistas siguen grabando y los candidatos siguen sonriendo.
Al llegar al Ayuntamiento un comando rápido se despliega para fabricar una gigante plataforma cuadrada con palos cilíndricos, a la vez que otro comando une las telas que han acompañado la marcha con bridas para formar una monstruosa pancarta. La estructura se levanta y poco a poco, y acompañada del redoble de los tambores de la batucada, y comienza a izarse la pancarta en la que se puede leer: “CESIÓN YA!!! LA CASA INVISIBLE”. Una pancarta al puro estilo del colectivo de artistas visuales Libia Castro & Ólafur Ólafsson (premio nacional de arte en Islandia) que han cruzado medio mundo para colaborar en esta acción, y al mismo tiempo, documentarla para la primera parte de su proyecto de arte útil “La Rehabilitación de La Casa Invisible”. Así, el público hace una ovación y la batucada empieza a tocar de nuevo, preparándose para llegar a la tercera parada: el Teatro Romano.
Centros sociales
¿Por qué decimos que La Casa Invisible es importante para Málaga?
Los centros sociales como catalizadores de la creatividad social y cultural, la Casa Invisible como catalizador de referencia en Málaga.
La última performance callejera comienza por soleá. En el centro de la calle, la cantaora Lola Dolores comienza a interpretar una canción que Titiritando de Luisa ha compuesto en honor a La Casa Invisible. “Y aquí yo he encontrao mi casa, y donde yo puedo volar. Porque esta casita mía se mueve por soleá. Qué disparate, ay que disparate, que esta casita se desbarate, ay que esta casita se desbarate”. Los aplausos y los gritos de “¡la Invi se queda!” dan comienzo a la performance: “Cómo fusionar batucada, flamenco y danza contemporánea en un mar de turistas”, con la bailaora y actriz malagueña La Chachi, el artista cubano Niche Ramírez y la Batucada Feminista Malavanda. En el medio de los tambores les dos bailarines comienzan un diálogo corporal, desobedeciendo las métricas que arrastran estos dos géneros para convertirse en una simbiosis subversiva con más sentido que nunca.
Ahora sí, el arte se ha hecho calle, tal y como se enunció en la convocatoria de esta acción: “Ahora que, de cara a las próximas elecciones, todo son buenas palabras, sonrisas, promesas y mercadeo de votos, la cultura libre se hace calle y reivindicación para recordar que habitamos una ciudad que nos desaloja con el turismo masificado, los alquileres imposibles, la precariedad laboral o la amenaza hacia los pocos espacios comunes y de producción cultural que nos quedan”.