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Economía social y solidaria
Emprendiendo en clave solidaria
El 4 de julio es el día mundial de Cooperativismo. Nos acercamos a este modelo empresarial, añadiendo los valores de la economía solidaria, cuyas señas van mucho más allá de lo meramente diferencial desde un plano jurídico, albergando una concepción de la gestión empresarial y laboral muy distinta al de la empresa capitalista. Repasamos algunas de sus claves principales a través de su modelo específico de emprendimiento.
La actual crisis del Covid19 ha puesto en evidencia la necesidad urgente de un cambio de modelo económico. Nos encontramos en un momento convulso y lleno de incertidumbre en el que no sabemos cómo será el futuro, pero es clara la necesidad de un cambio sistémico. El coronavirus ha puesto de manifiesto la escasa resilencia y la gran fragilidad de nuestros sistemas económicos basados en el lucro y el consumo insostenible de recursos. Un modelo que cuando “crece” genera gran cantidad de problemas: contaminación, contribución al cambio climático, pérdida de biodiversidad, injusto reparto de la riqueza y morbilidad y mortalidad ambiental y laboral. Con el confinamiento hemos tenido que parar el ritmo, lo que ha mejorado notablemente los índices ambientales, pero ha aumentado el pánico y la desigualdad. La consecuencia es clara: el modelo actual ataca la vida.
Este modelo insostenible que prioriza el capital a la vida, puede y debe cambiar. Es precisamente esta consideración de alternativa al sistema de prioridades, en el que se fundamenta la economía capitalista y neoliberal, la idea central que une y da coherencia teórica a la Economía Solidaria (ESS) como enfoque de economía crítica: Se trata de una visión y una práctica que reivindica la economía como medio –y no como fin– al servicio del desarrollo personal y comunitario, como instrumento que contribuya a la mejora de la calidad de vida de las personas y de su entorno social. Una concepción que hunde, por tanto, sus raíces en una consideración ética y humanista del pensamiento y de la actividad económica, que coloca a la persona y a la comunidad en el centro del desarrollo.
La ESS nace del tronco común de la Economía Social y supone un intento de repensar las relaciones económicas desde unos parámetros diferentes. Frente a la lógica del capital, la mercantilización creciente de las esferas públicas y privadas y la búsqueda del máximo beneficio, la ESS persigue construir relaciones de producción, distribución, consumo y financiación basadas en la justicia, cooperación, la reciprocidad y la ayuda mutua. Frente al capital y su acumulación, la ESS pone a las personas y su trabajo en el centro del sistema económico, otorgando a los mercados un papel instrumental siempre al servicio del bienestar de todas las personas y de la reproducción de la vida y del planeta” (Pérez de Mendiguren et al., 2009).
Emprendiendo de forma diferente
A día de hoy existen múltiples iniciativas que comparten los valores y principios de la ESS en varios sectores económicos. Sin embargo, siguen siendo una minoria en un sistema imperantemente capitalista. ¿Cómo podemos darle la vuelta a esta situación?
El emprendimiento social solidario busca cubrir necesidades de la sociedad, no solo teniendo en cuenta el valor aportado al público objetivo, sino también el CÓMO se genera ese valor. Las prioridades cambian en este tipo de emprendimiento, donde la vida se pone en el centro.
El emprendimiento social solidario tiene sentido cuando verdaderamente se resuelve una necesidad social. En un mundo donde la burbuja emprendedora ha impulsado proyectos multimillonarios que poco o nada aportan al bienestar de la sociedad, el emprendimiento social solidario busca replantearse los motivos y las formas de emprender, buscando un impacto social positivo en la sociedad. Además, cada vez más, incorpora la perspectiva ecofeminista, poniendo en valor la economía reproductiva y los cuidados.
Proyectos cooperativos
Mañana, en el día mundial de Cooperativismo, celebramos una forma diferente de gestionar los proyectos empresariales y el trabajo. Frente al individuo emprendedor exitoso y solitario, el emprendimiento social solidario promueve proyectos colectivos que se crean de abajo arriba, donde las usuarias son parte del proceso de creación y están constantemente presentes en la toma de decisiones estratégicas. Por ello, normalmente la forma jurídica escogida para este tipo de emprendimiento es la cooperativa.
KoopFabrika Bilbo, un programa para emprender en clave solidaria
Desde REAS Euskadi, en colaboración con varias entidades y organizaciones del mercado social, se ha impulsado un programa para ayudar a las personas emprendedoras del entorno del Gran Bilbao a emprender de una forma distinta, teniendo en cuenta los valores de la economía solidaria. En esta primera edición han participado 22 personas y 15 iniciativas, que han abarcado desde el transporte sostenible, a la alimentación ecológica, pasando por la promoción de la cultura vasca desde juegos de rol y editoriales, a espacios para formentar la solidaridad y la cooperación entre mujeres de un barrio.
En este programa, más allá de trabajar la viabilidad económico-financiera, o las estrategías de las 4Ps de marketing para llegar de la forma más efectiva a tus clientes potenciales, se han puesto el foco en la vocación de transformación de la sociedad y el desarrollo local. Frente a un emprendimiento basado en la competición, desde KoopFabrika Bilbo se pone en valor la intercooperación y la sinergia entre proyectos, complementandose y ayudandose mutuamente. Resultado de ello es el Mercado de Colaboraciones, un espacio para que los proyectos se pongan en contacto entre si y con otras entidades ya consolidadas del Mercado Social de Euskadil.
Una cuenta de resultados que va más allá de la rentabilidad económica
Otra de las diferencias claras entre el emprendimiento ordinario y el solidario, es tanto el modelo de negocio, como la forma de medir su impacto mediante una cuenta de resultados que va más allá del beneficio monetario.
Aunque el emprendimiento solidario busca ser rentable, su objetivo final no es la maximización de beneficios. Entre los 6 principios de la economía solidaria se encuentra la no-lucratividad; es decir, se promueven iniciativas que tienen como finalidad el desarrollo integral, coletivo e individual de las personas, y como medio, la gestión eficiente de proyectos económicamente viables, sostenibles e integralmente rentables, cuyos beneficios se reinvienten y redistribuyen, evitando que se amontonen en las manos de unos pocos.
Proyectos arraigados al territorio
Otra característica destacable del emprendimiento social solidario, es la importancia del desarrollo local y su vincuación con el territorio. En vez de apostar por formulas de escalibilidad interregionale internacional, generando monstruos empresariales que arrasan con las alterntivas locales existentes, se busca generar iniciativas que den respuesta a necesidades locales, con personas y recursos locales. Esto no solo evita la destrucción y precarización de varios puestos de trabajo, sino que empodera al entorno a participar y a recibir aquello que realmente necesita. Además, si en otro territorio se tienen necesidades similares, en vez de expandir el negocio, se apuesta por buscar agentes locales que puedan desarrollarlo, compartiendo conocimiento y recursos. Ejemplo de ello son las entidades Agintzari o GoiEner, así como la propia KoopFabrika, desarrollada por diferentes agentes locales, según el territorio.Relacionadas
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