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Deuda
El interminable rescate de Draghi a la recuperación de Rajoy
El Banco Central Europeo (BCE) ya tiene en su poder más del 18% de la deuda pública española. Los más de 200.000 millones de euros que Draghi ha prestado al Gobierno ponen en duda la realidad de la recuperación de Mariano Rajoy.
Solo unas semanas más tarde, Draghi anunciaba que compraría deuda soberana española en el mercado secundario, o sea: deuda ya emitida en circulación que suele estar en manos de otros inversores. Este anuncio lo hizo poco después de declarar que los gobiernos que recibieran este tipo de ayudas indirectas deberían someterse a “condiciones estrictas” y que estaba en manos del Gobierno español aceptar esa compra. Rajoy aceptó y la prima de riesgo española bajó al mismo tiempo que el BCE inyectaba dinero mediante la compra de deuda de varios países europeos.
Pero tres años más tarde, la cosa no parecía mejorar y Draghi volvió a sorprender, en enero de 2015, con el aviso de que la compra de bonos públicos se intensificaría y que se compraría deuda de gobiernos y otras entidades públicas europeas. El plan, conocido como Quantitative Easying (QE), comenzó en marzo de ese mismo año. Desde entonces, el BCE no ha dejado de comprar deuda pública que ha aliviado la presión de los tipos de interés a pagar a los mercados por parte de algunos países europeos, incluido España.
El BCE ha hecho pública la cantidad de bonos de deuda pública y privada que tiene actualmente en sus balances y las cifras de sus últimas compras. Los datos demuestran que las tímidas cifras de crecimiento de las que se felicita el Partido Popular están sustentadas en un crecimiento continuo de la deuda pública que, en gran medida, está siendo comprada por Draghi. La economía española crece por debajo de lo que crece la deuda.
En dos meses el BCE ha comprado el doble de deuda española de lo que exige para cumplir el déficitDesde el inicio de este plan hasta el mes de julio de este año, el BCE ha adquirido 201.103 millones de euros de deuda pública española. Un 18,17% de la deuda total del Estado y un 11,9% de los fondos utilizados para comprar activos públicos desde que comenzó el QE, que alcanzan ya la cifra de 1,690 billones de euros.
Durante el mes de julio, la compra de bonos soberanos ha ascendido a 6.312 millones de euros, un 7,7% del total de sus compras en el mes. Sumados a los 6.202 del mes de junio, muestran que en solo dos meses el Estado español se ha endeudado con el BCE en más de 12.000 millones de euros. Deuda que ha ido a parar a manos del BCE. Esta cifra equivale a cerca de un 1% de la deuda soberana total. El doble de los recortes que exige la Unión Europea al Estado español para cumplir el déficit.
La institución europea también ha desvelado los plazos medios a los que ha comprado esa deuda. Es decir, el tiempo durante el cual España estará hipotecada frente al BCE, además de estarlo con los mercados. La deuda contraída por el Estado español con el BCE tiene un vencimiento medio de 8,5 años, frente al 7,91 de la media del plan. Incluso aunque hubiera un cambio de gobierno, el futuro de la economía de España estará en manos del BCE en los próximos ocho años. Como mínimo.
España no es la única, aunque está entre las más endeudadas con la institución europea. Según los datos anunciados por el BCE, España es el cuarto país en el ranking de deuda soberana en su poder. La entidad presidida por Draghi atesora más de 400.000 millones de euros de bonos de deuda alemana. Francia se encuentra en la segunda posición, con 325.000 millones. Italia es la tercera con 283.000 millones de euros de deuda en sus cartera del BCE.
Si calculamos el porcentaje del PIB que representa en cada caso el dinero prestado, vemos que España, con un 18,05%, ha sido la que ha recibido una mayor ayuda, comparada con el tamaño de su economía.
Analizando estas cifras de endeudamiento, el discurso de crecimiento y recuperación entonado a diario por el Partido Popular parece solo un espejismo sustentado por la financiación barata ofrecida por el BCE y un endeudamiento sin límite. La “confianza en los mercados” que el ministro de Economía, Luis de Guindos, dice estar recuperando, es difícil de cuantificar cuando no son estos los que están adquiriendo la deuda pública española, sino que se trata de Draghi.
El sistema de endeudamiento desbocado para maquillar una recuperación que solo llega a un pequeño segmento de la población deja muchas incógnitas sobre el futuro de la economía española.
Actualmente, la partida de los Presupuestos Generales del Estado para el pago de los intereses de la deuda externa española, con más de 35.000 millones de euros, es la segunda mayor partida presupuestaria, solo detrás de los pagos de las pensiones.
Si el mismo Draghi decide subir el tipo de interés del euro, actualmente en mínimos históricos, los pagos de intereses de la deuda de países como España se verán incrementados a unos niveles insostenibles. De este modo, vemos cómo el poder para aumentar las cuotas de devolución de la deuda está en manos de la misma persona a la que se le debe un 18.17% total de la deuda pública española. El cumplimiento del déficit sería imposible. Las condiciones estrictas, que van ligadas a aceptar que el BCE te ayude comprando tu deuda, todavía parece que estén por llegar.
Draghi también rescata al Ibex35
Los gobiernos no son los únicos en salir beneficiados de esta financiación barata y segura. El BCE también lleva comprando deuda y bonos a empresas privadas no financieras desde junio de 2016. En el mes de junio adquirió 5.606 millones de euros en bonos emitidos por estas empresa. Desde el inicio de esta discutida y polémica medida, Draghi ha comprado 102.206 millones de euros de deuda a empresas privadas.Las empresas españolas han sacado también buena tajada del grifo abierto de Draghi. Entre los balances de deuda privada del BCE, podemos encontrar deuda de algunas de las principales empresas españolas del Ibex35 como Telefónica, Ferrovial, Gas Natural Fenosa, Iberdrola, Repsol, Red Electrica de España, Supermercados DIA, Mapfre, Abertis y su filial Cellnex, Enagás, Merlin Properties SOCIMI y otras empresas energéticas como Madrileña Red de Gas, propiedad de Morgan Stanley, o Redexis Gas, propiedad en su mayoría de Goldman Sachs, antigua empresa en la que trabajó Mario Draghi.