Opinión
Telmo Irureta o de cómo buena parte del feminismo se equivocó a lo grande

Las redes se llenaron de insultos cuando el actor dijo en la ceremonia de los premios Goya “nosotros también follamos”. El tema de la asistencia sexual no es un tema fácil, pero buena parte del feminismo la ha fastidiado, y mucho, por su reacción hiriente y discriminatoria.
Telmo Irureta
Telmo Irureta ganador del premio a mejor actor revelación en los premios Goya 2023.
26 feb 2023 06:00

El 11 de febrero se celebraron los Goya. Un muchacho con discapacidad física grave —parálisis cerebral con alto grado de tetraparesia— ganó una estatuilla y pronunció estas palabras: “Nosotros también existimos, nosotros también follamos. Brindemos por más representación de todos los cuerpos y un cine más inclusivo”. 

Y las redes ardieron.

Y ardieron como hacen siempre, con prisas, sin debate, yendo al insulto, al daño, al desprecio, al acoso, sin parar a pensar en nada. Las feministas de bien, las del cartel abolicionista, sacaron las armas: Telmo era un putero explotador de mujeres que había hecho un alegato a favor de la violación y el resto, quiénes veíamos en su discurso una reivindicación legítima, éramos cómplices.

Yo seguía la gala con interés y su momento me pareció muy significativo y necesario. Pude leer el hervidero de comentarios malsonantes en el Instagram de la Academia y luego, cómo la gente osaba ir a su muro a decirle cosas como “violador de mujeres en silla de ruedas”. Yo no dejé de escribir, desde el respeto pero con indignación, mientras me decían cosas como “pon tú el coño para Telmo” y semejantes. 

Todo el argumentario abolicionista no me sirve para justificar la vejación a la que sometieron a esta persona. Ni todos esos: “Tiremos de hemeroteca, que dijo que pagó por sexo”. No me sirve, nunca me va a servir. ¿En qué momento el discurso se salta a la persona y se come a la de enfrente a cualquier precio? 

Yo no soy abolicionista, pero puedo empatizar con ciertos puntos de la gente que lo es y tengo hasta mis dudas. Pero, por encima de todo, soy una persona que intenta ser prudente y sensible con diferentes causas. La causa que representa Telmo —de forma involuntaria por su papel en La consagración de la primavera y de forma voluntaria por su discurso en los Goya— no es una causa menor al feminismo. 

El debate “la sexualidad no es un derecho, es un deseo” me parece insustancial. Como cuando le preguntan a la gente vegana: “Y si te vas a una isla desierta y no hay plantas, ¿te comerías a un animal?”. Pero se repite tanto y se usa tanto que al final una manipulación pretenciosa se convierte en verdad.

Los derechos sexuales y reproductivos los recoge la ONU desde hace tiempo. Algunos de los puntos son el derecho a la autonomía personal y a la libre elección de la sexualidad

Los derechos sexuales y reproductivos los recoge la ONU desde hace tiempo. Algunos de los puntos son el derecho a la autonomía personal y a la libre elección de la sexualidad. En el caso de la gente con discapacidad física grave, el dilema viene porque su autonomía proviene de terceras personas. Por lo tanto, la sexualidad entraría en una esfera a tratar.

En cualquier caso, aunque estos derechos no existieran, negar la importancia de la sexualidad en la conformación de nuestra persona es una completa estupidez. Somos seres sexuales, de diferentes formas y en diferentes grados. El sexo aporta placer pero también salud y autoestima, afecto y comunicación. El sexo también nos ofrece identidad, formas de ser y de auto-denominarnos, de elegir y crecer. 

La gente dice que sin sexo se puede vivir. Puede pero, por la experiencia que hemos vivido las mujeres, creo que es fácil entender que no se vive mejor cuando no es tu elección si no una imposición de fuera. En nosotras, la imposición ha venido del patriarcado, mientras que en la gente con una discapacidad física severa por su corporalidad y los tabúes y estigma sobre ella, ha venido por el capacitismo. Nadie se siente bien cuando no puede elegir sobre su deseo, placer, ni nada. Convencernos del resto es solo engancharnos en temas que no van a ninguna parte.

Entiendo que el tema de la asistencia sexual, la prostitución y el trabajo sexual, no es un tema fácil. Y comprendo muchas reticencias, puntos de vista dispares y que el debate se tenga. Pero no comparto tenerlo a costa del insulto. Porque cuando aparece el insulto, el debate se anula. 

El imaginario colectivo abolicionista sobre el putero estilo Torrente se les vino abajo cuando el actor aclaró que es homosexual

Buena parte del feminismo la ha fastidiado, y mucho, con Telmo. Han sido profundamente discriminatorias, profundamente hirientes y profundamente faltas de empatía, planteándose escenarios que ni conocían ni tan solo existen. Telmo ha tenido que decir que nunca ha pagado a mujeres, porque es homosexual. Algunas se han apresurado a decir que es lo mismo, pero está claro que en su interior no lo es. El imaginario colectivo abolicionista sobre el putero estilo Torrente (física o mentalmente) aprovechándose de una mujer (a ser posible inmigrante) pobre que no llega a final de mes, se les vino abajo. La realidad es amplia y si no sabemos, mejor callar, primero preguntar o sencillamente escuchar.

Mi empatía hacia una persona que tiene una situación como la de Telmo es alta. Y lo es porque no me siento con poder de enjuiciarle. No me siento con el poder de decirle como vivir su vida, porque Telmo tiene unas limitaciones motrices que yo no tengo. Antes de nada, quizá se tendría que oír a toda la gente como Telmo. A muchas mujeres que por cierto siempre, de forma más que perversa y pretenciosa, se sacan de la ecuación. Ellas tienen sexualidad y ellas también pagan a asistentes sexuales. Ya sé que no todas están a favor, también contemplo esa posibilidad, pero eso no cierra el debate.

El feminismo de hace dos semanas no es mi feminismo, no lo quiero, no me representa y simplemente me espanta. El feminismo de ese fin de semana de febrero le debe una disculpa, sin excusas, sin “peros” a Telmo. Pero ya sé que no va a ocurrir o que ocurrirá de parte de muy poca gente. Porque quien tiene el poder, nunca reconoce sus faltas.

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djcesarrubio
26/2/2023 13:57

Leyendo el artículo, porque no me gustan las galas oficiales de premios 'culturales' y desconocía este incidente, he recordado un libro que trata sobre este tema, entre otras cosas, y que está escrito con una especial sensibilidad y conocimiento, Pies de elefante de Anita Botwin, periodista que trabaja para este medio. Muy recomendable.

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Dario
26/2/2023 11:03

Gracias por publicar esta opinión

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Kiirikolatxa
Kiirikolatxa
26/2/2023 10:08

"El sexo aporta placer pero también salud y autoestima, afecto y comunicación. El sexo también nos ofrece identidad, formas de ser...". Si, el sexo sano, equilibrado, bien entendido, bien trasmitido,bien comunicado, bien recibido, aceptado, no compulsivo (incluido el autoplacer u onanismo,) interesante articulo de opinión. Lei en una ocasión, no recuerdo la autora/autor de dicha a frase "podrás comprar un rato de sexo pero jamás un rato de Amor" en relación a lo de "La gente dice que sin sexo se puede vivir. Puede pero, por la experiencia que hemos vivido las mujeres..." Me pregunto que gente? Que mujeres? Que humanos? los de 20, los de 40, 50, etc? lxs misticxs de cualquier tradición? o lxs actores/actrices del porno 3.0 que mercantilizan su cuerpo por puro negocio lucrativo?, y me pregunto como será la vida sexual de estos últimos y de lxs que la consumen como palomitas? Un saludo.

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