Medio ambiente
Joventut Pel Clima País Valencià convoca movilizaciones el próximo 25 de marzo por una ley climática “transformadora”

Fridays For Future vuelve a tomar las calles de todo el mundo en una nueva huelga global por el clima. Joventut Pel Clima, representación del movimiento a nivel valenciano, prepara acciones en Alacant, València y Vinaròs.
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24 mar 2022 06:00

El movimiento por el clima Fridays For Future vuelve a tomar las calles de todo el mundo el próximo viernes 25 de marzo en una nueva convocatoria de huelga global en defensa del medio ambiente. Joventut Pel Clima, la representación del movimiento a nivel valenciano, no será menos y prepara acciones en Alacant, València y Vinaròs.

La convocatoria aprovecha la inminente aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica de la Comunitat Valenciana, que se encuentra actualmente en su último paso antes de llegar a Les Corts, para centrar su narrativa en la exigencia de “que se ajuste a las pautas de la ciencia con una perspectiva decrecentista”. La norma será el marco de referencia para la elaboración de los futuros planes de actuación de la Generalitat en materia climática por lo que, aunque su función no es la de especificar todas y cada una de las medidas a aplicar, estas estarán muy influenciadas por lo ambicioso que pueda llegar a ser el texto. Algo que para Sara Navarro y Francesc Herrera, activistas de Joventut Pel Clima València, no parece que vaya a ser mucho: “El problema es que sus objetivos son anacrónicos, no puede ser que plantee la reducción de un 40% de las emisiones respecto a 1990 cuando desde entonces ya han aumentado un 42%”. 

En este sentido, Navarro y Herrera cuestionan la coherencia de que ciertos sectores del Gobierno del Botánico esté a favor de proyectos de ampliación y construcción de grandes infraestructuras a la vez que intentan tramitar una ley de cambio climático: “Nos encantaría que nos hablaran de dónde queda la 'perspectiva climática' del Capítulo IV en los proyectos suicidas de las ampliaciones del Puerto de Valencia y del bypass o la MAT en Castelló”.

Es precisamente aquí donde entra la cuestión decrecentista, uno de los grandes debates abiertos en el seno del movimiento ecologista en su conjunto, pero que durante mucho tiempo se ha evitado abordar. Ahora la comunidad científica comienza a hablar abiertamente de la necesidad de abandonar la senda del crecimiento infinito y apostar por un cambio en el sistema productivo, un paso que ha costado mucho dar, especialmente en órganos como el IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático), cuyos informes sufren las presiones de lobbys y gobiernos con tal de suavizar ciertas afirmaciones. 

“El planeta tiene recursos limitados, partiendo de esa base tenemos que construir economías responsables con su entorno, que dejen de lado la producción y el consumismo frenéticos que nos han llevado donde estamos. Y para eso, la mejor herramienta es el decrecimiento, poner la vida en el centro”, zanjan Navarro y Herrera.

Recuperar el protagonismo

Esta huelga global será la primera de 2022 y probablemente la última de este curso escolar. Eso, sumado a que la última movilización fue en octubre de 2021 y a la pérdida de protagonismo del movimiento y de la propia crisis climática en el espacio mediático hacen de esta convocatoria una fecha marcada en rojo en el calendario.

“La pandemia nos ha hecho mucho daño, pasamos de estar en el ojo del huracán a que el covid ocupara todas las portadas”, recuerda Irene Berenguer, activista de Joventut Pel Clima Alacant. La falta de protagonismo, cuenta, también ha dado paso a que las instituciones no tengan la necesidad de tomar en serio a las demandas de los jóvenes: “En 2019 declararon la emergencia climática, pero eso es todo lo que se ha hecho, ahora eluden responsabilidades y la gestión no hace más que empeorar”, tercia.

Para ello, el movimiento lucha por volver al impacto y a las cifras que tuvo hace tres años, algo que se hace imprescindible para poder afrontar un cambio como el que está por llegar. Berenguer insiste en la necesidad de “comunicar desde el activismo la gravedad de la situación y la necesidad de actuar y cooperar de manera conjunta”, así como no olvidar nunca que “esta es una crisis compuesta de muchas otras crisis, por lo que hay que educar en interseccionalidad y entender que los cambios no pueden recaer sobre los hombros de los mismos de siempre”, sentencia.

Por todo ello, este 25 de marzo se percibe como la oportunidad para comenzar a volver a crecer y a recuperar la capacidad de influencia sobre la esfera política y mediática. Adrià Polo, activista de Vinaròs, resumía ese sentir: “Ahora es el momento de llegar a más gente, y eso mismo es lo que queremos conseguir con la movilización de este viernes. Cada vez es más palpable la necesidad de movimientos como el nuestro, tanto en las grandes capitales como en pueblos como el nuestro”.

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