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COP25
Palabrería verde y surrealismo en las primeras horas de la Cumbre del clima
“No estamos haciendo lo suficiente, ni siquiera nos acercamos”, señala el presidente del Panel intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC) ante unos líderes del mundo que han hablado de frenar la crisis climática sin poner hechos sobre la mesa.
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
“Tic, tac, toma medidas, únete a nuestra energía. Bienvenidos a la COP25”. “¿Te dirige tu energía a un mundo más sostenible?”. La pantalla gigante que da la bienvenida a la 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) pasa uno tras otro los anuncios de los patrocinadores del evento. La primera frase es del de Endesa, compañía más contaminante —con mucho— del Estado español. La segunda es del de Iberdrola, sexta empresa más sucia. Entre medias se cuela un surrealista reclamo: “No compres Coca-Cola si no vamos a reciclar juntos”. Coca-Cola forma parte de Ecoembes, el ente empresarial integrado por la patronal envasadora que monopoliza un sector del reciclado en España que, hablando de envases, solo reutiliza un 30% de las latas, botellas y bricks que produce, a pesar de que por ley debería hacerse cargo del 100%.
Desde una perspectiva medioambiental, todo rezuma surrealismo en esta COP25, empezando por el paseo de entrada a la Cumbre con paneles turísticos donde se pueden ver imágenes de un Chile que rechazó a un mes de su comienzo albergar el encuentro. Sebastián Piñera, presidente del país andino, ni siquiera aparecía en el arranque de la COP y lanzaba su mensaje vía internet. “El compromiso de Chile en la lucha contra el calentamiento global es claro, firme y contundente”, señalaba desde la pantalla, “por eso duele no estar en Madrid, pero siento que mi deber es estar en Chile enfrentando los duros tiempos que hemos vivido”.
Crisis climática
Estas son las diez empresas que más contribuyen al cambio climático en España
Endesa, la empresa más contaminante del país, expulsa a la atmósfera el 23% de las emisiones industriales y el 9% de las totales, según el informe Big Polluters in Spain 2019, del Observatorio de Sostenibilidad. Las diez compañías más sucias lanzan el 62% de las emisiones fijas y el 25% de las de todo el país.
Desde la Cumbre Social por el Clima (CSC), donde se aglutinan los colectivos y asociaciones de la sociedad civil que luchan por incrementar de forma real y sin palabrería la ambición climática, no ven de la misma forma el compromiso chileno: “La explosión social chilena y su brutal represión nos muestra que la crisis civilizatoria que vivimos es también una crisis democrática”, señalan.
Asimismo, las organizaciones integradas en la CSC han recordado que “las decisiones unilaterales del gobierno chileno de Sebastián Piñera de cancelar la celebración de la COP 25 en Chile —ignorando a los movimientos sociales chilenos y del resto de América Latina y su trabajo previo de meses— y del gobierno de Pedro Sánchez de acoger el evento, obligan a los movimientos sociales del Estado español a tomar un relevo sobre el que no han sido consultados, en un marco temporal casi inasumible para garantizar una participación y contestación social adecuadas”.
Porcentajes
Piñera ausente, era la ministra de Medio Ambiente chilena y presidenta entrante de la COP, Carolina Schmidt, la encargada de realizar la apertura oficial del encuentro. “El mundo nos está mirando, es tiempo de actuar”, señalaba Schmidt, quien aseguraba que tenía “personalmente mucha confianza en esta nueva COP. El espíritu de colaboración y de cooperación que necesitamos está presentes aquí desde el minuto cero”.
COP25
Comienza la cumbre del clima más a contrarreloj
Entre el 2 y el 13 de diciembre Madrid acoge la COP25, el evento que debería terminar de concretar la puesta en marcha del Acuerdo de París y ampliar la ambición climática de un planeta que, hoy por hoy, se dirige a un aumento de la temperatura media de 3,5ºC.
Pedro Sánchez seguía por la senda de las buenas palabras en la jornada entrante de la Cumbre pero evitaba decir si España aumentará su exiguo 20% de reducción emisiones de gases de efecto invernadero comprometido para 2030. Un número muy lejano del 65% que pide la comunidad científica y del 40% que plantea la Unión Europea en su conjunto, cifra esta última que se prevé que aumente al 50% durante la COP.
Sí afirmaba el mandatario español, sin embargo, que “España está lista para dar ese paso al frente, e incrementar el ritmo de reducción de emisiones comprometido para 2030”. “Hoy, por fortuna, solo un puñado de fanáticos niegan la evidencia”, añadía Sánchez, quien abogaba por “pasar de las palabras a la acción” en un año en que las emisiones de gases de efecto invernadero han vuelto a marcar máximos históricos.
El surrealismo continuaba con un alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, paseándose por la cumbre y señalando sin despeinarse que espera que de la COP salga “un gran acuerdo climático”, añadiendo que son “las grandes ciudades del mundo” las que tienen que liderar ese cambio. En el aire queda si considera que Madrid está entre ellas, dado el interés del mandatario local en intentar frenar una de las medidas más ambiciosas en materia de contaminación y emergencia climática que la ciudad ha puesto en marcha: Madrid Central.
Medios de comunicación
Endesa, empresa líder en emisiones contaminantes, compra la portada de los principales diarios
Endesa paga una campaña de publicidad que copa las portadas de los principales diarios el mismo día que comienza la cumbre COP25.
Dosis de realidad
La realidad, sin embargo, la ponía sobre la mesa el surcoreano Hoesung Lee, presidente del panel intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), quien era invitado a hablar ante el público en la ceremonia de apertura. “A pesar de que ha mejorado la comprensión del cambio climático, es evidente que no estamos haciendo suficiente, ni siquiera nos acercamos”, señalaba el científico, quien ha recordado a los mandatarios que las naciones están haciendo “lo contrario” que deberían hacer para frenar la emergencia.
“Los impactos del calentamiento global indican que son mucho más graves de lo que pensábamos antes”, cerraba Lee. “Si seguimos por este camino corremos el peligro de que aumente más la temperatura y esto tendrá un efecto y unas consecuencias terribles sobre la humanidad. Amenazará nuestra propia existencia”.
En dos semanas de cumbre veremos si los gobiernos del mundo hacen caso a Lee y a la comunidad científica, o siguen por la vía de la palabrería verde sin hechos que la respalden.
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Las palabrería hueca es otro gas de efecto invernadero.
Hay gobiernos favorables al calentamiento del planeta:
EEUU pretende colonizar Groenlandia.
Rusia pretende hacer cultivable la estepa rusa o tundra.
Y la extrema derecha europea se frota las manos negando una crisis climática que llenará de refugiados climáticos las fronteras y les permitirá acercarse al poder.
No niegan el cambio climático, están a favor porque se benefician de él.
Vivimos en tiempos de hipocresía política (ahora llamada postureo) y esto no posdía ser muy diferente.
El problema no es realmente el cambio del clima; el problema es que el planeta está sobrepoblado y empezamos asufrir sus consecuencias: climáticas, medioambientales y de recursos.
El capitalismo se sostiene en el crecimiento contínuo, algo que evidentemente no puede ser indefinido, por lo que el capitalismo tampoco.
La población del planeta tampoco puede crecer indefinidamente. Los recursos naturales son limitados.
No es posible evitar el cambio climático de forma aislada. Hay que entender que forma parte de un problemas mucho más serio.
¿Te refieres a la superpoblación de la España vaciada?
¿O a la natalidad en regresión en este país?
Cada vez que oigo a alguien decir que sobra gente en el mundo, le pregunto:
¿Estás dispuesto a hacer una contribución personal con tu vida?
¿Te das cuenta de que si todos vivieramos como el marroquí medio todavía podría aumentar mucho la población?
Pero no, ordenamos a los pobres que no tengan hijos mientras aspiramos a vivir como los estadounidenses que, curiosamente, no hacen nada para resolver la crisis climática a la que contribuyen mucho más que otros.
No importa cuantras privaciones puedas hacer. Tarde a o temprano se alcanzará el límite de subsistencia del planeta.
Antes nos alcanzará el colapso de la religión del crecimiento infinito.
Es el sino de una especie que no quiere renunciar a vivir como si el clima y sus consecuencias no fueran con ella.
El problema real es que sobramos gente en el Mundo que consumimos por encima de la capacidad de carga del Planeta. Y ahí no estamos para dar consejos los que habitamos y aceptamos el modelo económico europeo, estadounidense u occidental, así en general, sea lo que sea ese concepto de occidente. El modo de vida de un habitante de una aldea de Malaui por ejemplo es infinitamente más sostenible que el nuestro. El modo de vida de un saudí o un londinense o un neoyorquino son un disparate suicida para la especie humana, además de para otros seres vivos que comparten nuestra Casa Común. Malaui es de los países más superpoblados de África, su índice de nacimientos sería brutal en un país occidental. Su esperanza de vida es inmoral, aunque a los países desarrollados esto último nos importa una mierda. Esa es la moral y la cultura de los supuestamente avanzados humanos que habitamos el Norte rico y opulento.