República, ¿pero qué República?

Ya han pasado unos días desde el 14 de abril, que este año era el 90 aniversario de la proclamación de la II República, y es ahora, cuando amaina el fervor republicano en las redes sociales, cuando se puede –o se debería poder– opinar libre y respetuosamente sobre sobre esa opción de gobierno, sin levantar airadas réplicas y descalificaciones reduccionistas. Porque, conviene reconocerlo desde el principio, ser poco entusiasta de la república no te convierte automáticamente en admirador de la monarquía.
19 abr 2021 10:44

Aclarado que las figuras de reyes y reinas, princesas y condes nos parecen una antigualla medieval injustificable en este tercer milenio, se puede pasar a reflexionar sin nada de acritud sobre lo que parece la apuesta más vanguardista que tiene una buena parte de la izquierda española. Hablaremos de la república como forma de gobernar al pueblo y de decidir en su nombre, no del mito creado en torno a una etapa de nuestra historia –los años treinta del siglo pasado– en la que una serie de condicionantes, muchos de ellos ajenos a esa misma República Española, impulsaron toda una serie de cambios y avances sociales que el golpe militar encabezado por el sanguinario general Franco abortó con las armas.

Por supuesto que resulta muy lógico que una joven república, en la que la clase trabajadora había depositado sus esperanzas para acabar con siglos de oscurantismo, de supersticiones religiosas y de privilegios para una clase ociosa de terratenientes, despierte noventa años después simpatías en las nuevas generaciones, así como admiración y respeto por las miles de víctimas inocentes de la dictadura que aún siguen, muchas de ellas perdidas en alguna fosa común, sin el reconocimiento que su lucha y su entrega merecen.

Fueron ese pueblo trabajador y sus potentes organizaciones populares (los sindicatos CNT y UGT sumaban más de tres millones de afiliados, cuando el país no llegaba a los 25 millones de habitantes) los artífices de esa revolución que rompía con el viejo mundo. Eran sus sueños de justicia y su experiencia de huelgas y levantamientos revolucionarios lo que hacía retroceder la miseria y la incultura; no las propuestas de los parlamentarios republicanos, bastantes de ellos tan conservadores como la habían sido durante la monarquía.

Muchas de las mejoras en la sanidad, la enseñanza, los derechos laborales, la vivienda, las libertades públicas, etc. eran demandas permanentes de los sindicatos, sobre todo de la CNT, a las que el gobierno republicano no tuvo más remedio que ceder. Que todas esas leyes vinieran firmadas por el presidente de la República no puede tomarse como iniciativas generosas del gobierno, de igual forma que ciertos avances más recientes (como las leyes del divorcio, del aborto, la eutanasia, la sanidad universal, el fin del servicio militar obligatorio y otros cambios) son fruto de años de luchas sociales y no una concesión espontánea del gobierno de turno.

Continuando en nuestra agitada historia conviene recordar que la década escasa de la II República no sólo comprendió los capítulos más brillantes (pongamos la escuela laica o la libertad de conciencia) sino que también es justo anotarle hechos no tan ejemplares como la represión de la Revolución de Asturias, la matanza de Casas Viejas, la disolución de las colectividades de Aragón, el boicot al proceso autogestionario de la industria y los servicios en Cataluña o Valencia y otros tristes sucesos.

Lo que no parece tenerse en cuenta por quienes idealizan la república como forma de gobierno es que tal institución es simplemente eso: una minoría que decide por la gran mayoría.

Lo que no parece tenerse en cuenta por quienes idealizan la república como forma de gobierno es que tal institución es simplemente eso: una minoría que decide por la gran mayoría. El único consuelo podría ser que una gran parte de dicha mayoría ha votado a los partidos que alcanzan el poder. El gobierno resultante puede actuar –como suele ocurrir generalmente– en contra de quienes lo han votado, sin que por ello deje la institución de llamarse república. De hecho más del 90% de los estados modernos son repúblicas; tan república se puede reclamar Francia, como Siria, EE.UU. Corea (del Norte o del Sur), Guatemala, Uganda, Polonia, Pakistán, México y 150 estados miembros más de la ONU.

Y es que si a la alternativa de una república no se le añade un adjetivo que nos aclare un poco más cómo nos vamos a organizar y quiénes de verdad van a decidir, si no le acompaña una posición firme contra capital y estado, únicamente podemos entender que se nos ofrece quitar un rey y poner un presidente; que no digo que no sea un paso adelante, pero que para más de uno y de una carece de la fuerza suficiente para despertar nuestra adhesión entusiasta a tan ambigua utopía.

En definitiva, y puestos a ser utópicos, preferimos seguir soñando con nuestro proyecto de sociedad libre y autogestionaria. Pero mientras llegamos a nuestras respectivas y lejanas utopías: ¡Nos vemos en las calles, en las luchas comunes!

Sobre o blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 4
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre o blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
Ver listado completo

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

El Salto n.79
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Ya está disponible el número 79 de nuestra revista, en el que destacamos la investigación y el rechazo social que encuentra el proyecto de macrocelulosa de la multinacional Altri.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios 4

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...