Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM)
Jorge Nacarino: “El movimiento vecinal tiene que seguir siendo punta de lanza de la presión social”

Vivienda, turistificación, gestión de residuos, la masificación de eventos así como reimpulsar la participación ciudadana, son solo algunos de los retos que observa, como prioridades, el joven presidente de la FRAVM.
Jorge Nacarino FRAVM - 1
Jorge Nacarino, es presidente de la FRAVM desde octubre pasado, aunque es parte del movimiento vecinal madrileño desde hace dos décadas. Es también presidente de la Asociación Vecinal Puente de Vallecas-San Diego. Álvaro Minguito

Han tenido que pasar más de 50 años para que, en 2025, se reconociera “la importancia del movimiento vecinal en su aportación a la democracia de este país”. El reconocimiento se dio el pasado 28 de mayo, a través de una proposición no de Ley (PNL) impulsada por la Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales (CEAV), durante el pleno del Congreso de los Diputados, y votada por una gran mayoría de los partidos políticos representados en la cámara.

La Federación Madrileña de Asociaciones Vecinales (FRAVM) –en funcionamiento desde 1975 pero legalizada hasta 1977– admite este reconocimiento como un hecho histórico que responde, de alguna manera, a la deuda histórica de las instituciones del Estado con el movimiento vecinal. Es por ello que esta PNL es solo el principio para empezar a desarrollar acciones concretas que fortalezcan a las asociaciones vecinales como espacios esenciales de participación ciudadana.

Pero el principal reto sigue estando en las asociaciones, en lo que hacen y dejen de hacer para continuar “siendo punta de lanza de la movilización, de la presión social”, como expresa Jorge Nacarino, en su encuentro don El Salto.

Nacarino fue elegido para sustituir a su antecesor Enrique Villalobos como presidente de la FRAVM, en octubre pasado. A pesar de su juventud, 41 años, posee una dilatada experiencia vecinal formada por su pertenencia a la Asociación vecinal de Puente de Vallecas-San Diego, desde hace dos décadas. Jorge es consciente de los cambios que ha actualmente se han impuesto, tanto en la región como en los municipios madrileños, y sabe de los retos hacia donde el movimiento vecinal camina o debe caminar.

¿En qué momento está el movimiento vecinal a nivel regional? ¿Cómo lo respiras?
Creo que estamos en un momento, por lo menos, desigual. Es un momento extraño, en los últimos años sobre todo en barrios o determinadas zonas donde tradicionalmente el movimiento vecinal ha sido más fuerte, como ocurre en los distritos de la periferia como Villaverde o Vallecas, por poner un ejemplo, hay una situación de cierto bajón en cuanto a los niveles de participación, siendo territorios más históricos. En cambio, por el contrario, en determinados distritos o municipios de la región, que tradicionalmente a lo mejor no han tenido un gran músculo asociativo muy importante, están resurgiendo o surgiendo esos movimientos.

Y creo que tiene muchísimo que ver con el modelo de ciudad y de región en el que estamos viviendo. Cómo fenómenos como la turistificación en la almendra central, o todos los problemas derivados toda esta gran producción de grandes eventos que estamos viviendo, tanto en los municipios como en la ciudad de Madrid, están generando muchas molestias y una cierta expulsión de buena parte de la ciudadanía, y de un cambio de modelo distinto a lo que la gente está acostumbrada a vivir en su barrio o en su municipio. Eso, lo que está haciendo, es generar un movimiento de respuesta ante este tipo de situaciones.

Así, vemos cómo zonas de la ciudad o de otros municipios que están más acomodadas desde el punto de vista puramente económico, sí que se está movilizando más y en cambio, los distritos más castigados por la situación de vulnerabilidad, de pobreza y su cronificación, en algunos casos, están a lo mejor en un momento más más bajo de lo que nos podría gustar. Creo que estamos en esa situación un poco atípica, podemos decir que no estamos en un momento de alza generalizada ni de bajón generalizado, sino que estamos atravesando cierto recambio de equilibrios, en cuanto a las fuerzas del movimiento en diferentes territorios.

Aún y esos cambios que comentas que han sufrido los municipios, y especialmente las ciudades de Madrid, los y las vecinas siguen reclamando equipamientos, polideportivos, bibliotecas, parques vivos, hasta las fiestas populares han sufrido cambios. Es decir, sigue habiendo ese reclamo de lo básico, ¿no?
Hay una agenda de movilización que sigue estando ahí y es, por así decirlo, la histórica del movimiento vecinal, que sigue estando viva. No solamente hay un movimiento de respuesta a los ataques de nuevos fenómenos, sino que esa agenda también también está ahí.

Todos los fines de semana los tenemos repletos en la agenda de múltiples movilizaciones en cada uno de los barrios, en cada uno de los municipios reclamando una escuela infantil o una biblioteca. Esas reivindicaciones históricas del movimiento vecinal siguen siendo perfectamente válidas.

¿Cómo se traslada esto a las administraciones municipales, y en qué momento se encuentra también esta relación?
La relación es muy desigual, en función de qué administración hablemos. Es decir, que si fuéramos de una escala de arriba abajo, la relación con el gobierno central o desde el Estado central, tenemos una buena interlocución con algunas partes del Gobierno central, lógicamente con la delegación de Gobierno en la Comunidad de Madrid, y con algunos ministerios donde más trabajamos en común, sobre todo con el Ministerio de Transporte, en todo lo que tiene que ver con movilidad. Y en Sanidad, aunque no por igual en todos los departamentos, pero sí que hay buena interlocución.

Ha habido casi un cerrojazo en cuanto a la interlocución con la administración autonómica para con nuestra Federación

Con la Comunidad de Madrid sí que es muy desigual en función de las consejerías. Desgraciadamente en Madrid tenemos una anomalía democrática, desde que en la Comunidad de Madrid salió Ruiz Gallardón como presidente de la Comunidad. Ya cuando entró Esperanza Aguirre, y quitando el pequeño paréntesis de Cristina Cifuentes, ha habido casi un cerrojazo en cuanto a la interlocución con la administración autonómica para con nuestra Federación. Y ocurre también en otros ámbitos, en el sindical o en el ámbito educativo, por ejemplo, con la FAPA Giner de los Ríos. Pero sí es cierto que dependemos mucho de la voluntad política de los consejeros de turno.

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No hay una interlocución, un diálogo permanente o más estructuras de diálogo con la Comunidad de Madrid, pero sí que la hay con algunas consejerías. Por ejemplo, en nuestro mandato sí que tenemos una buena interlocución con la Consejería de Cultura y con la Consejería que lleva medioambiente, con la que estamos enfrentados en muchas cuestiones, pero al menos hay un espacio donde dialogar, o con Educación. Pero también hay consejerías, para nosotros son fundamentales, con las que hasta la fecha ni tan siquiera hemos podido sentarnos, como las de Transporte o Vivienda, con la crisis de vivienda que estamos teniendo. 

Por mucho que lo hemos intentado, con la propia presidenta, excepto recientemente, de manera informal. Hasta la fecha, en sus seis años de gobierno, ha sido incapaz de sentarse en una reunión ni con el presidente anterior ni el actual presidente de la Federación, en algo que tendría que ser algo puramente normal, aunque no tuviéramos evidentemente muchos elementos en común con sus políticas.

El poder tener ese diálogo sí que ocurre en el caso de la ciudad de Madrid. Hemos tenido reuniones más o menos regulares, y tuvimos una justo con el cambio de nuestra presidencia, y en días pasados, hemos tenido alguna nueva reunión con las áreas de gobierno del Ayuntamiento de Madrid y con el mismo alcalde. E insisto, aunque evidentemente en esas reuniones de trabajo abordemos cuestiones en las que no estemos de acuerdo, nosotros planteamos posiciones contrarias a las que el Ayuntamiento pueda estar trabajando.

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En los municipios, pues igual, hay mucha desigualdad en función de que Ayuntamiento. Sí que estamos teniendo buena interlocución con algunos ayuntamientos como Getafe, San Fernando de Henares, que son los municipios que más trabajamos desde hace años por todo el drama de la línea 7B. Hemos tenido interlocución con la gente de Coslada, también Alcorcón y Rivas Vaciamadrid.

Estáis publicando algunos informes sobre aquellos temas que son prioritarios para la Federación, ¿cuáles son esos temas prioritarios?
El tema que tenemos, evidentemente, más encima de la mesa es toda la problemática que tiene que ver con vivienda. Cualquiera puede compartir que es el principal problema que tenemos ahora mismo en Europa, en en el país, en la región y sobre todo las grandes ciudades. Este es el tema en el que más estamos trabajando.

Cualquiera puede compartir que es el principal problema que tenemos ahora mismo en Europa. Este es el tema en el que más estamos trabajando

Recientemente hemos presentado un informe sobre cómo está impactando el Plan Vive sobre dos cuestiones. Por un lado, en cuanto a el desastre que está suponiendo en cuanto al acceso, es decir, que no está consiguiendo dar cobertura ni al 2% de los de los solicitantes de este plan, y luego, en cómo está afectando a los propios adjudicatarios en cuanto a los problemas de la calidad de las construcciones, al modelo de gestión de este plan, que sinceramente creemos que es un plan bastante desastroso y que necesitaría cambiar de manera de manera radical.

Estamos trabajando mucho también con todo lo que tiene que ver con la vivienda de uso turístico, no solo porque se haya aprobado recientemente el nuevo Plan Reside, en el caso de la ciudad de Madrid, sino porque hemos conseguido, yo creo que un éxito vecinal importante, que es la modificación de la Ley de Propiedad Horizontal, y que ha conseguido cambiar el orden, en cuanto a la aprobación por parte de la comunidad de propietarios, de estas viviendas. Creemos que ha sido un avance. Llevamos años peleando para que finalmente lo hayamos conseguido que se incluyera también, en la última reforma de la Ley de Justicia.

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Desde la FRAVM vamos a hacer un trabajo de formación, en ese sentido, para que las comunidades de vecinas y vecinos tengan todas las herramientas legales posibles para luchar contra el problema de la turistificación. También vamos a estar trabajando en eso como Policía Nacional para poder transmitir a las comunidades vecinales de cómo pueden denunciar un incumplimiento permanente en cuanto a la información de las personas alojadas, es algo que se habla demasiado poco. Ahí tenemos una brecha de seguridad enorme en la que no se está trabajando y se está permitiendo que los propietarios de Airbnb estén incumpliendo de manera permanente la ley.

Otro tema que preocupa a las vecinas, y por tanto a la FRAVM, es la gestión de residuos, ¿cierto?
Sí, más bien la mala gestión, la falta de una política de gestión de residuos general y la amenaza, que parece va a ser cierta, de la continuidad que le quiere dar el Ayuntamiento de Madrid a la planta de Valedemingómez, que como sabéis es una de nuestras reivindicaciones históricas. La idea es tener una estrategia que vaya reduciendo los residuos y poder establecer un compromiso de desmantelamiento de la incineradora, porque creemos que, evidentemente, es una actividad insalubre que no debería estar tan cerca de la ciudad de Madrid y que afecta de forma clara a la salud de varios millones de madrileños.

Una planta que sigue funcionando sin autorización ambiental, incumpliendo actualmente sobre la legislación europea. Son los compañeros del Ensanche quienes están capitaneando esa esa lucha. Ellos saben que cuentan plenamente con el apoyo de la Federación y de todas las asociaciones del entorno, con la reivindicación de que en Madrid haya una estrategia de residuos a nivel de región y también a nivel metropolitano, para que cambiemos también el modelo, un modelo que es un problema del país.

Con la gestión de los residuos tenemos mucha tarea pendiente y la prueba de ello es la propia aplicación reciente de la tasa de basuras no deja de ser un efecto del mal trabajo, de los deberes no hechos de todos estos años atrás que ahora lógicamente nos va a impactar a todas y a todos en el bolsillo. Un impacto que habría sido mucho menor si tuviéramos herramientas de gestión de residuos mucho más eficaces y que pudieran, por ejemplo, premiar mucho más a aquellas comunidades o aquellos vecinos y vecinas que hacen un buen uso de sus residuos y que están apostando por esa economía circular por todos lados.

Otra cuestión de residuos son los cantones que están construyendo varios al mismo tiempo, en diversos barrios, digamos con la misma estrategia por parte del Ayuntamiento de no escuchar las demandas y propuestas de la vecindad y prácticamente implantarlo de facto.
Sí. El caso más dramático es el de Montecarmelo porque, muy a pesar de lo que ha dicho y mentido Borja Carabante, de forma descarada. Hay veces que, siendo un barrio del norte de Madrid, de una zona acomodada, se piensa que es que no lo quieren, y no es cierto. Lo que se quiere construir en Montecarmelo es un macro cantón con una instalación de tipo industrial, porque no solamente llevaría un cantón de proximidad, sino una gran planta del SELUR, que va a suponer, y ya se está destruyendo, una buena parte de una de una zona verde.

También, quieren construir una instalación que va a llevar un gran tráfico de camiones en todo el entorno, al lado de un colegio y al lado una zona de viviendas, cuando, a menos de dos kilómetros de donde el Ayuntamiento quiere implantar esta instalación, hay un área industrial que, es donde debería estar, y cuenta ya con el consenso de todas las asociaciones y el vecindario de toda la zona de los PAU del norte de Madrid.

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Esta falta de escucha también la hemos tenido en Vicálvaro o en otras zonas de la ciudad y además contraviniendo o no cumpliendo la promesa electoral que hicieron, justo antes de las últimas elecciones municipales, de no hacer ningún tipo de implantación de ningún tipo de cantón sin el acuerdo con los vecinos, algo que evidentemente cuando pasaron las elecciones municipales, a Borja Carabante se le debió olvidar esa promesa.

La complejidad de Madrid, no solo como capital sino también como región, se complejiza, pero para acabar con un poco de ánimo ¿qué es lo que echa para adelante a la FRAVM, ahora mismo?
Si hablamos en términos sociales, lo que nos sigue dando, por así decirlo, el ánimo para continuar, es el trabajar por el por el bienestar de la gente. Yo creo que tenemos una región desgraciadamente, muy a pesar de lo que nos digan, que se está volviendo cada vez más inhóspita y más difícil para vivir. En una región en la que desgraciadamente el discurso político va muy alejado a la realidad de lo que la gente vive, de lo que la gente realmente sufre. Lo que nos impulsa es poder trabajar en esa política real, en ese trabajo del día a día de la gente. Y poder intervenir en la mejora de la calidad de vida de la gente, y en la necesidad de cambiar la forma de hacer política que se está imponiendo en estos en estos últimos tiempos.

La receta, no está tanto en la farmacia, sino en la asociación vecinal, en el cole, en el colectivo social del barrio y en volver a conectar esa comunidad

También queremos ser capaces de recuperar el debate sobre lo importante y ver cómo somos capaces, desde la propia construcción social, desde la participación de nuestras entidades, de recuperar lo comunitario. Hace poco hablaba con una compañera que es hija de los históricos del movimiento vecinal y me decía algo muy bonito, que ella recordaba cómo su padre, cuando se juntaban con sus vecinos, se juntaban para hacer activismo pero también para pasarlo bien. Es esa vida comunitaria que se consigue, que se consiguió y con lo que se construyeron todos esos barrios donde no solamente hubo movilizaciones, sino también mucho trabajo de construcción de comunidad.

Queremos trabajar más para intentar ver cómo somos capaces de recuperarlo, porque el movimiento vecinal, el movimiento social, tiene que seguir siendo la punta de lanza de movilización, de presión social para conseguir luego esa negociación que nos permita mejorar la vida de la gente. Pero también tenemos que ser un elemento fundamental para generar comunidad.

La receta, no está tanto en la farmacia, sino en la asociación vecinal, en el cole, en el colectivo social del barrio y en volver a conectar esa comunidad

Creo que, de muchos de los males que estamos viviendo en general como sociedad, ahora que hablamos tanto de salud mental, evidentemente hablamos también de soledad no deseada –una parte de sus males– la receta, no está tanto en la farmacia, sino en la asociación vecinal, en el cole, en el colectivo social del barrio y en volver a conectar esa comunidad. Yo creo que es algo de lo más bonito que podemos hacer en el día a día.

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