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Opinión
Espasmos de superioridad y transformaciones
El clásico mito de Casandra, aquella mujer a la que Apolo concedió el don de la profecía y poco más tarde, por despecho, la maldijo quitándole toda capacidad de persuadir, se repite una y otra vez desde la mítica guerra de Troya. Y el nefasto Caballo de Madera vuelve a colarse una y otra vez en el entendimiento y corazón de muchas personas para verter el venenoso miedo que paraliza las conciencias.
Desde el campo de las ciencias sociales se han estudiado los fenómenos relacionados con las movilizaciones sociales y algo se ha ido concluyendo sobre los procesos que facilitaron algunas transformaciones a lo largo de la historia. En primer lugar conviene señalar que no siempre quienes actúan de augures tienen por objetivo el ayudar a la transformación social en positivo. Una buena parte de esas “profecías catastróficas” persiguen, generando miedo en la población, todo lo contrario. Desean afianzar la dominación que las gentes padecen. El miedo paraliza, es una máxima que desde las altas esferas de religiones, gobiernos, sociedades secretas, clubs financieros han seguido a lo largo de toda la historia. Sin duda hay personas honestas que con su “don profético” han pretendido y pretenden ayudar la transformación liberadora de la humanidad. Sin embargo, dentro de este conjunto y en bastantes ocasiones, se instala en ellas un sentimiento “aristocrático” que, incluso inconscientemente, minusvalora a los “no creyentes”, considerándolos incapaces de tomar conciencia por sí mismos. En definitiva asumen el papel de seres superiores pretendiendo ilustrar a las masas ignorantes, engañadas por la propaganda mediática… De esta forma se establece una separación entre “el rebaño” y “los pastores”. Alimentan un ego de superioridad que invalida la posible bondad que encierra sus mensajes. En palabras del profesor Carlos Taibo: “Los espasmos de superioridad y las certezas autocontemplativas siempre han sido pésimos consejeros”. Llegados a este punto esas personas que asumen el rol de “concientizadoras”, creadoras de conciencia, deben depurar sus motivaciones y con la mayor de las modestias asumir en palabras de Carlos Taibo que: “No hay, entonces, una creación artificial de conciencia ni una conducción desde fuera, sino una operación de rescate de algo que ya está ahí. Y es que no puede hacerse ninguna revolución…en nombre de los demás.
El miedo paraliza, es una máxima que desde las altas esferas de religiones, gobiernos, sociedades secretas, clubs financieros han seguido a lo largo de toda la historia.
Comienza un nuevo año y esas personas inquietas, indagadoras, comprometidas con la búsqueda de soluciones a los graves problemas que aquejan a la humanidad, podrán compartir su propio análisis sobre aspectos concretos de su realidad y también algunas claves que expliquen las desdichas que cotidianamente padecen tanto ellas como sus semejantes, de forma que, además de advertir sobre problemas o riesgos, propongan caminos para encontrar soluciones conjuntamente. Como dijo Antonio Machado; “¿Tú verdad? No, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela”. Y qué difícil es desprenderse de la “propia verdad” si lo que de verdad se persigue es sembrar la mentira y el miedo precisamente para ocultarla a los demás. Besos y abrazos. FELIZ DESPEDIDA Y VENTUROSA ENTRADA EN 2022.