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Congreso de los Diputados
Arranca el nuevo ciclo en las Cortes y persiste la pregunta de si la legislatura sigue viva
![Sesion control Congreso 22-05-2024 - 13](/uploads/fotos/r2000/d251a603/IMG_4239copia.jpg?v=63883673234)
Desde el año pasado que el presidente del Gobierno no comparece ante las Cortes Generales y la semana que comienza el 10 de febrero ya toca. Se pone en marcha el nuevo ciclo parlamentario con las sesiones ordinarias y se retoman los plenos de control y, en congruencia con estos tiempos fuera de lo común, el primer semestre tendrá varias particularidades.
La principal de ellas es que se buscará consensuar y aprobar los Presupuestos Generales del Estado, que salvo muy pocas excepciones, siempre se debaten el último trimestre del año. Pero lo ordinario ya no toca: la composición del Congreso es la que es y la volatilidad, intensidad y bipolaridad en las votaciones es probablemente la mayor desde el regreso de la democracia a España.
En el pleno extraordinario de enero se pudo constatar con crudeza: la izquierda tiene el Gobierno pero se le escapa un poco el poder real. La mayoría de los diputados es ideológicamente de derechas (con todos sus matices, claro) y según el momento y la táctica, se hará notar. Así lo decidió Carles Puigdemont, líder de Junts, cuando le dio un sopapo parlamentario al rechazar su real decreto ómnibus, generando una crisis de seis días que se zanjó con un nuevo acuerdo PSOE-Junts. Que nadie se ilusione, es coyuntural.
Sumar
Sumar Yolanda Díaz, entre el ‘pacta sunt servanda’ y el juego de Junts
La cuadratura parlamentaria
La dinámica de la actividad legislativa de este 2025 la marcarán cuatro polos del mismo cuadrado. El PSOE, el Partido Popular, Junts y el ala izquierda del hemiciclo (Sumar, Podemos, Esquerra Republicana, EH Bildu y el BNG). Ha quedado claro con lo ocurrido en el pleno de la caída de los decretos que Génova ya no le teme a mostrar su interés en actuar tácticamente con Puigdemont. Uno de los arietes mediáticos del presidente del partido lo dijo claro aquel día: “Queremos demostrar que la mayoría es de Feijóo y se vota en el sentido que él quiera”.
Fuentes de la cúpula de la Ejecutiva ‘popular’ ha respondido a El Salto que la estrategia será “seguir con la agenda social, especialmente vivienda”. Lo que se observó en el último semestre continuará: oposición de acoso y derribo al Gobierno, acento puesto en las causas de corrupción e hiperactividad mediática para mostrarse como el shadow cabinet, al estilo británico.
Madrid
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Esta misma semana que culmina, Feijóo ha querido no quedarse fuera del tema de la vivienda: ha participado el viernes en un encuentro con asociaciones juveniles con eje en ese tópico y un día antes en una entrevista televisiva volvió a deducciones fiscales para el alquiler y avales a menores de 40 años. Según las encuestas, cuatro de cada diez votantes del PP expresan estar de acuerdo en que aumente la intervención pública en el mercado para bajar los precios. Génova toma nota, aunque el discurso está encorsetado por el dogma neoliberal, por supuesto (también toman nota de los ruidos internos que provocó desde el ala más neocon ayusista sus propuestas de conciliación hace no mucho).
Ninguno de los aliados se creen que al PSOE le importe mucho aprobar la reducción de jornada y en su momento habrá que ver si se consiguen los votos necesarios
El segundo partido de la cámara, el PSOE, quien lidera el Ejecutivo, tiene dos prioridades: la táctica y comunicacional es confrontar en temas económicos con el PP para ahondar en el eje izquierda-derecha (aunque más se parece a un los de arriba versus los de abajo). “Lo que se viene es la respuesta de una vez a la pregunta clave, qué quiere Feijóo que sea su partido, si uno de Estado, la casa a la que vuelva Vox o un día una cosa y al otro, la contraria”, responden desde la cima de Ferraz a El Salto. También, no sin falta de ironía, apuntan a que la próxima parada de esta confrontación será la reducción de jornada: “¿Votarán contra los trabajadores, a favor de la patronal o se quedarán en el medio?”.
Sánchez está cómodo en la batalla con Feijóo pero lo inquieta la otra gran prioridad del semestre, que es legislativa: los Presupuestos Generales del Estado. Sí, ninguno de los aliados se creen que al PSOE le importe mucho aprobar la reducción de jornada y en su momento habrá que ver si se consiguen los votos necesarios. Según admiten barones socialistas por lo bajo, será una obra de teatro ideal para posicionarse “en el centro político y no dejárselo todo a Feijóo”.
Pero los Presupuestos, que hasta las Navidades estaban siendo negociados, son importantes porque le otorgarían más densidad y seriedad a la legislatura que Sánchez quiere agotar. Cabe recordar algo que en términos de calidad democrática no es baladí: las cuentas del Estado están siguiendo directrices de una mayoría parlamentaria anterior, que no representa la soberanía popular emanada del 23J y de un Consejo de Ministros muy diferente.
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Fuentes de uno de los partidos que ofician de socio más estable del PSOE han confirmado a El Salto que “nada se ha movido ni hay nada nuevo desde finales de 2024” en lo que hace a la negociación presupuestaria, pese a que había “conversaciones bastante avanzadas”. Fuentes de la dirección de Sumar ratifican esto ante la pregunta: “Que nosotros sepamos, aún no se está entrando en la harina…”. Una diputada del bloque de investidura comentaba en los pasillos del Congreso, tras la caída de los decretos: “Hoy hablar de los Presupuestos me parece una quimera”.
Al partido exconvergent le preocupa quedar como un partido antisocial, mucho más que al PP y a Vox y esa es la baza de Ferraz para conseguir los PGE
Pero Sánchez nunca se rinde y después que se apruebe el decreto social (según lo previsto, siempre puede haber sorpresa con Junts) el próximo miércoles, Moncloa probablemente retome las negociaciones. La clave en esto son las otras dos puntas del cuadrado parlamentario: Junts y el ala izquierda.
Los primeros han decidido “suspender el cese” del diálogo con el PSOE y el momento ha dejado de ser pésimo entre ambas formaciones. Al partido exconvergent le preocupa quedar como un partido antisocial, mucho más que al PP y a Vox y esa es la baza de Ferraz para conseguir los PGE. En contra tienen que los de Puigdemont no desean abstenerse en las votaciones importantes: siempre es ‘no’ o ‘sí’ (una abstención con el sí de Podemos y Ábalos alcanzaría).
En la esquina de la izquierda transformadora también están anhelando que este semestre sea el de la recuperación de la iniciativa. Sumar pone toda su apuesta en la reducción de la jornada laboral. Fuentes de la dirección del grupo han explicado a El Salto: “El objetivo es tenerla aprobada antes del verano. La derecha presentará enmiendas a la totalidad, que se discutirán en marzo. En abril será el trabajo de la comisión más los 20 días preceptivos en el Senado (por la tramitación de urgencia, sino sería mucho más)”.
A finales de mayo es cuando esperan poder tener el proyecto en el hemiciclo y mientras tanto, Yolanda Díaz intenta persuadir a Junts. Para eso fue que llamó por teléfono a Puigdemont a fines del año pasado y todo indica que la implicación será total. Queda por saber si no surge un cisne negro en ERC y Podemos al respecto.
Lo mismo en el caso de la ley Mordaza, una medida que el año pasado el PSOE prometió a EH Bildu como si fuera un premio (por ello la izquierda abertzale fue la que anunció el acuerdo). Fuentes de esa formación indican que todavía no ha empezado la negociación para que se le dé el impulso final y llegue al hemiciclo antes del verano.
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En cuanto al resto de temas pendientes que podrían aparecer antes de agosto en la cámara, en Sumar tienen como prioritaria la ley de Familias y la nueva ley de Dependencia, que tiene a cargo el ministro Pablo Bustinduy. En tanto, el PSOE tiene en la cola de espera varios proyectos para trasponer directivas europeas, una nueva normativa para la industria cinematográfica y otra para regular la actividad de los lobbies, cambios en defensa del consumidor (cliente financiero) y la modernización del acceso a la carrera judicial. La ley de secretos oficiales que impulsa el PNV no estaría entre las prioridades.
Cambios en Sabin Etxea
Una de las noticias políticas principales de la semana ha sido la renuncia de Andoni Ortuzar a renovar su mandato por cuarta vez al frente del Euzkadi Buru Batzar (EBB), el órgano ejecutivo del EAJ-PNV, uno de los partidos más antiguos del estado español. Su negativa a seguir, tras 12 años, es hija de un pacto tácito en la cúpula jeltzale para renovarse y hacerle frente así al cambio generacional de los votantes, que viene beneficiando más a EH Bildu.
El beneficiado es el portavoz decano del Congreso, Aitor Esteban, que lidera el PNV parlamentario hace muchos años. Todo surgió a partir de disidentes internos gipuzkoanos que impulsaron su candidatura, hace 20 días, algo que acabó encontrando mucho más eco del esperado. Fuentes vascas divergen: algunos responden que esto es un bonapartismo jeltzale y que Esteban es lo mismo que Ortuzar y que todo está pactado. Otros creen que no, que esto puede representar un cambio mayor al esperado.
PNV y PSOE son los dos partidos más asociados de todo el Estado: cogobiernan Euskadi, son socios de investidura en Navarra, y administran en conjunto las poderosas Juntas Generales vascas
El impacto en la dinámica política del Estado es más nítido: habrá continuidad en la buena sintonía con el PSOE porque no puede ser de otra manera. PNV y PSOE son los dos partidos más asociados de todo el Estado: cogobiernan Euskadi, son socios de investidura en Navarra, y administran en conjunto las poderosas Juntas Generales vascas además de centenares de ayuntamientos en las cuatro circunscripciones. Demasiados intereses en común como para romper lazos.
Sánchez tiene motivos para sonreír, además, porque Esteban tiene un enfado colosal y personal con Feijóo y Miguel Tellado, y en realidad, con toda la estrategia de la Ejecutiva central del PP. Las relaciones entre ambos partidos son las peores en décadas. Las descalificaciones vertidas por diputados ‘populares’ por el retorno del viejo edificio en París que fue sede del gobierno vasco en el exilio y luego ocupado por la Gestapo ahondaron más el enfrentamiento. Por ahora todo parece indicar que los cambios en Sabin Etxea, un partido de derecha socialcristiana clásica, seguirán jugando paradójicamente a favor de la izquierda.
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