Migración
El barco de rescate Alan Kurdi zarpa hacia el mediterráneo central

En un contexto de emergencia por el covid19, donde ningún barco está realizando rescates en el Mediterráneo desde hace semanas, el Alan Kurdi será el primero en retomar la misión de salvamento humanitario en el Mediterráneo.

Alan kurdi en el puerto de Burriana, Castellón
Alan kurdi en el puerto de Burriana, Castellón Mathias Rodríguez

El buque de rescate Alan Kurdi, de la ONG alemana Sea Eye y tripulado por la sevillana ProemAid, zarpó el pasado lunes 30 desde el puerto de Burriana (Castellón) con destino a la zona SAR del Mediterráneo Central, cerca de la costa de Libia. Se convierte así en el primer barco en retomar sus operaciones de salvamento humanitario, después de varias semanas de parón generalizado de los rescates a causa del estado de emergencia decretado por el coronavirus.

Tras ocho semanas de reparaciones en Burriana y en medio de la crisis sanitaria desatada por el coronavirus, el Alan Kurdi retoma su misión y se encuentra ya en aguas internacionales. “Sabemos cuando salimos pero no sabemos ni cuándo ni dónde podremos volver fondear. La emergencia por el Covid19 nos plantea más incertidumbres de las que ya teníamos antes, pero es necesario que las tareas de rescate se retomen lo antes posible”, declaraba Salvador Perelló, rescatista y miembro de la tripulación.

Las operaciones de rescate en el Mediterráneo se han visto gravemente afectadas por las medidas de alerta que los países europeos están tomando en relación al Covid19

Cierto es que las operaciones de rescate en el Mediterráneo se han visto gravemente afectadas por las medidas de alerta que los países europeos están tomando en relación al Covid19. Hace dos semanas, la organización del Aita Mari, el buque vasco de rescate, anunciaba que se veían obligados a aplazar su misión hasta que las condiciones sean más propicias para volver a navegar. “La incertidumbre del coronavirus y la mala mar provocan que no podamos fijar fecha para la próxima singladura” comunicaba la ONG vasca en Twitter. El Ocean Viking, de la ONG SOS Mediterranee, que también se encontraba retenido desde el 28 de febrero en Sicilia, ha conseguido hace unos días llegar hasta Marsella, en el sur de Francia, desde donde planificarán su siguiente misión.

En el caso del Alan Kurdi, que llevaba más de dos semanas realizando los entrenamientos de la tripulación y que finalmente ha zarpado este lunes desde el puerto valenciano, explican que el estado de alerta por el coronavirus está dificultando aún más la planificación de la misión humanitaria. “Si hacemos rescates en los próximos días, solicitaremos a Malta y a Italia el puerto seguro como hemos hecho hasta ahora, pero somos conscientes de que esta misión está llena de incertidumbre”, declara Salvador, voluntario en el Alan Kurdi desde 2017.

Con una tripulación de veinte personas entre rescatistas y personal de navegación, el Kurdi es el primer barco de rescate humanitario en volver a navegar, en un intento de retomar esta misma semana las operaciones en el Mediterráneo Central, donde llevan ya tres años desarrollando su misión de salvamento a personas migrantes que salen sobre todo huyendo de los horrores a los que son sometidos en su paso por Libia. “Es un milagro que hayamos podido reunir una tripulación, entrenarlos y prepararlos para las circunstancias especiales en las que nos encontramos”, relata en un comunicado Gorden Isler, presidente de Sea-Eye.

“Es un milagro que hayamos podido reunir una tripulación, entrenarlos y prepararlos para las circunstancias especiales en las que nos encontramos”

Unas semanas más tarde, a mediados de abril, tiene previsto sumarse el Sea Watch 4, un nuevo buque que se está poniendo a punto también en Burriana y que se unirá al Kurdi en la misma zona del Mediterráneo Central. Por su parte, el Sea Watch 3, barco de la misma organización que ya estaba activo en esta zona SAR antes de la irrupción del coronavirus, todavía continúa anclado en el puerto de Messina, en Sicilia, a la espera de recuperar los permisos de navegación.

Además de todas las complicaciones por el estado de alerta sanitaria, las ONGs y los cooperantes de rescate humanitario denuncian que llevan años siendo el foco de las políticas de criminalización de la ayuda por parte de los estados, obstaculizando su labor con procesos judiciales y dificultando el acceso a los puertos seguros.

Desde esta misma zona del Mediterráneo Central, hacia donde ahora se dirige el Alan Kurdi, procedían las filtraciones publicadas a principios de marzo con las conversaciones (a través de correos electrónicos y mensajes de radio) entre aviones españoles del Frontex, la agencia europea para el control fronterizo, y la Guardia Costera libia. En ellas se demuestra que existe, como mínimo desde 2019, una colaboración real para interceptar de manera conjunta las pateras en el mar y devolver a las personas migrantes a territorio libio, con todo lo que eso significa en términos de violación de los derechos humanos.

A pesar de todos los obstáculos y complicaciones que deberá afrontar el Alan Kurdi en los próximos días, su misión; la de rescatar personas y la de izar su pequeña bandera de humanidad en un mar que se ha convertido en una gran fosa común —con más de 37.000 muertes (contabilizadas) en los últimos 20 años según cifras de la ONG Stop Mare Mortum— salvar vidas en el mar resulta una tarea mucho más que esencial. “Aunque esté pasando todo esto en el mundo, hay gente que sigue necesitando ayuda y tenemos que demostrar, ahora más que nunca, que una vida vale lo mismo, sea donde sea y en cualquier circunstancia” concluye Jorge González, bombero y miembro de Proemaid.

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