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Opinión
Tres hitos de la destrucción paisajística que revelan la política ambiental del PNV
Escritor, periodista y miembro de la plataforma Guggenheim Urdaibai STOP.
Unos treinta kilómetros en línea recta y tres desaguisados ambientales de gran calibre, dos ya consumados y otro en ciernes. Un gran récord. Tiene mérito la cosa porque peor, manifiestamente peor, ya no se puede hacer. Y todo ello gracias a la extraordinaria facultad del partido gobernante en la CAV en transmutar progreso y bienestar para toda la sociedad –es el mantra que siempre arguye- en beneficios cuantiosos para unos pocos, especialmente para los de su clase, es decir, las grandes empresas y sus círculos clientelares, ahora interesados en rentabilizar los ingresos de un turismo invasivo y depredador, después de haber hecho lo mismo con la minería, la construcción naval, la siderurgia, los bosques, los ríos y, en general, con una gran cadena de agresiones al medio ambiente.
Podríamos hablar no solo de estos tres grandes desastres ecológicos sino de muchos más como, por ejemplo, de la refinería de Petronor, propiedad de la multinacional Repsol y gestionada por el ínclito Josu Jon Imaz, ex presidente del PNV entre 2004 y 2008, y defensor del neoliberalismo demócrata cristiano más salvaje. Allí, en Muskiz, toda la desembocadura del río Barbadún se ha convertido en una cloaca de residuos que ha llevado incluso a la tibia Agencia Vasca del Agua (URA) a tramitar un expediente sancionador a este gran complejo petroquímico por haber realizado vertidos de crudo en una marisma de especial protección, aparte de los gases contaminantes que la refinería junto a la planta de coque provocan diariamente con la emisión a la atmósfera de ingentes cantidades de dióxido de azufre y sus consiguientes efectos perjudiciales para la población de la zona.
Ecologismo
Bizkaia El macroproyecto del Guggenheim en la reserva de Urdaibai entra en ‘stand by’ político y judicial
Siguiendo la línea de costa, casi pegado a la refinería de Petronor, también podríamos mencionar al Puerto de Bilbao, feudo controlado por el PNV y otro lugar de fuerte concentración de sedimentos y de implantación de empresas nocivas para la salud de las personas y del medio ambiente… Y muy cerca también, podríamos hablar de la proliferación de los puertos deportivos al servicio de unos pocos, del cada vez mayor tráfico de cruceros con sus consiguientes peajes medioambientales; de la degradación paisajística vinculada a la instalación sin límites de parques eólicos; de las afecciones a las cuencas fluviales y a los acuíferos, etc.
Pero lo que nos interesa destacar aquí y hoy no es todo esto sino, como señalábamos al principio, otros “tres hitos” de destrucción paisajística que revelan a la perfección la forma de obrar de este partido y que se resume en “pan para hoy” (riqueza para unos pocos) y “hambre para mañana” (para el conjunto de la sociedad)”.
Primero Basordas (Lemoiz), luego San Juan de Gaztelugatxe, y ahora, para rematar la faena, Urdaibai. Tercer hito. Pleno al quince. La única Reserva de la Biosfera de Euskadi y se la ofrecen en bandeja a sus amigos de la Fundación Solomon R. Guggenheim
Primer hito. Retrocedamos a los años setenta. Municipio de Lemoiz, cala de Basordas. Allí se iba a construir una central nuclear por parte de Iberduero (hoy Iberdrola) que, supuestamente, solucionaría gran parte de los problemas de índole energética en Euskadi. Era el todo o la nada. Nos decían que había que elegir entre el “progreso” o “comer berzas”, como pronosticó Xabier Arzalluz, la cabeza pensante del PNV de aquella época. A la postre, no llegó el “progreso” pero tampoco tuvimos que comer berzas.
Medio siglo después podemos decir que la cala de Basordas fue el punto cero del comienzo de la gran barbarie ambiental costera auspiciada por el PNV desde el inicio de su autogobierno por aquella época. Aquí, ahora, esta cala ha quedado convertida en una gran ruina como fiel retrato de un poder y de un partido gobernante que no ha aprendido absolutamente nada acerca de cómo relacionarse con la sociedad civil más allá de la imposición del “ordeno y mando”.
Un partido que ni sabe ni parece interesarle dialogar con los ciudadanos a través de procesos participativos y que, cinco décadas después, sigue sin saber qué hacer con el monstruo allí instalado, más allá de lanzar globos sondas sobre proyectos imposibles y sin ninguna viabilidad, pero con el objetivo de dar la impresión de que algo hace.
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El patrimonio nuclear de Lemoiz
El traspaso de la central nuclear de Lemoiz a las instituciones vascas reabre el debate sobre su futuro. Colectivos locales y ecologistas han mostrado su preocupación por el impacto que tendría una piscifactoría, la apuesta del Gobierno vasco para este mastodonte de 200.000 metros cúbicos de hormigón y 1.000 toneladas de hierro a la orilla de la mar.
Aquí, en esta cala de Basordas se expresa de forma nítida y rotunda el fracaso de un modelo de desarrollo extractivista que convierte a la Naturaleza en un mero objeto de consumo. Para este partido gobernante, con la ayuda inestimable de su socio franquiciado del PSOE y la colaboración del PP, el medio ambiente es un territorio a esquilmar, un espacio en el que los resultados de sus políticas hacen que la Vida se convierta en Muerte.
Y las preguntas surgen solas: ¿Dónde está la asunción de responsabilidades políticas y medioambientales por la degradación de esta zona de la costa vasca, tanto por parte de la empresa que realizó el proyecto (actual Iberdrola) como de las instituciones vascas representadas en la Diputación Foral de Bizkaia y el propio Gobierno Vasco que le dieron toda su cobertura y apoyo? ¿Quién, cómo y cuándo se va a devolver a los ciudadanos vascos todo el daño causado? ¿Han hecho en algún momento estas instituciones reconocimiento de responsabilidades, entonado un “mea culpa” y realizado algún propósito de enmienda?
La Naturaleza no importa en este modelo instrumental del PNV para ejercer el gobierno. Todo es válido y forma parte de su mentalidad tecnocrática y explica su proceder agresivo contra ella
La Naturaleza no importa para este modelo de ejercer el Gobierno. Es instrumental. Todo es válido. Forma parte de su mentalidad tecnocrática y explica su proceder agresivo contra ella. La mentalidad capitalista nos educa para ver constantemente en la Naturaleza inmensas “oportunidades de negocio” y no un tesoro de un valor incalculable que hemos de salvaguardar a toda costa. Y esto está en el adn del PNV actual. Así, un lugar con un cierto atractivo o sombra de rentabilidad económica, cualquier lugar, puede ser candidato a ser explotado y consiguientemente dañado, cuando no aniquilado.
Segundo hito. Seguro que muchas personas aún lo recuerdan. El lema “Ven y cuéntalo” de principios de los noventa, eslogan de una campaña de publicidad del Gobierno liderado por el lehendakari Ardanza con su consejera de Turismo, la entonces “socialista” Rosa Díez, que en estos momentos debe andar a la derecha de la ultraderecha de Vox.
Sí, lehendakari Ardanza, lehendakari Urkullu, y diputado Pradales, aspirante ahora a ocupar el trono en Ajuria Enea: “Vengan y cuéntennoslo” o, mejor dicho, “Vengan a San Juan de Gaztelugatxe y cuéntennos” en que han convertido este hermoso paraje gracias a su política de atraer turistas y visitantes sin límites, al precio que sea. Para ustedes, y así lo demuestran con sus políticas, el paisaje y la Naturaleza es un mero adorno y les da lo mismo que se destruya porque lo suyo es “la pela”. Su ingenua política de limitación de aforo para visitar San Juan de Gaztelugatxe no sirve para nada. Anuncian que restringen visitas pero amplían zonas de aparcamiento. Y cada vez construirán más porque el hormigón es otro de los grandes negocios que impulsan, tanto en el interior (Supersur, TAV, Zorrotzaurre, etc.) como en la costa.
Primero Basordas (Lemoiz), luego San Juan de Gaztelugatxe, y ahora, para rematar la faena, Urdaibai. Tercer hito. Pleno al quince. ¡Enhorabuena! La única Reserva de la Biosfera con que cuenta Euskadi y se la ofrecen en bandeja a sus amigos de la Fundación Solomon R. Guggenheim. Eso sí, los perpetradores de este ecocidio dicen que la instalación del Guggenheim-2 (discontinuo) en la antigua fábrica de Cubiertos Dalia en Gernika y en los terrenos de Astilleros de Murueta contarán con todos los parabienes de salvaguarda ecológica y medioambiental. Eso lo decían ayer. Ahora no se sabe, después de que planteen una especie de prórroga de dos años para decidir finalmente si el proyecto es o no viable.
Parques naturales
País Vasco La Reserva de Urdaibai, sacrificada al negocio
Las preguntas surgen de nuevo, claras y directas: ¿se refieren a la misma salvaguarda medioambiental que no han realizado nunca hasta ahora en Urdaibai cuando han permitido que Astilleros de Murueta contamine todo su entorno y que ahora tenga que ser la ciudadanía la que pague por ello? ¿O la misma salvaguarda ecológica que ha conseguido que el trust forestal haya hecho y deshecho a su gusto en gran parte de la superficie de la Reserva donde pino y eucalipto son las especies que más abundan con una aplastante diferencia sobre otras autóctonas? ¿O quizá quieren decirnos que ahora van a ocuparse seriamente de erradicar las “especies invasoras” que tanto proliferan cuando no lo han hecho nunca?
No, ustedes no son creíbles. No dialogan con el pueblo al que dicen representar. Ni antes ni ahora. Además, maquinan de día contra la sociedad civil y, de noche, “desbrozan” clandestinamente caminos para eliminar normativas y restricciones que les molestan. Lo hicieron antes y lo siguen practicando ahora. Y luego salen a sus medios de comunicación públicos (que pagamos entre todos y todas) y a otros privados que les “bailan el agua” porque, incluso a pesar de que no sean “de su cuerda”, están de acuerdo con ustedes en estos temas para “vendernos la moto” de las bondades de un “modelo de desarrollo” que destroza el planeta mediante un “ordeno y mando” disfrazado del “lo tomas o lo dejas”.
Su modelo de desarrollo es trasnochado. Creen haber descubierto la gallina de los “huevos de oro” con el turismo masivo y todavía no se han enterado de que las consecuencias de sacrificar la biosfera son nefastas.
Su modelo de desarrollo es trasnochado. Creen haber descubierto la gallina de los “huevos de oro” con el turismo masivo y todavía no se han enterado de que las consecuencias de sacrificar la biosfera son nefastas. Si no les sirve lo que está ocurriendo en Gaztelugatxe, miren los cascos antiguos de nuestras grandes ciudades, de Donostia y Bilbao especialmente, con una gentrificación galopante, subidas de precios y expulsión de los ciudadanos con menos recursos. Ustedes van cuando otros ya comienzan a recorrer el camino inverso. El del respeto a la Naturaleza, el de la justicia social y el del desarrollo sostenible en el marco de la emergencia climática.
Y una última cuestión: para ir de Lemoniz a Urdaibai pasando por San Juan de Gaztelugatxe no se necesitan tantas alforjas, ni de “progreso” ni de “berzas”. Solo decencia política y no vender proyectos que únicamente traen para nuestro pueblo atraso y más dependencia.
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No olvidemos el "indispensable" metro de Donostia que podrá unir, por ejemplo, dos puntos que se caminan en poco más de cinco minutos y para lo que se levanta el suelo del centro de la ciudad. Junto a la multitud de obras innecesarias que alimentan los beneficios demenciales de empresas amigas y que, por el camino, son capaces de destruir patrimonio cultural. El PNV y Cía son así.
Un comentario para enmarcar. Las élites vascas y sus brazos políticos P$E-EE+PNV trasladan a Euskal Herria el hormigón, asfaltado, obras, aves y megaproyectos para que estos a su vez les financien por detrás del verdadero interés público.
Se recuerda Lemoniz y quienes tuvieron el "cuajo" de "arruinar" Basordas, con muertos empleados para enfrentar con los defensores de su tierra (lurra), desde EITB y los periódicos afines al ideario especulativo. Ahora dirán que van hacer un criadero de langostas. . . ¡Para el batzoki!
Excelente articulo, es de agradecer que haya personas comprometidas que sepan poner sobre papel (o el portatil) lo que muchxs, pensamos, pero sobre todo sentimos, si, sentimos desde el corazón, en relación a nuestro delicado ecosistema, como también con nuestro manoseado patrimonio hstórico-cultural.
Mila esker Txema, mila esker Hordago.