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Educación
¿Qué le pasa al profesorado?
![Aula artes Galiza 3](/uploads/fotos/r2000/660448a1/DSC00286.jpg?v=63769881829)
Este enero ha habido dos convocatorias de huelga en la Enseñanza Pública Vasca, en febrero hay convocadas otras dos y, por la actitud que muestra el Gobierno Vasco, parece que puede ser un conflicto largo. Muchas personas se preguntan qué está pasando para que estas convocatorias hayan tenido un seguimiento tan masivo si, después de todo, el profesorado es un colectivo que tiene buenas vacaciones y salarios dignos.
Recientemente, en una charla con amigos/as, intentaba responder a esta pregunta y lo primero que vino a la cabeza fue el ejemplo que utilizó Erich Fromm para comparar su hipercapitalista EE.UU. natal con México: “En México hay una cultura en la que el carpintero goza todavía al hacer una buena silla y no se pone solo a producirla con rapidez y ansia de beneficio”. ¿Es posible que, en estos momentos, las/os docentes seamos ese carpintero mexicano que se resiste a ser engullido por el sistema productivo capitalista? Con este artículo intento analizar esta cuestión.
Con este formato de digitalización de las aulas entran empresas privadas en la educación pública y salen valiosos datos para seguir cebando sus intereses corporativos
Pese a las dificultades, en la escuela pública hemos mantenido un mínimo de autonomía para desarrollar nuestro trabajo. Sin embargo, durante estos últimos años, se está acelerando un proceso que normaliza el desplazamiento de la figura del maestro/a como sujeto activo en el proceso de enseñanza aprendizaje. Esta dinámica sería análoga a la que pudo sufrir el carpintero mexicano cuando se vio forzado a dejar su taller para trabajar en una cadena de montaje y perdió el vínculo con su trabajo, inevitablemente la persona quedó al servicio del sistema productivo.
El carpintero utiliza martillos, lijadoras, metros, sierras… Nosotros/as libros, pizarras, tizas, ordenadores, programaciones didácticas… Parece que, en nuestras escuelas e institutos, las herramientas están cobrando una centralidad inédita. Es como si cobraran vida y se convirtieran en el sujeto sobre el que debe girar la actividad docente. Los otros sujetos, alumnado y profesorado, quedan relegados a un segundo plano, por detrás de idearios pedagógicos y/o tecnológicos.
Educación pública
Opinión Privatización encubierta de la educación pública
Un ejemplo de este proceso es el papel de las nuevas tecnologías. Con la pandemia se aceleró la digitalización en las aulas, se llegó al punto de obligarnos a obtener certificaciones digitales. Lo relevante no es si el ordenador es útil para conseguir uno u otro conocimiento, sino situar en el centro esta herramienta, colocarla por encima de cualquier opinión o decisión de los claustros.
Los centros educativos se han llenado de ordenadores y pantallas digitales. Con esta maquinaria ha llegado un mandato: la digitalización es impepinable, hay que hacerlo sí o sí, viene desde arriba. Con este formato de digitalización entran empresas privadas en la educación pública y salen valiosos datos para seguir cebando sus intereses corporativos. A este respecto, en una entrevista, Naomi Klein criticó las falsas promesas de Silicon Valley: “Venden esta tecnología como una manera para mejorar nuestras vidas, pero, en realidad, el capitalismo impulsa su uso para maximizar beneficios”.
El aprendizaje por competencias se supone que prepara al alumnado para la vida real. Pero el modelo lo conformó Jacques Delors, directivo de una multinacional y político, pese a no pisar un aula en su vida, que le viene como anillo al dedo al poder corporativo
Con la evaluación está pasando lo mismo, nos está desplazando una herramienta que hemos utilizado toda la vida. Inmerso en el llamado aprendizaje por competencias, han articulado un nuevo sistema evaluador que nos arrolla como una avalancha. La complejidad y carga administrativa de este sistema provoca que la evaluación se convierta en una tarea alienante, ajena a la realidad del aula.
El aprendizaje por competencias se supone que prepara al alumnado para la vida real. Sinceramente, solo hay que rascar un poco para ver quién conformó este modelo y a qué intereses reales responde. Jacques Delors, directivo de una multinacional y político, pese a no pisar un aula en su vida, nos regaló este nuevo paradigma educativo que le viene como anillo al dedo al poder corporativo.
![Aula](/uploads/fotos/r2000/281a3201/aula_en_madrid.jpg?v=63703556382)
Las grandes patronales europeas encuentran en este modelo de aprendizaje el vehículo perfecto para introducir su ideología en nuestras sociedades. La estrategia Rethinking Education (Comisión Europea, 2012) ha sido referenciada en la última década en todas las leyes educativas y afirma que la educación debe adaptarse a las necesidades del mercado. Basta con leer las competencias que debe desarrollar un trabajador, según la Unión Europea, para ver su similitud con el ideario que están metiendo en nuestras escuelas: digitalización, liderazgo, emprendimiento, capital humano, educación financiera, competitividad…
Para la élite económica, la empresa es el centro neurálgico de lo humano y lo divino. ¿Es el papel de la escuela formar personas emprendedoras que se crean empresarios/as? Si todos/as somos empresarios, el conflicto capital-trabajo desaparece, ya no hay explotadores ni explotados. ¡Jugada perfecta para Jacques Delors y los suyos! Bajo este prisma, el niño que vende comida en un semáforo es un emprendedor que compite en igualdad de condiciones en el mercado. Esto no es una ida de olla, es un ejemplo real que se ha utilizado en América Latina en formaciones para autónomos.
La estrategia Rethinking Education de la Unión Europea afirma que la educación debe adaptarse a las necesidades del mercado. Basta con leer las competencias que debe desarrollar un trabajador para ver su similitud con el ideario que están metiendo en las escuelas: digitalización, liderazgo, emprendimiento, capital humano, educación financiera, competitividad…
Con la ideología empresarial llega el aprendizaje por competencias y para su desarrollo se implementa un monstruo burocrático: programaciones ininteligibles, un sistema de calificación que exige horas de papeleo para no llegar a ningún lado, un marco pedagógico enrevesado… Todo ello sin contar con la opinión del profesorado. Ponen la máquina competencial a funcionar y nosotras/os debemos producir las piezas como si de un torno se tratase.
Todo este proceso lo estamos viviendo en un contexto de aceleración constante; más y más innovación, más y más proyectos, más y más carga de trabajo. Tenemos que llegar a responder a todas las necesidades que puedan surgir y los enfoques son infinitos. Lo jodido es que, en ocasiones, no hay imposición, nosotras/os mismos/as nos vamos metiendo en más y más iniciativas. Hartmut Rosa analiza este fenómeno como una de las características de nuestra época: “Los procesos de aceleración característicos de nuestra sociedad engendran formas de alienación graves que socavan la autonomía de las personas”.
Economía digital
Capitalismo digital Sumisión a los señores del aire
Este autor describe una estructura que nos dirige a correr permanentemente contra el tiempo. En la sociedad capitalista del hiperconsumo se crea la ilusión de que todo es alcanzable, tenemos un montón de listas con tareas pendientes, pero no tenemos tiempo para nada. Las frases “no me da la vida” o “estoy a punto de petar” se ha convertido en parte de lo cotidiano.
¿Esta dinámica está condicionando nuestra labor docente? No lo sé, quizás esté equivocado y haya que analizar y justificar mejor esta hipótesis. Sin embargo, como antítesis a la aceleración constante me viene a la cabeza la entrevista al director de un instituto de un barrio obrero de Castilla y León. El periodista le preguntaba por la receta mágica que estaba detrás de los magníficos resultados académicos de su centro. El hombre respondió con sinceridad: “Pues no hemos hecho nada especial, hacemos lo de toda la vida. Los/as profesores/as dan clase y los/as estudiantes estudian”.
Estamos inmersos en un proceso que pretende poner un servicio público esencial a los pies del poder corporativo. Las grandes patronales lo tienen claro; los servicios públicos tienen que funcionar como una empresa y para vender esa idea crean un nuevo tipo de marketing impregnado con tintes pedagógicos
Las huelgas han prendido con facilidad y la gasolina ha sido el malestar generalizado en el sector. Para poder abordar ese malestar es fundamental poder entenderlo y Nancy Fraser nos da una clave para este análisis: “La característica más relevante del capitalismo es la entrega a las fuerzas del mercado de los asuntos humanos de mayor importancia”. En esas estamos, inmersos/as en un proceso que pretende poner un servicio público esencial a los pies del poder corporativo. Las grandes patronales lo tienen claro; los servicios públicos tienen que funcionar como una empresa y para vender esa idea crean un nuevo tipo de marketing impregnado con tintes pedagógicos.
Todo paradigma pedagógico está ligado a una manera de entender el mundo, y este que nos están imponiendo ya hemos visto de dónde viene. Para mí el paradigma que defendía Paolo Freire se parece al del carpintero mexicano que mencionaba Erich Fromm: “Se debe construir el conocimiento desde las realidades que afectan a los dos sujetos políticos en acción, alumno y maestro”.