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Alemania
Probable reelección de Merkel y cruce de apuestas por las alianzas para gobernar en Alemania
El país acude a las urnas con un debate público crecientemente dominado por la derecha. La entrada de los ultras del AfD en el Parlamento como tercera fuerza, más que probable.
Alemania vota hoy domingo su nuevo parlamento federal y su nueva cancillería con las encuestas dando por hecho una victoria y una posible reelección de la democristiana Angela Merkel como presidenta. Pero a partir de ahí se acaban las certezas. La pura suma de escaños no será tan relevante esta vez: con un Parlamento formado por posiblemente seis partidos (dos más que hasta ahora), a la canciller no le van a faltar combinaciones para optar a su cuarto mandato con un porcentaje de votos en torno al 35%, según las encuestas.
Estas novedades, confirmadas por la última encuesta electoral publicada el sábado, son la posible entrada de la extrema derecha de AfD en el Parlamento, y la reentrada de los liberales del FDP. Con la única excepción del ultra AfD, con el que nadie quiere pactar, el resto de combinaciones son posibles por la conocida tradición de pactos de gobierno en el país, que lleva sin elegir un gobierno unipartidista en mayoría desde 1957.
La posibilidad de que no se reedite la coalición entre la democristiana CDU y el socialdemócrata SPD, pese a ser la que más porcentaje sumaría (en torno a un 58%) y pese a ser supuestamente la más estable, viene dada por los mensajes que han ido dando diversos dirigentes del SPD, el último de ellos el propio candidato Martin Schulz, ya en plena campaña. Si las diferencias entre ambos sobre el “fin de la austeridad fiscal” a escala europea terminan siendo algo más que un asunto de campaña, se abren todas las opciones.
Los liberales han hecho bandera de algunos de los temas preferidos por la extrema derecha como las deportaciones de refugiados o un enfoque intransigente con los países del Sur
Lideradas por Merkel: tanto la reedición del acuerdo a solas con el FDP (que acabó colocando a estos como fuerza extraparlamentaria) como la llamada Jamaica por el negro de los conservadores, el verde de Los Verdes y el amarillo de los liberales. Si los democristianos han demostrado ser capaces de entenderse con el partido verde (de hecho, sería otra de las opciones), las exigencias del FDP podrían ser algo más indigestas para una posible coalición: los de Christian Lindner han hecho bandera de algunos de los temas preferidos por la extrema derecha como las deportaciones de refugiados o un enfoque intransigente con los países del Sur. Como apunta Wolfgang Streeck, las opciones de Merkel pueden además verse condicionadas por factores internos, como su sucesión al frente del partido o las próximas elecciones en Baviera.
Las coaliciones lideradas por el SPD tendrían un margen igualmente limitado. No corren buenos tiempos para Die Linke (la Izquierda), al que las encuestas colocan como cuarta fuerza por detrás de la extrema derecha. Y no parece probable que el SPD quiera renunciar a la herencia de la Agenda 2010 del excanciller socialdemócrata Schröder, como presumiblemente le exigiría la Izquierda. Las reformas de Schröder han contribuido a colocar a Alemania en cifras históricamente bajas de desempleo a costa de 7,5 millones de subempleados. Un gobierno-semáforo (rojo, verde y amarillo) dejaría a los socialdemócratas otra vez en la casilla de salida del pacto con Merkel, esta vez de la mano de los liberales: la inflexibilidad con la mutualización de la deuda y las peticiones de más inversión bajo un presupuesto común europeo.
Asuntos todos ellos importantes para el Sur europeo, y para los propios alemanes: la postura ante posibles nuevos rescates -el de la banca italiana, sin ir más lejos-, la adopción de un enfoque más duro contra las medidas monetarias expansivas del Banco Central Europeo (lesivas a corto plazo para la banca alemana), una quita de la deuda griega o la cuestión de las fronteras dependen de la combinación gobernante que surja de este probable parlamento multipartidos.
La encuesta del diario sensacionalista Bild colocaba a la ultraderecha (Alternativa por Alemania, AFD) en tercera posición con un 13% de los votos. Como partido anti establishment recién llegado al Parlamento, son los que tendrán más que ganar ante los titubeos del resto del arco parlamentario con la cuestión social (la complacencia por el bajo desempleo parece dominar) o la cuestión de las fronteras. Alemania ha admitido a un millón de refugiados, sí, pero en medio de un discurso público crecientemente nacionalista y securitista que afecta a todos los partidos y que se exporta también al ámbito de las decisiones comunes europeas.