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Argentina
Macri se asocia al peronismo xenófobo para contener el “Frente de todos” de Kirchner y Fernández
En el peor momento de su gobierno, Macri va por su reelección y elige al peronista Pichetto para que lo acompañe en la fórmula. El binomio Alberto Fernández- Cristina Fernández busca evitarlo y volver al poder.
El mapa electoral terminó de definirse y Argentina se prepara para las elecciones presidenciales que tendrán su primer capítulo en la PASO (Primaria Abierta Simultáneas y Obligatoria) que se celebrará el 11 de agosto próximo y en la que, según la ley electoral, se definirá qué fuerzas políticas estarán habilitadas para presentarse en las elecciones generales del 27 de octubre que, además de elegir presidente, también renovarán bancas parlamentarias.
El presidente Mauricio Macri buscará su reelección mientras atraviesa el momento más difícil desde que inició su mandato en diciembre de 2015. Los índices de pobreza en la Argentina ya superan el 30% y la inflación en mayo sobrepasó el 57% interanual, siendo la tercera más alta en el mundo, solo superada por la de Venezuela y Zimbabue. En este escenario emergieron las tensiones políticas en la coalición gobernante Cambiemos integrada por el partido del presidente, el PRO, la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica liderada por la mediática diputada nacional Elisa Carrió.
En el establishment mediático-empresarial se empezaron a escuchar voces que pedían el llamado “Plan V” para que sea la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, la candidata presidencial de Cambiemos. Por su parte, el gobernador radical de la provincia de Mendoza y presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, fue muy explícito y llegó a afirmar que no había “que descartar que Macri no sea candidato”. Sin embargo, en su Convención, el radicalismo decidió continuar en la coalición gobernante. Incluso, aunque el senador peronista Miguel Ángel Pichetto fuera elegido por Macri como compañero de fórmula, dando por tierra con la posibilidad de ser acompañado por una figura de la UCR.
La opción presidencial por Pichetto, un hombre que hasta hace poco fuera jefe de una de las bancadas opositoras en el senado y comandara el bloque peronista en esa cámara en los años de presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, busca polarizar electoralmente con la fórmula del denominado “Frente de todos” de Fernández-Fernández (Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner) que a último momento incorporó al líder peronista del Frente Renovador Sergio Massa como candidato a primer diputado nacional por la estratégica provincia de Buenos Aires.
Argentina
Se busca Bolsonaro argentino
El ascenso de la ultraderecha en Brasil, motor económico de Sudamérica, ha impactado en Argentina. Estrellas mediáticas, políticos oficialistas y de la oposición intentan convertirse en el Bolsonaro argentino.
Lo cierto es que la reconfiguración electoral ubica la polarización en un centro político donde candidatos y alianzas se definen según el escenario que deberá afrontar el próximo gobierno que deberá renegociar deudas imposibles de pagar con el Fondo Monetario Internacional.
Pichetto: bolsonarismo argentino y algo más
Miguel Ángel Pichetto se ha destacado por todo tipo de comentarios xenófobos y derechistas durante estos años. A tono con la tendencia abierta por la asunción de Jair Bolsonaro que impacta continentalmente desde Brasil, Pichetto busca contener en el escenario argentino ese espacio político haciendo comparaciones recurrentes de la inmigración de los países limítrofes con la delincuencia y hablando “de toda esta resaca donde no tenemos control migratorio”, entre otras afirmaciones facistoides.Luego de que fuera anunciado como el candidato a vicepresidente junto a Macri, en Wall Street los ADRs argentinos subieron hasta 18%, las acciones argentinas y los bonos aumentaron hasta 18% en la bolsa porteña y el riesgo país, indicador medido por el banco JP Morgan, se ubicó en 866 puntos básicos, frente a los 1.014 puntos anotados una semana antes, su máximo desde febrero de 2014. Algunos analistas afirmaron incluso que la“peronización de Cambiemos” le gustó al mercado. Es que la elección de Pichetto es una clara señal de gobernabilidad hacia adelante y busca aportar mayor volumen político a un eventual segundo mandato de Macri con un peronista en la Casa Rosada que pueda ser un empuje a la difícil tarea de concretar las reformas exigidas por el FMI en el plano laboral, previsional y tributario, luego del crédito Stand-By tomado por Argentina en 2018 que ya fue renegociado tras la disparada del precio del dólar durante el último año.
La expresidenta había sorprendido al elegir como candidato a la Casa Rosada a un hombre con el cual estuvo enfrentada desde que dejó la jefatura de gabinete de su gobierno en medio del duro conflicto con los productores agropecuarios en 2008
Pichetto siempre desarrolló su carrera bajo el sello del peronismo, llegando en 1993 a convertirse en diputado nacional por la provincia de Río Negro. Desde allí fue uno de los más recordados defensores de las políticas neoliberales del presidente Carlos Menem durante los años 90. Ocupó la Cámara de Diputados hasta 2001 y el 30 de diciembre de 2002 se convirtió en el presidente del bloque Justicialista de la Cámara de Senadores de la Nación alineado en su momento con el presidente Eduardo Duhalde y luego con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
En los últimos años se ha convertido, como presidente del bloque del “PJ Federal” en el Senado, en un importante colaborador del gobierno de Macri acompañando proyectos como el pago voluntario de 9.300 millones de dólares a los fondos buitre, la contrarreforma previsional llevada a cabo en 2017 en medio de la represión policial, así como la aprobación del Presupuesto 2019 exigido por el FMI como parte de la aprobación de más de 180 leyes que necesitó el gobierno de Cambiemos. Por eso, Macri eligió como compañero de fórmula a uno de los opositores peronistas más colaboracionistas que tuvo en el Congreso.
Fernández-Fernández
En la vereda de enfrente se encuentra la fórmula conformada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. La ex presidenta había sorprendido al elegir como candidato a la Casa Rosada a un hombre con el cual estuvo enfrentada desde que dejó la jefatura de gabinete de su gobierno en medio del duro conflicto con los productores agropecuarios en 2008. Alberto Fernández fue además uno de los históricos armadores políticos del kirchnerismo siendo jefe de gabinete del gobierno de Néstor Kirchner entre 2003 y 2007. Desde que dejó las filas del kirchnerismo, Alberto Fernández se sumó al Frente Renovador y fue el jefe de campaña de Sergio Massa en 2015. Fue acusado de ser un hombre del Grupo Clarín (el grupo mediático argentino más importante enfrentado con el gobierno de Cristina Fernández) y hasta lobbista de la española Repsol que hasta 2012 fue la accionista mayoritaria de la petrolera argentina YPF. También el líder del Frente Renovador y última incorporación de la fórmula Fernández-Fernández, Sergio Massa, supo estar enfrentado con Cristina Fernández luego de que se fuera de su gobierno en 2009 y en el que ocupó también la jefatura de gabinete.La decisión de Cristina Fernández de avanzar en la unidad con ambas figuras también representa una clara señal de gobernabilidad que ubica la disputa electoral en el extremo centro de la política argentina. En entrevistas periodísticas Alberto Fernández se ha ocupado de dar muestras de moderación al señalar que “la guerra con Clarín ha terminado” y que la legalización del aborto podía esperar ya que no sería necesario avanzar tan rápidamente.
Argentina deberá hacer frente a una deuda con el FMI de 160.000 millones de dólares en cuatro años, lo cual representa en promedio unos 40.000 millones anuales
Palabras que pueden caer bien en ciertos aliados políticos de su frente con fuertes vínculos con la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas que se han puesto a la vanguardia de evitar que la interrupción voluntaria del embarazo sea legal, luego de la emergencia de la llamada marea verde que copó las calles de Buenos Aires y de un país en el que aproximadamente 500 mil mujeres se realizan abortos clandestinos, según la denuncia de las organizaciones feministas.
Lavagna y otras alternativas
El ex ministro de economía post crisis de 2001, Roberto Lavagna, aparece como la tercera opción. Lavagna ocupó la cartera de hacienda bajo los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Lo acompaña en la fórmula el gobernador peronista de Salta, Juan Manuel Urtubey. El espacio que intentó aparecer como una tercera opción entre Macri y Cristina Fernández pero quedó absolutamente desdibujado luego que dos de los miembros de “Alternativa Federal” decidiera optar por los agrupamientos mayoritarios. Pichetto quedó con Macri y Massa con Cristina Fernández. Lo cierto es que casi todas las fuerzas políticas, al menos las de mayor chance, están integradas por peronistas. El peronismo parece estar en todas partes y ser el “mal necesario” cuando la situación apremia.Por fuera aparecen expresiones de extrema derecha como el economista neoliberal José Luis Espert y el ultra-católico Juan José Gómez Centurión que preocupan al gobierno nacional ante la posibilidad que le resten votos.
En el otro extremo pero izquierdo, el diputado nacional Nicolás del Caño volverá a ser candidato a presidente por el Frente de Izquierda-Unidad de orientación trotskista, y buscará renovar las bancas conquistadas tanto a nivel nacional como a nivel provincial y local, poniendo el acento en la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda externa y levantando el derecho al aborto.
Deuda externa: las dificultades del próximo gobierno
Mientras las variables económicas presentan un panorama negro para la argentina, el próximo gobierno tendrá que afrontar la peor dificultad que augura una situación de suma complejidad. Argentina deberá hacer frente a una deuda con el FMI de 160.000 millones de dólares en cuatro años, lo cual representa en promedio unos 40.000 millones anuales. Sin embargo, el país solo puede generar 10.000 millones de dólares de superávit comercial anualmente.El camino de la renegociación de la deuda con el organismo conducido por Christine Lagarde es impuesta por la propia realidad de una deuda que resulta absolutamente impagable. Un horizonte para nada tranquilo asoma en la Argentina en medio de un mundo cada vez más inmerso en la dinámica proteccionista.