Opinión
La existencia es un premio

Una vez al año, algún país con un importante peso en el PIB de Europa ofrece un espectáculo esperpéntico en el que “adopta a un pobre” tras haber realizado un acto heroico. Su premio deja en el olvido a las miles de personas que son expulsadas de Europa.

A3 Inmigrante Hombre
Captura de pantalla
13 dic 2019 11:21

Lo escribí hace un año. Hoy la historia se repite. Hablo de Gorgui, el joven que salvó a un hombre en Denia. Podía reciclar el texto para adaptarlo al nuevo héroe anónimo merecedor de vivir. Podría cambiar el texto, lavarle la cara, pero voy a dejarlo tal cual para evidenciar la consistencia:

Una vez al año, algún país con un importante peso en el PIB de Europa —España, Bélgica, Alemania, ahora Francia [en referencia al caso de Mamoudou Gassama, de origen maliense, quien salvó la vida de un niño en París en mayo de 2018. N. del E.]— nos ofrece un espectáculo duradero un tanto esperpéntico de una ceremonia en la que “se adopta a un pobre”. Me vais a disculpar el lenguaje soez y franquista, pero es que es mucho más honesto y ejemplifica mucho más el discurso subyacente que el que pueda usar Macron para presentarse a sí mismo.

Es una ceremonia publica exactamente igual de bochornosa que la de aquellas gentes de bien que hacen tintinear el cepillo cuando van a a la iglesia. Europa —un país vale— adopta ostentosamente a un pobre. Pero, aclaremos, no puede ser un pobre cualquiera, la sociedad del espectáculo necesita que cumpla una serie de requisitos.

—Debe ser una persona en una situación económica, vital, familiar y social absolutamente extrema: en situación de demanda de refugio por una guerra, por trata, sin hogar, o sin papeles.

—Debe generar simpatía o empatía, sea por haber sufrido una agresión absolutamente desmedida y/o por cometer un acto absolutamente heroico, como puede ser rescatar a un niño o que una nazi de mierda le ponga una zancadilla mientras huye de una guerra con su hijo en brazos.

—Pero, sobre todo, tiene que haber una cámara. Es necesario que sea muy mediático.

Realmente lo que ocurre en estos momentos es que se corre el riesgo de que la población nativa, la votante, que habitualmente no se plantea esos problemas, pueda preguntarse, pueda acordarse de qué pasa con el trato que se da a quienes no vienen con la puerta abierta.

Pero los Estados son listos. Cogen a esa persona desconcertada y aterrada, que podía llevar uno, dos, 15 años intentando cruzar un muro insalvable para alcanzar simplemente la normalidad, y le ofrecen la nacionalidad o la residencia y un trabajito por obra y servicio en el que pueda cobrar un poquito más, 100, 200 euros, no mucho más que la media. Lo justo para que alguien diga “pues es un buen trabajo” y otro alguien diga “pero se lo ha ganao el chaval”.

Y esa persona, consciente de que no va a ver otra oportunidad así en su vida, la coge. Claro que la coge. Y hace bien. Se la deben.

Pero el país de turno —Bélgica, España, Alemania, ahora Francia— aprovecha para calmar el estupor entre una población televidente. Les ofrecen un final feliz, fotos, sonrisas a cámara, alguna lágrima, gente saludándolo en la calle como a los deportistas de élite. Y la población televidente sonríe, se siente satisfecha y cambia de canal.

Como si el resto fuesen los casos aislados. Como si el muro de Melilla fuese una espontánea e incontrolable rareza o la frontera turca fuese un fenómeno atmosférico y no estuviera toda la UE mirando para otro lado cuando muere alguien, como si el Mediterráneo no fuera una tumba de agua. Como si no fueran las leyes europeas las que determinan los procedimientos, las denegaciones, las que autorizan las deportaciones. Las que, ante homicidios claros realizados por cuerpos de seguridad de los Estados europeos, no los absolviesen porque recibían órdenes, como si Nuremberg nunca hubiese existido, como si los puntos 3 de los artículos 4 de los decretos leyes se pudiesen anteponer al primero de los derechos humanos.

Macron sonríe a la cámara. El chico sonríe, confuso y aliviado. Ya no le temerá al CRA. La población televidente no piensa en el CRA. Centro de Retención Administrativa. El equivalente a nuestros Centros de Internamiento de Extranjeros. Este tipo de prisiones son también únicamente para extranjeros, pero han eliminado esa palabra porque podría parecer xenófobo llamarlos “cárceles para extranjeros con faltas administrativas”. Sin embargo, son cárceles para extranjeros con faltas administrativas. Es tan fácil caer en una como traspapelar un documento, perder una cita, perder un trabajo... Los requisitos son absurdos, se exige un modelo de ciudadanía que ni la ciudadanía nativa, con su entorno social, su educación convalidada, su documentación reglada, puede cumplir. Podrían incluir al final el cuerno de un unicornio. Al menos dejarían claro que es una especie de broma de mal gusto y la imposibilidad de cumplir esa yincana.

El chico ya no le teme al CRA. Es el mismo de ayer, pero todo ha cambiado. Como un milagro. Macron sonríe en la pantalla y puede que, mientras tanto, 163 personas estén esperando su deportación a los países de los que huyeron por no poder enseñar una partida de nacimiento, viendo las noticias en la televisión del CRA.

Ninguna ley de extranjería se cambiará en Europa mañana. Al menos no para hacerse más laxa.

Cargando valoraciones...
Ver comentarios 2
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios 2

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...