Cooperativismo
Tiempos para el esfuerzo colectivo

El ritmo de creación de cooperativas fue muy similar en 2020 al de 2019, a pesar de que tuvieron lugar los meses de confinamiento más severo. Esto nos permite reafirmar que nuestro modelo de empresa es asequible y de tramitación sencilla para emprender, incluso en momentos difíciles.

Presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA).

3 jul 2021 06:00

Cuando escuchamos que las crisis se superan mejor juntos, el ejercicio de descodificación cerebral esperado es el de llevarnos a concluir que se nos está haciendo una llamada al esfuerzo colectivo. Lo cierto es que las crisis solo se superan juntos, si entendemos por esa superación una realidad global. Y para que ese juntos no solo abarque el masculino, retoco esta afirmación: las crisis solo se superan con el esfuerzo y la cooperación de personas, juntas, unidas en el proceso y en los objetivos, para alcanzar, en conjunto, esa situación de superación.

La crisis provocada por la pandemia del covid-19 no ha terminado, pero estamos en una etapa diferente que nos permite ser optimistas, con la vacunación avanzando, los datos de empleo y afiliación a la Seguridad Social recuperándose, y los fondos europeos en camino, tras esa estupenda valoración de la Comisión Europea al Plan de Recuperación diseñado por el Gobierno de España. Por no hablar de otros factores más psicológicos que también invitan a ver la luz al final de este abrupto túnel, como es la llegada del verano, el tiempo vacacional, y esa liberación en exteriores de la obligatoriedad de una mascarilla que quedará como el símbolo de una situación de asfixia generalizada. Todo desde la prudencia, claro está.

Centrémonos en la economía social y sus empresas. Cuando hace un año y pocos meses irrumpieron el miedo y la incertidumbre; cuando la emergencia sanitaria lo determinó todo y el estado de alarma impuso la inmovilidad y limitó la actividad productiva hasta el punto de impedirla en no pocos sectores, ¿qué hicimos las cooperativas de trabajo? Reaccionar. Adaptarnos. Flexibilizar. Ser imaginativas. Implantar, o en su caso generalizar, el teletrabajo, allá donde fuese posible. Utilizar nuevas herramientas, dando cursos acelerados de nuevas tecnologías. Aplicar las normas que iban saliendo y cambiando en cuanto a protocolos de seguridad e higiene. Y todo con el objetivo de evitar la hecatombe económica, la desaparición de tejido productivo y, sobre todo, de los 280.000 empleos directos que, en definitiva, son el sustento de muchas familias que, como la mayoría social, no vive de las rentas. Entonces no dejamos que el miedo nos paralizase, miramos hacia adelante, fuimos valientes y afrontamos el futuro inmediato.

Desde organizaciones como la que presido, la Confederación de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA), nos pusimos a disposición de nuestra red territorial para ayudar a más de 17.000 cooperativas de trabajo de todo el país, manteniéndolas informadas de una realidad diferente día a día, ofreciéndoles el apoyo y la formación de urgencia que fuese necesaria. A la vez, siendo interlocutores con un Gobierno que tenía que gestionar bien y rápido para que la pandemia no acabase agrandando la brecha de la desigualdad y empobreciendo cada rincón de nuestra geografía. Por su parte, las distintas administraciones fueron aplicando medidas excepcionales, como los ERTE, e incluso cambiando legislaciones a base de continuos decretos para agilizar y facilitar gestiones burocráticas.

Estos meses nos han cargado de razones para reivindicar nuestro modelo e insistir en que los principios y valores que caracterizan el cooperativismo son acertados para reconstruir sociedades a mejor

En conjunto, creo que podemos decir que se hicieron los deberes y que es momento de tomar aliento, después de muchos meses de sentir el ahogo, con la respiración contenida, y no solo por las citadas mascarillas. No hemos superado la situación, pero sí que hay motivos para recuperar un ritmo más pausado y a la vez proactivo. En el caso de las empresas cooperativas, estos meses nos han cargado de razones para reivindicar nuestro modelo e insistir en que los principios y valores que caracterizan el cooperativismo son acertados para reconstruir sociedades a mejor, que ya venían arrastrando otras crisis que la del coronavirus parece que dejó en un segundo plano.

Lo que destaca de las cooperativas de trabajo es que un 76% habían dejado los ERTE a finales de año sin hacer despidos posteriores. En las cooperativas, conservar el empleo es prioritario

El papel lo soporta todo, pero la realidad es la que es y los datos confirman que el ritmo de creación de cooperativas fue muy similar en 2020 al de 2019, a pesar de que tuvieron lugar los meses de confinamiento más severo. Esto nos permite reafirmar que nuestro modelo de empresa es asequible y de tramitación sencilla para emprender, incluso en momentos difíciles. Por otro lado, el 90% de las cooperativas que solicitaron un ERTE eran del sector servicios, como seguro sucede en otros modelos empresariales. Lo que destaca de las cooperativas de trabajo es que un 76% habían dejado los ERTE a finales de año sin hacer despidos posteriores. En las cooperativas, conservar el empleo es prioritario, porque lo que más importa son las personas. Los principios y valores a los que tanto aludimos son sólidos y muy concretos, basados en la ayuda mutua, la responsabilidad, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad. De ahí la resistencia y adaptación al nuevo contexto. La resiliencia del cooperativismo no es cuestionable.

La pandemia también ha servido para corroborar que somos un modelo de empresa mucho más igualitario que otros. Las cooperativas nos han reportado problemas que han afectado por igual a mujeres y hombres y soluciones que se han aplicado adaptadas a las necesidades de las personas, sin distinción de género. De hecho, un 70% de las cooperativas incrementaron sus medidas conciliadoras para mujeres y hombres, y afirman que pretenden mantenerlas en la etapa postcovid. Una vez más, se antepone el bienestar de las personas, sin perjuicio a la producción, porque el compromiso con el proyecto es mayor.

En definitiva, hacer que la economía ponga en el centro a las personas, que anteponga el mantenimiento del empleo, y en general su bienestar, es una inversión inequívocamente rentable que, a su vez, hace veraz el lema que este año ha escogido la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) para celebrar el Día Internacional de las Cooperativas (#CoopsDay): “Reconstruir Mejor Juntos”, este 3 de julio. Todas las familias cooperativas de España que formamos parte de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES) compartimos ese lema y, por primera vez, hemos lanzado una Declaración Conjunta titulada “Reconstruir en colectivo”. Porque las crisis, si no se resuelven cooperando (y cooperar es un verbo que se conjuga en plural), acentúan la brecha de la desigualdad. Las empresas cooperativas y las personas que las hacen posible estamos llamadas a cohesionar y reconstruir económica y socialmente este país y el mundo post pandemia.

El 49% de las personas socias de las cooperativas de trabajo son mujeres, y más del 30% ocupan puestos de responsabilidad y alta dirección, una cifra mucho mayor que en las empresas de capital

Hay más de tres millones de cooperativas en el mundo. Un 12% de las población es cooperativista. No está nada mal. Las cooperativas suponen 250 millones de empleos. Si hablamos de España, somos más de 20.000 cooperativas y más de 300.000 personas son socias cooperativistas. Generan empleo de calidad y estable: el 80% es indefinido y el 75%, a jornada completa. El 49% de las personas socias de las cooperativas de trabajo son mujeres, y más del 30% ocupan puestos de responsabilidad y alta dirección, una cifra mucho mayor que en las empresas de capital, donde los techos de cristal son más evidentes.

Por nosotras no va a quedar. Cooperemos. Reconstruyamos juntas. Busquemos mayor implicación de las administraciones públicas, que tengan más en cuenta a las cooperativas. Hemos de aspirar a funcionar como entornos RED. Organizaciones, empresas y administraciones nos necesitamos. Las personas a las que representamos lo merecen. Lo demás sería una irresponsabilidad.

Arquivado en: Tribuna Cooperativismo
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