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Culturas
El año en que la carcoma empezó a devorar a los ricos
Lo dijo la escritora Belén Gopegui en noviembre durante la presentación del libro en una librería en Madrid: “Carcoma, de Layla Martínez, es un acontecimiento literario”. Cabe añadir que la novela es un acontecimiento de verdad en un mundo —el de la producción cultural— hinchado de eventos imprescindibles día sí día también y de obras maestras publicadas cada semana, pero huérfano de sucesos que realmente dejan huella, que importan. Carcoma puede ser uno de ellos, una de esas excepciones que confieren otro significado a la cultura haciendo que muestre los dientes. Motivos no faltan, desde luego.
Carcoma muerde a quien lee y no suelta el bocado. Por sus páginas aparecen —sin una palabra de más ni de menos— el rencor de clase, la memoria de las mujeres anónimas, las violencias heredadas en un pueblo de lo que hoy llaman España vaciada antes, durante y después de la dictadura, el terror provocado por una casa que se abalanza sobre quien atraviesa la puerta y también, finalmente, la victoria de quienes nunca ganan. Amarga y dura, pero victoria. Porque en Carcoma, publicado por la editorial Amor de Madre, se cuenta una revancha, o mejor dicho varias. Hartas de poner la otra mejilla, dos mujeres de tres generaciones de una familia devuelven los golpes recibidos por ser mujeres y pobres.
Martínez, colaboradora de El Salto y autora de Utopía no es una isla (Episkaia, 2020), un estimulante recordatorio de experiencias que pasaron de la teoría a la praxis en la tarea de convertir la vida en un lugar mejor, aborda la crueldad y brutalidad que habitualmente acotan los relatos literarios sobre el mundo rural, pero lo hace sin caer en el tremendismo o lo grotesco, tampoco en la idealización o el esencialismo: las causas de la opresión y la violencia se encuentran, allí quizá más que en ningún otro sitio, en la explotación de quienes nada tienen por parte de quienes todo atesoran y en la desigualdad entre hombres y mujeres. Y las protagonistas de la novela optan por el ojo por ojo, diente por diente.
La buena recepción que ha obtenido Carcoma sitúa en el mapa el trabajo de las muchas editoriales que, con pocos recursos y a medio camino entre la vocación y la profesión, siguen manteniendo fértil el subsuelo, algo muy meritorio siempre y especialmente en los últimos dos años. Un heterogéneo universo de proyectos cuyo denominador común tal vez sean las limitaciones con las que se manejan. Una de ellas, Pepitas de Calabaza, colocó en librerías un título destacable: Azucre, de Bibiana Candia, recreación novelada de la travesía de miles de gallegos en 1853 hacia Cuba, donde fueron vendidos como esclavos para trabajar en las plantaciones de caña. La Navaja Suiza, otra de esas editoriales, rescató a Mercedes Soriano y su Contra vosotros, una escritora que apuntaba que algo iba mal y cuyas rectificaciones no fueron atendidas.
Literatura
Literatura ¿Quién conoce a Mercedes Soriano?
En los últimos meses del año ha habido revuelo por la publicación en Anagrama de la primera entrega de los Diarios de Rafael Chirbes, con las dos primeras cajas de cuadernos de las seis que escribió el autor desde 1984 hasta pocas semanas antes de su fallecimiento en agosto de 2015. Apuntes, comentarios, opiniones, críticas que ayudan a conocer mejor la figura, el pensamiento y la literatura del autor de Crematorio.
En abril, el editor y escritor Constantino Bértolo dejaba un titular interesante en una entrevista publicada en El Salto: “Las novelas que funcionan en España son cursis, desde hace tiempo. Y hay cursilería de derechas y de izquierdas”. Era solo una muestra de una preocupación que atraviesa su último trabajo, ¿Quiénes somos? (Periférica, 2021), una recensión de 55 libros de la literatura española del siglo XX: cómo las novelas y los poemarios conforman una conciencia colectiva.
La Feria del Libro de Madrid, centro nuclear y escaparate del sector editor, volvió a celebrarse presencialmente en el parque de El Retiro. Y no faltó la polémica. La asistencia del presidente colombiano Iván Duque, dado que la 80 edición estaba dedicada al país sudamericano, suscitó las críticas de numerosas librerías presentes en la Feria, que hicieron público un comunicado en el que denostaban el “lavado de cara” que esta visita suponía ya que, en su opinión, se ocultaban la censura y la represión ejercidas por el gobierno colombiano.
Otra controversia afectó a la colocación de las casetas de librerías y editoriales de catálogo “pequeño”, en palabras del entonces director de la Feria, Manuel Gil, situadas en una isleta central que perjudicó la asistencia de público y las ventas. Al cierre de la Feria, la Junta del Gremio de Libreros, organizadora del encuentro, se disolvió para convocar elecciones y dar paso a una nueva junta, que designó a la periodista Eva Orué como nueva directora de la Feria del Libro de Madrid, la primera mujer en sus 80 años de historia.
400 euros para consumir cultura
El 12 de julio, el socialista Miquel Iceta se convirtió en ministro de Cultura y Deporte, tomando el relevo de José Manuel Rodríguez Uribes al frente de una cartera encargada de uno de los sectores más afectados por las restricciones y medidas de contención de la expansión del coronavirus. En la agenda del nuevo ministro figuraban algunos asuntos pendientes y urgentes, como la tramitación del Estatuto del Artista, trasponer la Directiva Europea de Derechos de Autor en el Mercado Digital, impulsar una nueva Ley del Cine y renovar el marco jurídico del deporte.
El 30 de septiembre, en su primera intervención en el Congreso como ministro de Cultura, Iceta anunció que no llevaría adelante la reforma de la Ley de Patrimonio que preparaba Rodríguez Uribes, un proyecto que encontró la oposición del Partido Popular por la invasión de competencias autonómicas. “Si una ley de patrimonio no es aceptada por el conjunto de las administraciones, es una ley muerta”, afirmó el ministro en un turno de réplica que dio la frase destacada en los titulares de las crónicas publicadas el día después. Otro tema pendiente es la aprobación de una Ley de Mecenazgo Cultural. Según avanzó Iceta, va a trabajar con la ministra María Jesús Montero, responsable de Hacienda y Función Pública, para poder disponer de un texto “que podamos compartir con el sector y llevar al Consejo de Ministros a lo largo del año 2022”.
Cinco meses después del plazo fijado para la trasposición en los Estados miembro, que concluía el 7 de junio, el Gobierno aprobó el 2 de noviembre mediante Real Decreto la adaptación al ordenamiento jurídico español de la Directiva 2019/790 sobre los derechos de autoría y derechos afines en el mercado único digital (DEMUD) —la ley que cambiará internet tal como lo conocíamos—, un camino muy criticado por la falta de participación y transparencia. Y también por el fondo, ya que la Directiva 2019/790 pretende regular el uso en internet de contenidos protegidos por derechos de autoría y hace que las grandes plataformas como YouTube, Facebook o Google se conviertan en “directamente responsables del contenido que alojen”. Es decir, en jueces y partes. “Es probable que esta ley represente principalmente intereses gremiales y de clientelas partidistas, más que el interés común”, decía a El Salto Simona Levi, del colectivo X-Net.
Derechos de autoría
Derechos de autor online La ley europea que transforma internet llega a España mediante Real Decreto
En cuanto al desarrollo del Estatuto del Artista, un proyecto de normativa para mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan en la cultura que lleva sonando cuatro años, parece que en 2022 se hará realidad. El 22 de diciembre, la vicepresidenta segunda del Gobierno y titular de la cartera de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, adelantó que en enero estará listo el borrador que modifique el Real Decreto 1435/1985, de 1 de agosto, por el que se regula la relación laboral especial de los artistas en espectáculos públicos, el texto legal que fija el régimen jurídico del trabajo artístico, con sus especificidades. Será la primera vez que se cambia esa normativa, que Díaz calificó como “un reglamento obsoleto que hay que adecuar a las nuevas realidades y necesidades del sector de la cultura”. Uno de los objetivos de esa modificación es incluir a quienes trabajan en redes sociales, realizan emisiones por streaming o plataformas audiovisuales, y también aportar una definición amplia de lo que es el trabajo cultural, contemplando a técnicos y auxiliares.
Este cambio legal será el primero de una serie de modificaciones que, según Iceta, se producirán en 2022 “para adaptar la legislación a la especial característica del trabajo cultural. A lo largo del año se irán adaptando todas las medidas que se engloban bajo la denominación de Estatuto del Artista”.
Una de las nuevas medidas impulsadas por Iceta es la creación del Bono Joven Cultural, con un importe máximo de 400 euros para quienes cumplan 18 años en 2022 para destinar a actividades y productos culturales. El ministro explicó que la iniciativa, dotada con 210 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado, tendrá una doble finalidad: “Facilitar el acceso de los públicos más jóvenes a la cultura y revitalizar y dinamizar la industria cultural tras los efectos producidos en el sector por la pandemia”. Sin embargo, el primero de esos objetivos se podría lograr por otras vías antes que mediante esta ayuda, como son garantizar matrículas gratuitas y universales para las universidades públicas y estudios superiores o la ampliación de recursos de las bibliotecas públicas.
Un problema que Iceta debería abordar sin dilación es la brecha salarial de género. El salario medio de las mujeres en el audiovisual, las artes escénicas y la música supone el 80% del salario medio de los hombres, según un estudio realizado por la Fundación SGAE y presentado en marzo.
Laboral
Brecha salarial Los hombres ganan un 20% más que las mujeres en la industria cultural
Teatros y museos revueltos
Durante varios meses del año, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) ha vivido un conflicto laboral, con paros y huelgas en los teatros y espacios que gestiona, debido al carácter temporal del personal que trabaja en maquinaria, luminotecnia, utilería, audiovisuales, regiduría, sastrería, peluquería, maquillaje, producción y oficina técnica. La Plataforma de Técnicos y Técnicas Afectados por la OEP18 y los sindicatos exigían al Ministerio de Cultura, al INAEM y al Ministerio de Función Pública el cambio en el requisito de titulación en la Oferta Pública de Empleo (OEP18) que les impide presentarse a la convocatoria, a pesar de que algunos de ellos han ido encadenando contratos desde hace más de quince años. Finalmente, ayer 29 de diciembre, Cultura anunció el acuerdo con UGT, CC OO y CSIF que “permitirá a los técnicos de los teatros nacionales presentarse a los procesos de estabilización de empleo temporal”, según la nota de prensa del ministerio dirigido por Iceta. En la práctica, indica el anuncio, el acuerdo supone que “los técnicos que trabajan de forma temporal en las unidades artísticas del INAEM podrán presentarse a los procesos de estabilización de empleo temporal con la titulación que tienen actualmente y que en su día les permitió acceder al proceso selectivo de empleo temporal”. La experiencia laboral contará como mérito para valorar en la fase de concurso.
Sin embargo, la Plataforma de Técnicos y Técnicas Afectados por la OEP18, que lamenta no haber sido invitada a participar en el proceso de negociación y no descarta continuar las movilizaciones, no valora positivamente el acuerdo ya que, a su entender, no soluciona el problema de fondo. “La gran temporalidad que arrastra el INAEM no reside en las interinidades ni en las plazas denunciadas y reconocidas en los juzgados como estructurales e indefinidas no fijas, sino en plazas estructurales no reconocidas como tales por la Administración y que han sido cubiertas con contratos temporales por circunstancias de la producción”, explican en una nota difundida horas después de conocer el acuerdo firmado por los sindicatos y las instituciones públicas.
2021 ha sido un año movido en los museos públicos de gestión estatal —los 16 gestionados directamente por la Subdirección General de Museos Estatales del Ministerio de Cultura más el Museo Nacional del Teatro, en Almagro, y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid— puesto que los vigilantes de sala han retomado los paros que ya mantuvieron en el tercer trimestre de 2020 para que se les tome en consideración y se revise su encaje en el IV Convenio colectivo único para el personal laboral de la Administración General del Estado, firmado en 2019. Lo que solicitaban los trabajadores de sala era el reconocimiento profesional de sus funciones. Durante el verano, del 10 de julio al 30 de septiembre, 14 de estos museos abrieron sus puertas de manera gratuita a los visitantes, pero la gratuidad no se debería a un desinteresado acto de generosidad, sino a la falta de personal de taquilla ocasionada por la aplicación del convenio, según denunciaron los empleados.
Tampoco fue plácido el verano en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). El 15 de julio, el museo anunció el nombre de su nueva directora, Elvira Dyangani Ose, quien relevaba en el cargo a Ferran Barenblit. Una noticia celebrada con entusiasmo en redes sociales y en los ámbitos culturales y artísticos, al tratarse de la primera mujer en ocupar la dirección de la pinacoteca, gobernada por un consorcio en el que participan tres administraciones públicas (Ayuntamiento de Barcelona, Generalitat de Catalunya y Ministerio de Cultura) y una fundación privada (Fundación MACBA).
Sin embargo, cuatro días después, el MACBA tuvo que dar explicaciones por el despido de Tanya Barson, conservadora jefe, y Pablo Martínez, director de programas, ambos en sus cargos desde abril de 2016. Los dos ceses ocasionaron la ruptura con el museo de la filósofa Marina Garcés y la educadora social Yayo Herrero, que el 21 de julio anunciaron su decisión de abandonar la dirección del Programa de Estudios Independientes (PEI) del curso 2021/2022, que habían diseñado junto a Martínez. Un día después, un manifiesto firmado por más de 400 personas del mundo del arte criticaba los cambios organizativos llevados a cabo en el museo y exigía el cambio de los estatutos de la institución. El PEI se canceló, dejando en la estacada al equipo docente (un total de 29 profesores) y a las 24 personas matriculadas.
Eres lo que escuchas
Radio 3, la emisora pública dedicada a la música y la cultura, afronta un proceso de renovación en el que se juega su continuidad como referente para una audiencia joven. Este año ha perdido varios de sus programas emblemáticos y el Estudio General de Medios no reporta conclusiones esperanzadoras sobre el interés que las ondas despiertan en los jóvenes: solo el 22% de quienes escuchan la radio a diario tiene menos de 34 años. Así, Radio 3, dirigida por Tomás Fernando Flores desde 2012, se encuentra inmersa en una etapa de cambios que afectan a su parrilla de programas, la renovación de la plantilla, su relación con la audiencia y el intento de adaptar su propuesta a los modos actuales de consumo de radio y de música.
La situación de incertidumbre en torno a esta emisora pública se produce en un contexto en el que la radio, el audio como comunicación, experimenta un momento de esplendor a través del formado podcast. Medio de comunicación al alcance de cualquiera, versión siglo XXI de las radios libres o un soporte más que las grandes corporaciones usarán y tirarán en su búsqueda de beneficios, los podcasts radiofónicos viven una explosión que no oculta las múltiples caras de este fenómeno.
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Medios de comunicación La encrucijada de Radio 3: cómo renovarse para llegar a un público joven que no escucha la radio
Hablando de música, y ejerciendo la prescripción que corresponde a la crítica cultural, sorprendentemente uno de los discos del año lo ha firmado el veterano cantautor británico Billy Bragg. No aporta gran novedad a su relato musical, tal vez un sonido más rockero y más americano, pero en The million things that never happened convergen un puñado de canciones que emocionan, su voz dulce de chico que fue punk y su rollo de hombre mayor que sigue creyendo, sin caer en el cinismo, capaz de cantar a sus 64 años frases como “mis viejas posturas son cómodas como un sillón viejo, pero los chavales que derriban estatuas me retan a ver la distancia entre el hombre que soy y el que quiero ser”.
En el otro extremo, 2021 ha significado la confirmación de Chill Mafia, fenómeno pop de la música vasca que conecta con la chavalería con un discurso directo, divertido y actual, no exento de controversias y contradicciones. Pero quien esté libre de ellas, que tire la primera piedra.
Música
Chill Mafia “No te mereces tu puesto, primo. No te mereces tu cocaína”
Y la otra gran explosión del año —petarda en su caso— es la de Samantha Hudson. Performer, travesti, Generación Z, no sabe si cantante, seguramente icono queer o, tal vez, una payasa, en 2021 ha publicado el disco Liquidación total, ha participado en el concurso espectáculo MasterChef Celebrity y en tertulias variopintas, ha protagonizado el show Eutanasia Deluxe y la letra de su canción “Por España” podría ser, por fin, la del himno de este reino tragicómico donde vivimos.