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Crisis climática
Cambio climático y desarrollismo: ¿adaptación o lucha?
Los gobiernos locales, salvo que lo hicieran de forma unilateral, carecen de poder para enfrentarse de verdad al cambio climático. Si se quiere enfrentar de raíz el desastre del cambio climático, no queda otra que abordar medidas de manera global, que afecten al conjunto del planeta.
La Consejera de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra, Isabel Elizalde, ha presentado recientemente el contenido del proyecto denominado LIFE-NADAPTA. Este proyecto fue aprobado por la Comisión Europea en el marco del Programa LIFE y está dotado con un presupuesto de 15,6 millones de euros para los próximos ocho años, de los que la UE aportará 9,3 millones. En la correspondiente sesión, el Gobierno de Navarra acordó autorizar el gasto plurianual que garantiza su financiación.
El subtítulo del proyecto es el siguiente: “Hacia una integrada, coherente e inclusiva implementación de la política de adaptación al cambio climático en una región: Navarra”. Su objetivo es la adaptación de esta región a las consecuencias del llamado cambio climático. Tal programa se concreta en una serie de medidas que serán desarrolladas en diferentes áreas estratégicas: agua, bosques, agricultura, salud, infraestructuras, etc.
Sin entrar a discutir sobre los contenidos técnicos de dichas medidas, es necesario “denunciar” la estrategia que se sigue en los diferentes foros de poder frente al denominado “cambio climático”, que en el futuro va a afectar —y está afectando ya— a la inmensa mayoría de personas.
Como la propia descripción indica, el proyecto se trata de una mera “adaptación” al cambio climático, cuyo desencadenamiento y aceleración está muy relacionado con la forma en la que el ser humano explota el planeta. Pero de esto poco se dice en el proyecto. El mensaje que se envía está muy claro: se va a premiar a quienes mejor se adapten a las consecuencias del desastre mundial que se avecina, pero apenas se va a cuestionar el modelo de desarrollo (capitalista, concretamente) ni las causas que aceleran dicho proceso.
En este caso, el “premiado”, el ejemplo a seguir, es el Gobierno de Navarra (nos da igual el anterior a 2015 que el de la actualidad). La otra cara es que en la Comunidad foral, anualmente, se construyen alrededor de 300.000 coches, con todas sus funestas consecuencias en cuanto a este problema se refiere. Y eso no es valorado de ninguna manera en el programa NADAPTA. No se atacan las causas, la intención es atenuar sus efectos mediante cuidados paliativos. Incluso transmite la sensación de que con este problema, también, es posible hacer negocio.
La triste realidad es que Navarra es una comunidad relativamente “rica”. Pero esa supuesta riqueza se basa en gran parte en la industria de la automoción. Es conocida la cantidad de puestos de trabajo que genera esa industria, y también es conocida la cantidad de dinero que sus empresas pagan al Gobierno navarro vía impuestos, así como las facilidades que los diferentes gobiernos navarros han concedido a esas sociedades para que se instalen en Navarra. Quid pro quo.
El cambio climático no entiende de fronteras. Si acaso, las que pueda delimitar la geografía física, que no la humana, tan artificiosa ésta última. Los gobiernos locales, salvo que lo hicieran de forma unilateral, carecen de poder para enfrentarse de verdad al cambio climático. En el hipotético caso de que uno decidiera acometer medidas reales, estarían al acecho otros gobiernos similares dispuestos a enriquecerse con las “renuncias” del primero. Por desgracia, la mayoría de la población considera como “renuncia” el no acogerse a las supuestas bondades del sistema. Son las siempre implícitas amenazas de deslocalización de la producción. El capitalismo es así. Sabe jugar perfectamente con esas ventajas.
Si se quiere enfrentar de raíz el desastre del cambio climático, no queda otra que abordar medidas de manera global, que afecten al conjunto del planeta. Y deben incidir sobre la raíz del problema. Porque por desgracia, las personas que más van a sufrir sus adversos efectos, son las que menos recursos disponen para atenuar sus consecuencias, ya que el cambio climático va a afectar más en los países ya empobrecidos. Mientras tanto, con programas locales que sólo busquen la “adaptación” al cambio, estaremos perdiendo un tiempo precioso mareando la perdiz.