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Más de la mitad de todas las personas pensionistas, concretamente 5.487.260 perciben pensiones anuales entre 2.238 euros a 15.665 €, lo que significa lisa y llanamente que la mayoría de pensionistas se encuentran percibiendo pensiones por debajo de los 1.000 € mensuales y que 2.500.000 pensionistas son pobres.
Y esta realidad no sólo no se ha modificado con las últimas reformas en el Sistema Público de Pensiones (la del 2011, la del 2013 y la de 2021), sino que se profundiza en todas ellas, en el progresivo desmantelamiento del sistema de reparto y solidario, para entregarle al mercado una cantidad de fondos públicos ingentes, a través de los Sistemas de Planes de Pensiones de Empleo por medio de la negociación colectiva.
La retórica que sustenta la necesidad de reformar las pensiones, parte de una base tramposa, garantizar la sostenibilidad del sistema, admitiendo en este planteamiento que el sistema actual es “insostenible” y a renglón seguido se añade que se hace para “garantizar el poder adquisitivo de las pensiones y la equidad intergeneracional”.
Nos encontramos nuevamente como en el 95, ante una operación ideológica la cual forma parte de ese objetivo que se lleva persiguiendo por las corporaciones mundiales. Organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y las corporaciones financieras, además de los despachos de abogados y actuarios ligados a las consultorías de aseguradoras o bancarias, pronosticaron que los sistemas públicos de pensiones basados en el reparto y la solidaridad serían insostenibles en el 2005. En el parlamento español aprobaron el primer Pacto de Toledo, bajo los mismos parámetros ideológicos: hay que racionalizar el sistema de pensiones porque a largo plazo es inviable.
Ahora en 2022, la Comisión Europea, al igual que el gobernador del Banco de España, vuelve a llamar la atención al Estado español, pues consideran que de no proceder a aumentar el periodo de cálculo, retrasar la edad de jubilación aún más, no desindesar las pensiones del IPC, introducir mecanismos en origen que rebaje la cuantía de la pensión (factor de sostenibilidad) e introducir sistemas de Fondos de Pensiones de capitalización, …la sostenibilidad económica del sistema de previsión del Estado español, se vería seriamente amenazado.
Los Fondos Privados de Pensiones y su lógica:
¿Qué se hace con todos estos activos provenientes del ahorro privado? Financieramente grandes cantidades de estos se invierten en Fondos de Inversión que son productos financieros propios que ofrecen “altas rentabilidades” y fiscalidad blanda.
La colocación de estos fondos de pensiones (hiper-millonarios), en productos financieros ligados fundamentalmente con la financiación de los Estados (deuda pública, pagarés del Tesoro, Obligaciones) y la renta variable (especulación a través de Bolsa), tienen una importancia vital ya que el control de estos confiere un gran poder social a quien ostenta dicho control.
Son fondos provenientes del ahorro, es decir capital-dinero que sólo persiguen su incremento al margen de cualquier consideración social. Se utilizan para la especulación financiera pero no crean riqueza social.
Son fondos provenientes del ahorro, es decir capital-dinero que sólo persiguen su incremento al margen de cualquier consideración social. Se utilizan para la especulación financiera pero no crean riqueza social.
El interés del ciudadano que coloca sus ahorros en un Fondo de Pensiones o invierte en Fondos de Inversión o compra acciones o especula en renta variable, se verá ́ directamente enfrentado con la sociedad. Las decisiones quedan fuera de este individuo y capas enteras de la población sufren las consecuencias sociales y políticas de dichas decisiones: casos de México, Albania, y un muy largo etc. a lo largo de la historia de su existencia y como también sirven para las políticas de ajuste en el primer mundo.
Las condiciones sociales de: altas tasas de desempleo, altas tasas de precariedad, altas tasas de rotación y exclusión acrecientan las desigualdades entre las personas, siendo cada vez más minorizado el segmento de la población que pueda optar a generar un ahorro para así cubrir la exigua pensión pública a la fecha de la jubilación.
Aparecen elementos paradójicos, pues porciones importantes de la población (clase obrera media, sindicalizada) que viven la tensión de ser asalariadas y explotadas, al mismo tiempo participan de la lógica del sistema: compra de acciones, especula en bolsa, invierte en fondos de inversión, etc., creándose una comunidad de intereses entre el individuo y la lógica mercantil.
Gran parte de esa población inversora, (capitalismo popular) son asalariadas. Estas identidades transversales son consecuencia, en alguna medida, de la falta de resistencia y negación de los propósitos del mercado.
Ahora, con esta reforma, se pretende que la mayoría de asalariados y a salariadas, entre en la lógica del mercado, suscribiendo un plan de empleo de empresa, a mayor gloria de sindicatos mayoritarios y capital financiero y, a costa de una pensión suficiente y digna para todos y todas.
Nos encontramos a las puertas de la negación de Un Derecho Fundamental histórico: el Derecho para todos y todas a una Pensión Pública suficiente, cuando más lo necesitamos.