We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Sindicatos
Jabier Sáenz: “Para ESK el empleo no es el único espacio de lucha del sindicalismo”
El sindicato ESK celebró su VI Congreso en Durango el pasado 6 de junio con unas cifras positivas: en el periodo entre asambleas, desde la realizada en Errenteria en 2019, han subido la afiliación un 27,4%. A finales de 2018, el sindicato tenía 5.395 personas afiliadas y a finales de 2023, ese número ascendía a 6.872. Hoy tienen más de 7.000. Además, por primera vez, hay más mujeres que hombres. Hablamos con Jabier Sáenz Sánchez, miembro del sindicato que, recuerda, lleva en su espíritu “sacar el sindicalismo de los centros de trabajo, ya que para ESK el empleo no es ni mucho menos el único espacio de lucha del sindicalismo”.
¿Cómo valoráis la degradación de los servicios públicos?
La pandemia del Covid-19 puso en evidencia la debilidad de los servicios públicos esenciales para el sostenimiento de la vida: sanidad, servicios sociales, etc. Tras muchos años de políticas de recortes y privatización, se tuvieron que tomar medidas absolutamente excepcionales. Medidas que, en muchos casos, fueron necesarias por falta de medios para poder prevenir la expansión del virus y motivadas por la debilidad de los sistemas sanitario y de servicios sociales. Desde entonces hemos luchado contra cada ataque a los servicios públicos. Pero en ESK creemos imprescindible la labor codo con codo con los movimientos sociales para provocar cambios radicales ante la situación actual.
¿Por ejemplo?
Valoramos muy positivamente la huelga feminista general del pasado 30 de noviembre en defensa de servicios públicos de cuidados impulsada por el movimiento feminista, la labor del movimiento pensionista en ese mismo ámbito o la defensa de la sanidad pública junto a las plataformas sociales o la de la plataforma Euskal Eskola Publikoaz Harro! en defensa de la escuela pública vasca. Desde ese trabajo socio-sindical vamos a tumbar las políticas de precarización y privatización de los servicios públicos sin lugar a dudas. Nos movemos en un escenario donde muchos de los conflictos tienen que ver con el uso cada vez más generalizado por parte de la Administración Pública de la subcontratación de una patronal sin ningún tipo de escrúpulo de la gestión de los servicios públicos. Empresas licitantes, conveniadas o subvencionadas que, sin ningún tipo de control público, actúan con total impunidad incumpliendo las más mínimas obligaciones en materia de seguridad, como en las ambulancias del Grup La Pau o incluso impagando nóminas, como en el caso de la limpieza de Correos.
¿Cómo veis la estatalización de la negociación colectiva?
A día de hoy, salarios, empleo y condiciones laborales son decididas año tras año en los Presupuestos Generales del Estado, con sumisión a los dictados de Madrid de todas las instituciones, desde Gobierno Vasco y Navarro, hasta Diputaciones y Ayuntamientos. Esto ha provocado una pérdida de poder adquisitivo cercana al 20% en las trabajadoras del sector público en la última década y, sobre todo, ha provocado un aumento de la eventualidad en el sector público a alrededor del 40% del personal y un aumento incesante de la privatización de servicios públicos con la excusa del establecimiento de unas tasas de reposición que no cubren las necesidades de las administraciones. Contra esto, hemos realizado multitud de movilizaciones y acciones, en especial en la CAPV, con 3 huelgas en el sector público en 2023 y 2024.
Las carencias que vienen manifestando las políticas de lucha contra la pobreza tienen carácter estructural y provienen del modelo de rentas mínimas condicionadas y garantizadas implantado en la CAPV en 1989.
¿Y la última reforma de la RGI?
La última reforma de la RGI supone una vuelta de tuerca al modelo de lucha contra la pobreza y la exclusión social en la CAPV. Tanto la nueva ley, aprobada con los votos a favor de PNV, PSE y Elkarrekin Podemos-IU y la abstención de EH Bildu, como el decreto que aprueba su Reglamento, ahondan en un modelo cómplice en la generación de desconfianza, persecución y estigmatización de las personas pobres. En ESK lo tenemos claro, el modelo de lucha contra la pobreza y la exclusión existente en la Comunidad Autónoma Vasca, en Nafarroa y en el Estado no ha sido capaz de cumplir sus objetivos en absoluto. Las carencias que vienen manifestando permanentemente estas políticas de lucha contra la pobreza tienen carácter estructural y provienen del modelo de rentas mínimas condicionadas y garantizadas implantado en la CAPV en 1989.
Explícanos en qué consiste ese modelo de rentas condicionadas y garantizadas.
Ha demostrado, a lo largo de sus tres décadas y media de existencia, su incapacidad para acabar con la pobreza.A medida que se perpetúa la pobreza, los modelos basados en sistemas de requisitos y obligaciones, se hacen más complejos, aumentando no sólo sus medidas de vigilancia y control, sino también, su carácter punitivo y segregador. El ejemplo más preocupante es que, con la nueva ley, por primera vez aparece la creación de un cuerpo de Inspectores e Inspectoras de Lanbide, con una plantilla de 20 personas, cuyas funciones y facultades les convierten en una auténtica policía de Lanbide. Ante el maltrato que sufren las personas más vulnerables de la sociedad, tenemos que reconocer el gran trabajo que realiza Argilan-ESK, plataforma referente contra la pobreza y la exclusión social en Euskadi, que, además, de realizar una imprescindible labor de acompañamiento y asesoramiento a personas perceptoras de la RGI, nos permite conocer de primera mano su realidad y lanzar respuestas que permitan mejorar su situación.
El sector del transporte se torna cada vez más estratégico, con conflictos muy importantes como el de ambulancias, Bilbobus, escolares... ¿Cómo os posicionáis en ese terreno?
El asqueroso sistema de subcontratación pública imperante en Euskal Herria provoca decenas de largos conflictos laborales donde los gobiernos son parte activa del enriquecimiento de unos pocos a costa de la precariedad de las condiciones laborales de los y las trabajadoras y del servicio prestado a la ciudadanía. Esto hace que tengamos una empresa concesionaria de las ambulancias subcontratadas por el Gobierno Vasco que haya acumulado más de 100.000 euros en sanciones por incumplimientos en materia de seguridad y salud en el trabajo. Hace menos de un año, la plantilla del transporte público urbano de Gasteiz, TUVISA, se vio obligada a salir a la huelga para reivindicar algo tan básico como que se renovara una flota que se cae a cachos y se mejoraran las frecuencias y líneas de los autobuses para garantizar un servicio de calidad a la ciudadanía. Todo esto pasa con la complicidad de unas administraciones como responsables directas de la gestión del servicio, como en el caso de TUVISA, o como licitadoras de los servicios, como en las ambulancias, el transporte escolar o Bilbobus. Participan de la lógica neoliberal de degradación permanente de los servicios públicos. En ESK tenemos claro que el transporte colectivo es fundamental para abordar la necesaria transición ecológica. Creemos firmemente en un modelo de transporte público con gestión pública directa, sostenible, de calidad y con derechos laborales.
Las protestas agrícolas han sido otra actividad en lucha en la que los sindicatos de clase no han tenido un papel destacado. ¿Qué valoración hacéis de ese conflicto abierto y de nivel continental?
En nuestro caso, no tenemos mucha organización en el sector, por lo que valoramos lo que ocurre desde una visión más global. Es evidente que el sistema de producción, transporte y comercialización de lo producido por el sector primario es una cadena de valor donde el reparto de los beneficios es profundamente injusto. Por ello, vemos con interés la denuncia del papel de los intermediarios capitalistas y la proliferación de alternativas de consumo ecológico y responsable, con respeto al medio ambiente y a los derechos laborales de las personas trabajadoras. El sistema capitalista nos ha arrastrado a un punto límite: el agotamiento de los recursos y materias primas del planeta, la emergencia climática es una realidad y ante esto, los diferentes gobiernos se empeñan en invertir en megainfraestructras de transporte o megaproyectos de energía renovable industrializando los montes y las tierras agrícolas y ganaderas, lo que tiene graves impactos sociales y medioambientales.
Volviendo a vuestro Congreso, ¿cuáles creéis que han sido vuestras victorias más importantes?
El último periodo ha estado atravesado por la pugna entre la vida y el capital de manera constante. En ese sentido, valoramos de manera especial los avances conseguidos a través de la lucha y la movilización en sectores de cuidados históricamente maltratados por un sistema heteropatriarcal que no da valor a todos esos trabajos. Así, son muy importantes para ESK las luchas por los convenios de intervención social, en las que creemos que hemos jugado un papel importante, tanto en Bizkaia como en Araba o la lucha de las trabajadoras del SAD de Arrasate, que culminó con la firma de un acuerdo con una importante subida salarial y con cláusulas que aseguran una jornada mínima y no variable al antojo de la empresa. La lucha por mantener la homologación de las trabajadoras de la limpieza subcontratada de Osakidetza también merece una mención especial, por lo larga que ha sido hasta conseguir el propósito y por el ejemplo de lucha que siempre nos dan nuestras compañeras. Además, hemos vivido luchas referenciales que han provocado cambios muy necesarios y un vuelco en la correlación de fuerzas en fábricas como Mercedes, donde desde la participación y el protagonismo de la plantilla, con la movilización y las huelgas como herramienta, hemos acabado con una mayoría sindical que firmaba todo a cambio de colocar a familia y amistades en la fábrica. La plantilla les ha dado la espalda apostando por el sindicalismo honesto, comprometido y combativo de manera aplastante.
La patronal sabe que la capacidad de la clase trabajadora para organizarse y luchar es lo único que puede poner freno a su estrategia para seguir acumulando beneficios a costa de la explotación
¿Cuáles son las líneas estratégicas principales que habéis tratado en el Congreso?
Hemos desarrollado una ponencia con una alta participación de la militancia del sindicato, tanto en la elaboración, con más de 30 personas aportando ideas y reflexiones en la ponencia inicial de debate, como en los debates que hemos desarrollado en todo Hego Euskal Herria y con la recepción de más de 200 enmiendas que han mejorado de manera sustancial el texto y nos han permitido incluir en el texto definitivo el sentir mayoritario de nuestra afiliación. Nos hemos reafirmado en nuestra apuesta ecosocialista, en un momento clave en el que la transición ecosocial es un concepto en disputa, la hemos analizado un marco sociopolítico marcado por la escasez de recursos naturales, las guerras y las migraciones forzosas. Además, hemos analizado de manera crítica las medidas socioeconómicas implantadas desde 2020 y que marcan el futuro cercano, con unos gobiernos en Madrid, Iruñea y Gasteiz que, bajo nuestro punto de vista, actúan en defensa de los intereses del capital.
¿Qué estrategias trazáis de cara al futuro?
Para luchar contra ello, nos reafirmamos en nuestra apuesta por los marcos unitarios y por las alianzas sindicales y sociales que mantenemos en la actualidad, y nos marcamos una serie de luchas prioritarias para el futuro cercano. En ESK aspiramos a seguir profundizando la relación con STEILAS en los próximos años. Esta es una colaboración estratégica para ESK porque cuando ambas organizaciones somos capaces de compartir reflexiones, ampliamos su profundidad y alcance. ESK y STEILAS tal y como ambas hemos reconocido en nuestros últimos congresos somos y tenemos voluntad de seguir siendo organizaciones hermanas. En definitiva, queremos seguir construyendo un modelo sindical que siga recogiendo la herencia del ADN de ESK. Nuestras armas son la transparencia, la horizontalidad, la combatividad y la autonomía, y nos reafirmamos en que vamos a seguir construyendo sindicalismo desde nuestras señas de identidad, con la voluntad de convertir nuestros sueños en acciones para transformar la sociedad.
En un momento de intensificación del ataque al trabajo por parte del capital y de criminalización de la protesta en Euskal Herria, ¿qué mecanismos de movilización estáis planteando?
La patronal sabe que la capacidad de la clase trabajadora para organizarse y luchar es lo único que puede poner freno a su estrategia para seguir acumulando beneficios a costa de la explotación. Por ello, nos hemos encontrado con ataques directos a la organización sindical con despidos y sanciones que pretenden evitar la extensión de la acción sindical organizada como en el caso de Circet, IZMAR, Michelin, Fundación Peñascal, Pan La Vitoriana, Centro de Día Beriain, Fundación ADSIS o Froneri Iberia. El salto represivo dado por la legislación ante cualquier tipo de acción que cuestione el actual modelo socio-económico es algo que nos preocupa mucho. Ya en 2019 introducimos un segundo objetivo en nuestro Elkartasun Fondoa, que además de colectivizar en el seno del sindicato la solidaridad económica con las huelgas en las que participa la afiliación de ESK, proporcionando el ingreso básico que permite su mantenimiento y evitando que sea el ahogo económico el factor que obligue a desconvocar una huelga, desde entonces, también es una herramienta para paliar las sanciones económicas sufridas por las personas afiliadas de ESK en el transcurso de su acción sindical. Ante la falta de avances en materia de derechos fundamentales como la libertad de expresión, creemos necesario construir una respuesta potente de la izquierda social y sindical a las políticas imperantes en el Estado español.
En ESK defendemos que la reforma laboral de 2021 no es la que necesita la clase trabajadora.
Sobre los cambios traídos por la reforma laboral española, ¿es la reducción de la temporalidad un proceso inequívoco?
El Gobierno de Madrid, faltando a la palabra dada y a pesar de que el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos recogía la derogación de la reforma laboral y de que EH Bildu y el PSOE también lo firmaron, llevó a cabo una reforma laboral que ni era la prometida ni ha supuesto mejoras de alcance para la clase trabajadora en las relaciones laborales.En ESK defendemos que la reforma laboral de 2021 no es la que necesita la clase trabajadora. Ni siquiera se eliminaron los aspectos más lesivos de la reforma de Rajoy y se vendió como un éxito un maquillaje en un aspecto como la contratación, que no había sido tratado en la reforma que se iba a derogar y que ha provocado que se triplique el número de fijos discontinuos, en situación de gran precariedad. Para acabar con la temporalidad, es necesario recuperar las indemnizaciones por despido previas a la reforma de Rajoy y recuperar los salarios de tramitación. Si no, se trata de intentar ocultar que el gran problema es que la patronal aplica aquí el despido libre y ese es uno de los grandes problemas. Además, nos preocupa la proliferación de la figura de los ERTE en empresas con beneficios millonarios, que cargan sobre el erario público y el consumo del desempleo de los y las trabajadoras. Mientras partidos políticos, CCOO y UGT establecen las bases para unas reformas que condicionan la vida de trabajadoras y trabajadores, las empresas del Ibex-35 siguen acumulando beneficios millonarios. Y ante esto, desde ESK entendemos que hay que tomar, de una vez por todas, medidas decididas y firmes en favor de la clase trabajadora. Ningún gobierno nos ha regalado nunca nada. En ESK lo tenemos muy claro: no hay gobierno que vaya a legislar o aprobar medidas a favor de la clase trabajadora sin presión en las calles y en los centros de trabajo.
En el 2018 las huelgas derivadas de la negociación colectiva suponían un 57,9% de las totales, mientras que en el año 2022 han supuesto un 85,4%.
¿El refuerzo de la lucha sindical y negociación colectiva sectorial favorecido por la reforma laboral, es un hecho también en Euskal Herria?
En los últimos años la negociación colectiva ha sido origen de una conflictividad que hacía tiempo que no se conocía. En el 2018 las huelgas derivadas de la negociación colectiva suponían un 57,9% de las totales, mientras que en el año 2022 han supuesto un 85,4%. Creemos que la reforma laboral no ha sido clave en el refuerzo de la lucha sindical y de la negociación colectiva sectorial. Entendemos que la clave ha sido la hiperinflación, producida por la subida de los precios de los alimentos, la vivienda, los carburantes, el gas o la electricidad, ha aumentado de manera salvaje los beneficios de los bancos y las empresas. Ha quedado patente que la principal causa de la alta inflación ha sido la ampliación de los márgenes de beneficio financieros y empresariales a costa de empobrecer a la clase trabajadora. Ante esto, las huelgas y movilizaciones por el mantenimiento del poder adquisitivo han sido y van a seguir siendo claves. Reforzar esta dinámica de lucha es absolutamente necesario para evitar el aumento de las desigualdades. Siendo el incremento de la conflictividad un dato positivo, no podemos obviar lo limitado del mismo. No podemos engañarnos y no ver que la misma emana de la pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora y no de una perspectiva más global de la negociación colectiva. En este aspecto, el mundo sindical en general, y ESK en particular, tenemos el reto de ampliar la actual conflictividad a todos los aspectos de la negociación colectiva: salud laboral, igualdad, lucha contra la precariedad, reducción de jornada laboral...
Dado el cambio en la composición de la clase obrera en Euskal Herria (cada vez más racializada y feminizada), ¿cómo estáis trabajando para integrarlo dentro de vuestro frente de lucha?
La historia de la humanidad es la historia de las migraciones y migrar una característica del ser humano reivindicable como derecho en nuestro proceso por alcanzar una vida digna o huir de conflictos bélicos, persecuciones políticas, sociales, religiosas o por el expolio de la propia tierra, entre otras. En cualquier caso, bien sea voluntario o forzoso, el fenómeno migratorio viene alcanzando uno de sus puntos álgidos en la historia en las últimas décadas al albor de la emergencia climática, la escasez de recursos naturales y los consiguientes conflictos armados derivados de la lucha por el control de estos. En Euskal Herria, el porcentaje de población migrante dentro del territorio ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas. En el caso concreto de Euskadi, la población migrante actualmente representa a un 12,4% del total frente al 17,9% de Nafarroa, con incrementos del 4,1% y del 8,6% respectivamente en la última década. Esta coyuntura sociopolítica interpela, entre otros, a la clase trabajadora de los países enriquecidos y, sin lugar a duda, a la de Euskal Herria, donde también tenemos que poner toda nuestra atención y acción a la defensa de los derechos para todas las personas. Nuestro compromiso con esta máxima ha de ser más firme que nunca si cabe, visto el contexto actual. Sin embargo, no debemos negar que el racismo popular continúa siendo una tarea pendiente incluso en los espacios de militancia, dado que en algunos casos el fenómeno de la migración continúa siendo percibido como problematizador tanto a derecha como a izquierda del espectro político.
Esta cuestión escapa al ámbito sindical y es fruto de decisiones políticas a distintos niveles.
Así es, la actual Ley de Extranjería no solo no resuelve ningún problema, sino que multiplica los ya existentes dejando a miles de personas en situación irregular e incapacitándoles política, social y económicamente para llevar a cabo su proyecto de vida. Se trata de una cuestión estructural que dificulta la regularización de la situación administrativa y el acceso al mercado formal de trabajo abocando a las personas migradas a las situaciones mencionadas al inicio. Todo ello, una vez más, impacta de manera más brutal si cabe en las mujeres, sometiéndolas a constantes situaciones de abuso y explotación. Así, iniciativas como la ILP y el apoyo a la misma resultan indispensables, conocida la realidad que miles de personas viven actualmente. A este respecto, en ESK nos hemos comprometido a continuar con más ahínco si cabe identificando, analizando y denunciando las discriminaciones y las prácticas racistas en el ámbito laboral para acercarnos a las personas migradas y racializadas. Por último, señalar y denunciar las políticas de fronteras como asesinas dado que siegan la vida de decenas de miles de personas todos los años. En este sentido, la solidaridad internacionalista continúa siendo un elemento imprescindible como herramienta de lucha desde el km0 contra un sistema económico que viola y vulnera sistemáticamente la dignidad y los derechos de las personas y los pueblos.
¿En qué áreas os estáis diferenciando de los principales sindicatos abertzales y federales?
ESK es un sindicato diferente que aspira a cambiarlo todo, apostamos por una sociedad en la que quepamos todas y todos: feminista, ecologista, anticapitalista, antiracista y antifascista. El nuestro es un proyecto construido entre todas y todos. ESK es su gente y lo mejor que tenemos, lo único que nos hace ser ESK, es sin duda las personas que lo componen, las delegadas, las trabajadoras y la afiliación. En los oscuros años del franquismo comenzaron a germinar las semillas rebeldes que hace casi 40 años hicieron florecer los primeros brotes de un nuevo sindicato, con la creación formal de ESK-CUIS, donde se unieron aquellas semillas que no encontraron un buen humus en otros entornos menos asamblearios. Nuestro quehacer se basa en la herencia de unos valores y prácticas sindicales que recibimos de quienes pusieron en marcha esta organización y de todas las personas que durante generaciones han aportado en su desarrollo. Nos caracteriza estar siempre dispuestas a dar un paso adelante y enfrentarnos a situaciones complejas desde la participación de las personas afectadas en la toma de las decisiones, desde el asamblearismo y la acción directa radical. ESK somos personas que cada día se parten la cara por construir un mundo más justo e igualitario, unas vidas que merezcan la alegría de ser vividas. Eso es ESK, eso somos y eso queremos seguir siendo.