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Ecología
Residuos, vasos reutilizables y vidrio
En los últimos seis meses, más de 100 colectivos, entre los que priman organizaciones ambientalistas grandes y locales, se han constituido en la plataforma “Ley de Residuos Ya” para dialogar con el Gobierno de España de cara a implantar un SDDR estatal. El SDDR, Sistema de Depósito, Devolución y Retorno, implica pagar una pequeña fianza por el envase, que se añade al precio del producto y que se devuelve al retornarlo limpio. De esta manera, aumenta la cantidad y calidad de los envases recuperados, que ahora se reparten entre el contenedor amarillo, el contenedor de resto... y abandonados en calles y parques.
La importancia del SDDR no deviene solo de su capacidad para recuperar más envases: supone un salto cualitativo necesario (aunque no suficiente) para abordar con rigor el asunto de los residuos y para fomentar en serio la participación ciudadana.
Para quienes trabajamos en el campo de los residuos, es evidente que la fracción que más habría que impulsar es la orgánica pero, siendo conscientes de su dificultad, ahora mismo nos estamos centrando en objetivos intermedios, en teoría más factibles.
El SDDR ya está implantado en otras regiones y países del mundo, con buenas tasas de recuperación, pero una parte importante de la industria y la distribución españolas se opone, trasladando el coste de vertido a los ayuntamientos, mientras se va de rositas ahorrándose un dineral. Y todo ello a pesar de los beneficios para el medio ambiente y del ahorro que supondría (al reducirse el vertido)… por no hablar de las multas millonarias que nos va a poner la Unión Europea por incumplimiento de unas directivas ya aprobadas y a las que no hacemos excesivo caso. En resumen: esta plataforma trabaja para conseguir su implantación en el Estado español. Y para aclarar de qué tipo de SDDR estamos hablando, vamos a centrarnos en el ejemplo de la capital de la Comunidad Foral de Navarra, localidad en la que la aplicación de este sistema no acaba de lograr los objetivos propuestos.
Hemeroteca Diagonal
SDDR, ¿un mundo sin botellas ni latas tiradas?
El País Valenciano quiere implantar un sistema de retorno de envases. La industria quiere pararlo.
Iruñea-Pamplona y sus fiestas universales
Los residuos son un problema en cualquier concentración de gente, se trate de fiestas patronales, celebraciones por el ascenso de categoría de nuestro equipo, o grandes conciertos. Pamplona y sus fiestas, con una población bastante concienciada y una ley pionera, son una buen campo para el análisis. Por lo demás, las dinámicas del evento son similares a la mayoría de acontecimientos masivos de su entorno geográfico. De hecho, tan es así que a la hora de las valoraciones se utilizan los mismos criterios que en cualquier otra ciudad o gran festival: número de visitantes, ocupación hostelera y cantidad de residuos recogidos (que en su mayor parte suelen acabar en el vertedero).
La cantidad de residuos suele ser uno de los criterios para medir el éxito de las fiestas y ello refleja la esquizofrenia en la que nos movemos: nos preocupan el cambio climático, los incendios y las olas de calor, pero nos permitimos aumentar nuestros residuos en fiestas como signo de modernidad y éxito. Y cuando hablamos de residuos, nos referimos no sólo a la cantidad, sino a su destino, el vertedero, porque van mezclados y en buena parte, se recogen del suelo.
El papel de las administraciones, en este caso Ayuntamiento y Mancomunidad de la Comarca, no es fácil. Su principal preocupación es gestionar unas cantidades crecientes y ello deja menos tiempo y recursos para aumentar los porcentajes de recuperación. Con estos mimbres, y camino ya de la década desde que se implantara el sistema, la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿si las instituciones no están cumpliendo con la Ley de Residuos de Navarra, es creíble que vayan a hacerlo con las leyes contra el cambio climático, que son mucho más ambiciosas? A falta de cambios importantes en las dinámicas políticas, la respuesta es que no es creíble que el Gobierno de Navarra liderado por el PSN-PSOE y el Ayuntamiento de Iruñea-Pamplona liderado por EH Bildu vayan a desarrollar las leyes contra el cambio climático como esperamos las organizaciones ecologistas.
Si las instituciones no cumplen con la Ley de Residuos de Navarra, ¿es creíble que vayan a hacerlo con las leyes contra el cambio climático?
Vamos a centrarnos en tres dinámicas actuales de los Sanfermines para justificar esta triste respuesta: los vasos reutilizables, el vidrio del suelo y el sector hostelero. Dejaremos para otra ocasión la materia orgánica y otros residuos.
Vasos reutilizables
El uso de vasos retornables es una buena práctica cuando es circular y no se queda en un acto meramente cosmético. Por desgracia, la economía circular es en demasiadas ocasiones un burdo lavado verde.
Hay que tener en cuenta que el vaso retornable es más pesado que el de un sólo uso: si el porcentaje de vasos “desaparecidos” es alto, la medida sirve de poco porque la cantidad de plástico desperdiciada puede ser incluso mayor. Sea como sea, y después de 7-8 años de su implantación en Pamplona-Iruñea, hace dos legislaturas, la realidad de los vasos retornables es penosa, porque el suelo de la ciudad sigue lleno de vasos no reutilizables, sobre todo en los días especiales.
Por un lado y desobedeciendo la ley navarra, la ley estatal y las directivas europeas, se siguen repartiendo y vendiendo vasos de un sólo uso. No es un fenómeno residual sino algo cotidiano en fiestas: ahí tenemos sus restos, convenientemente rotos y esparcidos en pequeños trozos tras ser pisoteados. ¿Se cumplirá alguna de las leyes en algún momento y se sancionará a quien se la salta? Estaría bien que respondieran el alcalde de la ciudad y el presidente de la mancomunidad.
Por otro lado, y según la normativa municipal, los mismos bares que venden los vasos debería recomprarlos, pero en la práctica sucede que si una cuadrilla que ya ha pedido ocho bebidas pide otra ronda, se usan vasos nuevos. La casuística es descorazonadora; a una persona que vaya con 20 vasos, y que no sea cliente habitual, no se le recomprarán. En algunos bares ni siquiera te los recompran si vas con dos vasos. ¿Aclarará el Ayuntamiento cuántos vasos reutilizables se han perdido este año?
¿Se cumplirá alguna ley en algún momento y se sancionará a quien se la salta?
¿Cómo es posible que sigamos en este punto? En primer lugar, el Ayuntamiento de Pamplona-Iruñea paga la limpieza de los vasos que se recuperan, abonando una pequeña cantidad, que incluye tanto el lavado como la recogida y el reparto de los vasos (que corren a cargo de la empresa concesionaria). En segundo lugar, los establecimientos hosteleros basan su negocio en la venta de bebidas y recomprar vasos es “relativamente” engorroso. En tercer y último lugar, los bares compran los vasos a la empresa concesionaria por unos 60 céntimos (anagrama incluido) y ganan unos 40 céntimos por cada vaso que no retorna. Hay bares que sí que recompran, pero si se exceden el cupo que han adquirido no hay un mecanismo redistribuidor entre el conjunto de los establecimientos.
Lo anterior se solucionaría repartiendo esos vasos recomprados entre el conjunto de los bares o recomprando fuera del circuito de hostelería y retornándolos al sistema. Es evidente que una buena parte de la hostelería preferiría esta segunda opción para seguir dedicándose a la venta de bebidas pero, para ello, deberían cambiar dos realidades actuales.
La primera, que la empresa concesionaria de los vasos debería cobrar una fianza a los bares del mismo valor que se cobra a los clientes, esto es, de un euro; no como ahora, que los bares ganan dinero con los vasos que no les retornan porque los compran más barato. En eso consiste un sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). Y así como en un SDDR cotidiano el precio por unidad es menor, está justificado que sea mayor en fiestas, para evitar que se pierdan miles de vasos.
La empresa concesionaria de los vasos debería cobrar una fianza a los bares del mismo valor que se cobra a los clientes
La segunda, habría que poner un punto de recompra de los vasos gestionado por el Ayuntamiento, la Mancomunidad o la empresa concesionaria… o que se delegara en algún grupo o entidad social. Si lo recomprará una entidad pública, podría devolver el euro entero. Si lo hiciera otro tipo de entidad, habría que pagarle el servicio (devolviendo 5 céntimos menos o algo similar, para compensar el trabajo de recogida y el traslado a la empresa concesionaria). Es decir, hablamos de un precio de recompra de un euro si corre la propia administración se hace cargo o de 90-95 céntimos si es una entidad social. Lo razonable sería habilitar un horario determinado y/o un espacio cercano a la fiesta para mostrar que “aquí se trabaja contra el cambio climático”.
En este circuito deberían entrar no solo los vasos reutilizables del propio Ayuntamiento sino también los de otras entidades sociales y peñas o bares (en Pamplona-Iruñea hay al menos otros cuatro/cinco vasos retornables de plástico con sus correspondientes logos). Para autorizar su uso, deberían aceptar su retorno y el pago de un euro por cada vaso recuperado en el canal oficial. Además, los cobren o no, deberían pagarlos cuando se los devuelvan.
Habría que valorar también otras cuestiones. Una es repensar el diseño en función de los que se estropean (cuanta más pegatina más se estropea); en cualquier caso, un vaso rayado debería recomprarse igual y en todo caso, retirarse del circuito y enviarse a reciclar. Otra es el vaso de cristal; habría que pagar la misma fianza, devolverse al retornar y deberían estar serigrafiados para evitar la confusión al recomprarse: su mayor problema es la rotura y probablemente su mayor coste, pero ya hay muchos bares que los utilizan en fiestas. Y un último asunto sería valorar qué precio de la fianza es suficiente para incentivar la recuperación; un euro es una cantidad significativa y fácil de gestionar pero podrían evaluarse otras cantidades (mayores).
Lo que es seguro es que hay muchas personas que recogerían los vasos: inmigrantes, nuestras hijas e hijos —siempre dispuestos a sacarse unas monedas extras—, quienes ya han gastado la última perra gorda y quieren seguir de fiesta, quienes consideran que reciclaje y fiesta no están reñidos…
Lo que es seguro es que hay muchas personas que recogerían los vasos
Estos podrían ser los criterios, u otros parecidos, pero siempre en consonancia con lo que significa un SDDR y con su objetivo de recuperar el máximo de vasos para que disminuya drásticamente la cantidad de desechados. Y recomprando todos los vasos que lleguen. Además, de esta forma se incentivaría la separación de residuos y la implantación de un SDDR de envases.
Residuos
Ecoembes, el gran lavado de cara verde
Ecoembalajes España SA, ente formado por las grandes empresas del sector de los envases y principal actor del reciclaje de embalajes de usar y tirar en el país, vende una imagen medioambiental que para las organizaciones ecologistas está muy lejos de la realidad.
Botellas de cristal por los suelos
No sólo se ve plástico por el suelo; también hay cristal, mayormente botellas y, en menor cantidad, vasos. Las botellas más numerosas son las litronas y los botellines de cerveza y, en menor medida, las botellas de litro de todo tipo de alcoholes. En general, las litronas y las botellas de alcohol se compran en establecimientos de venta de bebidas (tiendas y supermercados) y los botellines en bares.
Es evidente que se desperdician muchos kilos de vidrio que van a la basura. Ello, además del coste ambiental, supone un riesgo físico cuando el vidrio está roto. Esto debería preocupar a Ecovidrio, el sistema de gestión de las botellas de vidrio, que recibe un cantidad por cada botella que coloca en el mercado, pero que no es penalizado cuando el vidrio no retorna y va a la basura.
Ecovidrio no es penalizado cuando el vidrio no retorna y va a la basura
En tanto en cuanto no se implante un SDDR en Navarra, o en el conjunto del Estado, la nueva norma sobre eventos sostenibles que ha elaborado la Consejería de Medio Ambiente, que contempla la posibilidad de establecer este sistema de manera provisional en los grandes eventos públicos como fiestas, conciertos, etcétera debería ser de obligatorio cumplimiento a partir del 1 de enero de 2025. Ello quiere decir implantar el mismo sistema de los vasos reutilizables a las botellas de todo tipo o, como mínimo, a las más frecuentes que se vendan en la ciudad o en el recinto festivo.
Hostelería sin compromiso
No vamos a extendernos en este punto, pero hay que recordar a una parte importante de la hostelería, que al igual que la ciudadanía, tienen que colaborar en la separación de todas las fracciones de residuos y, especialmente, en la de materia orgánica y botellas de cristal. Es penoso encontrar contenedores de resto llenos de botellas, cuando existe un servicio de recogida puerta a puerta. Hay un sector de la hostelería que tira miles de kilos de vidrio a la basura, mientras otra cumple con sus deberes, apostando por unas fiestas más ecológicas.
Reciclaje
Los “Reciclos” de Ecoembes son greenwashing
Rendida a la evidencia de que más pronto que tarde se acabará por implantar un SDDR, la Sociedad Anónima sin ánimo de lucro ensaya su sistema en distintos lugares.
Concluyendo...
Tal y como hemos comentado al inicio, más de un centenar de organizaciones ambientales, y de todo tipo, se han organizado en la plataforma «Ley de Residuos Ya». Sus principales objetivos son conseguir objetivos más ambiciosos en la ley de residuos estatal y que se implante el SDDR.
Según un estudio de la Alianza Residuo 0 y Zero Waste Europe, en España sólo se recupera en torno al 36% de las botellas de plástico. Este dato contrasta con los resultados que ofrece el gabinete de comunicación de Ecoembes, el sistema de gestión de los envases de plástico, metal y briks, que eleva los números por encima del 60%. ¿A quién hay que creer? A quien no tiene intereses económicos.
¿A quién hay que creer? A quien no tiene intereses económicos
En todo caso, y según la Ley Estatal de Residuos, en caso de que el porcentaje de botellas de plástico recogidas mediante contenedor amarillo sea inferior al 70%, debe implantarse el SDDR… pero hecha la ley, hecha la trampa. Los gobiernos autonómicos no tienen los datos del número de envases puestos en el mercado y, en consecuencia, carecen de información fiable sobre los porcentajes recuperados. De todo ello se encarga Ecoembes, que puede maquillarlos a su gusto.
En Navarra, la Compañía de las 3 Rs, junto con otros grupos, logró que se incluyera la posibilidad del SDDR en la ley navarra, aprobada años antes que la estatal y pionera en el Estado español. Dicho grupo ha recurrido los datos del porcentaje de envases que dio la Consejería de Medio Ambiente el año pasado, haciendo un análisis a partir de los datos que se ofrecieron y tras solicitar amparo al Defensor del Pueblo. Todavía no ha recibido contestación.
La Compañía de las 3 Rs ha recurrido los datos del porcentaje de envases que dio la Consejería de Medio Ambiente el año pasado
Actualmente, hay una iniciativa estatal para apoyar la campaña por un SDDR, que ha sido aprobada en distintos ayuntamientos por fuerzas políticas de todo el espectro político, y que en los próximos meses se trasladará a algunos ayuntamientos de Navarra. En el caso que nos ocupa, si la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra hubiera hecho los deberes, ya se habría implantado un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), como el que existe en numerosos países, y tal y como dice la Ley de Residuos de Navarra.
De todas maneras, no es solo un problema de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, sino de la clase política navarra en su conjunto, que parece ignorar que la implantación del SDDR redundaría en una mejora de la recuperación de envases y en una mayor percepción ciudadana sobre la importancia de lo retornable y del reciclaje.