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El Salto
La pandemia en El Salto: poner la información al servicio de la salud
En esta carta abierta, Sara Plaza, coordinadora de sanidad en El Salto, repasa la cobertura que hemos realizado de la crisis sanitaria durante este fatídico año que ya termina y emplaza a nuestras lectoras y lectores a respaldar con su suscripción nuestra apuesta de crecimiento para el 2021.
Fue una mañana de marzo de principios de confinamiento. Recuerdo el hilo de noticias que se deslizaba por algunos medios dando los primeros datos descontextualizados sobre muertes en residencias, al mismo tiempo que mi teléfono no paraba de sonar. Desde El Salto ya habíamos preparado algunos reportajes sobre estos centros, analizando principalmente su carencia de personal, las paupérrimas condiciones de residentes y trabajadoras y el tipo de empresas que estaban gestionando con miserias los geriátricos.
Los fondos buitre planeaban ya sobre el negocio y para algunas de nosotras los nombres de DomusVi o Amavir no eran ajenos. Por vía WhatsApp, Telegram y Facebook, familiares de residentes y trabajadoras, que ya habían participado en nuestras informaciones, me contactaban ante la gran incertidumbre reinante. Las residencias eran búnkeres y en su interior la precariedad, la ausencia de material de protección y los pocos espacios disponibles para llevar a cabo aislamientos efectivos eran el caldo de cultivo perfecto para la expansión del virus. Tenían miedo. Las trabajadoras porque asistían con impotencia ante lo que se intuía una tragedia y los familiares porque no tenían noticias. Querían hablar para que se supiera y para saber. Y empezamos a darles espacio. Ese fue uno de los frentes con los que El Salto arrancó la cobertura de la pandemia.
Poco a poco empezaron a llegar los testimonios sobre la no derivación de residentes a hospitales. La sensación de impotencia de muchas personas que denunciaban que un familiar había muerto en soledad y sin oxígenoterapia. Hasta nuestras puertas llegaban denuncias tan duras como difíciles de probar. Faltaba todavía para que trascendieran los documentos con criterios de no derivación firmados por responsables políticos que más tarde publicamos.
Tuvimos difíciles debates sobre cómo canalizar toda esa información.
También comenzaban a llegar testimonios desde los hospitales. Recibíamos noticias de la aplicación de criterios selectivos para el uso de respiradores. Debatíamos sobre si aquellas informaciones debían trascender inmediatamente, pues ante una situación inédita como esa a la que nos enfrentábamos no sabíamos si era mejor no alimentar el alarmismo o dejar constancia de lo que estaba pasando. Elegimos lo segundo. Pero intentamos también contextualizar y analizar el estado previo de la sanidad pública. Sabíamos que detrás de la escasez de materiales y de personal estaban en buena medida las décadas de recortes y de privatización. Si bien una catástrofe de estas dimensiones era impredecible, partíamos de un debilitado sistema de salud que poco ayudaba a frenar al virus. Nuestra revista de julio trató de analizar todos los pormenores que nos habían llevado hasta este estado.
Iban pasando los meses y la estupefacción inicial se iba convirtiendo en rabia. Entre la ciudadanía y entre el personal sanitario. La improvisación, que pudiera verse justificada en los primeros compases, iba ahondando en la precarización de los sectores sanitarios y se imponían medidas restrictivas que no venían acompañadas del refuerzo de la atención primaria, clave para atajar la pandemia. Como medio que siempre ha cedido espacio a las luchas laborales empezamos a difundir las primeras protestas de la desescalada. Tras los aplausos llegaron las concentraciones a las puertas de los centros sanitarios. Luego las huelgas en los diferentes sectores. Y, finalmente, la oposición a mastodónticas y cuestionadas soluciones como el Hospital Isabel Zendal.
Y en esas estamos. Gracias a tu apoyo seguiremos haciendo la labor de auditar el gasto público sanitario, al tiempo que denunciamos las condiciones laborales del personal. Seguiremos desvelando lo que ocurre dentro de las residencias, dentro de los hospitales y dentro de los centros de salud. Recogiendo las demandas y también las victorias. Incidiendo en la salud como un derecho universal que debe estar cubierto al 100% para que ninguna pandemia nos pille al descubierto.
Desde El Salto tenemos claro que hay que poner la información al servicio de la salud. Sabemos que, más allá de intereses mercantiles, el derecho a la vida, pero a una que merezca ser vivida, debe de estar en el centro.
Y esa es la principal inquietud que compartimos contigo.
Como os comentamos en nuestra última comunicación, hemos dado un salto adelante y, contra toda lógica empresarial, hemos apostado por crecer para ofrecerte más periodistas, más contenidos, mejores análisis y nuevas temáticas que ayuden a alumbrar una realidad que últimamente nos atenaza con excesiva frecuencia. Pero este crecimiento es una apuesta que necesitamos que respaldes con tu suscripción.
Entendemos que ahora es más necesario que nunca asegurar balcones como El Salto desde donde poder contemplar el mundo de una forma diferente para construir juntos y juntas alternativas esperanzadoras. Tenemos el horizonte de llegar a las 10.000 suscripciones. Necesitamos que nos concedas tres minutos, que pinches en este enlace, te suscribas y empieces a formar parte de El Salto.
Muchas gracias por entender la importancia que tiene cada suscripción.
Nos leemos en 2021.
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Buenísimo artículo de autobombo. Me parece de interés para todos completarlo con la respuesta de la redacción de El Salto a mi consulta por la despublicación de dos artículos sobre el tema, de Jose.R. Loayssa, y mi réplica que ya no obtuvo ninguna respuesta por lo que solicité mi baja como suscriptor:
“En cuanto a los artículos que refieres, la decisión de El Salto ha sido consensuada entre toda la redacción. Con el primer artículo, que era un resumen de un libro que se encuentran promocionando los autores del texto, discrepábamos en algunos datos que cuestionaban la virulencia del covid-19 y en el sentir general que venía a minimizar la pandemia, lo que no nos parece de recibo, teniendo en cuenta el drama que se ha vivido en muchas de las familias de nuestras lectoras y lectores y las dificultades que siguen teniendo aquellas y aquellos que sufren covid persistente. Tras su retirada consensuada, los escritores comenzaron una campaña de desprestigio hacia El Salto, muy enfocada a la venta de su libro, por lo que decidimos no volver a publicar nada más de ellos. Estos son los motivos que esperamos que comprendas. “
Mi réplica:
“ Antes que nada agradecer vuestra respuesta a mi consulta.
Aun así, me quedo un tanto perplejo ante las razones por las que habéis decidido la despublicación de esos dos últimos artículos del autor citado, me parece, como decís vosotros, “que no son de recibo” , viniendo de un medio, como el Salto, que se declara crítico.
Paso a comentaros algunos de los porqués de mi asombro intentando no alargarme demasiado.
Comenzando por la ¿razón? que esgrimís del “sentir general”, he de decir que no encuentro que ése sea ningún tipo de razonamiento crítico, y me alarma. Sí con el “sentir general” os queréis referir al de la gente de la calle, por ese mismo motivo se podría cerrar ya este diario, ¿no? ¿Es un ‘sentir general’ la necesidad de un medio de comunicación como El Salto?¿Es que en El Salto se hace periodismo para seguir el sentir general o para indagar, analizar y poner en cuestión ese “supuesto” sentir general? Y más cuando, como supongo que no se os escapa, ese ‘sentir general’ referido a la cuestión del virus, está directamente influido -si no impuesto- por el discurso oficial a través de la mayor parte de medios de ‘comunicación’ de manera antes nunca vista, eliminando toda crítica razonada y dando pábulo a las teorías más descabelladas con el fin de desacreditar las discrepancias serias.
Si, por otro lado, os estáis refiriendo al sentir general de los socios de El Salto, me parece que con que reviséis por encima los comentarios a los artículos que aparecieron en su momento, podréis comprobar que, para una mayoría bastante amplia, tales artículos son bien calificados e incluso reclamados como necesarios en medio de un asentimiento casi “militar” con el discurso oficial por parte de la mayoría de los demás medios.
La segunda razón de desacuerdo por vuestra parte, la de “minimizar la pandemia”, me/os pregunto: ¿Es que no se puede cuestionar razonadamente la dimensión de la pandemia e incluso si se la debe denominar así o simplemente epidemia? ¿Con la Iglesia hemos topado? ¿Hay límites a la hora de analizar algo? En ninguna parte de los artículos mencionados he encontrado declaraciones extravagantes, conspiranoicas, ni opiniones de ese cariz sino que, desde una perspectiva claramente contestataria y de izquierdas, se cuestionan previsiones, datos y las políticas represivas empleadas a consecuencia de esos datos cuestionados.
En cuanto a vuestra discrepancia con “algunos datos que cuestionaban la virulencia del COVID-19 ”. Puede ocurrir que no se esté de acuerdo con ciertos datos pero no creo que sea la mejor manera de actuar por parte de El Salto la de despublicarlos sin más y sin contactar con el autor. ¿No sería mejor reflejar en el periódico que la redacción del diario no comparte plenamente esas cifras, o contrastarlas y publicar los datos que la redacción o algún especialista sí creen correctos? Me parece que somos los lectores los que debemos sacar las conclusiones o al menos que se nos informe públicamente del por qué de estas decisiones, especialmente cuando el tema tiene gran relevancia, como es el caso de este virus que está cambiando - y no para mejor- tantas cosas.
En referencia a vuestra frase: “el drama que se ha vivido en muchas familias…”, se me ocurren, puestos así, unos cuantos ejemplos,( ya fuera el dolor de las víctimas de la guerra del Vietnam, el de la banda terrorista tal, etc…), en que se hubiera tenido que guardar silencio, no investigar, cuestionar, ni analizar los conflictos “por (respeto) al drama vivido en muchas familias” con hijos o parientes fallecidos en ellos. Precisamente por el dolor de las víctimas, las causadas por el virus y las otras, las que padecemos las ‘bendiciones’ de la industria farmacéutica (¿hace falta recordar que, desde hace años, sus intereses nada tienen que ver con la salud de la gente común y corriente?) así como las medidas represivas tomadas ‘manu militari’ por los gobiernos, se hace más necesario que nunca - y especialmente en un diario crítico- dar voz a los que cuestionan con razonamientos esas actitudes -estemos o no totalmente de acuerdo con sus argumentos -. Me parece que silenciar estas voces es contribuir al adoctrinamiento de la gente y la mejor ayuda para que la extrema derecha crezca entre los ‘descontentos’ y se reclame como la única “incorrecta” políticamente y alternativa al sistema. Sorprende que acuséis a esa extrema derecha de azuzar el alarmismo cuando no hay más que ver la televisión o leer cualquier diario, para percatarse de dónde procede el grueso del alarmismo y que, El Salto mismo, al despublicar un artículo que pone en cuestión ese ‘alarmismo’, se esté sumando de alguna manera a él.
Por fin, y respecto a lo que señaláis como “campaña de desprestigio de los autores hacia El Salto”, me parecería adecuado que la compartieseis con los lectores. Yo tan solo encontré -y de ahí la consulta que os dirigí- la denuncia del autor del artículo por su despublicación sin ningún aviso o contacto con él, cosa que no negáis en vuestra carta. De ser eso cierto, no hay que equivocar denunciar con desprestigiar.
Haciendo públicas vuestras decisiones entenderemos también las razones que os han llevado a decidir no volver a publicar nada más de este autor, porque de no ser así no es difícil llegar a la conclusión de que, la de El Salto, es la típica censura con algo que molesta o coloca en situación difícil, ésa que tanto sufrimos en los otros medios y por lo que algunos somos socios de este diario -y anteriormente de Diagonal- desde hace tantos años, sin necesariamente compartir todo lo que se publica en él.
Salud.”
http://www.lahaine.org/est_espanol.php/3informe-y-analisis-del-farmaco
No pongáis enlaces de sitios sectarios y desinformación,gracias.
Gracias inmensas por el enlace... Es práctiamente imposible leer información de calidad, seria, lúcida y honesta con relación al asunto de las vacunas.
Si se ataca tanto a Ayuso es porque no para de subir en intención de voto y unidas podemos pierde apoyo
Os habéis convertido en el medio de referencia para mí porque no os dedicasteis a recitar fríos datos médicos desprovistos de cualquier realidad social. Gracias por vuestro trabajo. Yo os recomiendo mucho.
Ser honestas, recordar el articulo de la entrevista al “medico” que negaba la pandemia...las lectoras tenemos memoria
Ese médico del que ni te acuerdas cómo se llama, y del que desconoces cual es su capacitación académica y profesional, no negaba la enfermedad producida por el virus, negaba como mucha gente con un mínimo de espíritu crítico la dimensión y tantas falsedades sobre la pandemia. ¿Cuál es el problema, el virus, o un sistema público de salud bajo mínimos, o las residencias de mayores sin recursos suficientes para atenderlos, o la pobreza sistémica de buena parte de la población?, ¿el problema es el virus, o un sistema podrido y corrupto que nos machaca?, eso es lo que decía aquel médico. Y la consecuencia del problema es la muerte de decenas de miles de personas, sea por un virus, por hambre, o por lo que sea. Gracias
Eso no es así. Cuando ya se reconoció todo el tema y ya no seria como mucho algunos casos aislados y se cambio de versión, en este medio siendo tan flagrante la metedura de pata con el articulo se retracto del mismo. La ideología es lo que tiene. En este caso se pensaban que el articulo seria la corriente que abrazaría la izquierda en este tema y no fue así.
Muchas gracias de corazón por darnos voz a lxs trabajadores sanitarios frente a la corrupción que corroe sanidad