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Globalización
Los procesos que determinarán la política internacional en 2018
El vacío dejado por la política exterior norteamericana, las clases medias de los países emergentes o la presión sobre la deuda soberana, entre los factores identificados por el thin tank barcelonés CIDOB.
El Centro de Documentación Internacional de Barcelona (CIDOB) han identificado en un informe 10 tendencias globales de fondo que condicionarán buena parte de la política internacional en el año en el que las mujeres saudíes podrán tener derecho a conducir (desde el 24 de junio), ocho de cada diez personas con derecho a voto en el continente americano están llamadas a participar en diferentes procesos electorales estatales y se juega el mundial masculino de fútbol. Por cierto, en Rusia, país que con toda probabilidad tendrá a Vladimir Putin de presidente si es reelegido para su cuarto mandato en las presidenciales de marzo.
Para el CIDOB, 2018 verá intensificarse los síntomas que permiten hablar de una crisis de orden global. Entre esta tendencias de fondo, el informe destaca cuestiones como la retirada de EE UU de sus compromisos internacionales, el cambio tecnológico, el control sobre los flujos de mercancías y de información (más que sobre los territorios) o la mayor presión sobre la deuda de los Estados como consecuencia de las subidas de tipos de interés proyectadas por los principales bancos centrales. En 2018, concluyen, “no asistiremos a un cambio de orden, pero no podemos postergar el debate sobre la posible obsolescencia del actual”. El informe está coordinado por Eduard Soler i Lecha y en él han participado 27 expertas y expertos de este think tank dedicado al estudio, la investigación y el análisis de temas internacionales. Clases medias y estado del bienestar
Clases medias globales y Estado del Bienestar
Las clases medias globales tienen un diferente punto de partida, según procedan de los países centrales en el capitalismo del siglo XX o de los países con economías emergentes en el siglo XXI. “En 2018, el desplazamiento del poder político y económico hacia las clases medias de las economías emergentes proseguirá. Esto impulsará el consumo pero también intensificará el reto climático y la gestión de la frustración de todos aquellos que se sienten expulsados de estas dinámicas de crecimiento”. La gestión de estos temores puede verse impulsada en un sentido u otro si, como prevén los y las analistas del CIDOB, la financiación de los Estados del Bienestar sigue viéndose condicionada por los mercados de deuda y el dumping fiscal de las multinacionales. En este apartado sobre cómo el sostenimiento de los Estados del bienestar es central para la reproducción de las clases medias globales, el CIDOB destaca dos tendencias: el comienzo del fin de las medidas de estímulo monetario con las que las principales economías mundiales respondieron a la crisis de 2008 y los pleitos fiscales entre las multinacionales tecnológicas y determinados Estados o grupos de Estados.
Para el CIDOB, 2018 verá intensificarse los síntomas que permiten hablar de una crisis de orden global
Sobre la primera de estas tendencias, desde este mismo mes el Banco Central Europeo ha reducido a la mitad (de 60.000 millones a 30.000) la cantidad mensual que destina a comprar deuda de los Estados y de empresas europeas. La institución presidida por Mario Draghi ha dejado para más adelante las subidas de los tipos de interés, pero este camino ya lo ha iniciado la reserva federal estadounidense en 2017, y desde el mes de octubre de 2018 el banco central norteamericano comenzará a deshacerse de los títulos de deuda que fue adquiriendo tras la crisis financiera de 2008. Además del impacto de estas medidas sobre las deudas públicas, “la sensación de urgencia irá aumentando ante la constatación de que hay tendencias de fondo en el ámbito de la robotización y la digitalización de la economía que todavía pueden añadir más tensión sobre unos estados del bienestar estrangulados”.
En el primer trimestre del año se conocerá si Apple paga los impuestos que debe a la Hacienda irlandesa y cómo proseguirá la Comisión Europea su combate contra la ingeniería fiscal de las grandes multinacionales. “Habrá líderes políticos dispuestos a hacer de este tema una bandera para ganarse el favor de las clases medias. Si el entramado financiero y el crimen organizado sienten que sus refugios ya no son seguros, no se resignarán sino que explorarán vías alternativas como la vuelta al dinero en metálico o en valores refugio del tipo oro, materias primas o sector inmobiliario, y continuarán alimentando burbujas especulativas como el Bitcoin”.
Un foso que no parará las migraciones pero sí las redirigirá
En los últimos años ha hecho fortuna la imagen de una Europa o de una América fortaleza frente a la entrada de quienes -por motivos económicos, climáticos o por persecución política, ideológica o sexual- intentan entrar en estos territorios. Para el CIDOB, más que de fortaleza cabe hablar de un “foso”: un conjunto de medidas logísticas, técnicas y discursivas en el que “los flujos serán redirigidos y encontrarán más obstáculos. La construcción de muros y vallas y la instalación de mecanismos de vigilancia se establecen en espacios cada vez más alejados y difíciles de cubrir por parte de periodistas y organizaciones humanitarias”.
En septiembre, se negociará en el marco de la ONU el acuerdo Global Compact on Safe, Regular and Orderly Migration, “que intentará fijar unos estándares y poner un poco de orden a un tema que lleva años en el centro de la agenda global”. Para el CIDOB, no obstante, existen cada vez más dos órdenes migratorios: “el formal, basado en unos compromisos mínimos y vacíos de voluntad política, y el cotidiano, cada vez más fragmentado y reactivo”. Procesos electorales previstos para este año como el italiano, el húngaro, las ‘midterms’ norteamericanas o las conversaciones para formar gobierno en Alemania estarán atravesados también por el asunto de las migraciones y sus respuestas securitarias.
El vacío exterior de EE UU
El dictador norcoreano Kim Jong Un sabe que las cámaras están fijas en él y calcula sus golpes de efecto teniendo en cuenta este factor. El domingo utilizó su discurso de año nuevo para lanzar de nuevo su advertencia sobre EE UU: “el botón nuclear está siempre sobre mi mesa”. Si es o no otra bravuconada de Jong Un nadie lo sabe; que el escenario de fondo es la cada vez más disputada hegemonía estadounidense sobre la política internacional y sobre la política asiática en concreto nadie lo discute. En 2018, dice el CIDOB, “las dinámicas afroasiáticas condicionan más las políticas europeas y norteamericanas que no al revés”. Una tendencia debida, en parte, al impulso aislacionista de la administración de Trump sobre el conjunto de la política exterior norteamericana, y su retirada de importantes discusiones internacionales como las conversaciones de París sobre el cambio climático, o la cumbre migratoria de la ONU citada más abajo.
Y además, frente al vacío dejado por EE UU, CIDOB recalca importantes procesos multilaterales de ámbito regional y global liderados por China: “En 2018, veremos cómo prosigue la ambiciosa Belt and Road Initiative liderada por China: una red integrada de transporte marítimo y terrestre que conecta más estrechamente un vasto espacio afroeuroasiático. Esta iniciativa, junto con la probable culminación en 2018 del Regional Comprehensive Economic Partnership (un espacio comercial de Asia-Pacífico con China plenamente integrada), ilustra la visión geoeconómica de Pekín”.
Las ciudades quieren tener voz global
Conflictos “locales” ya vistos en 2017 -como la petición por parte del alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan, de un marco propio para la capital británica dentro del proceso de Brexit, las regulaciones municipales sobre empresas globales como Uber o AirBnb, los conflictos presupuestarios a partir de interpretaciones de las normas europeas o, en el ámbito de lo chusco, la república de Tabarnia como estrella local de la política ficción navideña- ocuparán un lugar cada vez más central en la política internacional.
En 2018 se profundizarán estas fricciones entre los gobiernos centrales y las ciudades en torno a cuestiones relacionadas con el cambio climático o con las migraciones. Para CEDOB, será importante ver cómo se adaptan las ciudades a la Agenda 2030, el pacto de la ONU que fija una serie de objetivos globales sobre desarrollo sostenible que incluye un apartado específico sobre ciudades y comunidades sostenibles. Especialmente si, como en el caso de EE UU, sus gobiernos centrales no han firmado los compromisos del acuerdo de París contra el cambio climático. CIDOB cita el ejemplo del movimiento de ciudades santuario en EE UU que rechazan algunas de las medidas anti inmigración de sus sucesivos gobiernos federales. En este y otros casos, “su desafío será conseguir que los sistemas de gobernanza mundiales reconozcan las ciudades como interlocutores de pleno derecho, y les permitan participar en las grandes negociaciones políticas, como las relativas al cambio climático o la agenda migratoria”.
Transición en la Europa post crisis
Si de algo no va corto Emmanuel Macron es de autoestima: “Mi elección es el inicio de un renacimiento francés y espero que europeo”, titulaba El País en la primera entrevista concedida por el presidente francés a 8 rotativos europeos tras su elección en mayo. Sea como sea, ese ha sido el tono usado por sus defensores globales, y ese es la promesa implícita de la supuesta renovación del eje franco-alemán como salvador de la Unión Europea. Para CEDOB, 2018 será un momento de transición en el orden europeo en el que resultarán especialmente decisivos los liderazgos de Macron o de la propia canciller alemana en funciones, Angela Merkel. Siempre según CEDOB, Macron se juega su suerte como líder europeo y global al desarrollo de su propio programa de gobierno, marcado por la desregulación laboral y también por los recortes. En el caso alemán, la posibilidad del liderazgo de Merkel está directamente condicionada por las conversaciones para formar Ejecutivo: tres meses después de las elecciones de septiembre, el país sigue sin gobierno.
El otro gran proceso político en este momento de Transición son las negociaciones en torno al Brexit. Para CEDOB, el acuerdo previsto para octubre “dará la temperatura a un clima que, si es constructivo, llevaría a un acuerdo win-win entre Londres y Bruselas, y la reforma del proyecto de integración europea tras el Brexit. Tendencias de fondo positivas (en la línea del discurso sobre el Estado de la Unión de Jean Claude Juncker el pasado septiembre): tras años de recesión y de anomia, el enfermo económico europeo parece recuperarse impulsado por buenas noticias en el empleo, el consumo interno y cifras record de producción industrial. Entre las negativas, CIDOB cita el sistema político italiano, que como muy tarde el 22 de mayo vuelve a pasar por elecciones en el país donde, “en comparación con otras sociedades europeas, menos ha aumentado la satisfacción y la voluntad de permanecer en la UE después del Brexit”.
Terrorismo: ¿quién rentabilizará la derrota de Isis?
La destrucción del proto Estado de Isis en Siria e Iraq no implica, según CEDOB, la desaparición de Isis como movimiento, “ni mucho menos el final de los atentados terroristas perpetrados en su nombre o en el de otras organizaciones de la constelación de Al-Qaeda”. Pero sobre el supuesto cadaver de Isis ya se alimentan, por un lado, las propias organizaciones yihadistas que pretendan llenar su vacío. En 2017 atentados como el de Mogadiscio o el de la mezquita del Sinaí (512 y 309 muertos, respectivamente) han supuesto nuevas cotas de violencia, y CEDOB pronostica que estas acciones proseguirán en 2018 caracterizadas por su relativo bajo coste y por estar realizadas de manera autónoma, “en ocasiones muy lejos de los escenarios de conflicto”.
Por otro lado, el informe señala que, desde Egipto hasta la propia Siria, “algunos gobiernos o líderes del Oriente Medio intentarán sacar rédito de la derrota del Estado Islámico y la utilizarán para reforzar su popularidad entre la población o su aceptabilidad entre la comunidad internacional”. Tanto Egipto como Iraq tienen convocatorias electorales este año. Dentro de las tendencias globales en 2018, el CIDOB hace mención aparte para la situación en la región africana del Sahel: la posibilidad de que la zona se convierta en la gran cantera del yihadismo es el gran motivo aducido para su creciente militarización: 16.000 unidades desplegadas por parte de distintos contingentes internacionales a los que este año se suma una misión con 5.000 tropas más aportadas por los países del G-5 (Burkina-Faso, Chad, Mauritania, Mali y Níger) e impulsada especialmente por la Unión Europea y la Unión Africana. No obstante, los propios intereses de Francia, la importancia del control migratorio lejos de las fronteras de la Unión Europea o las ambiciones de Marruecos y Libia también explican el interés por el control militar de la región.
América vota si continúa su giro a la derecha
En 2018 habrá elecciones en Brasil (octubre), México (1 de julio), Colombia (27 de mayo) Venezuela o EE UU (6 de noviembre). En un en escenario político tan polarizado como el americano, “la contienda no será por el centro sino por ver qué modelo prevalece sobre el del rival”. Y en esta contienda, pronostica CIDOB, la balanza la inclinará “paradójicamente” la clase media. Será este segmento social, favorecido por el desarrollo económico que ha coincidido con la llegada al poder de los gobiernos progresistas latinoamericanos en la década de los 2000, el que tendrá más peso para decidir si se confirma el giro a la derecha experimentado por la mayor parte de los países en la actual década.
En Colombia el eje izquierda-derecha se verá más diluido dado que son las primeras elecciones presidenciales tras el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC. La consolidación del acuerdo de paz pasa por la consolidación de las opciones pacíficas de las FARC más de treinta años después de que la izquierda política y social del país fuera literalmente masacrada por el terrorismo de Estado. En Brasil, los casos de corrupción y las políticas antisociales del gobierno de Temer pueden hacer que la población de una segunda oportunidad al PT, pese a los casos de corrupción y los recortes que ya había iniciado este partido en la etapa de Lula y Dilma. Una victoria de la derecha, según CIDOB, inclinaría por sí sola a todo el continente dado el peso cuantitativo y cualitativo de Brasil en la región.