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Economía digital
El impuesto a la economía digital y la necesidad de desarmar a las multinacionales
Tumbar el impuesto francés a las teconológicas es el enésimo capitulo en la saga del poder corporativo versus interés público.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha logrado frenar el impuesto francés sobre los gigantes de la economía digital con sus amenazas de imponer aranceles a los productos galos. Es el enésimo capitulo en la saga del poder corporativo versus interés público.
Después de una reunión entre el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, el banquero y secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Steve Mnuchin, y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, en el Foro Económico Mundial de Davos, Le Maire confirmó la decisión del Gobierno francés de retirar la propuesta de un impuesto sobre economía digital, pero dijo que las negociaciones internacionales continuarían a nivel de la OCDE y que determinarán si se recaudará un impuesto nacional o internacional.
De los chalecos amarillos a la diplomacia económica de Trump
Como resultado de las movilizaciones de los “Chalecos Amarillos” y la denuncia de los movimientos sociales sobre la injusticia fiscal existente, Francia se convirtió en uno de los países defensores de un impuesto a nivel europeo sobre los ingresos de las empresas tecnológicas de publicidad digital, ventas de datos de usuarios y servicios similares, el llamado impuesto GAFA (acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon).
Aunque organizaciones sociales como Attac criticaron la propuesta legislativa como insuficiente porque las empresas utilizan todo tipo de vías de evasión o elusión fiscal declarando sus ingresos en países donde pagan menos impuestos. Presionado por el descontento social y el creciente sentimiento de injusticia vinculado a la evasión fiscal masiva practicada por las multinacionales, el Senado francés aprobó el 11 de julio una proposición de ley para crear un impuesto al servicio digital. La ley pretende recaudar un impuesto de 3% a las empresas de tecnología global con ingresos mundiales superiores a 750 millones de euros (unos 845 millones de dólares) y ventas digitales por un total de 25 millones de euros en Francia. El presidente francés había expresado su apoyo a la medida.
Fiscalidad
Las tasas Tobin y Google, insuficientes e infladas
El Consejo de Ministros aprueba hoy el anteproyecto de ley del impuesto a las transacciones financieras y el impuesto a las grandes empresas de servicios digitales, pero las cifras y su alcance no convencen a organizaciones sociales ni a los técnicos de Hacienda.
La mayoría de los estados de la UE en la cama con los gigantes de la tecnología
Los gigantes de la tecnología han estado en el centro de numerosos escándalos por violar el derecho a la privacidad, permitir la promoción de noticias falsas, el fraude fiscal, precariedad laboral y las prácticas abusivas. Nada de esto parece haber perjudicado a ninguno de sus negocios, con Facebook, Apple, Amazon y Google publicando un crecimiento en sus ventas y capitalización bursátil.
Google presiona para evitar las huelgas de su plantilla
Tras la huelga sufrida a principios de noviembre, Google ha pedido a la Junta Nacional de Relaciones Laborales de los Estados Unidos que elimine una norma laboral de la era Obama que permite el uso del email del trabajo para hablar sobre la empresa u organizarse.
Según diversos informes, las compañías de la economía digital pagan mucho menos impuestos que otras compañías multinacionales, en parte al dirigir las ganancias a Irlanda (caso de Apple) y Luxemburgo (caso de Amazon).
Recordemos en este punto que la Comisión Europea sancionó a los gigantes tecnológicos de EE UU, incluida una multa de 14.800 millones de dólares para Apple por evasión de impuestos en Irlanda en 2016, y multas de 4.340 millones de euros, 2.420 mil millones de euros y 1.400 millones de euros para Google en los últimos años por incumplir leyes antimonopolio y prácticas abusivas con sus servicios de publicidad online.
A la UE le preocupa que la sustitución gradual de bienes físicos por servicios digitales está erosionando su base impositiva y favoreciendo a las empresas de la economía digital que pagan impuestos mucho más bajos debido a la ausencia de armonización fiscal europea, la falta de voluntad política para aprobar leyes fiscales justas y en parte a la movilidad de activos como la propiedad intelectual. Aún así no hubo consenso en el Consejo de la UE para aprobar un impuesto digital generalizado en toda la UE.
El gobierno francés sucumbió al temor por las represalias estadounidenses
Mientras la ley francesa esperaba la firma del presidente Emmanuel Macron, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) lanzó el 10 de julio una investigación sobre si el impuesto perjudicaría a sus multinacionales de la tecnología. Bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, el presidente puede imponer aranceles o tomar otras medidas restrictivas si se determina que las reglas comerciales de un país extranjero perjudican a empresas estadounidenses. La misma herramienta que EE UU utilizó para imponer aranceles a los productos chinos por el presunto robo de propiedad intelectual del país. Los líderes del Comité de Finanzas del Senado y miembros de mayor rango del Comité de Fiscalidad de la Cámara de Representantes de EE UU inmediatamente dieron su apoyo a las amenazas del Gobierno.
El 19 de julio, Trump planteó por primera vez a Macron su negativa al impuesto a los servicios digitales propuesto por Francia, un día después de que el tema ocupara un lugar destacado durante la reunión ministerial de finanzas del G7 en Chantilly, Francia, donde acordaron que “los desafíos fiscales planteados por la digitalización de la economía” deben abordarse con urgencia.
La multinacional estadounidense de venta online Amazon, para el cual Francia representa el segundo mayor mercado europeo, dijo que se iba a negar a pagar el impuesto GAFA y que trasladará el coste a las empresas franceses cobrando un 3% más por vender o comercializar a través de su plataforma en internet.
El matonismo de Trump, la Tasa Google y las dudas de Calviño
Las amenazas de Estados Unidos funcionan y Francia da marcha atrás al impuesto a las grandes tecnológicas. Este movimiento abre la pregunta sobre cuál será la reacción de España y la ministra Calviño.
Los gigantes tecnológicos estadounidenses comparecieron el 19 de agosto en la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos en Washington para denunciar el impuesto de Francia. A partir de allí, la Casa Blanca intensificó sus amenazas.
Al margen del G7 en Biarritz, en agosto de 2019, Bruno Le Maire negoció con representantes estadounidenses. Estaba dispuesto enterrar la propuesta de ley si frutificara la tributación de las multinacionales de la economía digital a nivel global tal como lo discute actualmente la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Según el entorno de Le Maire, citado por Le Parisien, Francia acordaría suspender el impuesto GAFA tan pronto como la OCDE haya encontrado un compromiso sobre un nuevo sistema tributario para gigantes digitales. Pero un acuerdo en la OCDE no se espera antes de 2021.
Francia congeló el impuesto digital para evitar las sanciones comerciales
El mismo Macron reculó: “Es mucho más inteligente tener impuestos internacionales”. De nada sirvió. Francia quedó bajo la amenaza de represalias por parte de las autoridades estadounidenses a nivel comercial. En diciembre, la administración de Trump comunicó a París la posibilidad de introducir aranceles de hasta el 100% a productos importados de Francia por valor de 2.400 millones de dólares. También advirtió que emprenderá acciones similares contra otros países que pretenden aprobar un impuesto sobre las empresas estadounidenses de la economía digital.
Finalmente, Francia congeló el impuesto digital para evitar las sanciones comerciales. Tras medio año de negociaciones en secreto y con el foro más ostentoso de los poderes económicos y políticos del mundo en Davos como escenario, la defensa de la soberanía francesa se había esfumado.
Internet
6,6 millones para que sigas sin privacidad en internet
Facebook, Amazon, Google, Apple o Microsoft entre otras han gastado al menos 6,64 millones de euros en los dos últimos años para influenciar al Europarlamento en el desarrollo de la nueva legislación sobre privacidad en internet.
La importancia de las FAANG para la economía de Estados Unidos
El aplazamiento de la ‘tasa Google’ por parte del gobierno francés no garantiza que Trump no imponga finalmente aranceles. Mnuchin dejó claro en Davos que EE UU sigue presionando contra un impuesto a los servicios digitales, sea cual sea su carácter y el país donde se plantee. No olvidemos que la reforma tributaria de Trump justamente había generado miles de millones de beneficios adicionales a las grandes empresas tecnológicas.
Las nuevas amenazas de Trump para activar la subida de aranceles sobre la importación de automóviles de la UE es parte de la “diplomacia económica” que Pedro Sánchez defiende, tanto para su programa de gobierno y su nueva ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya. Es una de las muchas fórmulas que el Estado utiliza como garante de las tasas de beneficio del poder económico.
En este caso no se trata solo de echar un cable a las grandes empresas tecnológicas estadounidenses sino apuntalar al conjunto de la economía. Los avances tecnológicos de EE UU dependen ahora completamente de las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google-Alphabet, HBO...) y de Microsoft. “Estas empresas invierten un asombroso 80% en innovación”, señala Michael Roberts. Citando a un informe del banco de inversión Goldman Sachs añade que, desde 2010, este sector es el único en el que las ganancias corporativas han crecido. Si países como Alemania, Francia o España les empiezan a cobrar un impuesto especial, o si China arrebata a las FAANG su hegemonía productiva en las alta tecnología, la rentabilidad del capital de las FAANG podría caer significativamente, y con ella la inversión, el empleo y los ingresos en EE UU.
No se trata sólo de echar un cable a las grandes empresas tecnológicas estadounidenses, sino apuntalar al conjunto de la economía
Los valores bursátiles de las FAANG tienen una enorme importancia para la economía estadounidense porque en el mercado financiero de EE UU lo que predomina en la última década es el sector tecnológico, el preferido por los inversores internacionales y nacionales. Estos son algunos elementos que explican tanto la “guerra tecnológica” de los FAANG contra Huawei (control del G5, plataformas del comercio electrónico, buscadores o la venta de datos personales) así como la misión de la Casa Blanca de impedir cualquier impuesto a los FAANG en Europa.
Sí al impuesto en España
Aunque Macron se dejó chantajear por la administración Trump, tendrá en frente a los movimientos sociales que desde hace meses se movilizan contra las políticas neoliberales y muy en concreto en defensa del sistema público de pensiones. Es relevante que dupliquemos la presión social en los otros países como Italia, Austria, España y Reino Unido donde se sigue planteando la aprobación de un impuesto para operaciones de la economía digital.
El nuevo gobierno español debe cumplir su promesa y aprobar cuando antes el “Impuesto sobre determinados servicios digitales con el fin de gravar aquellas operaciones de la Economía digital que actualmente no tributan”, tal como reza el acuerdo de coalición. Al mismo tiempo debería conseguir que dicho impuesto se haga normativa europea y se establezca cuando antes un mínimo efectivo común para el impuesto de sociedades en la UE.
La vicepresidenta tercera para Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha apuntado desde Davos que España no renuncia a implantar un impuesto digital a la espera de que la OCDE defina una propuesta. Habrá que esperar a los hechos.
Además de mejorar la progresividad del sistema fiscal, España debería introducir la “tributación unitaria“, un método que considera un negocio como una sola unidad, no como una suma de subsidiarias separadas, algunas de las cuales están en paraísos fiscales que, por otra parte, deben ser eliminados.
¿Aliviaría un acuerdo comercial UE/EE UU la presión sobre los impuestos digitales?
Ante la posibilidad de que Estados Unidos imponga aranceles unilateralmente, el gobierno de España tendrá que ser coherente y defender un cambio radical de la política comercial común. En ningún caso, el impuesto digital debería ser moneda de cambio en negociaciones comerciales sino todo lo contrario: necesitamos que por fin un gobierno tenga la valentía de imponer el control del movimiento de capitales y de los servicios financieros.
Es sabido que la administración Trump tiene como método el uso de las amenazas al tiempo que negocia nuevos acuerdos comerciales. Lo hemos visto en su negociación con China y, recientemente, cuando amenazó a la UE con aranceles para lograr su apoyo frente a Iran. Precisamente en Davos se reunieron la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Trump para hablar sobre un acuerdo comercial que se podría firmar antes de las elecciones presidenciales (como regalo a Trump para su campaña de reelección).
Economía
Trump juega a ser el Grinch navideño de la economía
Trump reconoció en Davos que “Negociar un acuerdo con la UE es más difícil que con China”. No sabemos aún si es otra cortina de humo más, pero la presidenta de la Comisión Europea von der Leyen dijo que quería llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos “en unas pocas semanas”.
Según von der Leyen, en declaraciones a la agencia DPA, habló con Trump cómo continuar el proceso: “Nuestros expertos se reúnen, analizan los hechos, intercambian cifras y buscan equidad para ambos lados”. Obviamente, no hablaron nada de emergencia climática ni de los problemas sociales o ambientales que preocupan a la gente.
Posteriormente a la reunión, Trump presumió ante la televisión que básicamente había amenazado a von der Leyen con aranceles sobre los coches. “Le dije: ‘Mira, si no conseguimos algo, voy a tener que tomar medidas’ y las medidas serán unos aranceles muy altos para sus coches”.
El nivel de secretismo de las actuales negociaciones comerciales UE-EE UU es casi más alto, si cabe, que con el tratado transatlántico de comercio e inversión (TTIP) que se negoció entre 2013 y 2016. En una carta a la Comisión Europea, organizaciones de la sociedad civil europea habían denunciado en septiembre la opacidad, sin que nada haya cambiado desde entonces.
Desarmar a las multinacionales para generar nuevas esperanzas
Veinte años han pasado desde la “Batalla de Seattle” que llevó a movimientos ecologistas, campesinos y sindicalistas a bloquear la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y dar visibilidad ante los medios internacionales sobre lo que se convertiría en el movimiento antiglobalización. Nuestras aspiraciones para “recuperar el control” sobre las esferas económica y política siguen siendo tan fuertes como entonces. Sigamos defendiendo públicamente el desmantelamiento organizado de ciertas multinacionales, comenzando con las gigantes de la tecnología (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft), la banca, el petróleo o especuladores como BlackRock y BlackStone. En el mes de noviembre, en Francia, se realizaron decenas de acciones contra Amazon con ocasión el día del consumismo Black Friday. Es toda una inspiración para organizar acciones similares en España.
Crisis climática
Google realizó importantes donaciones a grupos negacionistas climáticos
La multinacional Google habría hecho inyecciones económicas “sustanciales” a think tanks negacionistas y ultraliberales como el Competitive Enterprise Institute o el Heartland Institute.
Corporaciones como Amazon se han beneficiado de la política corporativa creada por los gobiernos e instituciones como la UE, que implican evasión fiscal masiva, desarrollo de almacenes totalmente robotizados, entregas por drones y abusos laborales (comidas de los empleados en menos de 30 minutos). Según un informe de Attac Francia, Amigos de la Tierra y el sindicato l’Union syndicale Solidaires, Amazon Web Services emitió 55,8 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2018, el equivalente de las emisiones de Portugal y la empresa destruyó tres millones de nuevos productos en Francia en 2018. Por cada empleo precario creado por Amazon, se destruyen dos. La oposición local en Nueva York evitó que Amazon consiguiera incentivos fiscales por valor de 3.000 millones de dólares para establecer su segunda sede corporativa en Queens.
Basta ya de responsables políticos que despliegan la alfombra roja para multinacionales como Amazon. Lo que necesitamos son regulaciones para poner fin a la codicia corporativa, la impunidad fiscal, la explotación laboral o la destrucción ambiental.