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Reforma laboral
Aprobar la reforma laboral para seguir avanzando
Enero está siendo un mes convulso en la política del cambio. Las fuerzas políticas que componen el bloque plurinacional gobernante no pueden conceder a las derechas una derrota que sería letal para la continuidad del programa que España necesita y que la coalición sigue impulsando gracias a sus apoyos estables. La reforma laboral y el resto de medidas de avance social que se están desplegando son de crucial relevancia también para Euskal Herria, ya que el PNV no hace sino frenar las mejoras en materias cruciales como la política social, fiscal, energética y de vivienda.
Nada más publicado el RDL 32/2021, del 28 de diciembre en el BOE, saltaron las alarmas. El ala izquierda del tablero mostraba su decepción por la insuficiencia de los avances. Con un carácter más técnico y reposado, los juristas laboralistas coinciden en que la reforma en su actual formulación es mejorable, pero supone el restablecimiento de marcos eficaces de negociación colectiva, refuerza la causalidad en la contratación temporal y limita la posibilidad de las subcontratas para degradar los salarios.
“La reforma actual es mejorable, pero supone el restablecimiento de marcos eficaces de negociación colectiva, limitación de la temporalidad y degradación salarial en subcontratas”
Quienes se movilizan contra esta reforma laboral tienen legitimidad para hacerlo, pero no pueden negar el debate sobre los contenidos acordados y los avances que suponen para la mayoría trabajadora. Se puede hacer bandera de lo que ha quedado fuera de esta ronda de negociación (la indemnización por despido, por ejemplo), así como defender una preeminencia de la negociación colectiva territorial que parece se perdió en el mismo tiempo de descuento en el que ahora puede reformularse. Vayamos por partes.
Avances en negociación colectiva y temporalidad
Es de rigor atenerse al Acuerdo de Coalición firmado entre el PSOE y UP para valorar sus políticas. Habrá quien lo considere insuficiente, pero es innegable que fue un punto de partida necesario para sacar a España del bloqueo, permitiendo una primera legislatura de cambio de rumbo y avances sustanciales. En lo relativo a su primer apartado sobre empleo, de sus aspectos principales, hasta ahora sólo se ha quedado fuera la reversión de la posibilidad de modificar de manera unilateral los contratos. En los últimos dos años se han desarrollado mecanismos de reducción de las desigualdades como el IMV o importantes subidas del SMI, que ya van camino de acumular un notable 40% en tres años.
Precariedad laboral
Precariedad laboral La reforma laboral y el milagro de la temporalidad en España
Desde un primer momento se derogó la aberrante posibilidad de despido por baja o enfermedad, igual que se han ido estableciendo reglas garantistas para la población trabajadora en materias antes liberalizadas como el teletrabajo o los riders de plataforma. Ahora, con la reforma laboral que esperemos se apruebe esta semana, se restablece la ultraactividad por ley de los convenios (no por sentencia judicial como en Euskadi, sino con todas las garantías y en todas partes) y se impide su descuelgue a nivel de empresa en materia salarial, mientras se normaliza la flexibilidad interna para aplicar ERTE y no recurrir al despido cuando haya caídas de la producción. Así mismo, se refuerza la Inspección del Trabajo, como ya se venía haciendo anteriormente, y se endurecen las sanciones por infracción para cada contrato. Se pone también freno al uso fraudulento de la subcontratación para intensificar las condiciones de explotación, se mejoran los contratos formativos y se trata de ampliar el uso de los fijos discontinuos en actividades estacionales como la agricultura o el turismo.
“Se han abordado cambios que no vienen de la reforma de 2012, restableciendo cláusulas de causalidad en la temporalidad y eliminando los contratos por obra o servicio”
A cambio de lo que no se ha tocado y algunos denuncian, se han abordado cambios que no estaban en la reforma laboral del 2012, como tomar medidas para reducir la temporalidad, en la que se restablecen cláusulas de causalidad muy relevantes y, sobre todo, se elimina su forma más incierta y utilizada, la de los contratos por obra o servicio. No se puede obviar que lo que más desequilibra la capacidad de negociación de los colectivos de trabajadoras y trabajadores es la altísima temporalidad que retrae a todo el mundo, no ya de sindicarse, sino de exigir absolutamente nada en su puesto de trabajo. Simplemente atajar eso, si la reforma tiene los efectos esperados, es un cambio estructural de calado que no puede ser subestimado, ni mucho menos tildado de maquillaje de cifras, ya que las modalidades de contratación y sus causas legales son uno de los elementos más importantes de las relaciones laborales en las sociedades capitalistas.
Despido y convenios territoriales ausentes
Pero no caigamos tampoco en la autocomplacencia para contrarrestar a quienes mañana se movilizan en Euskal Herria para “mejorar” estos avances mediante su actual rechazo, apuesta arriesgada que, mientras tanto, nos haría volver a la regulación del PP que hemos sufrido durante 10 largos años. Confebask, la CEN y la federación del gran capital en la que participan CEOE, han negociado duro y, sobre todo, han conseguido que no se restablezca la indemnización por despido mínimo del contrato indefinido en 33 días por año trabajado. En esta materia no se puede obviar que llevamos toda la pandemia, desde que Yolanda Díaz lo decretara en el 8/2020 del 17 de marzo, sin despidos por causas económicas a 20 días por los efectos de las restricciones. Es decir todos los despidos covid se han declarado improcedentes y como tal han sido indemnizados.
En todo caso, en el máximo de empleo asalariado desde 2008, no parece que el debate sobre los costes de despido tenga relevancia coyuntural, más cuando, si se logra que una parte relevante de la contratación temporal pase a indefinida, sus indemnizaciones por despido aumentan notablemente. Por tanto, no es de recibo que se rechace la actual reforma porque consolida el abaratamiento del “despido barato” de las reformas de 2010 y 2012. Es verdad que este RDL no aborda esa cuestión, ni tampoco restablece los salarios de tramitación que son materia importante de protección de la parte débil en una ruptura de contrato, pero los sindicatos mayoritarios han manifestado que será el siguiente paso y que, para cuando una nueva crisis capitalista lo imponga, el Gobierno ya ha demostrado que está dispuesto a encarecer el despido sin acuerdo con la patronal.
Además, no lo olvidemos, con la limitación de la temporalidad, se está impidiendo el despido que es de facto la terminación de esos contratos de duración limitada que, además de tener una indemnización mucho menor, son la causa principal de pérdida del empleo, muy por encima de los despidos. Si no, que se lo pregunten a la población joven y no tan joven que nunca ha tenido un contrato indefinido. Acabar un contrato temporal es la causa más importante de inestabilidad laboral, falta de implicación sindical y destrucción de empleo que sufren trabajadores y trabajadoras en todas partes.
“Es necesario abordar la reformulación de los artículos 83 y 84 del Estatuto de los Trabajadores para negociar convenios a nivel autonómico o foral”
El otro avance ausente en esta reforma laboral, de menor importancia en España pero de especial relevancia en Euskal Herria por su diferente composición económica, sindical y política, es el de consolidar la negociación colectiva territorial, no permitiendo aplicar el convenio estatal si existe un provincial o autonómico mejor. Aunque se restablezca la ultraactividad de los convenios y se impida la aplicación de convenios multi-servicios, mejoras sustanciales para la clase trabajadora, es necesario abordar la reformulación de los artículos 83 y 84 del Estatuto de los Trabajadores para negociar convenios a nivel autonómico o foral, gran logro de ELA y LAB en 1994 y que las últimas reformas han erosionado.
Reforma laboral
“Lan baldintzen aldeko konfrontazioan eta euskal esparruan sinisten dugu” (LAB)
Como era de esperar, sindicatos y partidos abertzales se movilizan en bloque por este aspecto, pero no se debe olvidar que en 2017 se aprobó y sigue vigente el Acuerdo interprofesional en relación con la estructura de la negociación colectiva en el ámbito de la CAPV, fijando ya esta preeminencia a la que aún así algunas empresas escapan. En cualquier caso, no parece que los partidos políticos y agentes sociales que impulsan la reforma laboral se opongan a esta modificación, y debería ser posible el acuerdo. Así lo han manifestado responsables de UGT y CCOO en las últimas semanas, que frente al modelo de negociación por empresa que han impulsado las derechas y la patronal, defienden que la negociación colectiva centralizada genere los mínimos que no se pueden rebajar, los derechos universales de una actividad. Esto no quita para que allá donde se da una concentración de esa actividad, los sindicatos implantados organicen luchas y conquisten mejoras que deban ser respetadas. Esos logros no solo generan derechos para el trabajo, sino también para las empresas que, de no ser así, padecen una competencia desleal de aquellas que eluden las normas comunes acordadas en un territorio dado.
Discutir con fuste para aprobar lo acordado
A todo lo expresado se debe añadir un último elemento especialmente denostado los últimos días por sindicatos abertzales y por EH Bildu, la del acuerdo con las patronales y los socios europeos. La Vicepresidenta Díaz ha logrado que el Componente 23 del plan de reformas aprobado sea reducir la temporalidad y que por primera vez no se responda a una crisis con devaluación salarial y facilitación del despido, sino con presupuestos públicos expansivos con alto contenido social, feminista y ecologista, así como el refuerzo de la negociación colectiva, impulso del empleo estable y promoción de los ERTE como mejor manera de evitar despidos.
En la anterior crisis, Merkel y sus hombres de negro nos impusieron la austeridad que hizo caer a Zapatero, y el PNV acató sin rechistar. De hecho, el Quantitative easing monetario del BCE desde 2014 fue un mecanismo para frenar el auge de fuerzas como Syriza, Cinco Estrellas o Podemos. Ahora, tal vez porque el origen de la crisis ha sido ecológico y no económico, tal vez por el cambio de signo de bastantes gobiernos, hay políticas distintas, lo que no puede sino ser celebrado, ya que supone un quiebro a la estrategia que las patronales vascas y españolas venían defendiendo en las últimas décadas.
Por tanto, en este contexto, no es de recibo que de cara a la inminente aprobación parlamentaria de la reforma laboral, sindicatos y partidos abertzales justifiquen su rechazo en el acuerdo con la patronal y en que ésta haya impuesto una no sustancialidad que es falsa, ni tampoco en que la derogación de la de 2012 solo haya sido parcial. Podrían ser honestos con la naturaleza de su argumento y remarcar que se eliminan también aspectos importantes de anteriores reformas laborales y hasta algunos heredados del código franquista. Tampoco parece lógico que, tras más de 50 reformas desde 1980, hagan pensar a sus bases que el actual RDL será el último en materia laboral. Lo que ya roza el absurdo es que se clame al cielo por lo que no estaba en el acuerdo de derogación, como otros elementos de las reformas de 2010-2011 que no se han abordado ahora, aunque pueda acordarse hacerlo próximamente.
“Los argumentos en contra no sirven para dotar de sentido a la primera movilización sindical contra el avance de derechos laborales de la historia de nuestro país”
Todos esos argumentos no sirven para justificar un modelo sindical de contrapoder que debe replantearse en el actual ciclo político en el Estado y, menos aún, para dotar de sentido a la primera movilización sindical contra el avance de derechos laborales de la historia de nuestro país. Movilización contra una reforma que, más allá del debate sobre su calado, es un evidente cambio de tendencia en la recuperación de garantías para el mantenimiento del empleo y su mejora negociada. Porque no debe olvidarse que votar contra esta reforma laboral no es una estrategia para futuras mejoras del actual texto, es bloquear los actuales avances e impedir que, desde ya, sean de aplicación general y vinculante en todas las empresas de Euskal Herria, es decir, para más de un millón de personas asalariadas, de las que más del 20% de los hombres y casi el 30% de las mujeres trabajan con contratos temporales. Es votar no a limitar la contratación temporal para incentivar la indefinida y con derechos, no a multiplicar las sanciones por contratación irregular, no a obligar que las subcontratas pongan las condiciones salariales regladas en su actividad, no a la ultraactividad de los convenios y no a la preeminencia del sectorial frente al de la empresa. La política es el arte de realizar lo posible y de acercarse a lo que parece inalcanzable. Discutamos con cierto fuste para aprobar ahora lo acordado.
Reforma laboral
"Gai garrantzitsuak geratzen dira negoziatzeko” (UGT)
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Es hacerse trampas al solitario, en ambiente preelectoral la cabra tira al monte y el PSOE al centro liberal con lo que no habrá más cambios de calado
Por un lado no tengo más remedio que asumir que el análisis de la reforma desde el punto de vista técnico lo suscribo ampliamente.
Sin embargo los matices políticas, electorales y de contexto me parecen seriamente equivocados.
Por un lado esta claro para mí y sospecho que para muchos votantes más que el psoe da su promesa electoral de derogación como ampliamente cumplida.
Como ya dice el autor esto no es así.
Por otro el autor dice que por estadística habrá más cambios laborales y no digo que sea imposible, lo que sí veo imposible con el tiempo y la pelea que ha costado llegar hasta aquí es que los futuros cambios sean de calado.
Además creo que ha quedado claro a nivel electoral que el PSOE ve a la ministra de trabajo como una competidora a laminar y no permitirle brillar en este tema, el presidente impuso la reforma acordada con la patronal, el presidente ha lanzado un y otra vez a Calviño y Escrivá contra Díaz, el gobierno ha impuesto que está votación sea de si o no por su modo de tramitación, ha impuesto el no se modifica ni una como, y han dejado claro que incluso no sé negociaba con el bloque de investidura ofreciendo cambios futuros que hubiese que tocar legislación troncal laboral.
Eso significa que el reequilibrio llega hasta aquí y queda lejos de dejar a la parte social de la negociación de un convenio donde estaba en 2012 o en 2010 a nivel de fuerza.
Así que la única manera de llegar a ese objetivo en mi opinión es no dejar que el gobierno pueda marcar el hito de cumplimiento del programa/acuerdo de gobierno en estas condiciones.
Obligandole a reabrir el proceso y en caso de negativa cerrada de la patronal seguir adelante, como se hizo con el smi 2021.
Lo demas, e validar hoy un parte y pedir más pan mañana es teniendo en cuenta que acercándose elecciones el PSOE