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Partidos políticos
Del frente amplio al bloque histórico en Andalucía
Yo sigo en mis trece: el próximo gobierno en Andalucía será, de nuevo y lamentablemente, de derechas. La noticia del lunes no dará un giro radical a las tendencias y las inercias sociales. La política es una ciencia praxeológica de medio y largo plazo que casi nunca funciona por golpes de efecto, pero sí cambia sustancialmente el panorama tan desolador que las izquierdas teníamos por delante. Podemos pasar de la desolación, la híper fragmentación y la humillación electoral al aguante, la recomposición del espacio progresista y la posibilidad de albergar nuevas esperanzas y emociones en los espacios militantes y las personas más politizadas. Aún así, tengamos paciencia, esto es solo el primer paso. La clave se encuentra en cómo avanzará el proceso, si habrá o no incorporación de nuevos actores y cuál será la fórmula final con la que se concurrirá a los próximos comicios. Acuerdo programático ya hay, es casi imposible encontrar más de siete diferencias entre los programas de las formaciones de izquierda, más allá del orden particular de prioridades, así que esperemos que la voluntad de poder legítima de cada formación no se imponga a la urgencia del reencuentro.
Es cierto que en la foto no están todos ni todas. El gran ausente ha sido Adelante Andalucía y la que había sido hasta ahora una de las candidatas de la izquierda andaluza con más potencial: Teresa Rodríguez. La pelea encarnizada en el seno del partido hace ya unos años provocó el mayor de los cismas, haciendo muy difícil, aunque no imposible, la reconciliación de las diferentes corrientes y/o partidos: Anticapitalistas, por un lado, e Izquierda Unida y Podemos, por el otro. Las primeras reacciones de ambas formaciones en redes sociales han sido poco esperanzadoras de un hipotético acercamiento en un futuro próximo. Antiguos y destacados representantes de IU han aprovechado la noticia para señalar y destacar el enclaustramiento de los anticapitalistas, su falta de voluntad política. Un gesto que era predecible, pero no deseable ya que puede menoscabar las energías para volver de nuevo al fango y las intrigas palaciegas de antaño. Por su parte, simpatizantes y gente del entorno de la izquierda soberanista andaluza han reciclado argumentario para deslegitimar el acuerdo, acusándolo de haber sido orquestado desde Madrid, en los despachos de las diferentes formaciones. Honestamente, la experiencia de haber militado en grupos de argumentario y discurso me dice que esta vez eso no va a funcionar, que lo que antes podía ser un revulsivo, la construcción del imaginario de lo autóctono, ahora puede servir para el estrechamiento de sus propios márgenes y el arrinconamiento de esta fuerza política. Veamos por qué.
Partidos políticos
Año electoral Izquierda en Andalucía: siempre nos quedará Dos Hermanas
El protagonismo de Más País es una de las claves del acuerdo. Parecía que su aliado natural fuera Adelante Andalucía y, sin embargo, ayer apareció en la foto en primera línea, junto al secretario general del Partido Comunista de Andalucía, Ernesto Alba, el coordinador de Izquierda Unida en Andalucía, Toni Valero, y el representante de Podemos ante la ausencia de Martina Velarde, Nico Sguiglia. Ha sido un movimiento inteligente de Esperanza Gómez y su militancia, reafirma la posición de autonomía de Más País Andalucía frente a los discursos que pretenden supeditar los movimientos de su formación a la voluntad de Errejón. Recordemos que en el imaginario de la izquierda Errejón salió de Podemos por su desacuerdo con el rumbo que estaba tomando el partido, y que una de las primeras desavenencias que hizo pública cuando aún era Secretario Político de Podemos fue la decisión de pactar con Izquierda Unida para concurrir juntos a las elecciones del 26 de junio de 2016, el famoso «pacto de los botellines». Además, a esto hay que sumarle la incorporación de dos partidos andalucistas: Iniciativa del Pueblo Andaluz y, se espera que próximamente, Andalucía por Sí (AxSí); lo que también dificulta el éxito del discurso del acuerdo por control remoto de los sectores soberanistas. Por su parte, la aproximación de Podemos al partido que lidera Errejón no es menos simbólica. Dirigida o no desde Madrid pone de relieve otra cosa igual o quizá más importante: se impone la generosidad a las viejas peleas de partido, se prioriza la urgencia de sacar a la derecha del palacio de San Telmo a las «batallitas de la izquierda»; dejándole así un recado importante a Adelante Andalucía.
En mi humilde opinión, lo deseable y fructífero para las izquierdas y el conjunto de las clases populares en Andalucía sería que ambas formaciones dejarán atrás viejos rencores, que en la medida de lo posible limaran asperezas y restañaran las heridas. Ahora bien, soy consciente de la dificultad que esto supone y, como ya comenté en otro artículo hace unos meses, si va a ser un acuerdo impostado y sin voluntad real de diálogo, es preferible que no lo haya. Observando lo ocurrido, es mejor para el medio y largo plazo que cada cual marche por separado a que un encuentro forzado implosione después de unas elecciones en las que no se prevé un resultado suficiente como para desbancar a la derecha (recordemos que para eso necesitaríamos a un Partido Socialista fuerte y eso va más allá de nuestros esfuerzos).
Si la izquierda proyecta una imagen de unidad, diálogo y entendimiento, no será suficiente para ganar pero sí para hacer la esperanza posible y la desesperación un poco menos convincente
Otra de las virtudes del anuncio de ayer es la coyuntura en la que se ha logrado hacerlo. El Partido Popular viene de una guerra interna descomunal por el control del partido que le ha obligado a posponer una convocatoria de elecciones en Andalucía y ha erosionado su imagen, más si cabe de lo que lo había hecho Pablo Casado. La ultraderecha, ahora mermada por su posición ambigua respecto a Putín y la invasión de Ucrania, venía de cosechar un muy buen resultado en las elecciones de Castilla y León, lo que había catapultado sus expectativas en un hipotético adelanto electoral en Andalucía. Si, frente a esto, la izquierda proyecta una imagen de unidad, diálogo y entendimiento, no será suficiente para ganar pero sí para hacer la esperanza posible y la desesperación un poco menos convincente. Además, todo esto ocurre en el momento en el que la izquierda ha encontrado una figura que vehicula todas sus esperanzas y su fe en la recomposición del espacio: Yolanda Díaz y la plataforma que está por construirse.
Ahora bien, como comentaba al principio, queda todo por hacer y la buena noticia de ayer es solo un pequeño paso en un camino que se prevé largo. Lo que ocurra en las próximas semanas será fundamental. Esperemos que si los tiempos lo permiten se abra un diálogo más amplio que se extienda a las formaciones de la sociedad civil. Andalucía no necesita únicamente un frente amplio, una herramienta para enfrentar unas elecciones, sino un bloque histórico: la extensión de la voluntad de sumar fuerzas y establecer entre todas un horizonte político en común. Eso no se consigue sin la recomposición del tejido asociativo, sin ponernos cara y conocernos, organizar eventos y fiestas, y hacer un trabajo militante molecular, en los barrios, en los lugares de trabajo y en las redes sociales.
Andalucía
¿Por qué Andalucía es un problema para las izquierdas?
Creo que desde las izquierdas andaluzas hay varias cuestiones que constatar y que todas ellas en conjunto nos hacen pensar que en las elecciones del próximo 28 de abril Andalucía, es un problema para las izquierdas.
Por ahora, insisto, celebremos sin entusiasmo y con inteligencia y razón estratégica. Hoy estamos más cerca que ayer de construir una herramienta sólida que establezca las condiciones necesarias para la reactivación del espacio crítico y progresista en Andalucía. Enhorabuena a los partidos y al gran trabajo de Francisco Sierra y Sebastián Martín como mediadores. Seguimos.