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Industria alimentaria
La cara oculta del turismo gastronómico: 1.100 millones públicos para el modelo Basque Culinary Center
La construcción de la nueva sede de la Fundación Basque Culinary Center, que se instalará en los barrios donostiarras de Gros y Ulia, ha sido una fuente de polémica y movilización social desde su presentación inicial. De acuerdo con las organizaciones sociales, aumentará la presión turística sobre la ciudad, reducirá el espacio público y, con ello, sacrificará la única área arbolada que queda en la zona verde de los parques de Manteo y Zemoria. En mayo, vecinos del barrio de Gros denunciaban además que las obras de construcción estaban causando afecciones a los alumnos del centro escolar Xabier Zubiri Manteo, y hace algunos días, la Asociación de Vecinos de Ulia criticó la demora judicial para resolver el recurso contra el proyecto.
Hasta Santiago Eraso, exmiembro del Consejo Vasco de Cultura y exdirector cultural de la candidatura de Donostia a Capital Europea de la Cultura 2016, ha mostrado su rechazo. Lo hizo refiriéndose al libro El malestar en la turistificación. Pensamiento crítico para una transformación del turismo (Icaria, 2023) y poniendo como ejemplos tanto la construcción del Gastronomy Open Ecosystem (otro Basque Culinary Center) como el segundo espacio que el Museo Guggenheim pretende edificar en la biosfera de Urdaibai en Bizkaia”.
Como muestran los datos recopilados por Hordago-El Salto, el modelo de colaboración público-privada del Basque Culinary Center es el tractor que vehicula la integración vasca en los mercados internacionales de gastronomía. Esto ha producido que cantidades superiores a los 1.100 millones salgan de las arcas de las administraciones y los fondos europeos para terminar en la hoja de resultados de las grandes empresas del sector.
En una sociedad donde la industrialización ha sido sustituida por una precaria economía de servicios, la estrategia de las élites pasa por apostar por la turistifcación gastronómica, la integración de la salud y la educación en la oferta de experiencias vascas y la reconversión de algunos territorios locales en polos para el desembarco de grandes corporaciones, con modelos de negocio más agresivos con los derechos laborales y mucho más automatizados que las fábricas de antaño. Lo ilustra bien el hecho de que una de las primeras decisiones de Imanol Pradales sobre el reparto de competencias haya sido crear una nueva área de Gastronomía dentro de la cartera de Turismo de Amaia Barredo.
671 millones de fondos europeos para dos macroproyectos estratégicos
Solo sumando las cantidades del último Plan Estratégico de la Gastronomía y Alimentación del Gobierno Vasco 2021-2024, que pretende “convertir Euskadi en uno de los principales referentes mundiales en materia de innovación tecnológica y de conocimiento en el ámbito de la alimentación y gastronomía”, vemos que alcanzan los 1.165 millones de inversión, de los que el gasto público oficial ascendió a 480, incluyendo las actuaciones contempladas dentro del Programa Euskadi Next 21-26. Es bajo el modelo de colaboración iniciado con la Fundación Basque Culinary Center, con Donostia como tractor, que el Gobierno Vasco trata de financiar algunos de sus ambiciosos macroproyectos y replicarlos en otros territorios.
Los investigadores de OMAL, citando la guía Fondos Europeos de Recuperación. Una huida hacia adelante verde y digital de la plataforma Euskal Herriak Kapitalari Planto, afirman que los planes para los fondos europeos del Gobierno Vasco son el mejor lugar donde buscar la “nueva ideología del capitalismo vasco” y se refieren a estos como “una hipotética captura de nichos globales de mercado en la nueva economía verde y digital (también en sus viejas periferias barnizadas)”.
Para los OMAL, los fondos europeos son la “nueva ideología del capitalismo vasco” y se refieren a proyectos como el Baque Culinary Center como “una hipotética captura de nichos globales de mercado (también en sus viejas periferias barnizadas)”
En opinión de la profesora e investigadora de la UPV/EHU Mirene Begiristain, “existen dificultades para saber en qué medida estos proyectos están relacionados con el desarrollo ecológico, social y económico del sistema alimentario”. Además, “más allá de algunos títulos y breves descripciones de los proyectos, no sabemos en qué consiste cada proyecto, quién gestionará los fondos, cómo se controlarán los detalles…”.
Pese a todo, se pueden extraer algunas estimaciones analizando el caso de las dos iniciativas principales: el plan The Food Global Ecosystem del Basque Culinary Center, que tiene una inversión prevista de 500 millones de euros para los próximos seis años, y el Smart Food Country 4.0 de Euskadi, que cuenta con 171 millones.
Por un lado, The Food Global Ecosystem se presenta como “un proyecto público-privado compuesto por más de 60 empresas con el que Euskadi busca atraer proyectos de innovación, talento emprendedor y startups en las vertientes tecnológicas del ámbito agroalimentario, (agritech, foodtech y gastronomytech)”. El rol de la Fundación Basque Culinary Center en esta iniciativa se define como “principal actor de atracción de talento” para “una potente candidatura empresarial que participará en el marco de financiación europeo Next Generation”.
La “innovación culinaria” de la fundación vasca dirige todas las innovaciones gastronómicas hacia garantizar la centralidad del mercado alimentario, no la soberanía o la autogestión local, y fomenta la turistificación
Por otro lado, el Smart Food Company 4.0 se publicita como “un modelo de interconexión digital de la producción primaria de alimentos con el consumidor a través de todos los eslabones de transformación, distribución y comercialización”. Centrado en la “digitalización de la cadena gastroalimentaria de Euskadi”, es parte del Programa Euskadi Next 2021-2026 y aspira a ser financiado con fondos europeos.
La “innovación culinaria” de la polémica fundación aporta aquí el desarrollo de “productos y conceptos de alto valor gastronómico para la industria alimentaria y el sector Horeca (Hoteles, Restaurantes y Caterings)”, es decir, dirige todas las innovaciones hacia garantizar la centralidad del mercado alimentario, no la soberanía o la autogestión.
En el año 2015, Symbiolab acuña este concepto en el marco de una colaboración con Hazi y la Viceconsejería de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno Vasco, que desde 2007 ha sido denunciado como “entramado” cercano a una consulta IKT, donde también trabajó De Miguel. Solo que ahora se refieren a la “infogastronomía” y a la “smart city”, a utilizar “el desarrollo de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), el internet de las cosas, el análisis Big data o las aplicaciones avanzadas en robótica, automatización, software de control y computación en la nube”, para conectar los mercados de gastronomía con los de la “salud, turismo, cultura, educación…”
La alimentación se convierte así en el motor de la estrategia de privatización del Estado del bienestar, gentrificación y turistificación necesaria para la acumulación empresarial.
Corrupción
Corrupción Alfredo de Miguel como punta del iceberg: así controla el PNV el organigrama de la fundación Hazi
137 millones del Gobierno español para el PERTE agroalimentario
Los fondos de las arcas públicas del Estado son otra de las fuentes de financiación del modelo de colaboración público-privado. Concretamente, Euskadi acude a las tres convocatorias del PERTE agroalimentario 2024 del Gobierno español con la esperanza de obtener 137 millones de euros en ayudas públicas para empresas vascas.
Por ejemplo, el proyecto para un polo agroalimentario se ubicará en las instalaciones de Mercabilbao, impulsado también por el Basque Culinary Center, y está unido al traslado de la instalación de Basauri a Ortuella para el año 2027. En este proyecto, denominado Basque Food Hub, colabora el Ayuntamiento de Bilbao con una aportación de 10 millones de euros de las arcas municipales (los otros 20 millones procederían de los fondos europeos a través del Programa Euskadi Next 2021-2026).
Si bien el impacto económico del Basque Culinary Center sobre el entorno se cifra en 228 millones de euros, el estudio de la fundación culinaria no dispone de referencias sobre las fuentes de información ni de la metodología empleada para su elaboración
Este hub californiano también se encuentra vinculado a las obras del Campus Alimentario de Euskadi, una operación conjunta del Gobierno Vasco, la Diputación de Bizkaia y los ayuntamientos de Ortuella y Bilbao, este último en calidad de socio mayoritario de Mercabilbao junto a Mercasa, y la Red de Parques Tecnológicos de Euskadi (Neiker, Tecnalia, AZTI, Gaiker y Tekniker), que encuentran en Ezkerraldea-Meatzaldea el último nicho de expansión de su modelo. También aparecen aquí el Basque Culinary Center y su centro tecnológico en Gastronomía, como espacios de formación universitaria.
En este apartado de ayudas estatales cabe añadir que a principios de 2024, gracias a un convenio suscrito con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Fundación Basque Culinary Center recibió una subvención de 200.000 euros prevista en los Presupuestos Generales del Estado del 2023. Ese mismo año fue beneficiada con otra ayuda de 70.000 euros del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. En 2021, el Ministerio de Ciencia e Innovación concedió a la fundación vasca otros 94.000 euros.
Otro de los proyectos de Euskadi finalmente beneficiados con ayudas del PERTE agroalimentario está liderado por la firma donostiarra BioTech Foods, beneficiada con 1,5 millones de euros provenientes del programa de ayudas del PERTE agroalimentario del Gobierno español en 2024. Recordemos que fue el despacho de Joanes Labayen, el polémico asesor jurídico de la Consejería de Educación que lidera en Donostia la firma de abogados Cuatrecasas, quien asesoró la operación para ubicar en Donostia el mayor laboratorio de carne del mundo, vinculado a BioTech Foods, con la oposición del sindicato agrario y ganadero vasco EHNE.
El despacho de Joanes Labayen, polémico asesor jurídico del Gobierno Vasco, asesoró en la operación para ubicar en Donostia el mayor laboratorio de carne del mundo, vinculado al Basque Culinay Center, en cuyo desarrollo ha tenido un papel central
El Gobierno Vasco tiene previsto invertir 18 millones en dicha iniciativa, pese a que la firma que lidera está controlada por el gigante cárnico brasileño JBS, sancionado con “la multa más grande del mundo por coimas” y acusado de contribuir a la deforestación del Amazonas bajo el mando del entonces presidente Jair Bolsonaro.
Por último, gracias a la alianza con el Basque Culinary Center, uno de los proyectos donde participa el grupo Mondragon ha recibido 31 millones de euros del programa de ayudas del PERTE agroalimentario del Gobierno español resuelto a principios del 2024. Tres firmas de la cooperativa mencionada (Eroski, Krean y Ausolan) forman parte del proyecto ECOFOOD, dotado con la mayor ayuda económica de la primera convocatoria del “PERTE Agro” del año 2024.
Este macroproyecto, dirigido a la “adaptación científico-tecnológica de las cadenas de valor del sector agroalimentario para una transición sostenible, ecológica y digital”, está coordinado por la entidad gubernamental AZTI, un centro de investigación alimentaria en cuyo patronato hay empresarios del PNV y que forma parte del patronato del Basque Culinary Center.
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El rol de Azti y Joanes Labayen en el PERTE Agro
Antes de la creación de la Fundación Basque Culinary Center en 2009, el Gobierno Vasco ya contaba con dos entidades públicas en materia agroalimentaria: AZTI (creada por la Diputación de Bizkaia y adquirida en 1981 por el Departamento de Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco) y Hazi (constituida en 1998 por el Departamento de Agricultura y Pesca y Alimentación). Ambas se fueron convirtiendo en “chiringuitos” del entramado clientelar del PNV, en los cuales ha dejado su marca el abogado Joanes Labayen, hijo de un exalcalde del PNV de Donostia.
Por un lado, Hazi es la entidad pública que ejerce de coordinadora y secretaría técnica de este vector central de la Cadena de Valor alimentaria de Euskadi, “con vocación de apoyo y servicio a personas emprendedoras, desde donde también poder aportar conocimiento y valor añadido a los grandes retos de la alimentación”.
El organigrama de Hazi, entidad anterior al Basque Culinary Center, está copado de una veintena de exburukides, exaltos cargos públicos, candidatos del PNV, incluyendo al exburukide Alfredo de Miguel
Además, el organigrama de esta institución está copado de una veintena de exburukides, exaltos cargos públicos, candidatos de las listas electorales del PNV y familiares de destacadas personalidades del partido, incluyendo al exburukide Alfredo de Miguel, que ejerció como técnico y responsable de una unidad llamada GALP hasta su entrada en prisión. Recordemos que fue el despacho de Labayen quien encargó la defensa dal letrado Eneko Goenaga Egibar (asesor jurídico del Gobierno Vasco en materia de Educación y sobrino del burukide guipuzcoano Joseba Egibar).
Esta historia llena de tramas políticas y conexiones económicas no termina aquí. Antes de fichar en 2022 por el Gobierno Vasco, Goenaga fue Director del Departamento Jurídico del grupo constructor Amenabar, adjudicataria clave para llevar a cabo las obras que consolidaron tanto la primera sede del Basque Culinary Center como la posterior en Donostia.
Por otro lado, AZTI, “centro tecnológico especializado en la investigación alimentaria”, tiene un patronato donde figuran el empresario Peio Etchelecu, a su vez presidente del Ipar Buru Batzar del PNV, así como el hermano de la exeurodiputada jelkide Izaskun Bilbao. Para cerrar el círculo, en el patronato está Joanes Labayen, a su vez casado con la presidenta del Parlamento Vasco y excompañero de Eneko Goenaga Egibar en Cuatrecasas.
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60 millones desde Euskadi y tres parcelas municipales
Aparte de ayudas públicas de fondos europeos y estatales, la pretensión de posicionar Euskadi en el plano internacional gastronómico también cuenta con aportaciones concedidas por las autoridades vascas. Las obras de construcción de la nueva sede en Donostia de la Fundación Basque Culinary Center y de las delegaciones alavesas que proyecta en Gasteiz (en Lakua, frente al Gobierno vasco) y Laguardia (junto al Centro del Vino) cuentan con una financiación pública de 40 millones de euros.
Todo ello sin contar que estas grandes parcelas han sido cedidas sin coste alguno, como la de Donostia en el barrio de Gros. En esta última, la nueva sede donostiarra denominada como Gastronomy Open Ecosystem (GOe), el Gobierno Vasco inyectará 18,59 millones y otros 6 millones la Diputación de Gipuzkoa, mientras que la fundación culinaria aporta solo 2 millones, el 7,52%.
Además, el 30 de julio del pasado año, la fundación suscribió un convenio de colaboración entre el Departamento de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca para beneficiarse de una subvención de 10 millones destinada a su nuevo proyecto en Araba: EDA Drinks & Wine Campus, la facultad enológica constituida este año por el Basque Culinary Center bajo la fórmula de fundación. Solo la obra de edificación de esta sede, que aspira a reformular el futuro de la educación científica en el ámbito gastronómico, cuenta con un presupuesto apalancado de 26,5 millones de euros.
Como ya sucedió con la antigua sede del Basque Culinary Center, la adjudicación del edificio en Donostia se encargó a Amenabar por 21,3 millones, constructora que también fue adjudicataria de sendos contratos de 2,5 millones para las obras de su centro de investigación
Como ya sucedió con la antigua sede del Basque Culinary Center, de la obra principal para el nuevo edificion se encarga por 21,3 millones Amenabar, constructora que también fue adjudicataria de sendos contratos por valor de 2,5 millones, fechados entre 2009 y 2010, para las obras del Centro de Investigación e Innovación en Ciencias Gastronómicas del Basque Culinary Center. Esta empresa es conocida por las puertas giratorias que mantiene con altas personalidades de la política en Euskadi, desde el ya mencionado Eneko Goenaga Egibar hasta Luis Pedro Marco De La Peña (viceconsejero de Infraestructuras del Gobierno Vasco).
EDA Drinks & Wine Campus (EDA) se enmarca en la estrategia de asociar el negocio de la educación con la turistificación, y pretende concitar el interés del programa de ayudas del “PERTE Agro” del Gobierno español. De hecho, tiene prevista una aportación de 9,1 millones por parte del Gobierno Vasco y otra de 6 millones de la Diputación de Araba, proyecto donde la fundación culinaria tampoco realizará ninguna aportación económica.
La Fundación Basque Culinary Center aglutina en su patronato a Carlos Arguiñano, Juan Mari Arzak, Martín Berasategui, Pedro Subijana o Eneko Atxa, junto a empresas privadas locales que capitalizan los fondos, como Eroski y Fagor, así como la universidad privada Mondragon Unibertsitatea
Esta iniciativa enológica está incluida además en el Programa Euskadi Next y aspira a recibir otros 9,1 millones públicos, en este caso de los fondos europeos. Aunque de momento no han licitado las obras de edificación de las dos sedes en terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Gasteiz y la Diputación de Araba, la redacción del proyecto ya alcanza un presupuesto superior al millón de euros.
Participada desde 2010 por el Ayuntamiento de Donostia, la Diputación de Gipuzkoa, el centro gubernamental AZTI y el Gobierno Vasco, la Fundación Basque Culinary Center aglutina en su patronato a un selecto grupo de cocineros de gran caché que aportan legitimidad al proyecto (Carlos Arguiñano, Juan Mari Arzak, Martín Berasategui, Pedro Subijana o Eneko Atxa), junto a empresas privadas locales que capitalizan los fondos, como Eroski y Fagor, así como la universidad privada Mondragon Unibertsitatea.
En aquel año, cuando se creó, recibió una inyección de 4,4 millones a través del Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco y otros 900.000 euros desde Lehendakaritza, así como otra ayuda de 7 millones del Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno español. Después, entre los años 2011 y 2015, el Gobierno Vasco le adjudicó 2,3 millones más en concepto de subvenciones. Desde entonces, la fundación culinaria ha colaborado en una serie de proyectos financiados con el programa de ayudas Hazitek del Gobierno Vasco y con participación de empresas del grupo Mondragon como Eroski o Ausolan.
Frente a esta realidad, la entidad culinaria presentó un estudio sobre el impacto económico generado durante el periodo 2012-2022, una evaluación encargada a la consultora Ikertalde y a la que ha tenido acceso esta revista. Según sus datos, el BCC “ha generado una aportación a la administración pública de 39,2 millones de euros vía fiscal y de cotizaciones sociales”.
El impacto económico acumulado traccionado sobre el entorno se cifra así en 228 millones de euros. Sin embargo, el documento del estudio que lleva el sello de la fundación culinaria no dispone de referencias sobre las fuentes de información utilizadas, ni de la metodología empleada para su elaboración.
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Y después de entender el motor corrupto que todo lo impregna de mano del PNV, sigo sin entender de qué va toda la movida. El clásico tema "puertas giratorias, enchufes y construcción de edificios" del que todo nace, está revestido de palabrerío como no podía ser de otra manera. ¿Pero qué van a investigar con estos mimbres corruptos que redunde en hoteles, turistificación y comida de diseño?. ¿Una escuela de hostelería de lujo, producción de carne de laboratorio....?. Mucho ruido y mucha pasta, ¿y?....
Buenas. Puedes ahorrarte la agresividad porque no era una crítica a tu artículo, que he leído entero. A ver si ahora puedes imaginar más sentidos a mis palabras. Saludos