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Juventud
Jóvenes sin Extremadura
La emigración juvenil en Extremadura es una auténtica sangría poblacional. Según el INE, desde 2009, cada año salen de media más de 1.000 personas (la mayoría jóvenes) que no retornan; de seguir con esta tendencia negativa, en 2033 la población extremeña tendría casi 50 años de media. En paro o con salarios bajos y temporales, ser joven en Extremadura es sinónimo de precariedad. La solución pasa por fomentar políticas públicas que favorezcan la vuelta de personas jóvenes que se han ido pero que quieren volver. Se necesita urgentemente en Extremadura un movimiento social contrahegemónico y emancipador, bien organizado y especialmente accesible a la población.
Este hecho tan dramático ha sido estudiado por muchas personas y organismos, entre los que destaca un informe elaborado por el Consejo Económico y Social de Extremadura (CES) que elaboró en 2019 un informe titulado Reto demográfico y equilibrio territorial, en el que estudian la evolución demográfica de la región analizando la situación presente para hacer proyecciones futuras. En el siguiente gráfico se puede ver que entre el 2011 y 2015 el mayor saldo negativo de la población existía en personas entre 25 y 29 años. Dicho gráfico es una previsión a partir de un escenario que parte de datos de la reciente crisis de 2008.
Según estas proyecciones elaboradas por el CES, se puede estimar que cada año la edad media de emigración es menor, llegando a ser en 2033 de 28 años. Este resultado, lejos de parecer baladí es muy importante y bastante preocupante, porque indica y prevé qué tipo de población existirá en la región en los próximos años. Siguiendo este informe, la salida de personas jóvenes de la región hará que en los próximos años se generen menos proyectos familiares y, por tanto, la ausencia de natalidad hará que la edad media de las personas que vivan en Extremadura aumente, pasando de ser en 2019 en torno a 44 años para ser en 2033 de casi 50 años de media. Y, en consecuencia, que el saldo vegetativo de la población extremeña cada vez sea más negativo en los años venideros.
Otro estudio que merece la pena destacar es uno recientemente presentado por el Club Senior de Extremadura titulado Extremadura, un futuro sin jóvenes sin futuro (Hernandez et al., 2019). Este informe analiza los datos existentes sobre este tema para llegar a una conclusión devastadora: “De continuar esta tendencia, en poco más de cuarenta años, no habrá jóvenes en Extremadura (…) y la pérdida puede acelerarse y de seguir una progresión distinta, en menos de tres décadas, la región estará prácticamente vacía de jóvenes” (página 64). A esto hay que añadirle el patrón de no retorno que también analizan en dicho estudio, observando que de las personas que vuelven, muchas vuelven a marchar al no encontrar estabilidad, por lo que tiene que marcharse de nuevo en una franja de edad donde comienzan a darse vínculos de pareja, laborales o de residencia, difícilmente reversible.
Despoblación
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¿Por qué se van los jóvenes de la región?
Muchas son las causas que hacen que las personas jóvenes se vean obligadas a dejar la región en búsqueda de un futuro más digno. La principal razón es la económica, la ausencia de un empleo digno donde las personas jóvenes sean capaces de desarrollarse profesionalmente y la dificultad de emancipación que existe, a pesar de ayudas al alquiler que recientemente acaba de abrir la Junta de Extremadura para amainar el impacto de la crisis sanitaria que nos está golpeando.
La principal razón es la económica, la ausencia de un empleo digno donde las personas jóvenes sean capaces de desarrollarse profesionalmente y la dificultad de emancipación que existe
Extremadura es líder en malos datos de empleo juvenil. Siempre cuando pensamos en el empleo, el primer dato que nos encontramos en los titulares es la tasa de paro, o sea, el porcentaje de personas que teniendo el deseo de trabajar no lo hacen. En el caso de las personas jóvenes, este dato es del 49,79% en el segundo trimestre de 2020 siguiendo la Encuesta de Población Activa. Casi la mitad de la población joven de Extremadura está desempleada. Merece la pena remarcar este dato: casi una de cada dos personas jóvenes que viven en Extremadura que quieren trabajar no lo hacen porque no hay sitio en el mercado de trabajo para ellas. Extremadura es la tercera región con mayor tasa de paro de España, detrás de Cantabria (57.67%) y Andalucía (49.94%), las que mayor tasa de paro tienen.
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En este contexto, se pensará que este dato es así por la crisis de la COVID-19, pero lejos de ser así y, recurriendo a datos del Observatorio de Emancipación para Extremadura (Consejo de la Juventud de España, 2019), en el primer semestre de 2019 se observa que Extremadura hace más de un año ya tenía la segunda tasa de paro más alta de España con un 45,35%, seguida de la Islas Canarias con un 48,06%, la media estatal era de 33.14%. El salario medio de una persona joven empleada en la región es de 780€ mensuales, cuando el salario medio de la región está en 1.375€ mensuales, que es de los más bajos de España. Respecto a los contratos que se hacen a personas jóvenes, el 73,5% de los contratos es temporal. La conclusión a la que se llega con estos datos es que, en Extremadura, la tasa de emancipación es del 17,5%. Ser joven en Extremadura es sinónimo de precariedad. La precariedad es tan relevante, que hasta tiene su propio “museo”.
El salario medio de una persona joven empleada en la región es de 780€ mensuales, cuando el salario medio de la región está en 1375€ mensuales
A esto hay que añadirle un dato más, ligado a la alta tasa de desempleo y bajos salarios: en 2019, la tasa del riesgo de pobreza era de 31,5%. En 2018, era del 37,6% según el INE y el 44’6% según la tasa AROPE. De acuerdo con este informe, era la segunda región en 2018 en privación material severa y la renta media por unidad de consumo suponía la más baja del mismo en comparación con el resto de regiones. Con estos datos, no parece extrañar que las personas jóvenes de Extremadura decidan buscar un futuro mejor fuera de la región. Ante una desigualdad y un empobrecimiento de la región más frecuente, la parálisis y la resignación es sangrante, la emigración se plantea como solución. Las personas jóvenes de Extremadura seguimos cargando con la mochila de nuestras abuelas y abuelos cuando tuvieron que emigrar a otras urbes, a otros pueblos e incluso a otros países. Como diría Luis Pastor, “soy lo que fuimos ayer”. Una tendencia y un camino que heredamos. Una migración sistemática que ha golpeado nuestra región durante décadas.
¿Qué hacer para frenarlo?
Es normal que, con esta tesitura, una reivindicación tradicional sea fomentar políticas públicas que favorezcan la vuelta de personas jóvenes que se han ido pero que quieren volver. Estas políticas pasan por crear empleo digno, generar cultura atractiva para las personas jóvenes y fomentar la emancipación (más políticas públicas para fomentar el retorno). Unas políticas que pasen por una gestión pública de los recursos y el fomento de proyectos a nivel comunitario, impulsados por las instituciones autonómicas y municipales, y que tengan su broche en proyectos, acciones e iniciativas locales.
Juventud
Sin empleo estable ni futuro claro: cómo la inseguridad laboral afecta a la salud de personas jóvenes
Políticas con salidas laborales a las formaciones que se proponen, justificando las inversiones económicas que se hacen en las mismas (como los proyectos de formación de empleo a nivel rural). Iniciativas que sí representen el camino a una Extremadura también más sostenible donde quepamos todas y todos. Y que estas políticas no sólo se hagan desde el compromiso institucional, sino que también estén impulsadas por la propia ciudadanía. Porque se necesita urgentemente en Extremadura un movimiento social contrahegemónico y emancipador, bien organizado y especialmente accesible a la población, teniendo en cuenta la extensión territorial de nuestra región para que se vertebre en redes organizativas y de apoyo.
Iniciativas que sí representen el camino a una Extremadura también más sostenible donde quepamos todas y todos
Tenemos el coche. Toca echarle aceite y cambiar los filtros. Se necesitan más acciones como #OtraExtremaduraFuera, impulsada por el Consejo de la Juventud de Extremadura (CJEx) en las redes sociales para visibilizar todas las historias que están detrás de los datos. Todo el dolor de dejar la tierra y los sentimientos de desarraigo. Historias que hacen visible la búsqueda de oportunidades en otro país, la imposibilidad de retorno, la historia repetida de nuestras abuelas y abuelos. Historias y voces que se alzan gritando que quieren volver a casa. Como reza la Jota del Emigrante de José María Lorite: “Se te están yendo los años en lágrimas de impotencia, junglas de cemento sobre tu conciencia, y detrás de la espesura, queda Extremadura llorando tu ausencia.”
Migración
Un Congreso Mundial sobre la emigración extremeña en el que no cabe la emigración extremeña
Además del dineral gastado en el desarrollo de este congreso, pomposamente denominado mundial, el programa del mismo se ha convertido en algo totalmente alejado de la mayoría de la población que se ha visto obligada a emigrar.
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Hace falta tejer redes entre los extremeños que estamos fuera y desarrollar la conciencia regional. Solo así.