Consumo
¿Podemos salvar el Black Friday y salvarnos así de la destrucción consumista?

Esta semana hemos estado en varios programas de radio hablando sobre el Black Friday y las alternativas frente a éste. Como el minuto en la radio está a precio de oro y somos unas convencidas de lo nuestro, se nos quedaron muchas cosas en el tintero que compartimos en este texto, donde invitamos a ampliar el Día Sin compras y el boikot al Black Friday, para visibilizar las alternativas de economía solidaria que, desde un consumo responsable, consciente y crítico, construyen otras realidades opuestas a lo que busca desmontar este día.

Black Friday persiana
Foto: Max Fischer

Corría septiembre de 1992 cuando el publicista canadiense, Ted Dave, realiza la primera acción de día sin compras para criticar el consumismo desaforado. Cinco años después, la convocatoria había rulado como la pólvora (gracias en parte a la implicación de la revista canadiense Adbusters) y se había hecho un hueco en el panorama de onomásticas mundiales, que a partir de este año tiene lugar ya en noviembre, coincidiendo con el día después de acción de gracias y el blackfriday, para darle una nueva dimensión crítica a la cita apuntando también al consumismo navideño. Se conforma así una jornada mundial de boicot y huelga de consumo en un sentido generalizado, que no se dirige a un producto o empresa concreta, sino que busca denunciar los impactos sociales y medioambientales de todo nuestro sistema de producción y consumo global. 

Consideramos que es una cita importante pues, aunque cada día son más las evidencias y los datos de los que disponemos a diario sobre estos impactos, sigue siendo necesario visualizarlas y poner estas prácticas  en cuestión. Sin embargo, desde hace unos años se abre una nueva tendencia con respecto a esta fecha y es la de poner el acento no tanto en aquello que rechazamos de nuestro modelo actual de consumo, sino en las alternativas que ya existen y que constituyen todo un marco de productos y servicios responsables.

En esta línea se manifestaba Toni Lodeiro, periodista especializado de la revista opcions hace 3 años, cuando planteaba si no “¿Tendría más potencial que el Día sin Compras, el día de las alternativas de consumo?”. En este texto, hablaba de la necesidad de seducir, como hace el capitalismo y que tan bien le funciona, y abandonar la trinchera del “contra” para celebrar este día  las alternativas de consumo y existentes, pues son muchas y variadas. Éste es el enfoque compartido por otro tipo de convocatorias, como las ferias de la economía solidaria o las  Install party de alternativas  (generalmente en otras fechas) y línea que parece va tomando también forma de cara al blackfriday y al día sin compras de este año, como hemos podido ver este año en eventos como los del Mercado Social de Madrid para hablar de consumo consciente y alternativas de consumo, de Consumo Valiente o el webinar de Carro combate, sobre consumo crítico y pistas para introducirse dentro de éste con la mirada del black friday.

Cartel de mecambio.net, web de alternativas de consumo responsable

Impactos del black friday en consumo local y la Economía Solidaria

Aunque no parece que haya datos específicos de impacto de esta fecha en el pequeño comercio y las empresas de la Economía Solidaria (ESS) todo parece indicar que el impacto será grande y negativo, ya que una convocatoria lanzada principalmente por las grandes empresas que tiene grandes aparatos de marketing y serán estas quienes recojan la mayor “pesca”. Por otro lado, no parece ser una convocatoria muy respalda por la ESS (que como decíamos está más en el día del boikot al consumo). Y, con respecto al comercio local, es cierto que algunos comercios se adhieren a este día y lanzan sus ofertas, pero nunca hemos visto este día una cola en la zapatería de barrio y todas tenemos en mente escenas bochornosas que se producen en grandes establecimientos. 

Este año, además, se espera que el consumo sea en un 89% por internet, una tendencia que viene de largo (no sólo de esta época de confinamiento y restricciones de movilidad), ya el año pasado por estas fechas El país hablaba de que los grandes sectores que generarían empleo (el tipo de empleo precario que se genera, pero esto da para otro artículo...) serían el del transporte y logística, lo que nos da una idea además del impacto ambiental de este día. Con esto y  teniendo en cuenta que la mayoría del comercio de barrio o de la Economía Solidaria no tienen venta por internet, podemos hacernos una idea del tipo de empresas hacen principalmente su agosto en este noviembre de Black friday. 

La consecuencia de esto será nuevamente una “apropiación” y concentración del consumo en favor de las grandes multinacionales y en detrimento de pequeños comercios y la economía solidaria. De no existir una convocatoria tan agresiva de consumismo concentrado, las navidades y el consumo asociado podrían ir salpicando y regando a otros comercios y repartir un poco la economía y el consumo que se generará entorno a estas fechas. Lo mismo de siempre...

Esto nos parece especialmente dañino en estos días en que estos pequeños emprendimientos necesitan tanto de nuestro apoyo, y es importante no olvidar que nosotras, la ciudadanía, necesitamos también de su existencia y apoyo. Porque es mucho mayor el impacto y los beneficios para los territorios si consumimos en el comercio local que si lo hacemos en grandes superficies, es un hecho que respaldan numerosos estudios, algunos de los cuales hablan incluso de que la riqueza invertida en un comercio local se queda en un 50% en el territorio (en otras compras, empleos…) mientras que en una gran superficie sólo permanece un 5%.

Son muchos y diversos los motivos para comprar en el comercio local y en la Economía Solidaria, más allá de los ambientales o económicos, por el menor un menor impacto ambiental y esta relocalización de la riqueza que hablamos. Hemos visto, por ejemplo, claramente durante la covid’19 los peligros y la dependencia de la deslocalización productiva que hemos sufrido en las últimas décadas. Y ni que decir tiene del bienestar emocional que te da comprar en un comercio que te conoce, donde hay confianza y trato humano, frente a un gran establecimiento que son espacios deshumanizados, por apuntar sólo algunas cuestiones más.

¿Cómo podemos escapar de esto? Algunas pistas para comenzar

Una forma de empezar a adquirir nuevos hábitos de consumo puede pasar por propio el comercio de barrio, que es algo cercano y accesible, y sustituir las grandes superficies por este modelo de comercio es sin duda un importante avance. En la Economía Solidaria también lo queremos poner fácil y por eso desde REAS Red de redes hemos agrupado más de 850 alternativas en catálogos territoriales y sectoriales, disponibles en la web www.consumedentro.red, una de las últimas herramientas comunicativas desde donde estamos visibilizando las opciones para ejercer un consumo crítico, responsable y transformador. Además de en esta web y en las redes sociales REAS (@Reas_red), estos días se puede conocer también estas alternativas de la mano de Alex, personaje que nos guía en esta campaña de #ConsumeDentro y nos lleva de viaje por la ESS.

Cartel de campaña de #ConsumeDentro

Quizás otra buena forma de empezar entre tanta diversidad de producto y servicio puede ser automatizar algunos consumos de proveedores básicos. Es posible tener la luz, la telefonía y el internet, tu cuenta bancaria y tus seguros en empresas éticas y responsables. Tienes que hacer un pequeño esfuerzo de cambio al principio (que, por cierto, por lo general suele ser muy fácil porque te lo realizan ellos en muchos casos) y luego ya no tienes más que hacer más que pagar tus facturas como harías con cualquier otra empresa.

Y con esto, sólo siendo cliente (o socia, empresas que incluyen esta fórmula porque buscan la participación) de una cooperativa de energía o de una entidad de finanzas éticas por ejemplo, estarás metiendo a la red energética estatal energía renovable o apoyando indirectamente multitud de proyectos con alto impacto social y medioambiental (no empresas de armamento ni entidades que desahucian) sin hacer nada extra. Esto nos parece que es ponerlo muy fácil, y es lo bueno del consumo consciente, que no sólo resuelves tus necesidades sino que al hacerlo en determinadas empresas se desata todo un proceso de beneficios sociales y medioambientales como descenso energético y un menor impacto medioambiental, como la generación empleos de calidad y que buscan romper la brecha de género...

Estos miles de productos y servicios que provienen de entidades sin ánimo de lucro vienen, además, avalados por el Balance Social, que justo estos días está publicando sus resultados anuales, donde se confirman los valores de la ESS (equidad, sostenibilidad ambiental, cooperación, empleo digno, etc), valores que consideramos que son los realmente importantes (por encima del precio y de los descuentos) y que deberíamos tener en cuenta las consumidoras a la hora de adquirir un producto o servicio para que nuestras compras además de útiles sean ética y sostenibles.

Además, lo del consumo responsable es como una espiral de puertas que se encadenan generando un circulo virtuoso del consumo responsable, ya que una vez que se comienza con un producto y servicio, adquiriendo una determinada actitud crítica en el consumo, se van desencadenando de manera progresiva y casi mágica, otras que la siguen. Cuando empiezas a leer la letra pequeña de los botes de leche, lo haces también al final de otras cosas, la etiqueta de la ropa o comienzas a analizar más críticamente la política comercial o social de alguno de tus proveedores.

En la ESS tenemos claro que no podemos ni queremos competir con los grandes descuentos de los gigantes de las ventas. “Dicen que la imaginación es el arma más poderosa y desde la ESS apostamos por estrategias comerciales diferentes”. Así que durante este mes de bombardeo consumista, desde REAS hemos apostado por visibilizar y promocionar todas las alternativas que ofrecemos desde los mercado sociales, en la línea que planteábamos al comienzo de este texto de aprovechar esta fecha para visibilizar las alternativas, y mostrarlas tal y como son, sin descuentos claro!           

Como decía César rendueles en la presentación de su último libro en el programa de carne cruda cuya participación de REAS red de redes inspira este texto, “democracia y economía no han ajustado cuentas”. Pero estas cuentas no sólo deben de ajustarse, sino que las cuentas de la economía han de ser también justas, como también deben ser sostenibles, respetuosas con los derechos laborales, deben mirar por el bien común… y todo un conjunto de buena práxis que demuestran a diario las empresas de la economía solidaria y que tan ausentes están en la economía convencional que, regida por los mantras capitalistas, parece que está ajena de cualquier valoración moral o ética, porque tiene el salvoconducto de el beneficio y el lucro.

Porque somos muchas las no nos valen los descuentos y grandes ofertas, porque sabemos que con ello estamos hipotecando demasiadas cosas. Preferimos consumir consumir con moral y  cabeza, sopesando las necesidades reales de cada compra, no dejándonos llevar por las incitaciones al consumismo desmedido de estos días. Compraremos sólo si lo necesitamos, y si lo compramos buscaremos no sólo satisfacer nuestras necesidades sino buscaremos dejar también una buena huella beneficiando, apoyando a una empresa que lo merezca.



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