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Transporte
MSC Loreto en Puerto Algeciras con bandera de conveniencia
Este buque que se publicita como el mayor portacontenedores del mundo, ha atracado, por primera vez, en el Puerto de Algeciras. El MSC LORETO puede transportar 24.000 contenedores, ha sido construido este mismo año y lleva bandera de Liberia, siendo su puerto base Monrovia. Es posible hacer un seguimiento de este gigante de los mares a través de https://www.marinetraffic.com/ que facilita información casi en tiempo real de este y otros buques. Por ejemplo, mientras se escribe este texto se accede a la siguiente información: Este buque que partió de ALGECIRAS, a las 16h 17 minutos del 6 de junio de 2023 actualmente navega a 19,4 nudos con dirección Este rumbo al CANAL DE SUEZ, con hora estimada de llegada informada el día 10 de junio a las 21 horas LT (UTC +2)”, que coincide con la hora de Algeciras en verano, es decir 2 horas por delante del meridiano de Greenwich. Este enorme portacontenedores ha realizado todas las maniobras precisas para poder descargar y cargar las mercancías que portaba en un tiempo optimo. Hay quien se percata del enorme y trágico contraste de un inmenso puerto y un inexistente tren. ¡Cosas contradictorias! Acostumbradas las gentes algecireñas, a esas contradicciones y a contemplar frecuentemente estos grandes buques, parece fácil el que estas idas y venidas de mercancías se produzcan y sin embargo, nada de fácil tienen. Cientos de personas trabajadoras actúan coordinadamente y complejos sistemas informáticos ayudan a la gestión del trasiego de cientos y cientos de contenedores que pasan, como por arte de magia, del muelle al barco y viceversa. Magia ninguna, buen trabajo y organización. Felicitaciones a quienes lo protagonizan. No obstante, que estas maniobras se realicen sólo es posible si existe el muelle y sus instalaciones. Y estas se instalan en la costa de una ciudad llamada Algeciras, que la ha puesto a disposición del Estado español. Las gentes de Algeciras soportan una servidumbre con respecto a ese puerto (que no es suyo) y a cambio nada reciben. Mientras tanto esas gentes ven a diario como el enorme tráfico genera multimillonarios beneficios y a ellas les llega sólo el ruido, los malos olores, humos, la suciedad de las aguas, la modificación de los flujos de corrientes que alteran día a día sus playas… Y la pregunta que muchas personas se hacen, después del balance negativo y de tanta riqueza generada: ¿qué le queda a la pobre Algeciras? Hay quien responde, casi automáticamente, que el puerto genera mucho empleo. Esa frase da para un largo texto que debería confeccionarse con datos que nadie aporta (beneficios). Sin embargo, es evidente que el que la ciudad de Algeciras cuente con un casi 30% de desempleo, casa muy mal con estar al lado del emporio de riquezas que genera el puerto. Por otro lado, sigue siendo el puerto el deudor de Algeciras, ya que si en el trabajan personas es porque residen en Algeciras o aledaños, y si a pesar de los “buenos sueldos” que se pagan, se obtienen multimillonarios beneficios, algo tendrá que ver la apropiación por parte del Estado y empresariado, de una importantísima parte de la plusvalía que esas gentes trabajadoras generan. Por la senda de justificar una posible compensación, de la servidumbre que el puerto somete a la ciudad y sus habitantes, por la mera referencia a la generación de empleo no se llega a ninguna parte. Por otro lado, no sólo se “exprime” plusvalía de quienes trabajan en el puerto. También el tema de las banderas de conveniencia tiene mucho que ver. En la actualidad hay un buen número de países que “matriculan” grandes buques, de grandes compañías multinacionales, aunque no los construyan e incluso ni siquiera den al mar. Información sobre esto puede encontrarse en el artículo titulado “Banderas de conveniencia, la patria de los océanos” escrito por Alfonso Pisabarro. Sobre este asunto se ha escrito muchísimo y desde hace siglos. De hecho, barcos ingleses ostentaban pabellón español en los siglos XVII y en adelante, que les permitían negociar en las Indias españolas. En otro artículo titulado “El auge de las banderas de conveniencia” Antón Luaces, desarrolla este tema concretando que la “conveniencia” residen en “ventajas fiscales y un menor control sanitario y de seguridad”, a lo que hay que añadir manejos laborales. Estas ventajas, en realidad fraudes, suponen inconvenientes. En primer lugar, a las personas que trabajan en estos enormes buques, ya que el batiburrillo leguleyo permite evitar las responsabilidades laborales más evidentes, no sólo en materia salarial, sino de condiciones laborales (jornadas, descansos, vacaciones, periodos de confinamiento en alta mar, jubilación, pensiones, bajas, enfermedades profesionales, de salud y seguridad. En definitiva, situaciones que llegan al “esclavismo” palmario, mientras que los países “civilizados” se hacen “los suecos” (¡pobres suecos!) mirando al gran negocio que supone gestionar atraques de esas enormes plataformas del negocio global en sus puertos. Probablemente más de una sociedad portuaria sea partícipe en la propiedad de estos barcos y saque beneficios por ambas partes. En segundo lugar por el fraude a las haciendas públicas de quienes deben pagar impuestos y no lo hacen donde viven y residen. El capitalismo globalizador tiene efectos muy beneficiosos para las grandes fortunas que siguen la máxima de privatizar beneficios, socializar pérdidas. Mediante este sencillo y perverso mecanismo, las compañías propietarias de estos grandes buques, evitan sus obligaciones fiscales donde residen, pagan miserias en impuestos en pequeños estados “títeres” donde matriculan sus enormes barcos, que son apropiados por las élites de los mismos, que con ellos podrían paliar el “hambre” de esos pueblos.
Podría regularse este trafico de las banderas de conveniencia evitando sus nefastas consecuencias y protegiendo los intereses de las personas trabajadoras y también de las haciendas públicas defraudadas (tan legalmente). Pero de eso hay poco andado en los tratados internacionales, que por cierto cuentan en sus deliberaciones con quienes tienen interés muy particular en que esas banderas de conveniencia sigan siendo “legales”. Alguien podría decir —¡Oiga! Este asunto es imposible de abordar. Sin embargo llama la atención como la UE (Unión Europea) haya regulado la “huella de carbono”, del transporte marítimo, por aquello de ayudar en la agenda 20-30 en la reducción los efectos del cambio climático. Con esta normativa se impide el atraque de buques en puertos europeos que no cumplan con ella. Aunque España pretende hacer excepciones, dada la competencia desleal de super-puertos vecinos (Tanger Med, por ejemplo). ¿Será posible que la UE pueda poner puertas al campo de las banderas de conveniencia? Y de paso ¿podrán vecinas y vecinos de Algeciras y su bahía beneficiarse en algo de las enormes riquezas que el puerto genera?