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Desastres ambientales
Mil muertos y decenas de miles de desplazados en la distopía monzónica que atraviesa Pakistán
La población de Pakistan vive desde junio en “la antesala de una distopía” —dicho por su propia ministra de Cambio Climático— debido a la octava racha de lluvias monzónicas que tienen lugar desde junio en un país en el que cada temporada se producen entre tres y cuatro ciclos de esta índole. A fecha de 29 de agosto ya hay más de mil personas que han perdido la vida y el número de desplazados internos se eleva a decenas de miles. Como muestra, uno de los cuatro departamentos del país, Sind, ha solicitado al Gobierno de Islamabad el envío de un millón de tiendas de campaña.
Las provincias sureñas de Sind y Baluchistán y la norteña de Jaiber Pastunjuá son las más afectadas por las lluvias. En el caso de la segunda, recientemente se han cortado todas las conexiones con el resto del país. La provincia ha registrado un incremento del 500% en las precipitaciones respecto a la media de los años anteriores. Es la más grande en territorio del país y, según se informó al primer ministro Shehbaz Sharif, está afectada en un 75% de su territorio por las inundaciones. En el caso de Sind, el aumento de las lluvias ha sido de un 784% respecto a los años anteriores. La lluvia de agosto, ocho veces superior a la de años anteriores, ha devastado los cultivos de arroz y algodón en las tres provincias afectadas.
El estadounidense Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) ha estimado que las inundaciones masivas han destruido 3.000 kilómetros de carretera, 130 kilómetros de puentes y casi medio millón de viviendas. Además, siete de cada diez habitantes de Pakistán viven hoy en comunidades sin acceso al agua potable limpia y en cantidades apropiadas. Los primeros informes ya dan cuenta del aumento de casos de diarrea, infecciones de la piel y la malaria.
Crisis climática
La directora de IRC en Pakistán ha denunciado el excesivo castigo que sufre Pakistán como consecuencia de la crisis climática, a la que contribuye con apenas un 1% de la huella de carbono global pero que revierte en el país sobremanera. Pakistán es uno de los diez mayores afectados por el aumento de las temperaturas en todo el mundo, que ha coadyuvado en esta ocasión para generar las inundaciones de varias formas.
Los expertos señalan al menos dos factores. Uno, el calentamiento del Mar Arábigo. Ya en 2017 se observó cómo los ciclones extremos que se habían formado en ese mar en 2014 son el resultado del calentamiento global, en un estudio pionero al sincronizar los modelos meteorológicas con las observaciones en tiempo real.
El segundo elemento que ha agravado la situación es la fundición de los glaciares de las regiones del norte del país. Pakistán tiene más de 7.500 glaciares, lo que lo convierte en el país fuera de los polos con más hielo glaciar del mundo. En mayo de este año, el Departamento Meteorológico de Pakistán avisó de que 33 lagos glaciares, formados por el derretimiento de los hielos, eran susceptibles de provocar inundaciones que iban a afectar a siete millones de personas.
La ministra de Cambio Climático Sherry Rehman ha calificado como “la catástrofe climática de la década” las inundaciones, un “océano de agua que sumerge distritos enteros”. En el país se compara con las inundaciones de 2010, que costaron la vida a 1.600 personas, que golpearon especialmente a la región de Jaiber Pajtunjuá, en la frontera con Afganistán.
Hoy, lunes 29 de agosto, está previsto que el Fondo Monetario Internacional dé luz verde a un nuevo paquete del programa de rescate al país para solventar las urgencias provocadas por el monzón interminable y el aumento de la inflación, que llega al 45% de incremento en productos básicos y alimentos. El país presidido por Arif Alvi ya se encontraba en la lista de candidatos del FMI a recibir uno de sus rounds de “ayudas” —cuantificados en 1.200 millones de euros— debido a la baja calificación de su deuda. Según Financial Times, hoy en día Pakistán cuenta con reservas para cubrir las importaciones de solo cinco semanas.