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Sindicatos
Santi Martínez: “Sabemos que si algo molesta a Vox, además del feminismo, es el sindicalismo”

“De la periferia al centro sindical”. Así define Santi Martínez (Barakaldo, 1977) su camino para pasar de la militancia en el cristianismo de base y el movimiento antiglobalización a, pasando por empleos en el Tercer Sector, acabar en la directiva de CCOO Euskadi. De la misma generación que Unai Sordo, Martínez no tiene problema en cartearse con el sindicato ELA para debatir públicamente la estrategia de uno o de otro sindicato, tampoco en responder sobre si es un fracaso que en trabajos como el de riders o empleadas domésticas desconfíen y se organicen en sus propios grupos. Su paso por la secretaría de juventud, Gazteak, también hace que tenga mucho peso el relevo generacional en el mundo sindical y todo esto lo ha puesto sobre la mesa tras ser elegido en el pasado mes de mayo con un 100% de los votos de los 179 delegados que decidieron quién sería el nuevo líder del sindicato vasco.
Ha pasado poco más de un mes del nombramiento y renovación de la mitad de la directiva de CCOO Euskadi, ¿Se trata de un gesto de continuidad con el trabajo de tu predecesora, Loli García? ¿Qué retos hay en este nuevo mandato?
Sí, nuestra idea es continuista con la de Loli pero queremos incidir en algún aspecto como descentralizar los servicios del sindicato, por ejemplo. Tenemos centrales comarcales que nos permiten una extensión sindical para llevar servicios que solo teníamos en Bilbao, Gasteiz y Donostia, a donde nuestra afiliación trabaja y vive.
Hemos hablado también de trascender la idea de sindicato, como una organización presente antes y después de la vida laboral. La parte prelaboral es nuestra intervención en la Formación profesional, estando donde se nos demande, con una seña de identidad propia que es no buscar una rentabilidad afiliativa si no que vean el sindicalismo como una forma de organizarse para los jóvenes. En la etapa posterior, queremos articular el sindicato para atender a las personas que están de salida del mercado laboral y que tienen que tener relaciones con instituciones como la Seguridad Social, que tienen que enfrentarse a la brecha digital y a la complejidad. Todo ello sin olvidar el núcleo de la acción sindical.
La relación con los movimientos sociales también está en tu radar como secretario. Algo que enlaza con tu pasado donde has trabajado en cuestiones de extranjería o en el Tercer Sector.
Viene de ahí, en efecto. No tengo un recorrido sindical típico y por eso digo que vengo de la periferia al centro sindical. Vine del Centro de Información al trabajador extranjero, seguí en la Fundación Paz y Solidaridad y acabé en la Comisión Ejecutiva del sindicato. Mi vida está llena de militancias varias y creo que eso es bueno, que personas no han sido tan sindicalmente puras lleguen a puestos de dirección porque pueden darle otra imagen y perspectivas. Y eso haremos al recuperar la secretaria de Movimientos Sociales. Nunca ha desaparecido pero es bueno ponerle cargo y nombre, para afianzar la relación porque en Euskadi los movimientos sociales tienen un cargo importante. Nosotras estamos en espacios de interlocución con el gobierno o con instituciones donde podríamos hacer cierta portavocía de las reivindicaciones.
“Tenemos que establecer una relación de respeto con realidades organizativas como Riders X Derechos, las camareras de piso o Territorio Doméstico”
Sostienes que la crisis de la vivienda es un tema laboral también.
Gran parte de nuestros salarios se van a pagar hipotecas o alquileres abusivos. Acabamos de sacar una propuesta a nivel estatal que queremos elaborar un plan estatal de construcción y rehabilitación de viviendas en carácter protegido. Es muy genérico pero no solo es el salario, es un problema laboral también para la movilidad y búsqueda de trabajo. Nadie iría a Madrid con una buena oferta si tiene que dedicarle una gran parte del salario a eso. Es un problema para las empresas porque están preocupadas para encontrar relevo o tener personas en donde están los centros de trabajo.
Otra de las particularidades en tu secretaria general es la política lingüística y la ley de participación institucional.
Creo que somos la única comunidad autónoma que no tenemos una ley propia de participación. Es una buena oportunidad para que todas las fuerzas políticas que están en el parlamento vasco digan lo que opinan de que las organizaciones participemos en políticas pública. Está en el horizonte, esperemos que se llegue a dialogar, porque queremos que se posicionen todas las fuerzas. Respecto a la política lingüística nos preocupa porque entendemos que tiene ramificaciones laborales, porque creemos que el conocimiento del idioma puede tener una brecha de clase.

En general, con el contexto laboral que existe de mayor edad de afiliación, falsos autónomos, deslocalizaciones, sectores que no se acercan a los sindicatos tradicionales… ¿hay una crisis del sindicalismo?
Sin duda es un reto que se tiene que asumir desde acción sindical. La realidad laboral ha mutado y no podemos aplicar la estrategia de grandes centros de trabajo a la situación actual fragmentada. Se han puesto en marcha iniciativas para poder llegar a los y las trabajadoras, como por ejemplo, con los riders. Hemos pasado por una crisis de legitimidad, que creo que estamos remontando.
La pandemia, creo, ayudó a resignificar el sindicalismo como una red que protege a la gente. Si no hubieran existido los ERE y demás mecanismos de protección, la situación post pandémica hubiera sido muy distinta. Eso es, además, un mecanismo de defensa ante el fascismo.
Dentro de esa crisis, en la que están muchos sindicatos, está la problemática de una afiliación que viene y va, sin adherencia más allá de su problema laboral concreto.
Efectivamente queremos consolidarnos en representación y en crecimiento de afiliación y pasa por hacer más largo el circuito donde mucha gente se afilia y se desafilia. Tratar la falta de permanencia de la afiliación es una labor nuestra y no tiene que ver con la mochila ideológica. La mayoría de las trabajadoras y trabajadores que tiene un problema busca una cobertura y lo que tenemos que lograr es que esa defensa se convierta en algo más colectivo, de clase obrera.
Tenemos que combatir ese marco mental que dice que no va a haber pensiones para las generaciones más jóvenes
¿Cómo se posiciona CCOO ante nuevos sindicatos más concretos, Riders X Derechos o Territorio Doméstico? ¿Es un fracaso que ciertos trabajadores y, sobre todo, trabajadoras no hayan encontrado su sitio en sindicatos tradicionales como CCOO?
Tenemos que establecer una relación de respeto organizativo. Si ha habido personas que se han organizado en cuanto a riders o camareras de piso, teniendo nosotras estructuras organizativas para ellas, tenemos que tener una inteligencia colectiva y recordar que los intereses son los mismos: la defensa de la clase trabajadora. Tenemos que perder el miedo a relacionarnos con estas realidades organizativas, tener un vínculo y no vivirlo como un fracaso. Ya veremos si acabamos en el mismo barco, pero, lo primero, respeto organizacional.
El aumento de la extrema derecha, ¿cómo afecta a los derechos laborales? ¿cómo afecta a la labor sindical?
Euskadi es un contexto distinto, porque no tienen casi representación política. Eso no significa que no hayamos detectado discursos provenientes de la forma de entender el mundo individualista, que quieren recuperar enclaves antiguos como que las mujeres tienen que estar en casa o los inmigrantes nos quitan el empleo.
Hace poco, por ejemplo, el portavoz del PNV vinculó la inmigración con una ‘migración útil’. Nosotros criticamos ese vínculo porque entendemos que el label vasco es la garantía de ingresos y no tanto que elijamos qué personas vienen y cuáles no. Se están colando ciertas narrativas en estos ámbitos, que consideramos son zonas de resistencia. A nivel global nos preocupa que si hay un cambio de gobierno, el PP no venga solo, venga con Vox, como en los gobiernos autonómicos. Sabemos que si algo molesta a Vox, además del feminismo, es el sindicalismo.
Es más fácil colectivizar el problema laboral con las personas jóvenes
¿Qué pasa con la juventud vasca? ¿Está interesada en el sindicalismo?
Siempre hemos tenido una estructura organizada en CCOO, que no solo es la manera de que se afilien, que tengan un espacio de militancia y de formación interna, de forma transversalizada. Creo que a diferencia con otro tipo de afiliación, los jóvenes se acercan porque quieren militar y no significa que no tengan un problema laboral concreto, pero es más fácil colectivizar el problema con las personas jóvenes.
Por otro lado, ya estamos hablando de que hay estudios que dicen que hay jóvenes que podrían tolerar regímenes totalitarios. Es un problema de primer orden y creemos que debemos romper con ese mitificación de jóvenes con valores insolidarios. Muchas veces me pregunto cómo viviríamos nosotros en la circunstancia tan compleja que viven, con la cantidad de inputs que tienen en el mundo digital. Tenemos que aprender a sindicalizar esa realidad, no solo es responsabilidad de las personas jóvenes.
Hablemos de la reducción de la jornada laboral. Muchas veces los buenos números de Euskadi hacen parecer que es un tema menor aquí.
En efecto, no lo es. Esa ley afectará al 32’5% de los trabajadores, unas 278.000 personas. Siempre ponemos un ejemplo, y es que la jornada laboral máxima legal no se ha tocado desde 1983, desde las inundaciones de Bilbao. Esto traslada, sobre todo a gente de mi generación, que mientras que los beneficios empresariales han subido mucho, el tiempo para trabajar ha seguido igual. Una forma de compartir esos beneficios son los aumentos de salario, pero también puede hacerse con la reducción de la jornada.
En el contexto vasco nos preocupa mucho el control horario en esa reducción, porque en Euskadi somos líderes de muchas cosas y entre ellas está el porcentaje de horas extras no pagadas. Es mucho dinero que se ahorran las empresas en Seguridad Social y en salarios.
La reducción de jornada nos parece una medida importantísima por el efecto que tiene sobre todo en sectores feminizados, como ocurre en el resto del Estado español. En general, es una medida que socialmente es defendible por muchas personas vinculadas a partidos aunque estos no den su apoyo. Cualquier votante del PP o de Junts trabajador por cuenta ajena, está a favor de la reducción de jornada.
No podemos ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Ya lo decía el candidato, que parece que las únicas rentas básicas que hay en el país son las de las empresas
¿Cómo valoráis que finalmente la propuesta de reducción de jornada haya llegado al Congreso sin que se haya establecido aún ningún marco de financiación a las pequeñas empresas para aplicar las 37,5 horas semanales?
La patronal se agarra a esta proposición pero no sé si les va a llegar a servir. Primero hay que tener en cuenta que los grandes beneficios son beneficios que han llegado a las pequeñas y medianas empresas, no se ha quedado en el Ibex. Con el tema de las ayudas, en Euskadi, estamos viendo sorprendidos que se haya comprado una narrativa como es que tiene que haber un impulso público a los sectores estratégicos. Ahora todo el mundo respalda esto y se conceden muchos miles de millones públicos a empresas de este país. Nos preocupa que no esté habiendo un control, que debe servir para fomentar el arraigo de las empresas, el empleo de calidad y limitar el lucro cuando reciben ayudas públicas. No podemos ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Ya lo decía el candidato, que parece que las únicas rentas básicas que hay en el país son las de las empresas.
¿Una vez establecida la reducción de la jornada máxima legal por ley, como se plantea negociar su aplicación, en la negociación colectiva sectorial o en algunas empresas que sirvan de referencia?
Estamos en un terreno más preventivo aún en ese sentido, porque nos preocupa que afecte a negociaciones colectivas que tenemos en marcha ahora mismo, sobre todo convenios importantes que negociar a finales de este año o principios del que viene.
Tribuna
Modelos sindicales Frente al monopolio de la negociación colectiva
Pensiones, ¿es otro franco al que atacar en su supuesta ‘insostenibilidad’?
En efecto, se está poniendo en cuestión la sostenibilidad de la reforma de las pensiones y de los ingresos que se acordó en su día. Tenemos que combatir ese marco mental que dice que no va a haber pensiones para las generaciones más jóvenes y que te hagas un plan de pensión privado. Creemos que el sistema público está protegido, pero hay que estar pendiente de los vaivenes que pueda haber en el futuro. En Euskadi ha habido un fuerte movimiento de personas pensionistas que estuvimos acompañando. En su día consideramos que fue un movimiento pionero, plural y potente.
Vemos en el culebrón de Glovo que no se soluciona con una ley automáticamente el atropello de derechos.
No. La forma de llegar al terreno de lo legal son las organizaciones sindicales. Es una de las formas de garantizar la aplicación, aunque no puede caer todo el peso en ellas. Tiene que haber elementos coercitivos en la ley y no puede ser que les salga casi gratis no cumplir con la normativa. Tiene que haber más inspectores de trabajo y que las multas tengan una enjundia que tenga efecto desincentivador.
La diferencia entre que llame tu abogado de Legálitas a la empresa a que llame una abogada del sindicato es que representa a mucha más gente
En la acción sindical defendéis, a diferencia de otros sindicatos, la negociación colectiva por sectores más que en convenios propios de empresa.
Eso es algo que nos pasa en CCOO Euskadi, que hemos hecho un trabajo de análisis y puesta en marcha de mecanismos de apego de las personas trabajadoras a los convenios que les afecta. Nuestro modelo no es pro afiliativo: te afecta el convenio, no si eres más de un partido o de otro, o estás afiliado a un sindicato o a otro. En Euskadi queremos hacer esa labor de vincular, desde la negociación colectiva, con una asamblea que acompañe.
Hay un modelo sindical que es el mayoritario, el de ELA, que ha propuesto una estrategia mucho más pro afiliativa, que es una estrategia vinculada al convenio de empresa. Es más fácil vincularte a una empresa que a un convenio sectorial, que se negocia mucho más arriba, pero nos parece que es un trabajo que ayuda más a las personas trabajadoras.
Lanaren Ekonomia
Lanaren Ekonomia Sektore Hitzarmenek gero eta langile gehiagoren lan baldintzak babesten dituzte
¿Esta estrategia sindical ayuda también a esos trabajadores de la ‘periferia’ como empleadas domésticas o repartidores?
Creo que la mejor manera de llegar a personas que no se creen los sindicatos es ser proactivos. Vamos a resolver el problema y luego ya explicamos que si no es por el sindicato, no hubieras tenido una serie de derechos. La diferencia entre que llame tu abogado de Legálitas a la empresa a que llame una abogada del sindicato es que representa a mucha más gente. Explicaremos entonces que las acciones sindicales conllevan a una serie de mejoras. Si tú haces bien el trabajo con una persona de los colectivos atomizados, esta hablará bien de los sindicatos. No podemos esperar a que se acerquen, tenemos que visualizarnos en esos parques donde esperan los pedidos, no detrás de la mesa.
En una correspondencia en El Salto, acusas a ELA de priorizar la afiliación frente a ampliar la cobertura de los convenios colectivos al conjunto de la clase trabajadora, pero a CCOO también se le ha acusado de solo estar presentes en conflictos beneficiosos en presencia, representatividad y número de afiliados, ¿qué limitaciones tienen uno y otro modelo sindical para llegar a los sectores periféricos del mundo laboral?
El análisis de estos modelos de colectivización, tienes razón, se han hecho en contextos laborales clásicos. Aún así, creo que el modelo de la negociación colectiva es más eficaz para ayudar a sectores desprotegidos. Creo que añadir a los riders, por ejemplo, en un convenio de comida a domicilio es más sencillo. El debate entre ELA y CCOO Euskadi en Hordago, lo centramos en las personas trabajadoras que no pueden organizarse en su centro de trabajo, sean periféricos o no. En Euskadi la realidad es de medianas, pequeñas y microempresas. No pueden hacer elecciones sindicales muchas veces y, por eso, es muy importante que se negocie y se apliquen los convenios en cascada. Aun así, hay que darle una vuelta a la negociación colectiva en estos sectores más atomizados.
Por último, la reforma laboral que refuerza la negociación colectiva y la última modificación que protege su marco autonómico, ¿en que ha modificado las relaciones entre sindicatos y las dinámicas de movilización unitaria y negociación colectiva sectorial en Euskadi?
Un ejemplo sería el intento de negociación del salario mínimo vasco (SMI). Ha habido unidad sindical, porque estábamos las cuatro grandes, ELA, LAB, UGT y CCOO, había una ventana de posibilidad al estar por encima del salario mínimo más del 96% de la población asalariada de Euskadi. Hasta el Parlamento vasco estaba poniendo en marcha una resolución para llegar a un acuerdo. Todo eran oportunidades hasta que la patronal practicó el absentismo consciente. Esa ventana se cerró y ELA y LAB presentaron por su cuenta una ILP (iniciativa legislativa popular). El filtro parlamentario no es una garantía y lo que no vamos a comprar nunca es una foto final que tenga un SMI vasco por encima del SMI medio pero que deje a los asturianos con un salario mínimo menor. Ahí no vamos a estar.
Tribuna
Tribuna En CC OO no hay cascadas, solo grifos cerrados
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Pero sera CCOO de Marcelino Camacho no el sindicato CCOO de Unai y Nicolas Sartorius
Pues si Ccoo tiene problemas con Vox, debería de implementar controles para sus delegadxs o para ver a quien liberan...en Castilla y León tenemos ejemplos de delegadxs (tanto en sanidad como en educación) suyos "muy cercanos" a planteamientos trumpistas, y no sé que dan más, si asco o vergüenza.