En saco roto (textos de ficción)
El caos de los enseres

La última vez que arrojé objetos al contenedor de enseres del punto limpio fue un domingo del pasado mes de marzo. Un día que preferiría haber olvidado.
Javier de Frutos
25 may 2023 06:00

Algunas palabras casi siempre se usan en plural. Ocurre, por ejemplo, con la palabra “enseres”. No es un término de uso frecuente. Pero, en el momento de desprenderse de lo que ya no sirve o de lo que se prefiere olvidar, la palabra “enseres” asoma al final del punto limpio. El concienciado ciudadano avanza entre contenedores y cumple con disciplina la misión de arrojar a cada contenedor aquello de lo que quiere desprenderse. Metales, maderas, cartones. Casi todo tiene su lugar. Pero siempre queda algo por tirar que no halla su espacio. Surge entonces un último contenedor, casi siempre al fondo, algo esquinado. Es el contenedor de los enseres. A él se arroja lo que no se ha podido arrojar en ninguna parte. Es el contendor del último recurso y, tal vez por eso, el que mejor habla de lo que fuimos.

En el contenedor de los enseres arrojé los colchones de lana de la casa de mis abuelos, la estructura de un sofá de Ikea de mi primera casa compartida, los premios compactos de cristal, piedra y metal ganados en no recuerdo qué certamen. Y, cuando lo hice, cada vez que lancé esos enseres, me detuve un rato a observar lo que allí había. Si tuviera que buscar un rasgo común de los objetos arrojados a ese contenedor, creo que lo encontraría en el hecho de que no parecían proclives a integrarse en ningún proceso de reciclado. Solo parecían destinados a desaparecer. O, para ser más precisos, solo parecían destinados a desaparecer y quienes los tiraron quisieron, en efecto, que desaparecieran.

La última vez que arrojé objetos al contenedor de enseres del punto limpio fue un domingo del pasado mes de marzo. Un día que preferiría haber olvidado. Por algún motivo, quizá algo masoquista, tuve la ocurrencia de fotografiar los objetos de ese contenedor: los restos propios entre los restos ajenos. Lo hice medio a escondidas, temeroso de estar transgrediendo algún protocolo. La mala idea, en forma de fotografía, está ahora en mi móvil. Como no sabía muy bien qué hacer con ella —ni con la idea ni con la fotografía—, esta mañana he tenido una segunda mala idea: enviarle al Ayuntamiento un texto con una propuesta que cada vez me parece más extraviada. La copio en el siguiente párrafo.

“A quien corresponda. Algunas palabras solo admiten el singular. Ocurre, por ejemplo, con la palabra ‘caos’. Y algunas palabras casi siempre se usan en plural. Ocurre, por ejemplo, con la palabra ‘enseres’. Pero la casualidad o el destino han querido que en un centro municipal destinado a la gestión de residuos —conocido como punto limpio— esas dos palabras convivan en un contenedor. Para acoger lo que no se puede reciclar o parece difícil de reciclar, para acoger lo que no encuentra ningún otro destino, al fondo del punto limpio se encuentra el contenedor de los enseres: un caos de objetos que hablan de lo que abandonamos. Pues bien, a través de esta carta, comparto con ustedes la sospecha de que ese contenedor habla con precisión de lo que somos y lo que fuimos. Porque ese contenedor alberga lo que quisimos abandonar de forma deliberada, sin redención —ni reciclaje— posible. Así que les propongo realizar fotografías periódicas (diarias o semanales) del contenido de ese contenedor, con el fin de recogerlas en una base de datos o en una publicación que el día de mañana pueda dar cuenta de lo vivido. Si ha llegado hasta este punto, convendrá conmigo en que la idea está formulada de manera un tanto vaga. En definitiva, quizá coincidamos usted y yo en que más bien parece una ocurrencia sin probabilidad alguna de concretarse en un proyecto. Pero me atrevo entonces a formularle una pregunta: ¿no estará esta idea vaga y desechable a la altura de ese contenedor donde reside el caos de los enseres? Incluso le lanzo una segunda pregunta: cuando usted decida ignorar este mensaje, ¿no estará tal vez contribuyendo a alimentar un contenedor virtual semejante a ese contenedor físico? Le planteo preguntas para las que no tengo respuesta. Será mejor que ignore todo esto. Respetemos el noble destino de esos objetos que solo existirán en el recuerdo de quien los arrojó. Son objetos con la forma de un nudo en la garganta”.

Me he arrepentido ya unas cuantas veces de haber remitido a un correo institucional del Ayuntamiento el párrafo anterior. Pero me he arrepentido con el mismo alivio y tristeza que experimenté ese domingo del pasado mes de marzo que me propongo olvidar para siempre.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

En saco roto (textos de ficción)
En saco roto Alerces
¿Perder me ha gustado siempre? ¿Obligar al adversario a ganar? Se lo pregunta porque intuye que quizá el lugar en el que vive no es en su caso fruto de un deseo, sino consecuencia de circunstancias sobrevenidas.
En saco roto (textos de ficción)
En saco roto El cuarto
No iba a tocar nada porque aquel era el cuarto en el que había nacido su madre. Así que a Laura le gustaba imaginarlo a mediados de los años 40 del siglo pasado.
En saco roto (textos de ficción)
En saco roto Trayecto
“El objetivo principal de cualquier reunión es dejar convocada la siguiente”, dijo uno de ellos. Y el otro estuvo de acuerdo y añadió una anécdota sobre un encuentro en una casa palaciega que tenía de todo excepto una sala para reunirse.
Altri
Altri Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.
Medio rural
Medio rural A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
Medio ambiente
Medio ambiente A loita polo monte galego: lumes, eucalipto e ameazas á propiedade común
Galiza concentra un terzo dos incendios forestais rexistrados no Estado. Mentres a Xunta apunta aos montes veciñais, comuneiros e ecoloxistas denuncian unha estratexia política para favorecer a privatización e a expansión da industria madereira.

Recomendadas

Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.