En saco roto (textos de ficción)
La firma

En algún momento de aquellos tres años de la segunda década del siglo XXI, renuncié. Me convencí de que no tenía sentido perseguir la firma del autor esquivo e incluso sentí una ligera compasión ante mi papel de perseguidor, de lector acechante con un bolígrafo.
Javier de Frutos
22 jun 2023 06:00

Como había leído que el Premio Nobel no dedicaba libros, tratar de conseguir la firma del Premio Nobel se convirtió en una suerte de deporte que practiqué durante tres años. Estuve a punto de lograrlo en unos cursos de verano, pero un director —o alguien con un cargo parecido— se interpuso en el último momento. Lo intenté en varias presentaciones y conferencias, pero el enjambre de agentes literarios, periodistas y curiosos me alejó siempre del Nobel, que parecía caminar rodeado de un séquito compacto de gentes sonrientes que lo llamaban maestro. Una vez creí cruzármelo en la calle Mayor a primera hora de un sábado. Pero entonces me di cuenta de que no tenía un libro suyo y, según se acercaba, me di cuenta también de que no era él, sino un hombre de gran envergadura y porte elegante que sin duda se sabía un doble del escritor.

En algún momento de aquellos tres años de la segunda década del siglo XXI, renuncié. Me convencí de que no tenía sentido perseguir la firma del autor esquivo e incluso sentí una ligera compasión ante mi papel de perseguidor, de lector acechante con un bolígrafo presto para que, por fin, el Nobel estampara su firma. Todo empezó a parecerme una mala broma y una pérdida de tiempo. E incluso, llevado por el hábito de pasar de un extremo a otro, empezó a resultarme penosa esa costumbre fetichista de recopilar firmas y buenos deseos. Tanto me asenté en la nueva posición contra las firmas que me deshice de algunos libros firmados por autores que habían dejado de interesarme. Ahora me arrepiento.

De modo que, cuando ya casi terminaban los tres años de práctica deportiva —de buscar sin éxito la firma del Nobel—, en realidad era un deportista que había dimitido de sus funciones. Me dedicaba a convencerme de que era mejor leer que perseguir autógrafos. Trataba de huir de mi pasado, pero sin lograrlo. Entonces, un día recibí, aún no sé muy bien por qué, una invitación para un acto en el que el Nobel daría a conocer su visión sobre la reciente obra que un colega había dedicado al Inca Garcilaso de la Vega. Confirmé sin pensarlo. Y enseguida me confirmaron que habían recibido mi confirmación. El encuentro, más o menos privado, tendría lugar una tarde de junio en la sede de una fundación.

Y llegó el día. Y allí me planté con mi libro y el bolígrafo. La sesión, que fue una conversación preparada, duró una hora. El Nobel dio muestras de mantener una lucidez y unos reflejos casi intactos. Eso sí, al cabo de una hora se le notaba cansado, algo más espeso a la hora de elaborar su discurso. Cuando terminó el acto, comprendí que aquella era la ocasión idónea. Supe también que era muy improbable que se repitiera. El elegido grupo del auditorio lo componían hombres y mujeres que miraban de forma reverencial al Nobel, pero que, al mismo tiempo, intentaban tratarlo de colega. Era evidente que nadie le iba a pedir una firma. Habría parecido un gesto descortés y mundano. Así que a esa descortesía mundana me entregué y, cuando el Nobel abandonaba la sala con paso lento y empezaba a bajar las escaleras, me acerqué mucho a él, le expliqué lo mucho que lo admiraba y situé el libro abierto y el bolígrafo muy cerca de su mano derecha. No tuvo escapatoria. Alzó la vista para ver quién era el intruso y firmó en el libro como quien firma un recibí. Me pareció que algunos patronos de la fundación me observaban con envidia o con odio —tal vez con ambas cosas—. Estuve a punto de caerme por las escaleras. Solo lo evitó un bedel que pareció preocupado por mí y por el Nobel, al que casi atropellé en mi amago de caída.

Tengo el libro firmado. Lo he guardado siempre con cuidado y de vez en cuando lo miraba para recordar la escena. Aunque, mientras escribo estas líneas, me doy cuenta de que sería más oportuno cambiar el tiempo del verbo. Tenía el libro firmado. Sé que siempre lo cuidé. Sin embargo, en mi última e inesperada mudanza no he sido capaz de encontrarlo por ningún sitio. Sirva por tanto este cuento como llamamiento para recuperar el libro firmado. Si alguien lo encuentra, lo reconocerá porque la firma del Nobel tiene el trazo inseguro de quien ha sido sorprendido en unas escaleras y teme ser atropellado por un tipo que le dice lo mucho que lo admira.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

En saco roto (textos de ficción)
En saco roto No me esperes
Dedicó la tarde del último día del año a teclear en el ordenador un texto en el que intentaba explicarse a sí mismo lo que le había ocurrido durante aquellos 365 días.
En saco roto (textos de ficción)
En saco roto Tres bicicletas
¿Cuánto tiempo duró esa imagen tan nítida? No sabría decirlo. Se evaporó cuando alguien abrió la puerta del portal, se encendió la luz y la claridad se coló en el cuarto.
En saco roto (textos de ficción)
En saco roto Respira
Supuse tal vez que todos los huéspedes estarían en las montañas y que los encargados del hotel, una vez concluidos los desayunos y terminadas las habitaciones, tendrían algo mejor que hacer. Fue una suposición ingenua.
Obituario
Obituario Luz Fandiño Con Luz nas prazas de Compostela
A ilusión de Luz Fandiño sempre foi que gañasen as boas, que foramos máis, que enchoupásemos o mundo de alegría, da felicidade que supón a defensa dos dereitos das máis, fronte aos privilexios duns poucos.
Palestina
Bloqueo israelí Activistas toman el embarcadero de El Retiro en favor de la Flotilla a Gaza, bloqueada por Israel
“La Flotilla, rompiendo el bloqueo”, han coreado activistas que han desplegado pancartas y banderas palestinas en el embarcadero del Retiro en un homenaje a la Flotilla de la Libertad.
Genocidio
Genocidio Rebelión en las universidades y acampadas: ¿una primavera antisionista?
Los principales aliados de Israel, Estados Unidos y Alemania, están siendo testigo de un desborde en las protestas contra el genocidio.

Últimas

Galicia
Política autonómica Redes clientelares, falta de autogobierno y consensos neoliberales: las claves del Gobierno gallego sin Feijóo
Políticas y analistas desgranan la hoja de ruta de la primera legislatura gallega de la era post-Feijóo: reforzamiento de los hilos de poder locales, falta de vocación autonómica, complejo de inferioridad y una marcada agenda neoliberal.
La vida y ya
La vida y ya Paraguas o chubasquero
En algún momento aprendes que no da igual qué opción tomar. Aprendes que hacer las cosas de una u otra manera tiene repercusiones para otras personas, para el planeta.
Palestina
Palestina Estudiar y formarse mientras sobrevives a un genocidio
La destrucción generalizada de las infraestructuras ha tenido un impacto brutal en el sistema educativo palestino.
Política
Política El PSOE escenifica un apoyo unánime a Sánchez ante la incerteza sobre su dimisión
Miles de militantes y simpatizantes se concentran en Ferraz mientras la dirección socialista se reúne en su comité federal televisado y transformado en un mitin de apoyo al presidente.
Galicia
Galicia Muere a los 92 años la poeta, activista y revolucionaria Luz Fandiño
El fallecimiento ha sido anunciado públicamente por su amiga y alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín.
Más noticias
País Valenciano
Diada valenciana El País Valencià asume “la voz de todo un pueblo” por el 25 de abril
El 27 de abril, las calles de Valencia fueron testigo de la manifestación valenciana en conmemoración del 25 de abril, una fecha con un alto significado histórico para el País Valencià.
Tribunal Constitucional
Lei do Litoral O Constitucional avala a lei galega coa que a Xunta fixo súas as competencias na costa
O tribunal rexeitou por unanimidade o recurso do Goberno español contra 69 preceptos do texto, pero anula o que permite que os sistemas de vertedura de augas residuais poidan ocupar o dominio público marítimo-terrestre.

Recomendadas

México
América Latina México a las urnas: los claroscuros de AMLO y la primera presidenta
Todo apunta que el 2 de junio, por primera vez en la historia, una mujer llegará a la presidencia. Claudia Sheinbaum, sucesora de Andrés Manuel López Obrador, se presenta como “hija del 68” en un país todavía asolado por el conflicto interno.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Vivir y resistir en Andalucía, la comunidad con más desahucios del Estado español
En Andalucía, la comunidad con mayor número de desahucios, se producen 11 al día. En todo el territorio surgen experiencias que luchan por la vivienda digna en un lugar donde tener un techo “se ha vuelto una utopía”.
Cine
Estíbaliz Urresola “El cine no debe quedar impasible ante las atrocidades que suceden”
La directora de ‘20.000 especies de abejas’ sigue recibiendo reconocimientos por su película, pero pide que se transformen en aplicación de mejoras concretas para el colectivo trans.