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Educación
Del Dis al Capaz. La educación inclusiva en Extremadura.
Abrimos una sección donde periódicamente recorreremos los principales desafíos de la educación en Extremadura, y lo hacemos con una aproximación al reto pendiente de la educación inclusiva. Contamos con la coordinación de Raúl Gijón, maestro, licenciado en Psicopedagogía y actual director del CEIP Antonio Machado (Mérida), que nos aproxima la voz de diversos agentes comprometidos con una enseñanza en libertad y equidad.
Maestro y Licenciado en Psicopedagogía.
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sistema educativo español (y, por extensión, el extremeño) en los próximos años es recuperar la equidad a través de una educación más inclusiva, aspecto especialmente dañado durante los años de crisis y, con más crudeza si cabe, durante este año 2020. En atención a ello, hemos considerado oportuno iniciar una sección sobre el estado de la cuestión educativa en Extremadura abordándolo como tema central para la misma. Y es que este derecho del alumnado no resulta una cuestión novedosa, sino que realmente constituye un tema irresuelto desde hace casi treinta años. Fue, de hecho, promulgado por la ONU en la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, que España firmó y ratificó el 3 de mayo de 2008, tras suscribir la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2006 y, más recientemente, ha sido incluido en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de la ONU, donde literalmente se exige a los países “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos (y todas)”.
Educación
Educación sexual inclusiva para acabar con el estigma desde muy temprano
Educar en la diversidad desde las edades más tempranas no solo redunda en generaciones más tolerantes, sino que es un derecho recogido en normativas tanto nacionales como internacionales. En los últimos años, varios centros han apostado por eliminar unas dinámicas que, desde el sistema educativo, alimentan el estigma que rodea a los colectivos minorizados.
Por todo ello, en base a su urgencia y centralidad, nos hemos planteado conocer la realidad de la educación inclusiva en nuestra región y, para ello, hemos pedido la opinión a Toñi Díaz Caído (miembro del grupo de familias Educación Digna para Todos Ya y de la Plataforma Estatal por una Escuela Extraodinaria), a Chema Álvarez Rodríguez (profesor técnico de servicios a la comunidad en el Ciclo Formativo de Atención a Personas en Situación de Dependencia del IES de Valdelacalzada, donde también ejerce de secretario, con veinticinco años de experiencia en la enseñanza, en los que ha trabajado en Equipos de Orientación y como Director del Equipo Provincial de Atención al Déficit Auditivo) y a Francisca Escobero, presidenta de la recién creada Asociación para la Defensa de la Inclusión Educativa de Extremadura (ADIEEX), colectivo que se dio a conocer hace unos meses denunciando los recortes anunciados por la Consejería de Educación y Empleo en los servicios de orientación escolares que atienden al alumnado con necesidades específicas. Con los tres se ha establecido un diálogo en busca de respuestas en torno a las necesidades que tiene nuestro sistema educativo para atender a su diversidad.
Para comenzar a hablar sobre la educación inclusiva, quizás haya que acudir a su misma naturaleza. En este sentido, ¿es una quimera, una utopía, resulta posible?
Toñi Díaz Caído (TDC): La educación inclusiva es una obligación. Está reconocida en la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por el Estado Español y, por lo tanto, de obligado cumplimiento. A día de hoy, es posible y necesaria. Sólo requiere voluntad política.
Francisca Escobero (FE): En la actualidad es una quimera y una utopía, aunque no de manera generalizada, pero a la vez resulta algo posible. No hay nada imposible si se destina formación, tiempo, ganas, recursos. Es factible si la entendemos como un proceso de detección de necesidades y la respuesta a las mismas se da a través de una mayor participación activa de todo el profesorado, en todos los niveles, y desde la comprensión a que cada vez la diversidad es más amplia, lo que implica cambios sustanciales en metodologías de aprendizaje. Educar en igualdad requiere de una transformación de lo que se entiende por inclusión en aulas donde haya oportunidades para todos, con metodologías que se adapten a la diversidad de las aulas, dejando el etiquetado, pasando del “Dis” al Capaz, buscando fortalezas y no debilidades, y esto sólo se entiende desde una responsabilidad compartida. No hay nada imposible, sólo es imposible lo que no se hace.
Chema Álvarez (ChA): La educación inclusiva es, más bien, un bulo; es decir, algo que se da como cierto pero que no lo es. Existe una agenda educativa en los países democráticos en cuanto a la educación, desde la Segunda Guerra Mundial, que pasa por resarcir las atrocidades cometidas por el nazismo sobre las personas con discapacidad y, fundamentalmente, con aquellas con discapacidad intelectual. Algunos países de Europa han cumplido con esa agenda, pasando de una educación inclusiva a una educación a secas, pero otros, como España, dejan bastante que desear.
La prueba está en la misma disposición geográfica del espacio destinado a la educación especial. En el caso de Extremadura, ejemplo representativo de parte del Estado, los colegios de educación especial se construyeron en el extrarradio de las ciudades, en las afueras, tratando de ocultar o alejar una realidad que podía resultar “incómoda”. Los enviaron a la periferia. Ahí siguen: CEE Los Ángeles de Badajoz, Aguasantas de Jerez de los Caballeros, Casa de la Madre de Mérida, Antonio Tomillo de Zafra, etcétera, etcétera. Más bien se construyó una educación “exclusiva”, que excluye y oculta la diferencia.
Educación
Historias de diversidad e inclusión
La escuela, una única escuela, debe ser el espacio donde la diversidad de historias enriquezca a quienes forman parte de ella: tantas como alumnos y alumnas tengan el legítimo derecho a una enseñanza digna y en igualdad de oportunidades.
Educar en igualdad requiere de una transformación de lo que se entiende por inclusión (…) con metodologías que se adapten a la diversidad de las aulas, dejando el etiquetado, pasando del “Dis” al Capaz
Estos colegios no sólo son guetos, sino que sus instalaciones dejan a día de hoy bastante que desear, sobre todo los públicos, con aulas edificadas en el siglo pasado, sin ventilación, con señalización inadecuada, carencias de adaptabilidad, baños impracticables... Sin los medios adecuados, en suma, para tratar este tipo de educación.
Según indica la Convención de Derechos del alumnado con discapacidad, “sólo se derivará a centros de educación especial al alumnado cuando se hayan agotado todas las vías y recursos y se demuestre la imposibilidad de atender debidamente en centro ordinario”. Portugal ha incorporado al 97% del alumnado en los llamados “centros ordinarios” y han desaparecido los Centros de Educación Especial. ¿Podría hacerse lo mismo en nuestra región?
FE: Actualmente es inviable este planteamiento de cierre de centros de educación especial en España e incorporar a todo su alumnado a los centros ordinarios; no habría capacidad de respuesta, recursos ni formación adecuada para poder atender de esta manera. El cambio en Portugal no ha venido sólo de la escuela, sino de la sociedad. Ha sido posible porque hay un cambio global en la manera de entender la educación inclusiva, pero desde tres ámbitos fundamentales: político, social y educativo. Sin movimientos en estos tres ámbitos, trabajando en conjunto, armonía y hacia un objetivo común, España no conseguirá un modelo similar.
ChA: Hay que señalar las dificultades que ha tenido (y aún tiene) la inclusión la población inmigrante en las aulas extremeñas. Cuesta mucho hacer de éstas un espacio de convivencia. Si a día de hoy aún no se ha logrado, cuanto más con personas con discapacidad y, sobre todo, las caracterizadas por discapacidad intelectual… ¡y ojo, que yo estoy a favor de tirar los muros de las escuelas de educación especial y hacer un solo centro, bien dotado en recursos humanos y materiales, algo hoy por hoy imposible debido a la administración cicatera que tenemos! Ésta, por ejemplo, gasta unos recursos increíbles en dinero, esfuerzo, burocracia, dispositivos electrónicos. Millones y millones de euros que estarían mucho mejor invertidos en fomentar la educación inclusiva, igualitaria, no discriminativa en función del sexo, la capacidad, la procedencia social o el barrio donde se vive. La comparativa entre el gasto destinado a cachivaches electrónicos y la atención a la diversidad es de traca. El abandono del alumnado con necesidades educativas especiales destaca en estos tiempos de pandemia. Eso sí, le daremos tablets para que puedan aprender online y, sobre todo, recibir los correos con las tareas.
¿Qué cambios debería realizar nuestro sistema educativo para garantizar la educación inclusiva de la que habla la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad?
TDC: El cambio debe producirse desde la base. De inicio, se le debe dar a la educación la importancia que merece. Es fundamental la formación del profesorado para que el docente trabaje por un modelo educativo basado en la equidad, en la dignidad del ser humano, en el derecho a la participación no en igualdad de oportunidades, sino en la igualdad para tener oportunidades que se adapten a cada alumno o alumna teniendo en cuenta sus circunstancias vitales, sean las que sean (diversidad funcional, diversidad sexual, dificultades de aprendizaje, entorno, idioma, cultura, etc.). La organización de los recursos y las metodologías de enseñanza es clave para el aprendizaje, así como la eliminación de la “catalogación” del alumnado, que resulta absolutamente necesaria cuando hablamos de una educación inclusiva.
La comparativa entre el gasto destinado a cachivaches electrónicos y la atención a la diversidad es de traca. El abandono del alumnado con necesidades educativas especiales destaca en estos tiempos de pandemia. Eso sí, le daremos tablets para que puedan aprender online y, sobre todo, recibir los correos con las tareas
FE: Pactar por la educación, pero por la educación inclusiva; entender la discapacidad como capacidades diversas. Que tengan que existir turnos de acceso por discapacidad a determinados puestos de trabajo, que haya gente que considera que es una discriminación positiva, algo que he escuchado mucho en educación, ya nos determina que hay mucho que mejorar. Pongo un ejemplo: pese a haber superado las oposiciones y acceder a ser funcionaria, tuve que solicitar un informe del centro valorativo de discapacidad. Eso sólo lo hace un país burocrático que ve la discapacidad, o mejor al discapacitado, como una persona que tiene que demostrar su valía varias veces. Es más, cuando accedes a tu trabajo tienes que seguir demostrando que estás ahí por derecho propio.
ChA: Habría que cambiar la receta, es decir, cambiar más el procedimiento que los ingredientes, de forma que el plato final resultara más suculento para todos, para todas. Si seis horas de clase, cinco días a la semana, son insufribles para el alumnado, cuánto más para el de educación especial. Todo el que trabaja en enseñanza sabe que con menos horas de clase se conseguiría más. Tratar de meter en un horario estándar a un alumno o alumna de educación especial es complicado.
La cuestión horaria no es lo único que debería cambiar. Es sólo un ejemplo. Habría que hacer las clases más abiertas, recurrir a metodologías más inclusivas, salir más al patio, no correr tanto, dedicarse más tiempo los unos a los otros como personas. Los ritmos no son iguales para todos. También seleccionar los conocimientos, compartirlos y no hacerlos tan estancos como los hacen las materias.
Educación
Madrid, epicentro de la educación excluyente
Profesorado especializado saturado, sobrerratio de alumnado atendido: la administración madrileña mantiene la atención a la diversidad bajo mínimos. Familias y profesionales se organizan para garantizar el derecho a la educación de niñas y niños con necesidades especiales.
Decimos en la ley que todos somos iguales pero sólo titulan los que aprenden lo mismo y consiguen los mismos objetivos, y eso ya no es inclusión.
En cuanto a lo organizativo, habría que reducir o eliminar la burocracia y, en relación al tema de la orientación, prima la cantidad sobre la calidad, las decisiones políticas sobre las educativas. Un ejemplo: Extremadura es la única comunidad autónoma de todo el Estado Español que tiene en los institutos la figura del educador o educadora social. La ley y el resto de comunidades establece la figura del Profesor Técnico de Servicios a la Comunidad (PTSC), que trabaja tanto en FP como en los equipos de orientación. El educador social no es docente; el PTSC sí. No cabe duda de que los educadores son unos grandes profesionales de educación y hacen su trabajo con excelencia y gran profesionalidad, como también lo harían los PTSC.
¿Qué aspectos son los decisivos para convertir el sistema en más equitativo?
TDC: Cambiar los objetivos del sistema educativo. A día de hoy, el sistema ha demostrado que forma a personas para ser productivas, sin más.
FE: Decimos en la ley que todos somos iguales pero sólo titulan los que aprenden lo mismo y consiguen los mismos objetivos, y eso ya no es inclusión. Para que el sistema sea equitativo, la sociedad tiene que evolucionar a la equidad, Desde la política, familias y escuelas debemos mandar un mensaje claro de que todas las personas somos competentes.
ChA: A la educación inclusiva le queda mucho camino por recorrer. Todavía no existe ningún organismo autonómico extremeño que coordine los tres ámbitos de atención: el sanitario, el educativo y el social. Esa labor a veces la hacen los equipos de orientación, de ahí su necesidad.
La Ley de Educación de Extremadura también aboga por una Educación inclusiva, pero ¿cuál es el modelo de inclusión y orientación educativa para Extremadura a proponer?
FE: Como escribe la orientadora Mercedes García Vázquez, “para promover modelos de escuelas inclusivas, tenemos que empezar por modificar nuestro modelo de orientación. Estamos muy anquilosados en un modelo clínico y es hora de plantearnos avanzar hacia un enfoque sistémico, que tenga en cuenta los contextos en los que se desarrolla el alumnado y no tanto el alumno en sí mismo. Y para ello, colaborar con el profesorado dentro del aula, acompañándolos, asesorándolos sobre metodologías basadas en experiencias educativas de éxito. Incluir no es dejar entrar, es dar la bienvenida”.
A la educación inclusiva le queda mucho camino por recorrer. Todavía no existe ningún organismo autonómico extremeño que coordine los tres ámbitos de atención: el sanitario, el educativo y el social.
Ese es el modelo de orientación educativa por el que apostamos, hay que dejar de ver al orientador como persona que detecta dificultades y comenzar a verla como agente de cambio. La orientación debe ser preventiva, adelantarse a lo que va a suceder. Debemos asesorar sobre inclusión educativa, legislación de centros docentes, sobre procedimientos, becas, procesos, itinerarios académicos, desarrollo evolutivo, etc... Y, también, debemos coordinar la aplicación de las medidas de inclusión.
TDC: Debemos dejar de hablar de modelo de inclusión porque eso no existe. La inclusión es un derecho que se debe garantizar. El sistema educativo debe cambiar hacía una atención que se adapte a todo el alumnado de manera flexible, equitativa, donde todo el alumnado se sienta partícipe de su proceso de socialización y aprendizaje. En todo esto, los equipos de orientación tienen un papel fundamental, dejando atrás el modelo médico y de diagnóstico, evaluando el entorno del alumnado y los cambios que se deben realizar en el centro escolar (accesibilidad, formación del profesorado, implicación de los equipos directivos...) garantizando no sólo la presencia en el aula, también su participación y progreso.