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Economía social y solidaria
“En el País Vasco tenemos un sector agrícola en claro retroceso que debemos potenciar desde la base”
Alba Donadeu es la responsable de producción y elaboración de la cerveza Boga y miembro de la asociación Pink Boots Society.
Alba Donadeu es la responsable de producción y elaboración de la cerveza Boga y miembro de la asociación Pink Boots Society. Estudió Ciencias Ambientales en Girona. Nacida en Cataluña, se trasladó a Euskal Herria para vivir junto a su pareja. Junto a otros compañeros tenían una planta de elaboración de cerveza artesanal en Kukutza. Allí producían de manera lúdica, pero cuando el centro fue desalojado aquella microcervecería se quedó dentro. En 2015, volvieron a juntarse y con nuevos compañeros crearon la cooperativa Boga, sita en Mungia, con la intención de profesionalizar su afición.
¿Cómo describirías el panorama de la cerveza artesanal en Euskal Herria?
Es difícil, es una plaza difícil. El consumidor no esta todavía preparado o no tiene el interés suficiente para hacer una apuesta completamente real hacia una economía social y transformadora con unos productos de calidad y elaborados aquí. Hay que trabajar en esas líneas: la concienciación, la ética, la transformación social. Cargarnos de argumentos.
¿Se pueden transformar la economía y la sociedad bebiendo cerveza?
No del todo, pero sería un pequeño paso. La transformación de la sociedad es muy compleja y pasa por concienciarnos como consumidores. No se trata de votar una vez cada cuatro años sino de votar cada día. Ahí es donde hay que incidir, en las decisiones diarias y en como influyen realmente después en el cambio social.
Una de las apuestas de la cooperativa es el producto de cercanía, ¿porqué es importante?
Es un pilar fundamental. Estamos en Bizkaia, en el País Vasco, y tenemos a nuestro alrededor un sector agrícola en claro retroceso y que debemos potenciar desde la base. A través de la apuesta directa por la materia prima local prima emplazamos a nuestros consumidores a que hagan un consumo responsable. Hace dos años empezamos un proyecto para investigar los tipos de contratos de compraventa y qué relaciones tenemos con nuestros proveedores para que sean lo más cercanos posibles a nuestra fábrica. Además nos hicieron un estudio sobre la huella de carbono, es decir el impacto ambiental que tiene la cerveza y cómo repercute su consumo en la sociedad, cuántos puestos de trabajo creamos de forma directa o indirecta por ejemplo, frente a cualquier otra cerveza de una multinacional. Tenemos ya la malta completamente trazada que procede de los campos alaveses y se maltea en San Adrián, en Navarra. El lúpulo lo compramos en Olite (Navarra) porque es el espacio agrícola más cercano de producción actualmente. Con todo ello lo que queremos conseguir es una cerveza completamente de kilómetro cero.
¿Es posible entender la cerveza artesanal sin la relación con el entorno?
Para nada, para mí carece de sentido. No entiendo porqué hay cervezas artesanales que vienen de Estados Unidos, que han viajado en avión o en barco. Es una lógica estúpida, tonta. Es imposible que una cerveza artesanal mantenga su calidad después de viajar cuatro meses en un container. El producto fresco y de calidad lo vas a encontrar al lado de tu casa. Nosotros no estamos buscando copar todo el mercado en Euskal Herria, estamos diciendo que cada uno busque la cerveza más cercana, porque va a ser la mejor. Yo reivindico completamente el consumo local. Esta moda de consumir cerveza americana o japonesa no tiene un sentido mas allá del aparentar.
¿Es difícil crecer y al tiempo mantener los principios?
Es verdad que el mercado aquí no está tan maduro como para absorber todos lo que necesitamos vender. Nos van diciendo: “Empezad a pensar en la internacionalización porque la cerveza se valora mucho fuera, son ventas de gran volumen, se paga muy bien”. Hay marcas cerveceras en el País Vasco que ya solo están vendiendo fuera porque allí se vende como un producto de lujo. Todo el producto que venga de fuera esta mucho más valorado que el tenemos aquí. Es un sinsentido. Estamos emitiendo CO2 a la atmósfera para mover cerveza de un lado a otro y que todos los consumidores acaben consumiendo producto de una calidad mediocre. Y no hablo solo de cerveza, vale para cualquier otro área.
Eres la única mujer en todo el equipo, ¿es la excepción o la norma en el mundo cooperativo?
El mundo cooperativo no lo conozco tanto pero en el mundo cervecero es una realidad. Las mujeres formamos parte de las microcervecerías en un porcentaje muy minoritario. La excepción clara es que sea una mujer quien tenga la responsabilidad de la elaboración ya que normalmente en el ámbito cervecero las mujeres se dedican más a la comercialización o temas de marketing. En el mundo cooperativo, lo poco que conozco, quedamos relegadas a un segundo o tercer plano, cuesta que sea la mujer la cara visible del proyecto, quien lidere o la que lleva la idea de negocio.
Ese estar en minoría, ¿se nota en los espacios de participación y toma de decisiones?
Totalmente. Creo que concebimos el mundo de una manera diferente, en el tema sobretodo de resolución de conflictos lo resolvemos desde otra perspectiva. Yo me he sentido sola aquí en medio del océano. El mundo cervecero es muy masculino de por sí, ya no solo en el ámbito empresarial. Vas a una feria de cervezas y hay pocas mujeres que están detrás de la barra enseñando sus productos, dando a conocer qué tipos de cervezas son.
También está el estereotipo del hombre consumidor.
Exacto, todo muy rudo. Desde la asociación de Pink Boots Society, que promueve la participación de las mujeres en el mundo cervecero, se están llevando a cabo dinámicas para visibilizar, potenciar y empoderar a las mujeres que formamos parte de este mundo.
¿Cómo es ese trabajo de la asociación?
Cada un trabajamos en nuestro día a día en nuestras fabricas. Durante el año se hacen actividades puntuales para lanzar a la sociedad esta pertenencia femenina al mundo cervecero. Una de ellas es el Colaboration Brew Day. Se hace una producción de cerveza en una mircocervecería y son la socias las que elaboran esa cerveza. Una parte de los beneficios se donan a la asociación para fomentar la formación o hacer actos de visibilización del proyecto. Se hace en el marco del 8 de Marzo.
¿Sentís que está funcionando?
Está calando, sí. Es algo muy potente, el feminismo ha venido para quedarse y creo que esto será una línea de trabajo a largo plazo. Reivindicamos una linea estrategia que deberíamos adoptar que es dirigir directamente hacia el público femenino las campañas de marketing y ventas. Todo está dirigido al hombre, que está en la barra garrulillo y simple. Creo que las mujeres tienen más sensibilidad, paladar e interés.