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Cine
Enseñanza francesa con la excusa de Schopenhauer
'En la casa' y 'Una razón brillante', bajo la misma coartada filosófica, han destacado en galas y festivales europeos al ponderar las manías de profesor igual que las rarezas de alumno.
El cine francés ha alumbrado recientemente dos películas cortadas por el mismo patrón, ensalzando su sistema educativo público aunque reflexionando si de verdad éste es eficaz para la generación postmillennial que mezcla a los hijos de la crisis económica con nietos de inmigrantes. Dans la maison (2012) y Le brio (2017), respectivamente traducidas en España como En la casa y Una razón brillante, mencionan a Arthur Schopenhauer como excusa para enmarcar sendas tramas: la primera, en pleno instituto; la segunda, iniciada la universidad.
Ambos filmes usan la anomalía estudiantil como el motor de sus historias, coprotagonizadas por un profesor amargado y cerca de la jubilación. En la casa está dirigida por François Ozon y se inspira en la obra teatral El chico de la última fila, del madrileño Juan Mayorga (Premio Nacional de Teatro en 2007 y de Literatura Dramática en 2013). Fabrice Luchini da vida a Germain Germain, maestro que detesta ser llamado “maestro” y que entre tanta miseria intelectual se topa con un buen texto de su normalito alumno Claude Garcia, encarnado por Ernst Umhauer.
No encaja que el tímido chaval que se sienta al fondo del aula haya agitado con una breve redacción la conciencia de Germain, enfrascado con Jeanne (Kristin Scott Thomas) en un matrimonio schopenhaueriano que critica la absurdidad artística de varias formas. Ella regenta una galería de arte contemporáneo cuyas piezas debe vender para no irse al paro mientras él desdeña a los literatos del siglo XX en adelante, incluyéndose en una hornada de autores sin suficiente talento para trascender; pesimismo banal, fruto de la lucidez.
[AVISO: A partir de aquí, el artículo contiene 'spoilers'. Lea bajo su responsabilidad.]
Claude describe la vida de un vulgar compañero de instituto, Rapha, y se centra en la guapa madre que es ama de casa. Obsesión por la vivienda, su distribución, su emplazamiento, sus inquilinos... Así va completando su relato, guiado a cada línea por el profesor Germain y supervisado desde la lejanía por Jeanne. El maestro y su esposa se sumergen en la narración tanto como el alumno, que lidia con Rapha y su chabacano padre como si fueran obstáculos en su camino hasta seducir a Esther, la influenciable ama de casa.
Mientras, Una razón brillante plantea cómo un veterano maestro se convierte en el mentor de una novata en la Université Panthéon-Assas. Dirigido por Yvan Attal, este film lo protagonizan Daniel Auteuil y Camélia Jordana en sus papeles de Pierre y Neïla; él también observa la miseria intelectual de su alumnado y ella también sufre los prejuicios de pertenecer a una minoría: Claude afrontaba allí la discriminación clasista mientras Neïla afronta aquí las burlas racistas.
La similitud sigue cuando Neïla mejora su elocuencia gracias a las clases de Pierre, quien la enseña a debatir para concurso ciñéndose a la obra El arte de tener razón, de Schopenhauer. Con el propósito de agradar al rector, que le había abierto expediente disciplinario por comentarios xenófobos, Pierre ve una oportunidad de redención idónea y se equipara a Germain al involucrarse con ahínco en la formación de su estudiante.
Pero las dos enseñanzas también difieren, generando discrepancias en ambas pelis. En primer lugar, Pierre no tiene al lado una voz crítica como el personaje de Jeanne en En la casa, así que carece de choque ético en un par de momentos claves y eso le resta emoción; en segundo lugar, Neïla no fija un objetivo concreto en su evolución académica para ser abogada mientras que Claude sí fija el erotismo (de Esther y de la propia Jeanne) como una meta literaria.
Fotografía sugerente contra montaje variado
Tercera diferencia: la discriminación clasista de En la casa es solo circunstancial ya que no influye en la opinión del profesor, mientras que la discriminación racista de Una razón brillante es pieza argumental ya que sí influye en la opinión del profesor; en cuarto lugar, la excusa schopenhaueriana está implícita en En la casa pero es explícita en Una razón brillante; y, en quinto lugar, Ozon cuida más su fotografía mientras que Attal se esmera más en el montaje.
Esta última discrepancia es la más sutil. La paleta de colores de En la casa dedica el gris a los elementos y espacios comunes, pero contrapone rojo y verde como los estados anímicos de Germain (junto a su esposa) y de Claude (junto a su relato); en cambio, Una razón brillante destaca por sus planos variados ya que el encuadre de Neïla se cierra a medida que su elocuencia se agranda, otorgándole más importancia en detrimento del personaje de Pierre.
Es decir, la peli de Ozon coloca dos subtramas al mismo nivel y la peli de Attal desarrolla en profundidad tan solo la historia de la alumna. Pierde fuelle Pierre, aunque no su encarnación a cargo de un Daniel Auteuil que fue nominado a mejor actor en los Premio César 2018. En esa misma gala, Camélia Jordana sí ganó en la categoría de mejor actriz revelación pero la fiesta no pudo redondearse con el premio a mejor film, ya que venció 120 pulsaciones por minuto.
En la casa también acaparó galardones, incluyendo Concha de Oro y mejor guion en San Sebastián; mejor guion en los Premios del Cine Europeo; nominaciones en los Gaudí y los Goya, y distinciones en una veintena de prestigiosos festivales por todo el mundo (Abu Dabi, Londres, Toronto...). Eso sí, le faltó la guinda local en los César 2013 al irse de vacío pese a tener seis nominaciones (incluida la de mejor film). Lista de honores difícil de igualar, pero Una razón brillante ya ha tomado el relevo en la filmografía francesa con óptica educativa.