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Violencia sexual contra mujeres migrantes en Libia, tiktokers presas en Egipto y represión en Cisjordania

Las violaciones en un centro de detención del gobierno libio y la muerte de un activista crítico con el gobierno de Abás ponen el foco en las vulneraciones a derechos humanos por parte de regímenes financiados por Europa.
Centro de detencon de Tajura
Uno de los centros de detención de migrantes en Libia, en el que murieron 44 migrantes por un bombardeo en julio 2019. Foto: HRW

Una menor de edad somalí de 17 años encerrada en un centro de detención del gobierno libio logra denunciar a la prensa las agresiones sexuales sistemáticas que ella y otras mujeres sufren a cargo de los trabajadores del centro, financiado por Bruselas como parte de la estrategia de la Unión Europea para frenar la inmigración africana hacia el norte del Mediterráneo. En Cisjordania, muere bajo custodia de la policía palestina un activista conocido por su crítica a la Autoridad Palestina y a sus cuerpos de seguridad, a los que muchos ven como una prolongación de la autoridad israelí sobre el territorio palestino.

En Egipto, dos jóvenes de 23 y 20 años reciben una segunda sentencia que las condena a varios años de cárcel debido al uso que le dan a la red social TikTok después de que la primera fuera revocada en enero ante la fuerte presión nacional e internacional. Mientras tanto, reaparece en Madrid la princesa emiratí secuestrada desde hace tres años por su padre, el jeque de los Emiratos Árabes Unidos.

Abusos sexuales en centros libios financiados por Bruselas

“No es la primera vez que sufro agresiones sexuales, pero esta vez es aún más doloroso, porque nos las han hecho quienes se supone que deben protegernos”. Este es uno de los mensajes que mandó una menor somalí de 17 años, cuyo nombre no ha trascendido por razones de seguridad, al medio Associated Press mediante un teléfono escondido desde uno de los centros de detención de migrantes del gobierno de Libia.

“Tienes que ofrecer algo a cambio para que te dejen ir al baño, hacer una llamada a la familia o evitar que te peguen”, añade la joven. A comienzos de 2021 fue rescatada por las fuerzas de seguridad libias de las manos de traficantes humanos, que la mantuvieron detenida durante dos años en los que también fue víctima de agresiones sexuales.

La agencia de Refugiados de la ONU registra centenares de casos de violaciones en centros de detención del gobierno libio, dando en algunos casos lugar a nacimiento de bebés durante la detención

Las agresiones sexuales contra migrantes no son exclusivas de los traficantes de seres humanos, sino que también se dan en instalaciones gubernamentales como el centro donde está detenida la somalí de 17 años, llamado Shara al-Zawiya. El centro está controlado por el Departamento para Combatir la Inmigración Ilegal, parte de las autoridades libias, y recibe apoyo financiero de la Unión Europa como parte de la estrategia de Bruselas para frenar la inmigración africana a sus costas. La agencia de Refugiados de la ONU registra centenares de casos de violaciones en centros de detención del gobierno libio, dando en algunos casos lugar a nacimiento de bebés durante la detención.

La chica somalí descubrió que no era la única víctima de agresiones sexuales cuando se atrevió a contarlo a otra mujer detenida. Al menos dos mujeres de ese mismo centro habrían intentado suicidarse durante el mes de mayo tras supuestas agresiones sexuales, según un grupo de la ONU. Por el territorio libio hay repartidos hasta 29 centros de detención como Shara al-Zawiya.

Muere en manos de la policía palestina un activista contrario a Abás

La muerte del activista palestino Nizar Banat fue anunciada a las 8 de la mañana del jueves, cinco horas más tarde de que una veintena de policías se lo llevaran de su casa tras tumbar la puerta principal. Según la familia de la víctima, los agentes le golpearon con una barra metálica mientras dormía, le lanzaron gas pimienta a la cara y lo apalearon enfrente de sus seres queridos, que eran retenidos a punta de pistola. Banat, conocido por su crítica contra la Autoridad Palestina [AP] y contra sus cuerpos de seguridad, murió mientras estaba bajo custodia de la misma policía palestina.

El activista, de 44 años, era una de las grandes voces contrarias a Mahmud Abás, el presidente de la AP, y su partido, Fatah, del que había formado parte en el pasado. Banat tenía miles de seguidores en las redes sociales, donde publicaba críticas contra las autoridades y pedía a las naciones occidentales que abandonaran la financiación a la AP para poner freno a su autoritarismo y a las violaciones de derechos humanos. El hombre habría participado en las elecciones presidenciales palestinas convocadas el pasado 22 de mayo si no fuera porque Abbás las suspendió ante el temor de perderlas en favor de Hamás.

Banat tenía miles de seguidores en las redes sociales, donde publicaba críticas contra las autoridades y pedía a las naciones occidentales que abandonaran la financiación a la AP para poner freno a su autoritarismo y a las violaciones de derechos humanos

El ataque contra Banat llega semanas después de que hombres armados dispararan con munición real y bombas de humo contra su casa el pasado mayo, cuando su mujer y sus hijos estaban dentro. Banat acusó de aquella agresión a Abás, alegando que su partido es el único que tiene acceso a ese tipo de armamento, y advirtió que “los europeos deberían saber que están financiando esto”.

La residencia de Banat se ubica en una parte de Hebrón controlada por el ejército israelí, lo que implica un entendimiento previo entre la AP e Israel. Centenares de personas se concentraron ayer en Ramala y Hebrón, entre otras ciudades, para protestar contra Abás y contra su coordinación con Israel a la hora de reprimir el pueblo palestino. En Cisjordania, muchos ven la Autoridad Palestina como una institución que le hace el trabajo sucio a Israel, librándolo de la incómoda gestión de los territorios que mantiene ocupados. En las protestas se pudo ver a manifestantes desarmados llamando a los policías palestinos a abandonar su coordinación con Israel y asegurándoles que los protegirían si lo hicieran.

Voces contrarias a Fatah denuncian un incremento en la represión contra ellos y advierten que la muerte de Banat es un aviso a navegantes por parte de Abás. Issa Amro, otro activista de Hebrón, fue detenido a inicios de semana tras escribir críticas en Facebook. Estos hechos tienen lugar en un momento desfavorable para la AP, la reputación de la cual ha quedado damnificada tras el auge de Hamás a raíz del intercambio de ataques con el gobierno de Israel.

Cárcel para las “tiktokers” egipcias

Las sentencias previas de varios años de cárcel que pesaban sobre las egipcias Mwadda al-Adham y Hanin Hossam por usar TikTok habían sido anuladas el pasado enero bajo una fuerte presión nacional e internacional. Al-Adham y Hossam, de 23 y 20 años respectivamente, usaban la red social para compartir videos en los que aparecían bailando o contando cómo maquillarse los labios.

Ahora, sin embargo, un nuevo caso las ha condenado a la cárcel por esos mismos contenidos. El fiscal las acusa de “explotar” personas desfavorecidas económicamente, de organización criminal y de violar los valores familiares. Aunque las sentencias contra ellas son las más severas, otras tres mujeres egipcias usuarias de TikTok han sido también condenadas este mismo mes de junio.

Activistas en Egipto denuncian que la ley de ciberseguridad está lanzando ataques de forma desproporcionada contra las mujeres de clase trabajadora mientras que grupos como Human Rights Watch vienen advirtiendo desde tiempo atrás que las leyes egipcias son demasiado vagas

Las nuevas sentencias condenan a al-Adham a seis años de cárcel mientras que Hossam es sentenciada a 10 años de prisión. Ambas, además, deberán pagar una multa de 200.000 libras egipcias, un montante equivalente a unos 10.000 euros.

Activistas en Egipto denuncian que la ley de ciberseguridad está lanzando ataques de forma desproporcionada contra las mujeres de clase trabajadora mientras que grupos como Human Rights Watch vienen advirtiendo desde tiempo atrás que las leyes egipcias son demasiado vagas: “hablan de actos que lesionan los valores familiares, pero la ley no define cuáles son estos actos ni estos valores, de modo que los ciudadanos no saben cuando están violando la ley”.

Reaparece la princesa encarcelada por su padre

“No sé si sobreviviré a esto”, decía la princesa Latifa en un vídeo que consiguió mandar de incógnito a unos amigos el pasado febrero después de haber estado desaparecida durante tres años: “estoy presa. No sé cuándo me dejarán ir ni bajo qué condiciones. Cada día sufro por mi vida”. El grito de socorro, emitido por la BBC, era lo primero que se sabía de la mujer desde que la hicieran desaparecer tres años atrás, en marzo de 2018. Entonces, la princesa Latifa huía a bordo de un velero a través de las aguas del mar Arábigo cuando tres barcos de guerra de la India y dos de su propio país asaltaron la embarcación. “¡Disparadme aquí mismo, pero no me devolváis a los Emiratos Árabes Unidos!”, gritaba la princesa en medio del océano mientras los agentes la esposaban con la cara contra el suelo. El ex espía francés y la amiga íntima que organizaban el viaje y que la acompañaban no pudieron hacer nada para liberarla.

Aunque hoy en día ella sigue incomunicada, algunos hechos parecen responder a la filtración de los vídeos en los que Latifa denunciaba su encarcelamiento, después de que la ONU exigiera a los Emiratos Árabes Unidos alguna prueba de que la princesa seguía con vida. La joven de 35 años apareció el pasado lunes en una fotografía en la que se la puede ver en el aeropuerto de Barajas de Madrid. Es la segunda imagen pública desde su intento de huida, ya que el pasado 20 de mayo entraron en circulación fotografías de la propia Latifa acudiendo a un restaurante en Dubai. La princesa es hija del jeque Mohammed bin Rashid al-Maktoum, líder de Dubai y primer ministro y a la vez vicepresidente de los EAU, cargos que ocupa de forma hereditaria.

Antes de su intento de huida, la princesa Latifa había grabado un vídeo en el que aseguraba que a menudo era encarcelada por su propio padre y que era víctima de abusos a raíz de sus intenciones de abandonar el estado 

La escapada de 2018 de Latifa, una de las docenas de hijos que el jeque tiene con diversas mujeres, provocó una grieta en el control absoluto que el régimen quiere ejercer sobre su propia imagen. Antes de su intento de huida, Latifa había grabado un vídeo en el que aseguraba que a menudo era encarcelada por su propio padre y que era víctima de abusos a raíz de sus intenciones de abandonar el estado. 

Las imágenes del restaurante de Dubai y de Barajas han sido publicadas en la cuenta de Instagram de Sioned Taylor, una antigua miembro del ejército naval británico, que aparece en los retratos junto a ella. Taylor acompaña la imagen de Madrid con el comentario: “Vacaciones con Latifa. ¡Estamos disfrutando explorando!”. Hay quien se pregunta por qué no es la propia Latifa la que explica cómo se encuentra. La sonrisa que lucía en una imagen de 2018 mientras preparaba su huida no se asemeja a ninguna de las que luce en las imágenes publicadas en mayo y en junio por Taylor, que se niega a hablar con la prensa.

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