La vida y ya
Perseguir una hoja

La calle, llena de viento, remueve el pelo de la nuca del nieto que no conoció al abuelo.
En memoria de los represaliados en la prisión de Valdenoceda (Burgos) entre 1939 y 1942
Placa en memoria de los represaliados en la prisión de Valdenoceda (Burgos) entre 1939 y 1942. Álvaro Minguito
9 jul 2023 07:43

Un rayo toca levemente el escalón de la entrada. Piedra antigua pisada muchas veces. Por pies de ahora, por pies de antes.

La calle, llena de viento, remueve el pelo de la nuca del nieto que no conoció al abuelo. Se puede ser nieto aunque el abuelo haya muerto. Aunque no se murió sino que lo mataron. No con las manos sino de un tiro. 

Quizás por eso sigue volviendo a sentarse en el escalón de piedra de una calle de pueblo llena de viento.

Y una niña que pasa corriendo persiguiendo la hoja de un olmo como si alcanzarla fuera lo único importante.

Esta es una historia corta, llena de huecos. No se sabe quién le habló al nieto de su abuelo ni por qué lo extraña sin haberlo conocido. Tampoco si la niña se percata del niño sentado en el escalón mientras trata de alcanzar la hoja. (Que él la mire a ella parece casi inevitable, se mueve como si fuera capaz de anticiparse al viento).

Tampoco se sabe si lo mataron por un conflicto que creció en espiral o porque vivía en un país donde no se podía pensar en voz alta y él no quiso dejar de hacerlo (aunque yo me inclino más por pensar en esto último).

De igual modo, no podríamos afirmar si el niño pide permiso a la niña para acompañarla en la tarea de la persecución de la hoja a la que el viento mueve a su antojo o decide tratar de alcanzarla para ofrecérsela como regalo. Aunque, lo que parece seguro, es que si hiciera esto último ella le diría que sabe capturar hojas sin su ayuda, que lo difícil es perseguirlas sin rozarlas.

Hay muchas formas de contar las historias. Cada cual elige cómo hacerlo. Centrarse en la tristeza del niño o en la alegría de vivir con la boca destapada del abuelo. Decir que la niña le dio un beso cuando el niño le alcanzó la hoja o que le explicó que no tenía que presuponer que las niñas quieren ser ayudadas.

A los humanos nos gustan las historias. Escucharlas junto a los chasquidos de la leña ardiendo, leídas en un libro o contadas con música de fondo en una película. Pero, aunque hay muchas historias y muchas formas de narrarlas, tienen mucho más altavoz unas que otras. Se escuchan más las que cuentan las revoluciones imposibles y que no hay alternativa que las que hablan de formas de caminar pisando suave la tierra y de rebeldías que consiguieron transformaciones insospechadas. 

También parece claro que una historia por sí misma no cambia el relato cultural. Pero muchas historias repetidas de manera incansable sí pueden hacerlo. Quizás por eso parece más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. 

Para pensar en un futuro posible tenemos que poder construir un presente habitable y, para eso, hacen falta historias que no interrumpan nuestra capacidad de imaginar el mundo que nos gustaría.

Por eso, aunque hay muchos finales posibles, la historia del principio podría terminar diciendo que el niño, sentado en ese escalón, decidió retomar la lucha de su abuelo y de otras tantas personas de su generación. Una lucha que tenía que ver con palabras como autogestión, colectivo y apoyo mutuo. Y, según cuentan, en ese pueblo consiguieron poner en marcha el mundo que imaginaban. ¿Que cómo fue posible? Pues porque la niña que perseguía la hoja se sentó a su lado en el escalón y le contó todas las ideas que tenían las mujeres de su barrio para conseguirlo.

Arquivado en: La vida y ya
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

La vida y ya
La vida y ya La risa
Una vez me dijo que para ella la risa era una forma de imaginarse de otra manera, que siempre conseguía imaginar una vida mejor en los momentos en los que se reía.
La vida y ya
La vida y ya La primera vez
Nos confirmaron lo que ya intuíamos pero no supimos hacer. Lo única regla importante es romper el silencio.
La vida y ya
La vida y ya Ganas de saber más
Una de ellas dice: “Son muchos”, y se queda callada con la mirada puesta en unas piedras. Después, cuando nos alejamos del lugar, se acerca al profesor de historia. Tiene ganas de saber más.
Asanuma
9/7/2023 19:48

Precioso.

0
0
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.
Palestina
Genocidio La ONG anti-UNRWA lanzada por exespías y marines de EEUU siembra el caos en el reparto de alimentos en Gaza
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) creada a comienzos de este año y vinculada a agentes del ejército y la inteligencia estadounidense ha sido acusada de desaparecer a una persona y disparar a quienes estaban esperando ayuda.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.

Últimas

Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.
Madrid
Derecho a la vivienda Victoria contra la Sareb: 16 familias consiguen firmar contratos después de años de lucha
Un bloque en lucha de Casarrubuelos (Comunidad de Madrid) consigue formalizar contratos con el banco malo, al que acusan de actuar “como un fondo buitre”. En Catalunya, diez ayuntamientos apoyan los reclamos de 62 hogares en huelga contra La Caixa.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.