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Historia
‘Charros’ frente a nazis: la historia perdida de la Legión de Guerrilleros Mexicanos
Matria, el documental filmado por el artista y cineasta Fernando Llanos, recorre los claroscuros de la vida de Antolín Jiménez, fundador de la Legión de Guerrilleros Mexicanos, una organización paramilitar creada para defender al país de una posible invasión nazi.
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Hombres a caballo frente a blindados Panther. Revólveres contra la artillería más potente que jamás había pisado la Tierra. 100.000 charros, icónicos vaqueros mexicanos, símbolo nacional mitificado en las obras de la edad de oro del cine de la nación maya y azteca, para frenar a todo el poderío militar y tecnológico de la Wehrmacht, las fuerzas armadas de la Alemania nazi.
No ocurrió, pero pudo haber sucedido durante la mayor contienda bélica de la historia de la humanidad. Lo que sí está claro es que esta fuerza, fuese de 100.000, 150.000 o de unos pocos miles de hombres –las fuentes no son claras y los periódicos de la época, donde aparecen las cifras más amplias, gustaban de exagerar los números por aquello de ensalzar la patria– existió, o al menos un embrión de la misma. Una foto en la que aparecen en torno a 150 quedó para la historia. Era la Legión de Guerrilleros Mexicanos, y pretendía defender el país de una posible invasión nazi que, finalmente, nunca sucedió.
Esta historia no aparece en los libros de texto que estudian los jóvenes del país norteamericano. “Los propios mexicanos no la conocen, ni siquiera los exmilitares del Escuadrón 201 [de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana] que participaron en la II Guerra Mundial”. Había sido olvidada. Pero tal como cuenta Fernando Llanos, el redescubridor de esta leyenda, apareció, literalmente, como tantos otros grandes relatos: en un cajón perdido.
El misterio
“La pregunta no es por qué nadie la conocía, sino por qué yo no la conocía si era mi abuelo”, relata Llanos a El Salto. El acertijo al que se enfrentó este artista y cineasta, que ha vuelto a España para presentar Matria, la cinta que ha ganado el premio Diosa de Plata 2017 al mejor documental otorgado por la asociación Periodistas Cinematográficos de México (Pecime), le ha costado más de una bronca en la familia. “Mis tíos me dejaron de hablar durante meses”. No congeniaban con la idea de que una parte de la historia familiar saliese a la luz. Un relato que Llanos desarrolla (calma, no hay spoiler –al menos de la resolución del misterio final– en este artículo) en un proyecto que, además del documental, incluye un libro y una exposición sobre la vida de Antolín Jiménez (1890-1975).¿Quién fue Antolín Jiménez? Su nieto, el autor del metraje que nos ocupa, lo introduce como “un charro que fue revolucionario, masón, político y empresario”. Revolucionario en su juventud, nada menos que en la División del Norte, a las órdenes del legendario Pancho Villa durante la época de la Revolución Mexicana. Allí aprendió las artes de la guerrilla, que pretendía emular con su legión de charros, llegando a dinamitar un tren y obteniendo el grado de teniente coronel. Masón porque en el México de los años 30 y 40 estos círculos eran un trampolín para su siguiente objetivo: la política. Grandes figuras de entonces, como el expresidente mexicano Lázaro Cárdenas, formaron parte de diferentes logias. Político, porque consiguió su objetivo con creces: tres veces diputado, y por tres partidos distintos (por un Estado en el que no nació), formando parte de la creación del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la formación que ha monopolizado casi en exclusiva más de medio siglo de historia mexicana. Y, finalmente, empresario, dueño de negocios como un despacho fiscal y una editorial que le permitieron hacer dinero y le ayudaron en su ascenso a la élite sociopolítica del país.
Interés político
Fue en la cúspide de su carrera cuando Antolín Jiménez se acercó a los vaqueros mexicanos, uno de los máximos símbolos nacionales de la mexicanidad, llegando a presidir la Asociación Nacional de Charros.Llanos plantea que este acercamiento buscaba un interés político, un movimiento de Antolín por acercarse a la exaltación del nacionalismo que este colectivo y sus lustrosos trajes simbolizaban, y capitalizarlo. Es en ese contexto en el que nacen los supuestos 100.000 integrantes de la Legión de Guerrilleros Mexicanos. “Los números probablemente eran una exageración muy conveniente a mi abuelo”, apunta el cineasta. Un ejército nacido del corazón de la patria –con el título del documental, Matria, Llanos hace referencia al lema del grupo paramilitar, ‘Todo por la patria’– para defenderla del diablo nazi.
Aunque no todo es lucha contra el racismo y el fascismo de Hitler en México. Tal como cuenta Llanos, “aquí fueron muy admirados en un principio, por muchas razones”. El antiamericanismo tuvo mucho que ver, aunque México finalmente declaró la guerra a la Alemania nazi, a pesar de que un sector del ejército era abiertamente proalemán. “En el inicio de la II Guerra Mundial México tuvo una relación comercial muy fuerte con Alemania. Una gran parte del petróleo que Hitler utilizaba era mexicano, porque como tenían conflicto con todos los demás países, con México no había broncas y les vendíamos el petróleo”.
Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar en 1941 tras el ataque japonés a Pearl Harbour y la entrada del imperio nipón en la guerra. México decidía entonces cortar relaciones diplomáticas con las potencias del Eje y su exportación de petróleo se centró en los aliados, principalmente Estados Unidos. El hundimiento de dos navíos mexicanos por parte de submarinos nazis en mayo de 1942 –de junio a septiembre caerían cuatro más– llevó a México a declarar la guerra a las potencias fascistas y a unirse a los Aliados. El Escuadrón 201 de la aviación fue su aportación militar más notable.
Flechazo
El flechazo de Llanos con esta historia fue instantáneo al encontrar los álbumes sobre su abuelo en un cajón de la casa familiar. “Yo soy artista plástico y proyectaba vídeo en las calle en mi época pura y dura de videoartista, pero cuando encuentro esta historia, digo, esto es una película, una buena película”.Salta a la vista el gancho de la historia, pero además el cineasta habla de un público “constantemente cautivo” de historias sobre los nazis. “Globalmente llama mucho la atención y hay fans siempre para todo esto. Yo siempre digo que es como Darth Vader, es el malo de la película, pero llama la atención”.
Este mes de junio Llanos está en España presentando Matria en una gira que incluye A Coruña, Barcelona, Cáceres o Madrid, entre otras ciudades. Ya había pasado previamente por Calanda (Teruel) –donde realizó, junto al artista Dick el Demasiado, una pieza audiovisual que simula “el tráiler que todos imaginan, el de una película de acción con una épica confrontación de Charros contra Nazis”– o Valencia, entre otros puntos. En el horizonte, “Brasil, Argentina y Uruguay en diciembre”. Y más adelante, terminar sus dos próximos proyectos. Primero, Los Inobedientes, una película de ciencia-ficción sobre el futuro de México, proyecto que incluye una novela gráfica. Más tarde, otro filme acerca del presente del país y el poder del PRI. Tres películas en total, “una sobre el pasado, otra sobre el futuro y otra sobre el presente de México”, relata. O lo que es lo mismo, “un sobre mi abuelo, otra sobre mi hijo y otra sobre mi padre, que es priísta”.
En todos estos lugares se realizarán pases de Matria, una oportunidad para conocer este relato en el que se entrecruzan la familia del director y los grandes acontecimientos de la historia de México durante más de medio siglo. Solo así el espectador podrá conocer la respuesta a la pregunta que no se desvelará en este texto: ¿por qué el nieto de una figura como Antolín Jiménez no conocía la verdadera historia de su abuelo?