Fútbol a este lado
Poesía de guardia

Se quejan algunos de que los niños ya no juegan al aire libre pero cabe preguntarse si esos lamentos proceden de adultos que han abrazado —por voluntad o inercia, tanto da— las leyes del mercado, la meritocracia y el urbanismo antipersona, siempre en pugna con la diversión.
Iglesia tejado balones
7 abr 2022 06:00

Han llovido balones. Eso han dicho algunos poetas de guardia. ¿Y quién no vive de guardia hoy? Lo han verbalizado esos a los que les tocaba esa labor, la de que este mundo ramplón no abandone cierto encantamiento, en Ascoli Piceno. Allí, en la región de las Marcas, a los pies de los Apeninos en paisajes italianos que no has visto en stories, una grúa ha descolgado un montón de pelotas de fútbol del techo de una iglesia del siglo XI durante los trabajos de limpieza del templo.

El operario de la máquina, prosista en turno de mañana, bajaba cueros y plásticos más desinflados que los ojos de los rapsodas que escuchaban una de las siete trompetas del apocalipsis cuando aquellas masas relativamente esféricas golpeaban el suelo. “¡Es la prueba de que todo está perdido!”, decían sus dedos antes que sus bocas. “Los balones de la libertad”, tituló uno en su cabeza. Negaban a la vez que sonreían. El fin del mundo les daba la razón y eso parecía compensarles. “¿De cuándo debe de ser el último? Ya los niños no juegan en la calle”, se arrancó otro que nadie supo si era más triste o más tímido.

Todos sabemos que habla bien de un dirigente que allí donde este mande, el juego suavice la vida de sus subalternos

El alcalde les tachó medio poema. Alguno ya andaba rimando aquellos balones varados en Ascoli con el Cristo que paró en Eboli. Había a sus pies, a la puerta de la iglesia, balones de los años 70, es cierto. De cuando tenían nombre: Tango, Super Santos, Azteca, Etrusco, Questra. Pero también otros actuales, ha dicho el alcalde, “aquí se siguen echando partidos”. Todos sabemos que habla bien de un dirigente que allí donde este mande, el juego suavice la vida de sus subalternos. Como Italia es un país que a la casualidad le llama caso, muchos presentes pudieron acordarse de la expresión jugar alla viva il parroco, que es como se dice la manera en que tenían lugar aquellos partidos. Un todos con-y-contra todos, sin límite de edades, tamaños y jugadores corriendo tras el balón. Con los tejados, jardines vallados y balcones de alrededor, triángulos de las Bermudas, mirando golosos la pelota.

Un tiro metiendo el empeine demasiado bajo. Un rebote o despeje malasombra y todos los ojos seguían la trayectoria de aquel particular transbordador Challenger redondo mientras rezaban al dios de guardia que no fuera la última vez que lo verían. Algunos jugadores maldicen sin saberlo que hasta en el bolero “Bésame mucho” el protagonista ha sabido saborear la miel antes del fin. Cuando el balón se cuela en sitio problemático, puede que algunos no hayan ni rascado bola aún. Es difícil hacer una chilena entre palomas y ancianos. Además, cuidado si pasa la policía: son lo contrario a los poetas y a veces les gusta sancionar la belleza. Cuando el balón se cuela, decimos, casi ningún pequeño futbolista ha marcado el golazo con el que fantaseaba. Sentado en el respaldo de un banco cercano, el diablo de El maestro y Margarita sigue la jugada y les grita el “te lo dije” más aterrador de la existencia humana: ¡lo malo no es la mortalidad, sino encontrarla de repente! Remolino junto a la valla, mirada hacia las tejas, retinas clavadas en los barrotes de un balcón. Allí, aunque no se vea, está el balón, en lugares tan desconocidos que los niños han hecho, para reducir incertidumbre, lo mismo que los adultos con la vida en general para hacerla más amable. Narrarlos mucho.

A balón secuestrado comenzaba el festival de la palabra. Los primeros participantes eran habitualmente los implicados directos, el dueño de la bola y el último en tocarla. La ley de la botella, el que la tira va a por ella. La del vaso, el que la tira no hace caso. Este último recibe la presión del grupo que quiere seguir jugando. Se le puede increpar como listo, tienes que ir tú pero no cosas peores para no enfadarlo.

Popularmente, la lengua suele estar al servicio de la supervivencia, recuérdenlo cuando se pregunten por qué una cajera habla menos que un filósofo pudiendo decir mucho más

Popularmente, la lengua suele estar al servicio de la supervivencia, recuérdenlo cuando se pregunten por qué una cajera habla menos que un filósofo pudiendo decir mucho más. Se agolpaban entonces los mitos del barrio. Ventanas con cristales de azúcar que se rompían con la volea más fofa. Personajes que acechaban, sin salir de casa, deseando que llegase un balón a sus dominios para cobrarse un peaje horribles. Solterones y cojas, camisetas imperio y viudas, dobles paredes y, ahí, un hueco atroz donde solo cabes así, a trozos. Tus padres buscándote toda la vida, llorando en las televisiones por culpa de la lamentable puntería del crío. Si te encontraban, la cosa sería peor durante el entierro. “Un delantero infame, señora”, diría algún presente como pésame. Nadie quiere eso, pero tampoco ser el Hansel o la Gretel del barrio.

Al final, el temible sacamantecas y la sajadora vocacional solían devolver el balón sin que mediase nuestro allanamiento de su morada. No puede decirse que fueran amables. No tenían por qué serlo, cansados de nuestros ruidos y golpes que quizá, y esto solo lo piensas años después, se clavaban en existencias solitarias, desdichadas, pero solo cultivadoras de un propio tormento y nunca exportadoras de este. Creyendo la leyenda, solo estábamos honrando una tradición futbolística. Se lo contó el exfutbolista John Robertson, a quien mucha gente aseguraba haber visto fumando un cigarro antes de sacar un córner, con estas palabras al escritor Galder Reguera: “Que haya más de un testigo no implica que algo sea verdad”. Otro, Stanley Matthews, sí alimentó el mito no comprobado de que se había peinado durante un partido y llegó a exhibir un peine como prueba a la que sus propios compañeros daban poca credibilidad. En El hombre que mató a Liberty Valance se lo dicen muy clarito a James Stewart: “Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda”.

Somos muchos quienes nos hemos preguntado si esta afición, especialmente en tiempos terribles y estos lo son, es una traición a la realidad

Releo, cinco años después y con doble alegría, Hijos del fútbol de Reguera. El libro, uno de los más bellos y honestos que se han escrito pivotando sobre este juego para hablar de la vida, ha sido convenientemente reeditado por Seix Barral. Somos muchos quienes, como él, nos hemos preguntado si esta afición, especialmente en tiempos terribles y estos lo son, es una traición a la realidad. Lo que es peor, si lo es al sufrimiento de nuestros seres semejantes, cercanos, queridos.

Sospechamos que si resucitásemos y volviéramos a la Tierra por un día, una de las cosas que haríamos es averiguar cómo va nuestro equipo. Contrariando a lo que tienden a pensar algunos de sus críticos, no es algo de lo que los aficionados suelan enorgullecerse. Pero qué le vamos a hacer si ese refugio temporal funciona. Nadie reza a un dios que le deja en visto.

Ese dios, tampoco nos engañemos a este lado, no es únicamente el balón. Está unido a recuerdos de infancia, tiempo al que se le ha cantado tanto que a veces se olvida una de sus menos bucólicas definiciones. Cuando el reloj tiene que ver con digestiones para bañarte, mucho más con esperar que con producir. Más con el ansia de sentir el acelerador en la planta que con la de hundir todo tu peso en el freno. Cuando el capital, indetectable luego en radiografías, no ha empezado aún a conquistarte por dentro. La perfección es ser niño en verano de Mundial, escribe Reguera. Vemos ya jugar a nietos de futbolistas con los que crecimos, como el de Ian Wright. Se quejan algunos de que los niños ya no juegan al aire libre pero cabe preguntarse si esos lamentos proceden de adultos que han abrazado —por voluntad o inercia, tanto da— las leyes del mercado, la meritocracia y el urbanismo antipersona, siempre en pugna con la diversión. ¿Puede un poeta obviar las duras y estar solo a maduras? Que lo piense quien le eche la culpa a los teléfonos mientras le rellena agendas de ministro a su hijo.

El balón besa o perfora la red. Pobre del que entre en la portería sin más, porque corre el riesgo, como le pasa a lo que en esta vida se da por hecho, de quedarse sin nadie que le cante

Ah, interesados poetas ascuasardinistas, rentistas de la belleza ajenos al doble check de tareas cotidianas. Olvidan que un exitoso chut de trueno comenzó con una recuperación del lateral. No les van las medias tintas. El balón besa o perfora la red. Pobre del que entre en la portería sin más, porque corre el riesgo, como le pasa a lo que en esta vida se da por hecho, de quedarse sin nadie que le cante. El tiempo ya no corre, está fugado, en busca y captura. El meme del Capitán Haddock está mal. No es que todavía sea miércoles, es que cómo es posible que ya sea miércoles. Ser niño en verano de Mundial. Este verano debía ser uno en el que al menos se cumplan la segunda y tercera parte de esa ecuación. Nos quedamos solo con una. Toca Mundial y por primera vez será en invierno. La tentación del aficionado es recluirse en Villa Diodati con Lord Byron y Mary Shelley a aliviar con leyendas de fantasmas las cosechas arruinadas. Deseando que, en algún paseo por el lago cercano a la finca, encontrásemos un balón ahí, flotando extraviado. Recordaríamos entonces que siempre hay un poeta de guardia y recitaríamos las palabras de Kirmen Uribe. “Si estaba lejos se le echaban piedrecitas para que se acercara a la orilla. Las piedras creaban ondas, pequeñas olas que se hacían cada vez mayores”.

Arquivado en: Fútbol a este lado
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Fútbol a este lado
Fútbol a este lado Bar Nostalgia
¿Sería una desconsideración hacia su yo de infancia no cruzar la puerta? ¿Era posible capturar un tiempo más allá de imágenes, sabores y olores?
Fútbol a este lado
Fútbol a este lado Aquí nadie está solo
El estadio, como la parroquia y el pub, era una casa común. Tres lugares donde buscarle al mundo si no un sentido, sí una narrativa.
Fútbol a este lado
Fútbol a este lado Cromos del futuro
En la memoria oficial convenientemente construida a base de melancolía, los cromos juegan un papel importante. El suspiro que se nos escapa pensando en aquellos antiguos es inevitable.
Bea
7/4/2022 9:44

De bastante interés. Eres luminoso

2
0
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Pontevedra
Ecoloxismo Unha investigación revela alta contaminación por nitratos en augas superficiais da comarca do Deza
Os resultados da análise de Ecoloxistas en Acción, con máis de 80 puntos de mostraxe, reflicten concentracións xeneralizadas e moi altas de NO3. Só o 19% das augas superficiais analizadas están “fóra de toda sospeita”.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.