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Ecologismo
Grupos ecologistas denuncian que la ministra Ribera entregue 40 millones al PNV para “destruir” Urdaibai
Teresa Ribera mantiene la apuesta por la ampliación del Guggenheim a Urdaibai. La actual vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Gobierno de España, en el que ha sido el último Consejo de Ministros antes de las próximas elecciones, ha llevado a término la aprobación de un paquete de 40 millones que irán a parar a la Diputación Foral. Varias asociaciones, plataformas ciudadanas y grupos de defensa del desarrollo sostenible de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, entre ellos Urdaibaietz, Guggenheim Urdaibai Stop y la histórica asociación Zain Dezagun Urdaibai, han recibido la noticia con “sorpresa, incredulidad, rabia e indignación” y han llamado a la movilización para detener el avance del proyecto. Según estas organizaciones, Ribera lanza al PNV una partida de 40 millones para “la destrucción” de esa zona.
Se trata de una partida incluida en los Presupuestos Generales de 2023 que ha sido firmado por el Ministerio que encabeza Ribera y la Diputación Foral de Bizkaia. El PNV forzó, durante la negociación de aquellos presupuestos, ese paquete de 40 millones, pero la Diputación ya había reservado otros 40 para el plan. Una diputación que, precisamente, controlan tanto el PNV (siete departamentos forales) como el PSE-EE (dos departamentos) gracias a un nuevo acuerdo programático de gobierno que, tras las elecciones del pasado mayo, supuso ayer mismo en Gernika la investidura de Elixabete Etxanobe como la primera mujer en encabezar la institución.
Según las organizaciones por la defensa de Urdaibai, Teresa Ribera ha lanzado al PNV una partida de 40 millones para “la destrucción” de esa zona de la biosfera
Urdaibaietz, Guggenheim Urdaibai Stop, Zain Dezagun Urdaibai, Eguzki y Ekologistak Martxan, firmantes de la nota, han criticado también que Teresa Ribera desconozca el “amplio abanico de normales, directivas y leyes”, de ámbito autonómico, estatal y europeo, incluyendo a la misma Unesco, “que hacen del mega-proyecto un sueño imposible”.
También ha recibido críticas a Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso y actor protagonista. En unas manifestaciones y usando “la épica”, según declaran las organizaciones firmantes de una nota contra la decisión, ha vendido a su propia audiencia que ha conseguido “arañar” 40 millones. “Quizás el Sr. Esteban no ha leído o no ha sabido interpretar los datos de las últimas elecciones municipales en Busturialdea”, han indicado los firmantes, que consideran que está ignorando la movilización ciudadana en la comarca. El remate a toda esa reivindicación ha podido verse en todo el mundo, ante las cámaras del Tour, mientras los ciclistas pasaban: lo que parecía ser un grupo de carteles conformando la frase “Le Tour de France 23” se convirtió, al darlos la vuelta, en un “Fuck Guggenheim”.
Aitor Esteban celebró haber conseguido “arañar” los 40 millones ignorando, a juicio de los grupos ecologistas de Urdaibai, toda movilización ciudadana contra el proyecto turístico
La asociación ecologista Zain Dezagun Urdaibai incluso envió, junto a vecinas de la comarca de Busturialdea, una carta a Solomon R. Guggenheim Foundation, de Nueva York exigiendo la paralización del proyecto de complejo turístico-museístico.
Tampoco han frenado los planes de la ministra de Transición Ecológica y la Diputación Foral de Bizkaia los problemas de desabastecimiento de agua que ha sufrido la zona.
In extremis
El momento en que se aprueba tampoco ha sido el mejor, en opinión de las organizaciones vecinales en defensa de la Reserva: “A las puertas de unas elecciones generales de las que no se puede saber el resultado −afirman− desde el puente de mando del barco del gobierno han decidido lanzar al agua un paquete de 40 millones para el que el PNV, del que solo él y su proyecto son destinatarios, lo recojan en la orilla pase lo que pase ese 23J”.
Ecologismo
Museos Ecologistas piden a la Fundación Guggenheim paralizar la ampliación ilegal del museo a la reserva de Urdaibai
En el comunicado emplazan a todas las fuerzas políticas que se presentan a las Elecciones Generales del 23J a que hagan pública su postura sobre lo que definen como el “mega-proyecto del Complejo Turístico Guggenheim-Urdaibai”.
Hasta donde se sabe, dos son las localizaciones que verán crecer un proyecto rechazado por vecinos y asociaciones: a antigua fábrica de Dalia, en Gernika, y el espacio ocupado por los Astilleros de Murueta. También una vía “verde” de 7 kilómetros que tampoco convence a las organizaciones ecologistas y los vecinos.
Un informe realizado en 2019 sobre la carga turística de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai ya subrayaba la alta presión que sufriría el medioambiente.
A su vez, el convenio firmado entre Ribera y la Diputación contempla descontaminación y acondicionamiento de las parcelas, restauración del flujo de la ría, integración paisajística, estacionamiento de bicicletas e infraestructuras relacionadas con ellas, entre otras causas ambientales. No es suficiente. Un informe realizado en 2019 sobre la carga turística de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai ya subrayaba la alta presión que sufriría el medioambiente. El lugar podría ser considerado una ‘zona de sacrificio’: como lo define un informe para la ONU, una zona de sacrificio es un lugar “cuyos residentes sufren consecuencias devastadoras para su salud física y mental, así como una serie de violaciones de sus derechos en resultas de vivir en focos de polución y zonas altamente contaminadas”. Zain Dezagun Urdaibai ya avisó de que la zona sufriría “daños permanentes, irreversibles y afecciones significativas sobre el patrimonio natural”.
Medio ambiente
Guggenheim 2 en Urdaibai ¿Es Urdaibai una zona de sacrificio ecológico?
Como reflexionaba el escritor Edorta Jimenez en Hordago, “la Reserva, las instituciones y la Fundación Guggenheim se enfrentan al dilema de ser fieles a los principios fundacionales del propio ecosistema, establecidos por la ley que la protege, o ir a la zona de sacrificio ecológico entregada al turismo”. El propio Gobierno Vasco estima que 140.000 visitantes se acerquen cada año a las dos instalaciones del museo en Urdaibai.
“Que un Gobierno que se autoproclama progresista −expresan en el comunicado− asuma el coste ecológico y medioambiental, así como el socioeconómico, que el mega-proyecto del Complejo Turístico Guggenheim-Urdaibai supondría para nuestra comarca de Busturialdea, puesta a los pies de los caballos de un turismo masivo e invasivo, no solo provoca sorpresa, también provoca rabia e indignación”. Los firmantes tratan ahora de reagruparse y movilizar a la población ante lo que considerar una “barbaridad”.
Las organizaciones denuncian que “un Gobierno que se autoproclama progresista” ponga “a los pies de los caballos de un turismo masivo e invasivo” a toda la comarca
Varios empresarios de la órbita del PNV han hecho caja con adjudicaciones ligadas a la construcción y el turismo en la zona donde se extenderá el Guggenheim. Entre ellos, el hasta ayer Diputado General Unai Rementería, es exalcalde de Mundaka, su hermano ha ejercido de edil en este municipio y posee intereses empresariales en el sector turístico del entorno.
Es precisamente en Mundaka, al igual que en la mayoría de municipios de la costa vasca, donde las últimas elecciones municipales han dejado al PNV fuera de toda responsabilidad de gobierno. Como en el resto de localidades, puede tratarse de una respuesta de las poblaciones costeras a la turistificación creciente a las que se ven sometidas, a lo que en el caso mundakarra habría que sumar la emergencia de una plataforma independiente encabezada por el que fuera alcalde por parte del PNV, Mikel Bilbao. A Bilbao, las instancias locales del partido le purgaron para apartar del cargo con la que ha sido, probablemente, la primera automoción de censura de la historia de la democracia.
El comunicado lanzado ayer por los colectivos ecologistas termina con el lema “Urdaibai ez dago salgai (“Urdaibai no está en venta”) y reivindica “Gernika izena ez zikindu!” (“No ensuciéis el nombre Gernika”), en clara referencia a la franquicia Guggenheim, que llevará sus tentáculos hasta la Reserva de la Biosfera protegida por la Unesco, grado máximo de protección no reversible de los entornos naturales que ahora tratarán de hacer valer mediante el amparo de la ley, el sentido común de época y una contestación popular que se anuncia multitudinaria y contundente.