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Tribuna
Frente al monopolio de la negociación colectiva
¿Es la negociación colectiva tan importante? Para CCOO es fundamental porque tiene una doble virtualidad. Al negociar un convenio colectivo estamos generando ley, sin necesidad de intermediación de parte del poder legislativo. En efecto, estamos negociando condiciones de trabajo exigibles ante los órganos judiciales.
No sólo eso, sino que es, precisamente, a través de la negociación colectiva cómo la organización sindical crea espacios de participación democrática, que se articulan a través de las elecciones sindicales y cuyos resultados nos otorgan la capacidad de representación del conjunto de las y los trabajadores de un territorio, sector, empresa o centro de trabajo.
Escribimos este artículo ante la evidencia de que existen análisis diferenciados sobre este mismo tema entre la postura del sindicato mayoritario a nivel estatal, ya previamente definida en nuestro anterior artículo, y el sindicato mayoritario en Euskadi. Dada la necesidad de debatir sobre nuestros modelos, entiendo que merece la pena seguir intentándolo. Debemos dar luz a un tema complejo pero que es fundamental, por las razones apuntadas, en nuestra labor sindical.
ELA traslada un relato que identifica al sindicalismo confederal como menos patriótico y combativo que el de ellos, cuestionando la estructura de la negociación colectiva en cascada que protege a la mayoría de la clase trabajadora.
Además, con estas líneas, queremos contribuir a evitar que la aspiración hegemónica de ELA se traslade a un relato sobre la negociación colectiva que identifique, otra vez, al sindicalismo confederal y su apuesta por una estructura de la negociación colectiva que proteja a más personas, con un ejemplo de mal sindicalismo, nunca tan patriótico y “combativo” como el que supuestamente representan ellos.
Creo que es fundamental para entender la dimensión de lo que queremos abordar ponerle cifras aproximadas al tema del que estamos hablando. ¿Qué cifras acompañan a la negociación colectiva? En la actualidad existen en España en torno a 5.000 convenios colectivos vigentes de ámbitos distintos. Desde convenios estatales, autonómicos, provinciales o de empresa, que a su vez cuentan con ámbitos funcionales y personales de aplicación distintos.
Sindicatos
Sindicatos Los convenios estatales, autonómicos y provinciales articulan una protección laboral en cascada
Con este panorama lo más normal es que se produzcan solapamientos y concurrencias que compliquen la articulación ordenada de la negociación colectiva. El reponsable de ELA Pello Igeregi se ha limitado a señalar, en la respuesta que me ha dirigido en este mismo medio, algunas de estas situaciones que obvian, además, que no podemos permitirnos el lujo de abandonar espacios de interlocución con las patronales cuando se trata de negociar las condiciones sociolaborales de la clase trabajadora, sea en el ámbito que sea. No somos una empresa con “clientes vip” en función de donde trabajan, somos una organización sindical.
Dicho esto, estas dificultades de aplicación de un sistema tan grande y complejo como el de la negociación colectiva no son, en mi opinión, motivo suficiente para cuestionar la tesis general que planteamos, que afirma que la estructura de la negociación colectiva en cascada que nos sirve de modelo es útil para proteger a la mayoría de la clase trabajadora.
La modificación del artículo 84 del ET mejora la herramienta que los sindicatos hemos tenido para defender la prevalencia de los convenios vascos sobre los estatales, el Acuerdo Interprofesional impulsado por CCOO de Euskadi y firmado en 2017 por la patronal y por el resto de sindicatos.
Además, este modelo se refuerza con la modificación del artículo 84 del Estatuto de los Trabajadores que servirá para mejorar el anclaje legal de la primera herramienta legal y pactada que, tras la reforma laboral de Rajoy, las organizaciones sindicales vascas hemos tenido para defender la prevalencia de los convenios vascos sobre los estatales, que fue el Acuerdo Interprofesional de Estructura de la Negociación Colectiva impulsado en solitario por CCOO de Euskadi y que finalmente se firmó en el año 2017 tanto por la patronal como por el resto de sindicatos.
En realidad, el cambio más importante y significativo en la estructura de la negociación colectiva en el orden de prelación de los convenios aplicables venía apoyado en la última reforma laboral que se aprobó por la mínima y con el voto en contra de PNV, EH Bildu y con la oposición de ELA y LAB. Recordemos que con la reforma, además de otros logros, se recuperaba, por un lado, la prevalencia de todo convenio sectorial sobre el de empresa en lo referido al salario, y por otro, la ultraactividad indefinida de los convenios colectivos una vez finalice su vigencia.
Pues bien, ambas organizaciones sindicales, en un ejercicio de tribalismo sindical sin precedentes, entendieron que era mejor seguir con la reforma laboral del Partido Popular vigente, porque la reforma planteada les parecía insuficiente, sobre todo cuando tocaba hablar de la prelación de los convenios vascos sobre los estatales que, a nuestro juicio (y del Gobierno, y de Confebask) ya se garantiza a través del Acuerdo de Estructura de la Negociación Colectiva del 2017.
Reforma laboral
Reforma Laboral “Bizi baldintzak hobetzeko eseri eta edukiak negoziatu behar ditugu” (CCOO)
La verdadera razón viene expresada en una nota de prensa en la que el sindicato LAB, ante la primera intentona de modificación del artículo 84, decía que el decreto publicado “permitirá seguir supeditando la negociación colectiva al ámbito estatal, ya que en algunos casos la norma permite aplicar el convenio estatal, cuando se entiende que el estatal es 'más beneficioso' para los trabajadores“.
O sea que, lo que hay detrás del no a la reforma laboral del sindicalismo nacionalista no es que ordene la estructura de la negociación colectiva de un modo u otro, o que tenga contenidos insuficientes, sino que exista la mera posibilidad de que convenios estatales y vascos coexistan, sean, o no, mejores. Eso es secundario para estas organizaciones.
Antes de la reforma, seguía en vigor la reforma laboral del Partido Popular que apostó por acompañar la devaluación salarial con una reforma de la estructura de la negociación colectiva que sirviera a su propósito de atomización y desagregación de la clase trabajadora, priorizando los convenios de empresa sobre el resto de ámbitos.
Si hiciéramos un ejercicio franco de análisis para contraponer modelos de negociación colectiva deberíamos examinar qué modelos defendimos una u otra organización sindical en aquel contexto, no discursivamente, con hechos. Teniendo en cuenta que la reforma laboral del Partido Popular, que daba prevalencia a los convenios de empresa, se aprobó en 2012, hemos hecho un ejercicio comparativo de nuestro comportamiento en la negociación colectiva de Euskadi desde el año 2013 hasta el año previo a la pandemia. Nuestra fuente han sido los informes sociolaborales anuales del Consejo de Relaciones Laborales Vasco.
Entre 2013 y 2019 más del 95% de los convenios que firmó ELA fueron a nivel de empresa, dejando desprotegida a una mayoría de la población trabajadora. Gracias a la última reforma laboral, ahora se firman más convenios sectoriales.
La conclusión que podemos sacar, en base a los datos que se publican en los informes anuales mencionados es clara. El sindicato ELA, durante la vigencia de la reforma laboral del Partido Popular que hacía prevalecer el convenio de empresa, apostó indubitadamente por la negociación colectiva centrada en la empresa. En el 2018 “del total de convenios firmados por ELA, el 94,6% de los mismos se corresponden con convenios de empresa, y el 5,4% con convenios de sector”. El resto de años desde 2013 el porcentaje se mueve entre el 95 y el 97%. Por contra CCOO firmamos muchos más convenios sectoriales, dando lugar a una cobertura notablemente mayor de la población trabajadora.
La apuesta por negociar prioritariamente convenios de empresa tiene efectos colaterales que, bajo el paraguas de muchos convenios colectivos con mayoría de ELA, ha quedado completamente desprotegida a la población trabajadora. Es el caso, por ejemplo, de las 6000 personas que trabajan en convenios que se han dejado morir, como el caso del de empresas consignatarias, el de Piel y Calzado y el de Torrefactores de Café de Bizkaia, entre otros. O el de aquellas personas trabajadoras que han sufrido el secuestro de la negociación colectiva en el caso de los convenios en los que una mayoría suficiente de ELA ha condicionado la firma de los mismos durante más de ocho años o más, como en el caso del convenio del Comercio de Textil de Bizkaia o la Hostelería de Gipuzkoa, por poner dos ejemplos entre otros muchos posibles.
Por lo tanto, el análisis un poco más minucioso de la estrategia de negociación colectiva, desvela una connivencia estratégica del sindicato hegemónico nacionalista con la reforma laboral del Partido Popular, en la medida en que ambas organizaciones se mueven cómodas en la atomización de la negociación colectiva, unos para desagregar a la clase trabajadora y otros, para lo mismo, pero con el añadido de pensar con criterios de rentabilidad empresarial. Cuanto más fragmenan su posible clientela, más réditos afiliativos pueden obtener.
Lo explicamos en una publicación propia de hace algunos años que juega con la metáfora del agua, que resulta muy clarificadora: “ELA ha apostado por la desaparición de la negociación sectorial. Cree que en ausencia de convenios, y por tanto ante la mayor posibilidad de perder derechos, las y los trabajadores tienen más necesidad de afiliación sindical. Es como quien está en un pueblo con sequía y quiere vender botellines de agua. Si además le das las llaves de las fuentes, lo que hace es cerrarlas. Aumenta la sed y sube el precio del botellín de agua. La fuente sería el convenio sectorial, el botellín de agua su concepto de afiliación. Las llaves de la fuente la representación de las elecciones sindicales que les permite bloquear los convenios.”
En aquellos años, CCOO, con una representación mucho menor que la de ELA, protegió con su firma en los convenios sectoriales a un porcentaje de población asalariada y adscrita a dichos convenios mucho mayor, y es que el grado de cobertura de la negociación a nivel de empresa es muy limitada y, en el mejor de los casos en estos últimos años, no ha llegado al 25% de las y los trabajadores.
Lanaren Ekonomia
Lanaren Ekonomia Sektore Hitzarmenek gero eta langile gehiagoren lan baldintzak babesten dituzte
Esta es la explicación que justifica que afirmemos que este sindicato ha dejado morir muchos convenios sectoriales coincidiendo con la vigencia de la reforma laboral del Partido Popular y que en el último año, ya sin una reforma que acompañe su estrategia, se hayan firmado más convenios sectoriales. Tal y como explica Pello Igeregi, responsable de Negociación Colectiva de ELA, “en 2023, se renovaron los convenios de más de 300.000 personas. En 2022, fueron 120.000. El cambio ha sido drástico, especialmente en los convenios sectoriales, con 21 convenios sectoriales firmados en 2022, y 39 en 2023".
Acabo ya con una última apreciación sobre el uso de la herramienta de la huelga con una aclaración y un ejemplo. La aclaración, no se trata de cuestionar la huelga como herramienta para la defensa de los intereses de las y los trabajadores. Se trata de evitar que aquellas organizaciones que deciden pervertir esta herramienta lo sigan haciendo. Cuando impones una narrativa, en la que decides trascender el concepto de huelga y convertirlo en un fin en sí mismo, acabas pervirtiendo una herramienta convenientemente “dopada” financiera y mediáticamente.
Un ejemplo, Novaltia y la conocida como “la huelga más larga de Europa”. Aquel proceso acabó con unas elecciones sindicales en las que CCOO obtuvimos las tres personas representantes frente al sindicato impulsor de la huelga que no obtuvo ninguno. En realidad no acabó, lo siguiente fueron insultos y presiones que cuestionaban los resultados. Todo muy democrático. Es lo que tiene pensar que eres un sindicato único.